Capítulo 30 - Plan B de emergencia.

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—¿Podrías desatarme? —dijo Effie, levantando un poco sus manos que ahora estaban pegadas.

—No, hasta que crea que no eres un peligro para los dos.

—Haymitch, por favor. No vuelvo a tocar el volante. Esto duele mucho, mis muñecas se van a marcar.

—Mmm... No. Podría dejarte así —le contestó bromeando.

—No seas cruel. Ya me duelen mis muñecas. Por favor, desátame. Me duele —pidió, mientras le hacía un puchero.

—De acuerdo —Se estaciono y tomó la navaja para desamarrarla. Una vez quitada, Effie lo abofeteo— ¡Auch!

—Eso fue por secuestrarme y... —otra bofetada más— está por amarrarme.

—Te hubiera dejado así —gruño y se volvió a sentar, mientras acariciaba su mejilla—Tienes la mano pesada, ¿sabías?

—¿Acaso es un cumplido?

—Como sea —dijo esta vez un poco molesto.

Siguieron con el largo viaje, tranquilos. Tuvieron que pararse en algunas partes para comer o para ir al baño.

Estuvieron dirigiéndose la palabra muy poco este día. Y al caer la noche, ella se quedó dormida, mientras Haymitch manejaba. Él no pudo evitar mirarla de reojo, se sentía un poco aburrido.

—Se siente una PAZ —dijo pero no esperando una respuesta— Y ya no es normal para mí. Ahora es una necesidad escucharte, princesa. Se te extraña —dijo, acariciando su mejilla— Raro pero sí.

Volvió a poner atención en el camino, mientras Effie abrió pocos los ojos, al escuchar todo. Tratando de esconder su sonrisa.

***

Al día siguiente Effie despertó y miro que aun Haymitch estaba en el volante. Se estiro un poco, llamando la atención de él.

—Buenos días, dormilona. Aquí está tu almuerzo —dijo, entregándole una bolsa donde contenia el alimento.

Ella lo tomó y vio por dentro.

—¿Hamburguesa para almorzar?

—Sí.

Ella estaba por replicarle pero aún estaba un poco dormida para pelear. Solo tomo la hamburguesa, le quitó la envoltura y le dio un mordisco.

—¿Ya almorzaste? —le preguntó, una vez ingerido el alimento.

—No, aún sigue en la bolsa. Como falta poco para llegar, decidí esperarme. Lo que sí, es que tomé un poco de tu refresco. Te dieron uno gigante y el mío lo deje por accidente.

Ella asintió y luego le acercó la hamburguesa a su boca.

—Muerde.

—No, es tuyo. Yo no tengo hambre aun.

—Que le des un mordisco o si no, no me lo comeré.

—Eff...

—Hazlo —ordenó y el sin más, obedeció..

—Listo, ¿Contenta?

—Sí —le respondió, mirándolo divertida. Él solo le sonrió.

Entre los dos, se fueron terminando la hamburguesa y el refresco. Ya había más comunicación entre ellos. Se decían cosas graciosas y jugaron algo muy típico.

—Pulguita roja —dijo, Haymitch, pellizcándola.

—Auch, eres un salvaje. Eso dolió —se quejó pero hizo lo mismo al ver una— Pulguita verde.

Mr & Mrs Abernathy (De Mentira)Where stories live. Discover now