¡Esto era un maldito día!, pensó en un momento el vencedor. Esta era la segunda vez en el día que lo sacaban de esta manera de un lugar. Aunque no sabia las razones que se le acusaban.
Le dolió al caer, sus brazos estaban raspados y sangrando al igual que sus rodillas por el pavimento.
Los gritos de Effie y Ellie no dejaban de cesar, pidiendo que se controlara y les diera una explicación por lo que acababa de hacer.
Haymitch se levantó como si nada, reprimiendo un gemido de dolor. No sabia cual era el problema de su suegro pero no le iba a dar la satisfacción de hacerle notar que estaba herido.
— ¿¡Que mierda le sucede!? —preguntó sin cuidado. Estaba demasiado molesto como para medir sus palabras.
— No te quiero ver cerca de mi hija. ¡Largate! —su voz era grave y seria.
— ¡Erwin! ¿Que te sucede? ¡Estas siendo muy...
— Las quiero a las dos adentro de la casa. Ahora —ordenó.
— No, hasta que...
Effie quiso replicarle pero al parecer su padre estaba enfocado en el rubio.
— Ya entiendo por qué te llevaste a mi hija al distrito trece —dijo, antes de lanzar un golpe con puño cerrado en la cara— Y ni siquiera te dignaste a darle un matrimonio. Solo la usaste.
— ¡PAPÁ! ¡PARA YA! ¿¡QUE TE SUCEDE!? —volvió a gritar chica pero esta vez parándose en medio de los dos.
— Entra a la casa, Effie. Tu y yo hablaremos seriamente.
— No, y te pido que te disculpes con Haymitch. Él no tiene la culpa de cualquier problema que tengas.
— Ya se que no están casados, y te quiero en la casa ahora —ordenó— Ya no tienes nada que ver con ese hombre.
Ella se congeló — No, ¿que estas diciendo? —trató de negarlo— Haymitch y yo estamos...
— Griselda me lo dijo —contestó— Ahora entra a la casa. Este asunto es entre él y yo.
— ¿Como que no están casados? —preguntó la señora Trinket aun sin entender.
— Ella es una hipócrita, ni siquiera es mi amiga...
— Basta de mentiras, Effie. Y obedece mis ordenes.
— Esta bien, papá, pero Haymitch no tiene nada que ver en esto. Mejor entremos a casa y te explico...
— Effie, no te lo repetiré dos veces —dijo, esta vez tomando del brazo de su hija con fuerza, estaba en su limite de tolerancia.
— No soy una niña y ya no controlas mi vida —dijo safandose de su agarre— Estos tiempos han cambiado, ya no tienes que preocuparte si encajo en la sociedad o mi reputación...
— Effie...
— Yo amo a Haymitch y si lo corres, me voy con él —le confesó.
— Por supuesto que no —replicó, sin importarle las objeciones de su esposa— Tú aun dependes de nosotros, eres mi única heredera. ¡No permitiré que malgastes mi dinero y tu vida con un infeliz!
— Tengo la edad suficiente para decidir mi propia vida —dijo fuerte y claro— No necesito tu dinero, puedo mantenerme sola. Deje que manipuladas toda mi vida, traté de ser perfecta pero para ti nunca fue suficiente. Fingi tener un matrimonio solo por ti, solo para "no arruinar más tu reputación". Tu sabes muy bien por qué decidí ir al doce, estabas avergonzando de mi —su voz temblaba, no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas— Yo sabía que no deseabas verme pero pensé que cambiaste de opinión cuando te apareciste de repente en el doce, pensé que habías extrañado a tu hija pero lo único que hiciste fue criticar mi vida, mi imagen..., ¡todo!
Hubo un largo silencio, nadie se animaba a decir una palabra, ni siquiera la señora Trinket que siempre tenia algo que comentar o sabia que no era conveniente y tenia que dejar que ellos arreglaran sus diferencias.
— No dejaré a Haymitch —continuó ella— Y si no lo aceptas, regresaré con él al doce.
— ¿Estas segura de esa decisión? —preguntó Erwin con seriedad, encontrándose con los mismos ojos azules.
— Si —contestó, y dio algunos pasos atrás para tomar el brazo de su pareja— Completamente.
El señor Trinket levantó la vista, para mirar al hombre que se encontraba a lado de su hija — ¿Y usted, que me puedes decir?
Haymitch pensó que esto era estupido, se sentía algo viejo para esto, además de que no expresaba sus sentimientos en público. Pero por otra parte, entendía la preocupación de su suegro, muchos padres quieren la seguridad de su hijos — Su hija me importa mucho y puedo asegurarle que dedicaré mi vida a protegerla.
Erwin asintió con su cabeza, pensando mas la situación — Entonces, afuera los dos de mi casa, vayan por sus cosas y largo —dicho eso, se dio la vuelta para entrar a su casa.
Inesperada respuesta, pensaron todos. Creían que las cosas se estaban arreglando. No se imaginaban que esto podía pasar. Todos estaban sorprendidos.
— Erwin, no puedes hacer esto —replicó Ellie mientras lo seguía, dejando solos a la pareja.
Después de unos segundos en shock, Haymitch notó que Effie lloraba en silencio y trataba de reprimir sus lágrimas inútilmente. Con precaución, pasó su brazo alrededor de sus hombros y la atrajo hacia él. No le gustaba verla de esa manera, se podría decir que le rompía el corazón.
Ella lo abrazó y escondió su rostro en el pecho.
— Princesa, si quieres... —respiró hondo antes de plantarle un beso en la frente— Puedo irme yo solo al doce y cuando estén mejor las cosas entre tu padre y tu, te esperaré...
— No, nos vamos los dos a casa. No te preocupes por eso —lo interrumpió, limpiándose las lágrimas y sonriendo para él— Hay que ir por nuestras cosas —le tomó de la mano y le plantó un casto beso.
***
Ellie no concordaba con lo que hizo su esposo y se sentía muy triste al ver que se iba de nuevo su única hija.
Haymitch y Effie se despidieron de ella una vez más, y prometieron mantenerse en contacto.
Mitchell había llegado justo antes de que se fueran, su madre le llamo, contándole una versión corta de lo que pasó. Él no le pensó dos veces para presentarse junto con su prometido y despedirse de su hermanita como era debido. Effie le entregó la carpeta en la cual planeaba su boda, estaba casi completa, solo faltaban agregar algunos detalles pero aun así la pareja gay le agradeció y le hicieron prometer que se presentaran a su boda. Haymitch aceptó, ellos también eran su familia ahora.
Fue una despedida muy triste, la mayoría de la familia Trinket se encariñó con el vencedor y él a ellos, debía admitir. Por una parte se sentía mejor regresar al distrito doce, estar de nuevo con los chicos, con su equipo pero también extrañaría a la rara familia de Effie.
Una vez en el auto de Effie, todo fue silencio. Decidieron ir por la carretera a pesar de que el tren era mas rápido, pero estaban cerrados, y además de que ahora en la carretera habían atajos, señales y rutas para llegar igual de rápido a su destino. Llegarían en dos días.
***
Por fin en casa.
El distrito doce seguía igual de frío, aun faltaba un mes para que llegara la primavera. Las plantas de Effie habían sobrevivido gracias a Peeta.
— Usa mi suéter, está muy frío —le ofreció, aunque sonaba más como una orden.
Pero ella no desistió, solo asintió tomando su suéter. Seguía igual de seria desde aquel día — Gracias.
Entraron a casa con las maletas, aun se mantenía de la misma manera como la habían dejado, con la diferencia de que había mucho polvo.
— Hogar, dulce hogar —comentó Haymitch tratando de animarla.
Ella rio como respuesta — Dulce hogar —repitió.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------
Primero que nada, espero con todo mi corazón que se encuentren bien todas las personas que presenciaron el terremoto en México. Espero que se encuentren bien he igual que su familia.
Tienen mi apoyo.
***
Bye, bye. Los quiero y espero que les haya gustado el capitulo n.n
~A