Dulce venganza •TERMINADA•

By Thyfhanhy

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❝Luciana está dispuesta a vengarse de Luka Greisnar por haber jugado con su mejor amiga; pero no cuenta con q... More

♡ Antes de leer ♡
Sinopsis + aviso
Capítulo 0
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
I •TOBIAS•
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
I •LUKA•
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
I •MIKE•
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
II •TOBIAS•
Capítulo 43
Capítulo 45
I •TOTÓ•
Capítulo 46
II •LUKA•
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
III•LUKA•
III •TOBIAS•
Agradecimientos

Capítulo 44

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By Thyfhanhy


Con el frío calándome los huesos toco el cristal de mi ventana para empujarla un poco y abrirla totalmente. Salto para entrar, ganándome un golpe en la pierna antes de aterrizar en mi alfombra. Maldigo por lo bajo y cierro los ojos canalizando el dolor.

Son cerca de las cinco de la mañana, el cielo está de un tono grisáceo que espera por el lindo amanecer soleado; la neblina es abundante y no se oye nada alrededor. Desperté hace una media hora abrazada al torso de mi vecino, apreciando su respiración acompasada por el sueño profundo en el que se encontraba. Giré mi rostro al suyo y sonreí con alegría, con una felicidad reprimida que no había sentido antes al mirar fijamente a alguien.

Tenía razón con mis suposiciones de antes: Tobías es la cajita feliz completa y su timidez se pierde cuando agarra confianza.

No queriendo despertarlo, me removí un poco para soltarme de su caluroso agarre, gruñó por un segundo, pero no salió de la inconsciencia. Me vestí en silencio y le di una mirada cariñosa antes de salir por su ventana.

Ahora acá en mi habitación puedo pensar en todo lo que pasó ayer, cada instante y cada caricia, el roce de sus dedos sobre mi piel; es imposible retener la sonrisa amplia y los suspiros profundos que salen desde bien adentro.

Me coloco el pijama y me meto en mi cama. Decidí no quedarme más con Tobías porque si no amanecía acá, podría tener problemas, aunque no hay nada que desee más ahora que el calor de su compañía.

Mike se remueve incómodo cuando me recuesto a su lado, supongo que todo mi cuerpo está helado y la cama está muy calentita; de cualquier forma, no se despierta. Quisiera dormir otro rato antes de tener que levantarme para ir a estudiar, pero no puedo, los recuerdos de hace unas horas se plantan en mi cabeza, quitándome cualquier pizca de sueño y haciendo que mi mente fantasee con repetirlo pronto​.

Suena el despertador al otro lado de la habitación, me levanto con parsimonia a apagarlo sin borrar la sonrisa y me meto a la ducha. Es cierto eso de que el buen sexo quita el mal humor de las personas. Luego de salir veo a Mike despierto y sentado en la cama; de repente recuerdo que ayer me dejó botada en el cine y mis ganas de reclamarle se hacen presentes.

—Hola, Mer —saluda—. ¿Cómo...?

No lo dejo terminar y le asesto un almohadazo con el ceño fruncido, parpadea y antes de que reaccione, repito la acción una, dos y tres veces.

—¿Qué te sucede? —espeta, cubriéndose con sus brazos. Me acerco a la cama y le doy una palmada no tan fuerte en la cabeza—. ¡Auch!

—Eso es por dejarme sola ayer en el cine. —Se soba con la palma de su mano.

Suelto la almohada y me acerco a él para abrazarlo con fuerza, sintiendo el contraste de su piel caliente con la mía que está fría por el agua de la ducha. Me separo un poco y le doy un beso en la mejilla.

—¿Y esto por qué es? —murmura, envolviéndome con sus brazos.

—Por dejarme sola ayer. —Sonrío y me levanto a vestirme. Él prende el televisor y se reacomoda.

—¿A qué hora llegaste? No te sentí.

—Podría caerte un meteorito en la cabeza y no lo notarías —respondo—. Llegué hace un rato.

Al tener ya la ropa puesta, me acerco a mi amigo de nuevo; aún tengo tiempo, el bus pasa dentro de cuarenta minutos y quiero indagar sobre qué pasó ayer con mi amiga. Es él quien empieza la charla, con una sonrisa picarona en el rostro:

—¿Pasó algo con Tobías? —Solo escuchar su nombre hace que evoque su imagen de anoche y se me eleve la sonrisa—. Te acostaste con él —afirma, burlón.

—¿Pasó algo con Totó? —pregunto de vuelta. Se ríe con picardía—. ¿Tendrás algo con ella?

—No —dice—. Es una chica muy amable y besa muy bien, pero... llegamos a la conclusión de que no congeniamos.

—¿Por qué?

—No lo sé, simplemente somos diferentes, creo que podemos ser amigos.

—Oh, está bien, supongo. —Me encojo de hombros.

Eso es algo decepcionante, pero en realidad viven muy lejos y son muy parecidos de personalidad en algunos aspectos... quizás solo los opuestos se atraen.

—Así que no negaste el haber estado con Tobías —dice tras una pausa—. Dame detalles, Mer, no me esforcé en juntarlos para que no me cuenten nada.

—No te daré detalles —respondo y me levanto para tomar mi mochila—. Sólo te diré que hoy terminaré mi... lo que sea que tengo con Luka. —Sonríe ampliamente y salgo de la habitación.

Recuerdo cuando hace unas semanas Totó me decía que llegaría el chico que me hiciera suspirar por pensar en su sonrisa y yo me negué totalmente; pero ahora... ese rostro con cabello negro y esos labios que me acariciaron anoche de la manera más linda, me hacen soltar suspiros incontrolables cada cero coma dos segundos.

Al salir de casa y estar en la acera, me encuentro con Tobías —que al parecer estaba esperando a que yo saliera— y mi corazón empieza a latir fuerte. Dios, el efecto Tobías en mí es increíble.

—Hola, Lucy —saluda y se acerca, me toma por la cintura con suavidad y deja un suave beso en mis labios—. Estás muy bonita hoy.

—Gracias, tuve una noche maravillosa, eso me hace levantar de buen humor.

Sonríe algo cohibido y luego pasa su brazo por mi hombro; empezamos a caminar hacia mi paradero en silencio, mi brazo reposa en su cintura y mi otra mano se entrelaza con la suya.

—Cuando dijiste que necesitabas tiempo...

—Posiblemente solo hoy —interrumpo sonriente—. Te avisaré.

—Me parece bien.

Al llegar al paradero nos detenemos y me muevo de su lado para quedar ahora frente a él. De forma espontánea estiro el cuello y rozo su nariz con la mía en un gesto que habría detestado un par de meses atrás. Aspiro su aroma y cierro los ojos.

—Me encanta tu aroma.

—Y eso que uso perfume del económico —presume, sacándome una risa—. Debe ser porque me baño a diario.

—El hombre ideal —ironizo.

Veo a lo lejos que viene mi bus y reconsidero por un segundo la idea de no ir a estudiar y encerrarme con Tobías, pero llego a la conclusión de que no es buena idea, así que dejo un profundo beso en sus labios que termina justo cuando el bus se detiene frente a mí.

—Te veré después...

—Adiós, Lucy.

Supongo que acompañarme le descuadra el horario un poco porque recién me subo, sale a correr hacia el otro lado.

Me siento junto a Ramón con la mente en otro lado, específicamente en la habitación de Tobías, pero el sonido de la voz de mi compañero de asiento me distrae.

—Lamento dejarte ayer, Lucy. —Se disculpa el chico de los lentes.

—Está bien, Ramón. —Todo ayer salió a la perfección—. Mejor dime..., ¿qué pasó con Beth? —Meneo las cejas y él se sonroja ante mi risita entre dientes, aclara su garganta y responde en voz baja.

—Es muy linda, nos veremos mañana en la feria, su preparatoria también participa. —Sonríe involuntariamente y amplía mi propia sonrisa—. Va en segundo año y... me gusta.

—Espero que todo te salga bien —respondo con sinceridad.

Totó me mira con cara de «Me debes una charla» desde su lugar y sonrío para indicarle que hablaré con ella. Después de esto y de acabar con el tema de Luka, quiero contarle todo. A pesar de que supongo que se decepcionará por el cambio de planes, es lo mejor y sé que estará feliz por mí.
Me bajo del bus con la esperanza de encontrarme con Luka para aclarar todo pronto, mas no lo veo por ningún lado. Más tarde lo encontraré, hay toda una jornada por delante.

En la clase que va después del receso, recibo una llamada de ¿Luka? No lo he visto en toda la mañana.

Hola, Rojita.

Hola, Luka. Emmm... ¿dónde estás?

En mi casa, no pude ir al colegio hoy, tuve que ir al colegio​ de Mateo, larga historia. En fin, ¿paso por ti a las cinco?

—¿Para qué?

¿Ya lo olvidaste? La purga, te llevaré.

Oh... Si soy franca, ya lo había olvidado y el interés que tenía ayer por ir, desapareció por completo cuando descubrí una mejor manera de pasar el tiempo.

—Tengo que hablar contigo, Luka.

Lo haces después, Rojita. Hoy debes venir conmigo.

—No creo que...

A las cinco entonces paso por ti, Rojita.

Cuelga el teléfono sin darme lugar a responder. Bueno, supongo que se lo diré en la noche. Le pediré a Mike que vaya con nosotros; no pienso ir sola, no tengo la más mínima idea de a dónde vamos, pero si me advirtió que quizás debamos salir a correr, no me arriesgaré a ir sin Mike. Si algo pasa, que se joda Luka y salgo a correr con él.

No sé en qué momento Mike se hizo tan amigo del vecino, pero ahora vela y me regaña descaradamente en pro de la relación aún no existente de Tobías conmigo.

—Pues no me parece buena idea.

—No seas exagerado —acuso, al atarme los cordones preparada para salir.

No está seguro de que sea bueno que vaya con Luka, según él debería solo decirle que no antes de acompañarlo a La Purga y dejar hasta ahí por Tobías, pero no veo nada de malo. Podemos ir, saciar mi vena curiosa de qué es ese lugar, quedar como amigos y todo como nuevo. De todas maneras, Mike va o va, así a Luka no le parezca y si esperaba una salida romántica, pues se jodió porque vamos los tres sin lugar a objeción.

Cerca de las cinco tocan a mi puerta. Obedecí y me puse los zapatos cómodos con un jean sencillo, mi cabello va en una cola alta y Mike... bueno, él va como siempre: con una sudadera y unos vaqueros negros, él no es complicado para vestirse y menos si va de mala gana. Abro la puerta encontrando a Luka todo vestido de negro, pero informal; me sonríe, aunque su gesto se borra cuando mi amigo sale detrás mío.

—Mamá no me dejaba ir si no era con él —digo, antes de que objete algo. Hace una mueca de disgusto, pero no dice nada.

Tomamos un taxi que recorre cerca de veinte minutos hasta un barrio de dudosa seguridad con poca gente. Mike y yo nos miramos un instante con algo de temor en los ojos, hemos ido a muchos lugares juntos, pero nunca en un vecindario de este aspecto. Los edificios son todos negros o grises y algunos parece que estuvieran abandonados hace mucho; el olor a basura contamina el aire y hay varios callejones que no desembocan a ningún lado: son cerrados y completamente oscuros. Incluso parece que al sol le da miedo salir por estos lados pues a pesar de que no son las seis aún, está demasiado negro el cielo, además de que hay pocas farolas funcionando en las calles. Parece más un barrio fantasma que un sector de lugares turísticos o recreacionales.

Luka para el taxi y le indica al conductor que nos deje justo en la esquina de uno de los callejones. Bajamos y por instinto me agarro al brazo de Mike, pero Luka me toma de la mano y me aleja de él, así que no le queda de otra que empezar a caminar detrás de nosotros luego de resoplar.

—¿Dónde estamos, Luka? —pregunto en un susurro. No me gusta esto.

—Vamos a un... lugar clandestino —responde con total tranquilidad—. No te preocupes, no nos van a matar.

—Dudo eso —sisea Mike, ganándose una mirada envenenada del rubio.

—Si quieres puedes irte —espeta.

—No importa, Luka —intervengo, antes de que siga respondiendo—. Ya estamos acá, no nos vamos a ir. ¿Por qué se llama La purga?

—Porque acá llegan todos los chicos que no pueden entrar a un club normal por la edad —explica—, es decir, a los que "purgan" de otros sitios. Es un nombre ridículo, pero acá llegan todos y encuentras de todo. —Guiña un ojo y sigue caminando​—. Es bastante conocido además porque de vez en cuando llega la policía y toca huir, entonces para todos es atractivo esa adrenalina que puede producir.

Giro hacia mi amigo por un segundo y compartimos una mirada que comparte la misma incertidumbre. Francamente, las ganas de tomar otro taxi e irme con Mike a donde sea suenan mejor que quedarme a experimentar esa adrenalina, pero le daré el beneficio de la duda, quizás no es malo, tal vez es solamente un lugar de reunión de muchos adolescentes como nosotros que quieren huir de sus padres por unas horas.

Con una convicción que no me llega a la mirada, me dejo guiar por Luka que parece muy confiado de que no pasará absolutamente nada malo. 


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