Mamá quiso salir de compras al pueblo y me arrastró obligadamente ya que era mi día libre, a pesar de que yo tenía otros planes. Se suponía que Jimin vendría a verme.
Es divertido ver a mamá esforzándose en encontrar ropa de su gusto cuando sabes que en este tipo de tiendas no encontrará las marcas a las que esta acostumbrada, papá le trae algunas prendas cada vez que va al pueblo pero no es muy confiable que digamos. A pesar de que dice conocer hasta las posturas en las que ella duerme a la perfección, siempre trae ropas más grandes y mamá llora por que piensa que papá la encuentra gorda. Hasta yo me doy cuenta que no es eso, si no un mal calculo o quizás solo se acuerda a última hora y compra cualquier talla.
Bueno, en fin miraba a mamá que pasó de buscar ropa para ella y comenzó a buscar para mi.
Alzó un vestido floreado, de una tela muy delgada, que prácticamente se trasluciría si te lo ponías en un día muy soleado.
— No me gustan los vestidos — protesté.
— Comenzará el verano pronto y no te puedes pasar con pantalones todo el tiempo, cociendo tus piernas — me entregó el vestido — ve a probártelo.
Haciendo un puchero, intentando darle pena para que me dejará en paz de una vez y fuéramos a comer un helado, pero ella nunca cambiaba de opinión tan fácil, así que me rendí y entre a probarme el vestido floreado.
No se veía tan mal, y los colores eran lindos. Quise mostrárselo a Jimin y salir a pasear con él llevándolo puesto y si tenía suerte quizás me diría que me veía bien.
Finalmente compramos mucha ropa, mamá en broma se compro una lencería negra diciendo que era para molestar a papá y recordar sus días de jóvenes pero yo sabía que no solo sería de broma. Espero dormirme temprano hoy.
— Mamá — dije cuando íbamos caminando a la heladería.
— Dime cariño.
— ¿Que es lo que hacen tu y papá para que su matrimonio sea tan duradero? — me mira con bastante curiosidad — ya que ustedes nunca discuten y ese tipo de cosas.
— Pues... Supongo que intentamos no pelear por pequeñeces, si tu padre esta enfadado le doy su espacio y si quiere contarme lo escucharé — hace una pausa y luego sigue — no te diré que es así de fácil siempre, si te mantienes pensando solamente en ti y no en la otra persona, esa relación no durará. Aunque lo más importante en una relación no es la confianza, claro que es uno de los factores más importantes pero yo creo... Que lo más importante es el amor, si amas a una persona sientes que puedes dar la vida por ella. Yo daría la vida por tu padre y puedo asegurar que él la daría por mi y ambos la daríamos por ti bebé.
Estiró su brazo y yo fui hacía ella para que me rodeara. Caminamos así hasta una heladería muy pequeña y yo compre unos helados, la cafetería estaba cerca y podía verla desde el lugar que estaba sentada. Podía ver a Jimin levemente paseándose por el mostrador entregando café, luego se puso tras el mesón moliendo los granos y levantó su vista y la puso en mi.
Mamá toco mi hombro.
— ¿Me estas escuchando? — yo asentí a pesar de que no había escuchado nada — entonces vamos.
— ¿A dónde?.
— Donde Hoseok hija — dice — habíamos quedado que el nos llevaría a casa, con la compra de la semana.
Al entrar a la tienda divisé a Hoseok de inmediato, estaba reponiendo el azúcar, el dueño de la tienda nos saludo.
— Hola Hoseok — dijo mamá y este levantó la mirada.
— Hola — dijo con una sonrisa — termino esto y nos vamos.
Mamá asintió.
No sabía como explicarlo pero, había algo que se sentía raro, no nos habíamos visto desde hace días, no me había dado cuenta de lo mucho que lo extrañé. Él intentó no cruzar miradas conmigo, bueno debí esperarlo después de todo lo que paso.
Ya después él se saco su delantal de trabajo y se despidió de su jefe.
— Espera Hoseok — lo retuvo él, lo tomo de la camisa y le susurro al oído, yo le escuché — Piensa en lo que te dije, ¿ok?.
Hobi asintió y siguió con nosotras a la salida.
— Estoy tan cansada — exclamó mamá mientras yo miraba hacía la cafetería.
Mamá se puso en el asiento de copiloto, así que yo me metí a los asientos traseros, deslizándome lentamente para quedar cómoda, mamá y Hoseok hablaban pero me concentré en el camino así que no estaba segura de que iba su conversación.
Cuando pasamos por afuera del cementerio, me dio un escalofrío y recordé que de pequeña había ido sola, Hoseok había estado enfermo una semana completa y como no había visto a Jimin durante unos días, me había aburrido mucho. Mamá dormía en las tardes, un día me encaminé hacía la carretera, recuerdo que lleve una sombrilla ya que hacía mucho calor y también el vestido de satén que me encantaba, nunca me lo quitaba y mamá debía de perseguirme para lograr sacármelo y ponerlo a lavar (más bien, que la señora Jung lo pusiera a lavar). Durante el resto de la tarde me quedaba sin nada amurrada en mi habitación.
La verdad es que si lo pienso detenidamente yo no quería ir al cementerio, quería visitar a Hoseok pero terminé entrando allí de casualidad.
Me sentía emocionada al pasearme por lugares tan llamativos, las tumbas tenían grandes estatuas antiguas, algunas rotas... Y al final, me detuve en la más linda que había visto en mi vida, esa que parece que la hubieran hecho ese mismo día tan bien cuidada. Tan cuidada por Jimin (aunque en ese momento no sabía que era Jimin quien la cuidaba). Me subí sobre la tumba agachándome un poco ya que quería acariciar el rostro de la estatua, quería ver más allá de esa cerámica pálida.
Después de unos segundos de estarla mirando me di cuenta quién era, si que era ella, esa persona que aparecía rondando la casa y terminando siempre en el mismo lugar, mi ventana que daba a un pequeño banco del patio. Dónde siempre se sentaba Jimin.
Me senté en el banco más cercano a esa tumba y la observé por horas, estaba esperando algo y no sabía que, no era como si esa estatua tomaría vida y comenzara a caminar como cualquier persona, pero esperaba algo que nunca llegó. Luego de eso volví a casa, mamá estaba llorando y papá estaba paranoico ambos me recibieron con un abrazo y muchos besos y después me castigaron. Recuerdo que incluso Hoseok estaba en casa, con sus mejillas sonrojadas por la fiebre, todos habían estado muy preocupados por mí, él fue el único que no me reprendió por haber salido sin decirle a nadie se quedó a mi lado recostado a mi lado.
— ¿No me vas a reprender tu también? — pregunté.
— No es necesario — cerró los ojos — ya todos lo hicieron, no es necesario solo dime donde fuiste.
Le conté sobre la tumba que encontré y de lo segura que estaba que era el fantasma y él solo soltaba pequeñas risas mientras se sentía más adormecido debido a los medicamentos que le habían recetado. Acostada a su lado y arrastrándome para estar más cerca de su rostro susurré.
— Creo que era la novia de Jimin.
Hoseok abrió los ojos.
— ¿Como puedes asegurarlo?.
— No lo se pero lo presiento, cuando lo vea le preguntaré.
— Tu amigo imaginario es interesante.
Me quedé viendo a Hoseok mientras se dormía, en ese entonces él tenía once años y se estaba comenzando a sentir los cuatro años de diferencia de edad que teníamos.
Mamá se bajó de la camioneta y Hoseok la siguió llevando unas cuantas bolsas.
— ¿No vas a bajar?.
Yo negué.
— ¿Me llevarías al cementerio? — pregunté.
Terminó de llevar las bolsas y volvió a la camioneta, durante el camino no dijo nada, ni siquiera preguntó por qué. Solo me llevó allí. Al bajarme de la camioneta él salió conmigo pero se apoyó en esta.
— ¿No quieres venir?.
— No... Yo, no quiero — respondió él un poco desorientado.
— ¿Te encuentras bien? — me acerqué a el para verle mejor la cara.
Hoseok tenía un extraña sonrisa en su rostro y los ojos le tiritaban.
— Tal vez si deberíamos entrar — dice pasando por mi lado y caminó hacía dentro del cementerio dejándome atrás.
Yo lo seguí muy de cerca, el daba pasos largos y caminaba rápido, me concentré en alcanzarlo que no me di cuenta que me estaba llevando al mismo lugar que yo quería ir. A la tumba de Laura. Fue un poco extraño, ya que al llegar contempló la estatua y al tratar de avanzar chocó con la rejilla que rodeaba todo la zona de la tumba.
La corrió y se adentró rápidamente como si supiera que encontraría algo fascinante allí, recorrió en círculos la estatua, contemplándola. De pronto su risa me sacó de lugar, fue una risa forzada casi irónica.
— Se tomaron la molestia de hacer esto — su rostro se contorsionaba sin vergüenza, era extraño, un extraño, no era Hoseok — blanca, queriendo demostrar la pureza de ella, pero es divertido muy divertido.
— ¿Que es divertido? — lo interrumpí —podrías contarme el chiste ¿no?.
— Chiste... Claro ¿quieres que te cuente el chiste? — definitivamente no es Hoseok — tu eres el chiste.
Posó su mano sobre el hombro de la estatua y manchas negras comenzaron a esparcirse por ella, percudiendo esa blancura.
— Así debería estar, podrida — recalcó la última palabra — él no pudo salvarla y no podrá salvarte a ti.
— Tu no eres Hoseok — dije, volviéndolo a interrumpir, ahora estaba completamente segura, él no sabía nada eso — ¿Quien eres?.
— Eres muy astuta, me sorprendes— se alejo un poco de mi— tal vez te subestime un poco, de cualquier forma, así, como estoy ahora tampoco es como si pudiera hacer mucho para lastimarte, así que no tiembles tanto.
Y sin decir mas se marchó, intente seguirlo pero mis pies no se movían me quede allí, viendo a la estatua y sintiéndome realmente culpable, pero a la vez feliz, no supe el porque en ese momento pero supongo que es mas que obvio.
Ver mal a la mujer que él amo... o lo que queda de ella. Es cierto, yo soy un chiste comparada con ella, soy toda esa negrura que engulle la blancura de un amor que jamas obtendré, perdí mi oportunidad de amar y no creo que Jimin pueda amarme de una manera limpia.
Quizás todo termine mal, pero quiero arriesgarme, quiero tener de Jimin todo lo que esa mujer no tuvo en su tiempo de vida. No dejare que nadie se oponga, ni Miranda, ni Hoseok, ni siquiera este hombre.
Me quede allí, nuevamente esperando algo que esta vez si sabia que era pero de igual manera no llegó, Jimin no llegó.