Dulce venganza •TERMINADA•

By Thyfhanhy

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❝Luciana está dispuesta a vengarse de Luka Greisnar por haber jugado con su mejor amiga; pero no cuenta con q... More

♡ Antes de leer ♡
Sinopsis + aviso
Capítulo 0
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
I •TOBIAS•
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
I •LUKA•
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
I •MIKE•
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
II •TOBIAS•
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
I •TOTÓ•
Capítulo 46
II •LUKA•
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
III•LUKA•
III •TOBIAS•
Agradecimientos

Capítulo 47

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By Thyfhanhy


Pensé demasiado anoche luego de que intentara dormir con Mike; obviamente mi descanso no fue mucho. Pero eso no es lo importante, el tema es que con cabeza fría se entienden mejor las cosas, se ven otros puntos de vista y se busca la claridad de las cosas. Luego de meditar y meditar, me di cuenta —con más firmeza— de que fui muy injusta con Totó. Mike tiene razón al decir que debí escuchar su versión en vez de solo creer las palabras de un borracho.

Desde ​que conocí a Totó en aquella feria nos llevamos bien, y en la distancia fue mi confidente y yo la suya. Me ha contado las buenas y las malas y he estado para ella, así como ella lo ha estado para mí.

Cuando llegué acá no pensé que las cosas cambiarían tanto; no solo ella, sino que yo también cambié. Al conocer a Tobías empecé a descubrir una parte de mí que no conocía y si bien debí incluirla en ello, no lo hice por temor a aceptarlo para mí misma o quizás por no querer quedar mal con ella al mostrarme como la enamoradiza que tantas veces juré no ser.

Orgullo puro y duro.

Y lo de Luka, bueno.... la visión que ella tenía de Luka contrastaba tanto con la que me mostraba él que temía decírselo y hacerla sentir mal. Totó es una muy buena amiga, eso no lo puedo negar, pero tiene problemas de autoestima y tenía miedo de herirla al decirle que Luka era una dulzura conmigo cuando me dijo cómo se comportó con ella. O la razón egoísta que también barajo es que le oculté todo porque me sentía de alguna manera especial con los tratos del chico que le rompió el corazón a ella y no quería que eso terminara.

Le oculté muchas cosas, algunas para no hacerla sufrir y otras porque me hacían sufrir a mí. Contarle de Tobías implicaba contarle mi pasado con Derek. Además de decirle los detalles que Tobías tiene conmigo, su forma de ser, lo que me hace sentir, saldría la pregunta más obvia que cualquier persona puede hacer: "¿Y por qué no estás con él entonces?". Contarle una cosa implicaba la otra y no estaba lista para verme vulnerable ante ella, quería ser yo la fuerte de las dos y hacer por ella lo que creía correcto.

Dicen por ahí que de buenas intenciones está lleno el infierno y creo que el motivo es que a veces, por intentar hacer más, creyendo que se hace un bien, terminamos dañando mucho más a las personas. Las buenas intenciones no sirven de mucho si se basan en engaños y mentiras.

Tomé la decisión de dejar de lado las estupideces que pasan por mi cabeza y hablarle hoy, quiero disculparme porque la manera en que le hablé no fue la mejor. El impacto inicial de las palabras de Luka combinadas con la declaración de sus sentimientos, desencadenaron en mí un rencor mal dirigido que cayó injustamente sobre ella, y Totó vale mucho como para dejarle de hablar por siempre por un malentendido. Igual lo que haya pasado hace varios años no debe ser tan importante para mí pues yo no estaba con ellos; el Luka y la Totó de hace unos años no son los que yo conozco y al no haber estado allí no puedo juzgar con fundamentos válidos a ninguno.

Siempre habrá cosas que queramos ocultar de los demás, no importa si son cosas trascendentales o nimias, pero todos tenemos secretos. Mi error fue tener muchos con ella, la falta de comunicación nos afectó al punto de casi dañar nuestra amistad y digo casi porque no estoy dispuesta a perderla.

Ella es mi mejor amiga y la quiero.

Encauzar las situaciones que se enredan justo ahora no es tan sencillo, pero el apoyo de Mike y el cariño de Tobías me dan el valor para plantarle cara a Luka y contarle todo. Puede que me odie o puede que en un caso remoto quiera conservar mi intento de amistad. Debo arriesgar a ver qué pasa.

Desde que empecé con este estúpido puesto de besos, Luka no ha salido de mi mente y busco una y mil maneras de decirle las cosas sin que me haga ver tan mal. El plan inicial era humillarlo, pero planeaba humillar a un chico idiota, egocéntrico, machista, caprichoso y que jugaba con las chicas por diversión; pero ese no es el Luka que conocí. No puedo humillar al chico dulce, inteligente, cariñoso, sensible y detallista que descubrí bajo la capa de idiotez que él mismo se impuso; mucho menos porque su motivo para ocultarse de los demás es el mismo que yo uso como escudo para no caer en el amor. Apuñalarlo a él sería apuñalarme a mí.

Mi corazón se aceleró cuando Tobías llegó al puesto, decir que no me emociono de solo verlo sería mentir porque él revoluciona todo lo que alguna vez pude llegar a sentir. Pero antes de poder decirle que aún no tenía las cosas arregladas con Luka, el rubio se apareció. Ver la forma en que sus ojos destilan cariño hacia mí, me hizo imposible objetar algo cuando expresó que sale conmigo frente a Tobías. No fui capaz de herirlo de esa manera y ahora están los dos frente a mí, el rubio agarrándome por la cintura y Tobías observando y ocultando su malestar.

—Tobías, su vecino —me interrumpe—. Sólo su vecino. Estudio en Midwest y vine a colaborar.

Algo muy adentro se me estruja por su manera de presentarse, pero lo entiendo, decirle que Luka y yo estamos juntos cuando según Tobías yo iba a romper con él ayer es un golpe bajo desde cualquier perspectiva, pero no puedo contradecirlo, no después de lo que pasó anoche. En un principio pensé que yo tenía la fuerza para solo mandarlo a volar, pero no soy capaz de herirlo de esa manera adrede y en público. No había visto a Tobías desde ayer en la mañana y antes de que pudiera saludarlo hace un rato, llegó directamente a besarme sin darme tiempo a explicar o decir nada.

Si tan solo Luka fuera un imbécil para que no nos importara dañarlo.

Pero no lo es.

Lo sé, Esmeralda.

—Bueno, cuídala mucho. —Su sonrisa es constante, pero yo que creo conocerlo sé que sus ojos están tristes y me mata saber que es mi culpa.

—Lo hago. —La ilusión que Luka refleja en la voz solo me dice que fue sincero ayer cuando me dijo sus sentimientos, no era producto del alcohol. Maldición.

—Debo irme —murmura Tobías y me mira—: Adiós, Lucy. Fue un gusto, Luka y... —Gira la mirada un momento— hay fila para un beso, parece que ella atrae al público; quédate pendiente de que no se propasen.

Ambos se ríen, pero no puedo despegar mis pensamientos de Luka y mi corazón de Tobías. Dios, no puedo creer que les esté haciendo esto a ambos. Desvío un segundo la mirada para ver a Mike que me observa con reproche y dolor en sus ojos. Mi vecino baja del puesto de besos y mete sus manos en los bolsillos. Tenemos que decirle algo, Esmeralda.

—Disculpa, Luka, debo... —Me suelto de su agarre a la vez que busco una excusa para acercarme a Tobías—. Mi mamá le mandó una razón a la suya, espérame acá, no tardaré.

Camino por donde lo vi alejarse y al rodear la carpa veo su espalda, troto hacia él y lo tomo por el hombro, cuando gira, me mira inexpresivo; no muestra nada con su gesto, más bien luce tranquilo.

—Tobías... —Trato de sonreír para quitar tensión al asunto, pero no me sale—, puedo explicarlo...

—No tienes qué. —Su falta de emoción alguna me sorprende, parece no querer reprocharme nada, pero me siento realmente mal—. Tú y yo no somos nada.

El impacto de mis sentimientos por Tobías es evidente solo cuando percibo el dolor de esas palabras.

—Es complicado, Tobías.

—No lo es, es bastante simple —arguye, con su rostro sonrojado y sin mirarme—. Escucha, Lucy, creo que con él...

—No lo digas —Dios, esto es difícil para mi orgullo—. Te prometo que hoy...

—No me prometas nada, no sé qué pasa por tu mente Lucy, pero no puedes jugar con dos chicos al tiempo.

El pinchazo que llega de golpe a mi corazón hiere más que cualquier dolor antes sentido; sus palabras queman por lo mucho que lo quiero.

—Tobías, te juro que no es lo que parece...

—Te quiero, ¿de acuerdo? —habla de nuevo y me toma una mano. Muerdo mi labio—. Pero él lo hace también, así que elige, porque yo no seré tu plan B.

Pasa su dedo por el dorso de mi mano y se aleja. Incluso en una situación así no deja de ser buena persona, una razón más para quererlo y para saber que es demasiado para mí. El corazón me late rápido y una sensación de vacío se aloja en mi estómago, ocasionando tensión en todo mi cuerpo.

Recuerdo que debo volver al maldito puesto donde el imbécil de Thomas me puso y mis pies caminan solos hasta allí. Los que acuden a estos puestos son en su mayoría —por no decir todos— nerds que jamás han besado a ninguna chica, así que con un beso en la mejilla se conforman. He besado más de ocho mejillas​ en un par de horas y ya no quiero hacer nada, pero la obligación me mantiene acá.

Cuando llego al puesto, veo solo a Mike, Luka ya no está. Me acerco a él antes de sentarme en mi silla.

—¿Y Luka? —Entrecierra los ojos y levanta el mentón, está indignado. Pfff—. Mike...

—Dijo que iba a hacer unas cosas y que en un rato pasaba por ti —espeta—. Muy amable, ¿no?

—Mike, no me​ mires así. —Agacho la cabeza, intimidada por sus ojos—. ¡Mike!

—Bien, no te diré nada. —Señala mi silla y a los tres tontos que hacen fila—. Sube, acabemos con esto temprano.

Resopla y me da la espalda. Blanqueo los ojos con cansancio y sigo con mi labor, pero no dejo de pensar en todo. No puedo creer que mi vida haya pasado de ser tranquila y controlada a... esto: hay un mujeriego que me quiere, hay un chico genial que también me quiere y la parte difícil es que perdí mi capacidad de que me valga un pimiento los sentimientos de Luka luego de saber que no es enteramente su culpa el lío e impulso principal de este plan.

Y Tobías... no, él no puede pensar que quiero que sea mi plan B, no. No puedo dañar las cosas con él antes de que empiecen, eso es una locura. No puedo jugar con Luka tampoco, pero en definitiva no puedo fingir que lo quiero más allá de una amistad.

Luego de seis chicos más decido cerrar el puesto; la maestra ya hizo su ronda de verificación y ya me vio participando, con eso es suficiente. Mike no quiso quedarse, cuando vio que había terminado, se alejó con el ceño fruncido a dar una vuelta por el lugar. Terminando de cerrar todo, llega Luka y me abraza por la espalda, cierro los ojos y suspiro antes de girar para buscar una manera de hacer esto con tacto.

Cuando volteo, me besa suavemente en los labios, no alcanzo a evitarlo y me sonríe con una dulzura que me parte el alma al saber que voy a terminar con él.

—Estás hermosa hoy, Rojita.

—Gracias, emmm... Luka, debo decirte algo. —Antes de decir nada, me toma la mano y me hala hacia el otro lado de la feria, dejando tirado a Thomas recogiendo lo que falta.

—Más tarde, primero ven —exclama, mientras me insta a caminar.

Llegamos al centro del gran lugar, los puestos están a nuestro alrededor y la gente está cada una en sus asuntos sin preocuparse por nada más; al menos la feria es un éxito: todos los puestos tienen clientes. Luka se posiciona frente a mí con sus ojos brillantes.

—Escucha, Luka...

—Eres muy especial —interrumpe, sacándome una sonrisa triste—, eso ya lo sabes... Todo el mundo lo sabe, he aprendido a quererte mucho por cada momento que hemos pasado juntos.

—Luka...

—Déjame terminar. —Asiento y guardo silencio—. Ya sabes que eso del amor no es lo mío, o eso pensaba hasta que... bueno, hasta que me preguntaste si tenía un tic nervioso y me di cuenta de que tal vez sí, pero era porque me ponías nervioso —Sonrío—. Lo cambiaste todo, Lucy.

Mis ojos tratan de humedecerse ante lo triste de la perspectiva de romper con él. Relamo mis labios que están resecos por los nervios y tomo aire fuertemente para buscar el valor de decirle lo que debo; pero antes de pronunciar cualquier letra, Luka señala tras de mí con una sonrisa.

—Mira...

Giro hasta dar con el primer puesto de la feria, cerca de la entrada: una venta de chocolates; la chica que lo atiende tiene en sus manos un letrero hecho a mano que dice «Lucy». Todos los clientes de ese puesto miran en nuestra dirección. El signo de interrogación se dibuja en mi cara, pero Luka pasa su brazo sobre mi hombro y señala al puesto de al lado. Traslado mi vista al siguiente lugar y el chico que lo atiende vendiendo llaveritos y botones, tiene otro que dice «¿Quieres»

Dios, esto no puede estar pasando, Roberta.

Sigo girando sobre mi eje mirando los puestos siguientes, todas las miradas están sobre mí, que observo estupefacta lo que sucede. En los tres puestos que nos rodean, los respectivos encargados sostienen también carteles que en total dicen lo que menos quisiera escuchar —o leer— justo ahora, al menos viniendo de Luka: «ser mi novia?»

Al terminar, mi cuerpo ha dado un giro de trescientos sesenta grados volviendo a la posición inicial frente al chico que me sonríe ampliamente y toma mi mano.

No puede ser, todos nos miran ahora.

—¿Qué dices? —pregunta con ilusión. Trago saliva y miro hacia un lado donde las chicas adolescentes hormonales tienen sus manos en el pecho y asienten con la cabeza impresionadas por el detalle. Al ver que no contesto, habla de nuevo—. ¿Quieres ser mi novia?

Hace años que no escuchaba esa pregunta, pero escucharla de su boca es como un balde de agua fría... no, es peor, es como un atentado a mi espalda con un hielo grande y duro. Duele demasiado. Y pesa en la culpa no poder responder de corazón como él quisiera... Pero estoy acorralada, no quiero herirlo y dejarlo en ridículo frente a más de sesenta personas chismosas que están esperando mi respuesta ante este gesto tan hermoso. El corazón me está saltando peligrosamente en el pecho, pero no es de emoción, es de decepción y de una sensación de arrepentimiento prematuro que quema las entrañas hasta dejar la herida abierta. Mis ojos se humedecen totalmente y siento la lágrima a punto de caer, a punto de rebosar la capacidad máxima del ojo y liberarse bajando por mi mejilla.

Cada pensamiento en este momento se dirige a Tobías y en lo que él significa para mí; excepto una parte que piensa en Luka y en la humillación que quiero evitarle. Así que a la vez que mis ojos no soportan más el peso de las​ lágrimas y se liberan, mi corazón también flaquea inclinándose más hacia el sentimiento de culpa que al de sentido común.

—Claro —susurro.

Esa simple palabra de cinco letras y dos sílabas me escuece la garganta más de lo que cualquier insulto lo ha hecho alguna vez. Me siento mal conmigo, mal por él, mal por Tobías, por Mike, por tomar las decisiones equivocadas que me trajeron acá, ahora y me pusieron entre la espada y la pared, sacando a lucir mi lado sensible; aquel lado que no puede lastimar a Luka aun cuando eso me ata —así sea temporalmente— y cuando sé que un chico genial que merece el cielo, sufrirá en el camino.

La gente maldita aplaude y Luka se acerca de un paso, me toma por la cintura y me levanta en el aire, dándome una vuelta y alimentando más mis lágrimas. Al bajarme, me besa fugazmente, las personas vuelven a sus asuntos y el rubio me rodea con sus brazos. Acomodo la cara en su hombro, con los ojos cerrados y ardiendo. Rodeo su cintura con suavidad, sintiéndome como la peor mierda del mundo. Sintiéndote como lo que soy. O sintiéndote acorde a como acabas de actuar.

Abro los ojos sin soltarlo y la visión más dolorosa entra por mis ojos para arraigarse en mi cerebro como una estampa imborrable.

Tobías nos mira fijamente, sus hombros caídos, sus labios aplanados en una línea que no demuestra enojo sino dolor. Mis ojos conectan con los suyos y la sonrisa más afligida y melancólica adorna su cara dándole el aspecto más vulnerable que he visto en una persona.

Articula con sus labios un «Está bien» y muerde su labio para dar media vuelta y alejarse, Mike está junto a él y le toca el hombro para irse a su lado, no sin antes darme una mirada de decepción inmensa.

—¿Todo bien, cielo? —murmura Luka al separarse de mí. Mis lágrimas nublan mi vista, pero sus ojos están tan felices que no puedo decirle nada en este momento.

Metí la pata de la peor manera.

—Sí, ¿puedes llevarme a casa? —pido—. Recordé que debo acompañar a mi hermano a una cita médica —miento.

—Por supuesto, vamos.

¿Cómo es posible que una mentira del pasado deje dos corazones rotos y uno engañado?  



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