-Bien, muchas gracias, eres muy amable -le dices finalmente.
-De nada, señor. Su ropa está sucia y tiene heridas por todo el cuerpo. Será mejor que le lleve dentro.
Dicho esto, el duendecillo humano te lleva hasta la puerta, que mide un metro y medio, y te invita a pasar mientras tú agachas la cabeza un poco. Valoras su hospitalidad. Las criaturas del bosque suelen ser bondadosas.
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