Capítulo 46 - De cualquier forma me casaré con ella

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Effie se sentía preocupada, bueno, más bien, angustiada.

Había pasado algunas semanas desde que Haymitch le pidió matrimonio y hace unos días lo notó extraño en su comportamiento, además de misterioso.

No entendía la razón de sus escapes en las mañanas ni cuando regresaba al anochecer. Él no le daba explicaciones y ella tampoco quería saberlo porque su mente le estaba jugando terrible. Y le dolía en el corazón pensar que él estaba arrepentido por el compromiso.

Sacudió su cabeza, negando su teoría. - Era una tontería-, pensó. Si él estuviera arrepentido, se lo diría en su cara, ¿no?

Sin embargo, seguía dudando.

¿Estaba huyendo de ella?

¿Se acabó el amor?

¿Se habrá dado cuanta que esto no era lo que quería?

¿Estaría viendo otra mujer?

Él no sería capaz de lastimarla ni serle infiel o decirle que fue un impulso al pedirle que fuera su esposa.

Tal vez solo estaba demente, y él se encontraba nervioso por la boda como la mayoría de los hombres.

Eso la tranquilizó.

Pero no por mucho tiempo.

Se sentía inquieta. No dejada de limpiar compulsivamente la casa o lavar de nuevo toda la ropa y dejar relucientes los calcetines y camisas blancas de Haymitch. Sin duda la agotó pero seguía estando inquieta.

Su prometido seguía sin aparecer de nuevo, ya era tarde para estar afuera o quizá no era tan tarde y solo se encontraba paranoica. Pero tenía sus razones, no quería que huyera de ella. No quería perderlo.

Se recostó en el sillón café de la sala principal, esperando su llegada. Se sentía algo triste y su mente no dejaba de torturarla.

Lo amaba.

Sin embargo, no paso mucho tiempo para animarse de nuevo al escuchar el sonido de la puerta abrirse.

No había huido como pensó, seguía estando con ella.

- Princesa, traje algo para cenar -dijo mientras cerraba la puerta, antes de dirigirse hacia a ella con una bolsa de papel en la mano.

- Espero que no sea una rata muerta -frunció la nariz fingiendo disgusto, no quería que notara su melancolía.

Él estallo de risa recordando cuando llevó un animal muerto a casa - Era una ardilla, preciosa -corrigió, sentándose a lado de ella un poco cansado, dejando la bolsa de comida en la mesa de centro- Y no, es comida preparada -se inclinó para darle un beso corto como en todas las ocasiones pero ella lo cambió a uno más largo y desesperado. Tan sucio como para arrancarle un gemido al hombre.

Él quería vengarse por eso, hacerla rogar con sus manos como castigo, tomarla ahí mismo, sin embargo, la detuvo tomándola de los hombros. Estaba consciente de que algo le sucedía, él la conocía. Y aunque no le gustaba dejar las cosas sin terminar, dejó su ego a un lado.

- ¿Qué te sucede? -dijo directo, mientras recuperaba el aliento.

Ella golpeo sus pestañas con inocencia - Yo solo estoy... hambrienta -mintió, inclinándose para besarlo.

- Hablo enserio -la aparto de nuevo, su voz había cambiado a una más seria y sus ojos grises la miraban con mortificación.

¿Cómo resistirse a esa cara? Era una de las muchas cosas que amaba de él, su preocupación por ella. Y en verdad quería decirle pero sus inseguridades la detuvieron de nuevo.

Mr & Mrs Abernathy (De Mentira)Where stories live. Discover now