Capitulo 22 - Tocando fondo

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—Dime, con que estas manteniendo a mi hija. En que trabajas con Plutarch —interrogó, Erwin.

Estaban en la oficina del Señor Trinket. Haymitch está sentado y fastidiado de que cada rato le pregunte lo mismo.

—A qué se debe todo esto. Si se da cuenta, no soy un muchachito de 15 años. Yo sé cómo cuidar a su hija.

—Pues lo pareces. ¿Con que mantendrás a tus hijos? ¿Con gansos?

—Un momento, Effie y yo aún no planeamos en tener hijos.

—Pero algún día los tendrás y tal vez pronto. ¿Cómo los mantendrías?

—Discúlpeme pero de lo que yo haga, será de mi incumbencia.

—Es mucha de mi incumbencia. Es mi hija. Y si a ella le llega a faltar algo o no se siente te feliz con su vida, te juro por mi vida que me lo pagaras.

—No le tengo miedo —desafió.

—Créeme que no sabes lo que soy capaz —amenazó.

—Erwin, cariño.... ¡Oh! Pensé que estabas solo —dijo Ellie, avergonzada.

—No te preocupes, Ellie. Él ya se iba.

—No, ustedes sigan. Yo solo quería decirte que el muchacho que nos iba a limpiar las ventanas, canceló. Necesitamos buscar otro —comentó. Erwin sonrió al tener una idea en mente.

—Tal vez Haymitch podría ayudarnos. Verdad, yerno.

—No como crees —apresuró, Ellie— Podría....

—Sí, con mucho lo hago señora Trinket —aceptó Haymitch.

—No es necesario querido. Mañana podre llamar a otro trabajador y....

—Ellie, basta. Él aceptó.

***

Minutos después, Haymitch se encontraba limpiando las ventanas con un frío enorme. Con cuidado quitó la nieve y el hielo de las primeras ventanas de abajo. Mañana seguiría con las del segundo piso.

—¿Todo para callarle la boca al papá de Effie? Vale la pena. Lo que no sabe él es que su hija me lo recompensará más tarde.

Siguió quitando y limpiando las ventanas. Eso parecía una eternidad pues era difícil dejarlas impecables. Se pasó casi toda la tarde limpiando todas las ventanas de abajo. Regreso a la casa muy cansado y temblando de frío. Ya no era un joven.

—Haymitch, hubieras tomado un tiempo para descansar. Ven, vamos a la chimenea —le dijo la señora Trinket algo preocupada.

Se quitó la chamarra, el gorro y las botas para lo ensuciar el piso. Se acercó a la chimenea y se sentó en el sillón más cercano.

—Te traeré un chocolate caliente.

—No se moleste, está bien.

—Qué cosas dice, querido. No me molesta en absoluto.

Desapareció y así pudo Haymitch maldecir en voz baja. No podía creer que por su orgullo haya aceptado limpiar las ventanas. Pero todo valdría la pena en la noche, haría gritar a Effie, por tal que su padre la escuchara.

—Aquí está tu chocolate. Esta caliente y puse algunos bombones —explicó— Disfrutarlo.

—Gracias.

Haymitch estaba a punto de tomar un sorbo pero escuchó un fuerte estruendo que le hizo brincar y cayera un poco de chocolate caliente en las partes masculinas de él. Se levantó de inmediato antes de que adentrara más en el pantalón.

Mr & Mrs Abernathy (De Mentira)Where stories live. Discover now