Dulce venganza •TERMINADA•

By Thyfhanhy

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❝Luciana está dispuesta a vengarse de Luka Greisnar por haber jugado con su mejor amiga; pero no cuenta con q... More

♡ Antes de leer ♡
Sinopsis + aviso
Capítulo 0
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
I •TOBIAS•
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
I •LUKA•
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
I •MIKE•
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
II •TOBIAS•
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
I •TOTÓ•
Capítulo 46
II •LUKA•
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
III•LUKA•
III •TOBIAS•
Agradecimientos

Capítulo 49

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By Thyfhanhy


Buscar la manera de enmendar todo implica obligatoriamente hacer eso que es tan difícil para alguien como yo: dejar el orgullo de lado con todos, con Luka, con Totó y con Tobías y, además, esperar a que todo salga bien sin tener certeza de nada.

Mi vecino ha sabido tambalear todas mis teorías sobre el amor y sobre los hombres y de algún modo hizo que quiera hacer lo que nunca he querido por ningún otro: dar el primer paso. Él ya lo dio, Lucy. Ha dado muchos, pero tú lo empujaste y cayó hacia atrás. Como sea, Esmeralda, el caso es que yo debo arreglarlo.

El orgullo debería considerarse otra de las plagas del Señor porque destruye todo a su paso y deshacerse de él no es fácil.

El que Tobías se haya ido por unos días me facilita enormemente las cosas: puedo pensar con un poco más de claridad y no apresurarme y hacer todo mal. Está claro que no puedo engañar a Luka más y que lo nuestro acaba lo más pronto posible. Pero no estoy completamente convencida de intentar algo con Tobías aún, primero debo disculparme, aclararle las cosas y ofrecerle, por ahora, una amistad. Sin haber iniciado todavía una relación, ya metí la pata con mi impulsividad y mi tendencia a las decisiones estúpidas, no quiero ni imaginar lo que podría sentir él si la cago de alguna manera si me llega a tomar más cariño.

No pensé que llegara un chico que me hiciera pensar que no soy suficiente para él, pero ahí está él. Aún sigo sin entender por qué se fijó en mí, es obvio que somos de mundos paralelos, uno esperaría que él buscara el amor en una chica más acorde con él. Lo intimidaba cuando le hablaba, antes de tenerme confianza no podía dirigirme la palabra sin sonrojarse y eso lo hizo especial. No hay dos como él, es decir, me compró una estrella y un pingüino. Él es todo lo que una chica podría desear y más.

Como si fuera obra del destino, Luka se enfermó el domingo y no asistirá a clases hoy ni mañana, me lo dijo por mensajes. No hay nada más ordinario que terminar una relación por medio virtual así que esperaré a que vuelva, fingiré que mi celular se averió para no hablarle y arreglaré las cosas con mi amiga hoy para intentar iniciar una semana más optimista que la anterior.

—Eres valiente, Mer —comenta Mike. Me acompaña hasta la parada de bus y estamos esperando a que llegue—. Literalmente, te puse Mérida por la película Valiente.

—¿Y si no quiere hablarme?

—Si es tu amiga, lo hará. Mírame a mí, así me putees o me contagies de cáncer, seguiré hablándote. —Se encoge de hombros y yo me río—. Somos los verdaderos amigos.

—El cáncer no se contagia.

—Gracias al cielo la estupidez tampoco, si no ya me habría alejado de ti. —Le doy un manotazo en la cabeza—. En serio, Mer, ella te quiere. No te preocupes.

Vemos al bus a lo lejos y Mike me sorprende con un abrazo fuerte, susurrándome un «Tu puedes, estúpida» antes de irse y de que el bus pare frente a mí. Con un suspiro largo en el que pretendo tomar todo el oxígeno y el valor del vecindario, subo y busco con la mirada a Totó. El asiento junto a ella está desocupado y va mirando por la ventana. No lo pienso —porque si lo hago me arrepiento— y me siento a su lado en silencio. Cuando nota que soy yo, endereza la espalda y enfoca su vista al frente al igual que yo, con incomodidad.

—Hola —susurro—. ¿Me odias?

—No, claro que no. —Levanto la mirada encontrándome con la suya. Tuerce la boca hacia un lado, marcando su hoyuelo izquierdo y toma mi mano—. Eres mi mejor amiga.

—Lo lamento mucho, Totó. Por todo, ¿puedes disculparme? Hablaremos esto con calma, pero desde ya quiero pedirte perdón.

—Está bien. Ya estoy calmada también, no hay razón para no hablarlo. De todas formas, no dejaremos de ser amigas por esto. —Recuesta su cabeza en mi hombro un segundo y cuando se levanta está sonriente. Se acerca a mí para hablar sin que todo el bus nos escuche—. ¿Cómo están las cosas?

—Mal —confieso—. Debo contarte muchas cosas.

Obviamente el bus no es un lugar para hacer eso, así que como buena influencia que soy, la convenzo de que se salte la primera clase conmigo. Caminamos hasta el campo trasero del colegio y buscamos refugio tras un árbol donde pasamos desapercibidas.

Le cuento todo, desde mis citas clandestinas con Luka al teatro, al arroyo, en mi casa y en la suya, le confieso todo lo que pasa con Tobías y lo que ahora pasa con todos. Ella escucha atentamente cada palabra, limitándose a uno que otro asentimiento o negación. Al acabar, me cuenta su versión de los hechos con el chico del equipo de Luka.

—Te juro que yo no sabía que me había visto con Kellan —admite—. No fue nada, le dije que yo salía con Luka y quedó en eso; luego se mudó al otro lado de la ciudad.

—Te creo. Ambos se equivocaron en ese entonces, pero ni el más grande error justifica lo que te hizo o lo que hace desde entonces con todas.

—¿Quieres que hable con él? —ofrece—. Sigo odiándolo por lo que pasó en aquel entonces, pero de alguna forma ya no importa y eso es lo que te tiene ahora en aprietos. Quizás si hablo con él, puede... no sé... tomarlo mejor.

—No, Totó... —murmuro—. Esto es algo que yo hice, yo debo arreglarlo. Todo lo que ha pasado ha sido por un error de comunicación, eso es todo. Llevé muy lejos esto con Luka y no puedo engañarlo más... Sé que queríamos que sufriera, pero... —Suspiro sin mirarla, siento que le fallé— no puedo... lo siento.

—No te disculpes, Lucy. Por todo lo que me cuentas, Luka es un buen tipo, quitando el hecho, claro, de que pica más flores que una abeja... Pero supongo que él también es una persona diferente a quien era cuando salió​ conmigo. —Una risa amarga sale de mi garganta—. No debí dejar que hicieras esto, el rencor no lleva a nada bueno y acá está la prueba.

—¿No estás enojada?

—¿Por qué lo estaría? —Ríe.

—Porque el chico que te hizo sufrir me gusta, porque quise dañarlo y ahora soy incapaz de hacerlo, te he fallado... y porque le tomé cariño a Luka.

—No —afirma—. Lucy, él me dañó a mí hace muchos años y ya no importa, el tiempo cura todo y sí, él estuvo muy mal, pero no por eso todo el mundo puede ni debe odiarlo. Quizás está arrepentido, quizás no, pero soltando odio no haré que el tiempo vuelva y el momento se olvide. Yo lo conocí antes de que se volviera un mujeriego y me enamoré de él, no veo por qué cualquier chica no pueda hacerlo también. Tú no eres la excepción, si él te mostró ese lado dulce que me dices, no veo irrazonable que te haya gustado.

—Pero lo despreciabas.

—Y aún lo hago —asegura—. Pero ya pasaron dos años, Lucy. Quiero pensar que cuando salga de la preparatoria todo quedará en el pasado y él siempre será el recuerdo amargo de mi adolescencia, pero ni su vida ni la mía se detienen por lo que pasó. No te negaré que me duele que no me hayas tenido la confianza para contarme antes, pero lo estás haciendo ahora y eso basta.

—Pensé que si te decía que Luka era un buen chico conmigo te sentirías peor, creí que sería como presumir o algo así...

—Aprecio que te preocuparas por mí.

Y hablando de preocupaciones... Le cuento de Derek y de lo que la irrupción de Tobías en mi vida ha representado. Le confieso que llegué a pensar que Luka y yo somos iguales y que lo llegué a ver como posible pareja. Le cuento absolutamente todo.

—Lamento ocultarte todo... tenía miedo —digo. Ella toma mi mano—. No quería que vieras lo... ¿débil? que en realidad soy.

—Sufrir no es ser débil, es parte de vivir. Si no sufres un poco, no podrás apreciar la felicidad en su plenitud.

De la manera más inconsciente, cuando Totó pronuncia la última frase la imagen de Tobías llega a mí, haciendo que las comisuras de mi boca se levanten solas con un poco de nostalgia.

—Debo terminar con Luka. —Eso es, Roberta, sigue aplazando los pensamientos—. No debí decirle que sí en primer lugar.

—No podías hacer nada, no es tu culpa. Poniéndolo en el contexto en que lo pidió, entiendo tu respuesta. —Estamos ya casi acostadas en el césped, pero se incorpora de un momento a otro y me mira suspicaz—. Háblame más de tu vecino, es el chico que conocí en el cine, ¿cierto?

—Sí. Él es... maravilloso. —Muerdo mis labios ante su mirada chismosa buscando más información. Me siento también a su lado y me cruzo de piernas—. Creo que no he conocido a alguien así jamás en mi vida.

—Te dije que suspirarías pensando en un chico alguna vez —canturrea. Ruedo los ojos—. Debe ser muy especial, debes presentarlo oficialmente a tu mejor amiga, no en una cita grupal mal arreglada, sino una presentación de verdad. Ahora que me cuentas, como que entiendo un poco el rollo de esa cita, qué tontos los dos, saliendo juntos pero separados porque tú eres terca.

Sonrío con toda la melancolía que el recuerdo de esa noche me trae. La emoción de Totó cambia por una mirada suspicaz.

—De todas maneras, aún no sé qué pase entre nosotros, así que no te prometo lo de la presentación formal.

—¿Por qué? —Su mirada de "Estás demente, solo tómalo y sean felices" no me pasa desapercibida.

—No es tan fácil como ser terca y ya ... lo herí con esto de Luka y no quiero hacerlo de nuevo.

—¿Por qué lo harías de nuevo? —pregunta escéptica.

—Me conoces, Totó —respondo con la cabeza agachada—. ¿Qué tal si algún día me pongo estúpida y lo engaño? No es justo...

—No lo harás —dice con convicción—. Lucy, te diré algo. ¿Sabes por qué puedes estar con un chico y otro sin importar nada? Porque ninguno te ofrece más que eso, según me dices, él te quiere y mucho. La cosa es que no tendrás la necesidad de buscar algo en otro chico porque él te lo ofrece todo.

—Es realmente un buen chico.

—¿Qué te gusta de él? —Su mirada soñadora me contagia la emoción de nuevo.

—Todo, Totó. —Tomo aire, preparada para tener la charla de chicas sin omitir nada. Pero ella me interrumpe.

—¿De qué color son los ojos de Luka? —Arrugo la frente a su pregunta.

—¿Color miel? Cafés claros —respondo.

—¿De qué color son los ojos de Tobias?

—Grises. En la oscuridad toman un matiz casi negro y a la luz del sol son blancuzcos; son hermosos.

—¿Ves? Eso no lo puedes dejar pasar, Lucy. Estás enamorada.

Pulo mi mejor expresión de "¿qué tiene que ver una cosa con la otra?", arrugando la frente a la vez que entrecierro mis ojos. Sé que quiero a Tobías, pero no creo estar enamorada y además ese deducción suena ilógica.

—¿Por qué lo dices?

—Solo cuando amas puedes ver esos detalles. Apuesto lo que quieras a que sabes y tienes la imagen perfecta de cada parte de Tobías en tu mente. —En eso acertó, Roberta. Pero puede significar cualquier cosa—. Dudaste la respuesta de los de Luka porque nunca les pusiste una atención mayor, pero con el otro chico, te tatuaste su mirada porque estás enamorada.

—Exageras. Pero sí me encanta su mirada, nunca me habían mirado así —Río entre dientes, sintiéndome rara de escucharme decir eso—. Él es muy noble y acá entre nos —Me acerco y le susurro en confidencia y con una sonrisa ladeada—... sabe usar sus manos y sus labios a la perfección.

—Eres imposible... aunque es bueno que sepas eso antes de empezar nada, te ahorra una posible decepción.

Es genial poder tener a alguien a quien contarle cada detalle de la vida. Una confidente. Es decir, a Mike le cuento todo, pero cosas como los ojos de Tobías no son temas que salen entre nosotros.

—No imagino nada más romántico que una estrella —exclama ella luego de un silencio prolongado—. Lucy, ¿sabes cuántos de esos chicos quedan y que no sean gay o casados o estén muertos? —Niego, riendo—. Ninguno, él está en peligro de extinción; debes tomarlo sí o sí y de paso pregúntale si tiene un hermano o un primo. No pido mucho, solo que sea más alto que yo y que no sea un imbécil.

—Es hijo único, lo siento.

—¡Rayos! ¿Tal vez un mejor amigo? —Reímos fuerte y alto justo a tiempo para que suene el primer timbre. La hora pasó volando—. Vamos a clase, Lucy.

Ya que estamos arreglando todo, no hay nada de malo en que andemos juntas como uña y mugre; así que, haciendo caso omiso a las miradas de todos, incluyendo la de la rubia Katherine y su amiga extraña, vamos de gancho por los pasillos descasillerados de Crismain, como debimos hacer desde hace mucho.

Fase uno del plan: «Enmienda las mierdas que cagaste», completado con éxito.

Mi mejor amiga está de vuelta.


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