Dulce venganza •TERMINADA•

By Thyfhanhy

1.2M 136K 49.4K

❝Luciana está dispuesta a vengarse de Luka Greisnar por haber jugado con su mejor amiga; pero no cuenta con q... More

♡ Antes de leer ♡
Sinopsis + aviso
Capítulo 0
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
I •TOBIAS•
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
I •LUKA•
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 37
Capítulo 38
I •MIKE•
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
II •TOBIAS•
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
I •TOTÓ•
Capítulo 46
II •LUKA•
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
III•LUKA•
III •TOBIAS•
Agradecimientos

Capítulo 36

14.3K 1.8K 862
By Thyfhanhy


La empatía es algo que no consigo muy seguido, más que nada porque no soy de tener muchas amigas y las pocas —Totó— que tengo, son muy diferentes a mí; sé la impresión que le doy a las chicas, todas me ven como una perra y no niego que lo sea por eso prefiero mantener distancia con todas y así, si hablan a mis espaldas, me vale cinco.

Ni qué decir de los hombres, para ellos, una chica como yo a más de un polvo no llega y eso está bien, pero estar con Luka hace que todo sea sencillo, pues podemos estar juntos sin estarlo realmente. A conveniencia de ambos y bajo el conocimiento de ambos de la situación. Sólo que él no sabe que se enamorará de mí, pero lo hará, y tampoco sabe que lo botaré entonces y pues... así será.

—¿Cómo te fue con los pastelitos? —pregunto a Will antes de acostarme.

Luka me trajo hace media hora, son casi las diez de la noche. Pensé que Will estaría en alguna habitación de motel o en algún bar, pero no. Quizás los pastelitos no salieron tan bien.

—Creo que no es buena idea darlos y decir que son especiales —dice—, a dos chicas diferentes... y que sean amigas.

—Eres un imbécil —comento—. Debiste solo darlos y ya.

—Lo sé —suspira—. ¿Y qué tal tu San Valentín?

—Estupendo. —Sonrío ampliamente.

—¿Y esa sonrisa de pendeja? —se levanta de su silla y se acerca a mí con una mueca burlona, ruedo los ojos— ¿La culisuelta se está enamorando? —le doy un manotazo.

—¡Te he dicho que no me digas así! —bramo. Ese apodo no es gracioso, pero mi amado hermano insiste en decirlo cuando me quiere molestar—. Y no, no me estoy enamorando, imbécil.

—Eso dice tu boca, pero tus ojos... —Levanta las cejas de forma pícara.

—Mis ojos dicen lo mismo —replico—. No me estoy enamorando de Tobías, así de simple.

—¿No salías con el rubio hoy? —¿Qué dijiste, Roberta? ¿Qué dijimos? No dijimos el nombre innombrable, ¿o sí?

Will ve mi rostro serio de «¿y yo que dije?» y ancha su sonrisa. Por mi parte no me sale ni siquiera un golpe hacia mi hermano. No puedes quedarte callada, ¡habla!

—Sí, con Luka, eso dije.

—Dijiste Tobías —contraataca—. Te estás enamorando del vecino —canturrea como una chica. Ruedo los ojos con indiferencia.

—Es lo mismo. —Me encojo de hombros—. Yo no me enamoro, soy despistada pero no pendeja.

Me alejo a mi habitación antes de que el interrogatorio continúe, escucho a lo lejos que se carcajea, pero prefiero no rebatir más. Dije Tobías, ¿y? Siempre me confundo y sus nombres se parecen. Muy poco, pero se parecen. Eso no es... ¡shhh, Esmeralda!

Sólo fue un accidente, estaba distraída, solo eso. Qué importa. No nos vamos a enamorar del vecino, Roberta. Ni de él ni de nadie. Tobías merece a alguien mejor y Luka no merece nada.

Ahora, si nos ponemos realistas, no he dejado de pensar en nuestro momento de ayer. Hoy con Luka no hicimos nada así que no he podido canalizar esos pensamientos. Nunca pensé que un chico como Tobías me atraería tanto, es decir, creo que si no lo hubiera visto sin camiseta desde el primer día, ni siquiera lo desearía; pero esa imagen más su personalidad tan contrastante han hecho que mi corazón se afloje un poco. Él con su manera de ser ha logrado llegar a donde otros ni siquiera se han acercado.

Cada que llego a mi habitación me repito que debo de pensar en otra cosa y ya, pero no puedo evitar el vistazo hacia su ventana. Y para mi sorpresa, está asomado también; al verme, sonríe y sacude su mano. Hago lo mismo, hace un ademán para que vaya. Muerdo mi labio y niego con la cabeza, pero él insiste. ¿Vamos? ¿Qué es lo peor que puede pasar? Vamos.

Salgo por mi ventana —con algo de dificultad— y camino a la suya, me ayuda a entrar y al dejarme en el suelo se recuesta en su cama.

—Hola —saluda—. Feliz día de San Valentín.

Entonces sonríe ampliamente y noto algo nuevo.

—¡Te quitaron los brackets! —exclamo emocionada. Él se ríe.

—Sí, estoy muy feliz.

—Te ves muy bien. —Me siento a su lado—. Enloquecerás a Mary. —Hace una mueca de terror. Me río.

—No, gracias.

—Dijiste que la invitarías a salir.

—Cuando empezara a enamorarme de ti —aclara. Bajo la mirada, pero él no se inmuta—. Y aún no.

La imagen de Tobías frente a mí mientras lame mi cuello llega a mi mente, obligándome a parpadear y carraspear suavemente.

—¿Qué hiciste hoy? —digo para romper el hielo un poco.

—Una cita esperada con el dentista —responde—, y luego ver películas, luego llegaste tú y acá estás...

—Yo fui al teatro —presumo—. Nunca había ido al teatro.

—Wow, una primera vez tuya —dice con mofa. Lo miro con los ojos achinados—. Ese chico es un afortunado.

—He pasado más primeras veces contigo que con él.

Al escuchar lo que sin querer se me salió, desvío la mirada. Se incorpora y se sienta junto a mí.

—¿En serio? —Pasa un brazo por mi hombro. Suspiro sin mucho humor—. ¿Cuáles?

—Subí a una casa en un árbol —empiezo—. Me colé en una habitación ajena. Me puse un gato en el abdomen. Y... —Me callo al pensar mejor lo que iba a decir.

—¿Y? —apremia.

Deja el orgullo, solo díselo.

Y me interesé en ti —susurro, con la vista en el suelo—, me interesa que no sufras... por eso me alejo de ti. Eso es nuevo también.

—¿No te interesas por todos con los que estás? —Giro a mirarlo con una sonrisa triste. Niego con la cabeza.

—Si fueras como los demás... no te habría detenido en la casita del árbol —murmuro entre avergonzada y sincera—, y te hubiera mandado a volar después de eso... y no estaría yo aquí ahora.

—Sabes que en cualquier momento puedes abandonar todo y yo estaré para ti —susurra y pone mi cabello tras mi oreja, rozando suavemente mi cuello con la yema de sus dedos.

Haciendo acopio de una mínima voluntad, me retraigo hacia el otro lado y él baja su mano.

—No lo haré. Tú debes conseguir a alguien mucho mejor...

Es tan triste saber que eso es cierto, porque Tobías se merece el cielo y yo no puedo dárselo.

—¿Crees que no eres suficiente para mí? —pregunta.

Sube de nuevo su mano a mi cabello y casi imperceptiblemente, acaricia mi cuello, causándome un cosquilleo mata neuronas. Asiento y esta vez no lo detengo.

—Sé que así es —susurro.

—Eso no es seguro. —Siento su calor corporal cuando se acerca y besa mi mejilla—. Sólo pídeme que te bese, será suficiente.

Dios, esas palabras me revuelven todo de manera incorrecta. Ese deseo de querer tumbarlo en la cama y solo disfrutarlo esta noche... pero no. Ahí está la cosa, no quiero disfrútalo solo esta noche, quiero disfrutarlo todas las noches y todos los días y cada momento y guardar en mi memoria cada caricia de sus manos y cada beso de sus labios y...

¡No, Lucy! ¡no pienses en eso! ¡No. Se. Puede!
Busca la maldita voluntad que sé que quedó en tu habitación y habla con firmeza.

—No te pediré nada.

Bien, eso sonó firme y, sin embargo, no lo detiene. Rodea mi cuello con su palma, la baja hasta el hombro y de vuelta, en un vaivén que me eriza toda la piel del cuerpo.

Mi espalda está encorvada y mis manos una sobre la otra. No me puedo mover. Ningún chico me había hecho eso antes, un calor empieza a subir y... oh, no ¡No te vayas a sonrojar! Es inevitable, el calor llega a mi cara totalmente, pero a diferencia de la última vez, en la boda, no es incómodo; al contrario, se siente muy bien.

Entonces besa el hueco en mi clavícula haciendo que enderece mi cuerpo. Mi movimiento brusco lo detiene por un segundo, pero cuando nota que no me levanto o volteo a mirarlo, sigue besando y empieza a faltarme el aire. Aprieto una de mis manos con la otra para que no se muevan a nada, pero mis pies tampoco lo hacen para irse a la mierda como deberían.

—Sólo pídeme que te bese —susurra en mi oído​, sin embargo, son sus dientes en mi oreja los que ponen la gota que rebasa el vaso.

Lo empujo con fuerza y lo agarro por las muñecas, me acomodo sobre él y le beso el cuello sin pensar en nada. Esmeralda, ¿dónde mierda te metiste?

—¿Por qué —digo sobre su cuello— me haces esto?

Se suelta de mi agarre y con sus manos acaricia mi espalda, mete sus dedos bajo mi blusa y rasguña suavemente. ¡Aléjate ahora!
Decido obedecer a Esmeralda como para variar y de un salto me bajo. Agarro mi cabello con rabia, Tobías no debe, no puede jugar conmigo de esa manera.

—¡Maldición, Tobías! —Se pone de pie frente a mí. El chico travieso de hace tres segundos es reemplazado por el tímido de siempre, le doy un empujón—. ¡No hagas eso!

—¿Por qué no? —Chasquea la lengua y resopla, su rostro se torna rojo y habla entre dientes.

—¡Porque no y ya!

—Si puedes estar con el rubio solo por una noche, ¡¿por qué no conmigo?! —explota.

Por un momento escucho realmente lo mal que sonó eso viniendo de él, pero solo puedo pensar en que espero de verdad que sus padres no estén en casa. Estoy perdiendo la paciencia por sus preguntas tan estúpidas, tratando de sacarme una respuesta inexistente y puedo terminar gritando como loca.

—¡No te compares con Luka, idiota!

—¡Eso era lo que querías tú, Luciana! —espeta—. ¡Dijiste que no mostraba mi deseo por ti como lo hace él! Pues... eso estoy haciendo.

—No es necesario que lo hagas, Tobías —siseo, aguantando la rabia—. Me gustaste así como eras en un principio, tímido y tierno y dulce conmigo. ¡Si quisiera a alguien como Luka, ya te hubiera mandado a la mierda para estar con él!

—Pues no te gusté lo suficiente como para estar conmigo —recrimina. ¿Es una ultra puta broma?

Mi cabeza gira de repente a mirarlo directamente y guardo silencio por un momento, me acerco a pasos lentos a él, con los ojos en llamas. Cuando llego a un palmo de distancia, Tobías traga saliva y encorva un poco los hombros.

—¿Estás reclamándome que no quiero tener sexo contigo? —pregunto en un susurro furioso, de esos que preceden a una tercera guerra mundial, o más prácticos, a una discusión con una mujer.

La única respuesta que obtengo es un sonrojo extremo de su parte. Imbécil. ¿Dónde está su maldito coraje ahora?

—No de esa manera —susurra más calmado casi conciliador, haciendo un puchero como niño pequeño. Entiendo que decirle eso a cualquier chica es demasiado grosero y que quizás no lo pensó cuando me lo dijo porque estoy segura que con cabeza fría no hubiera sido así—. Yo te dije que no te quiero para sólo una noche, te quiero para más que...

—Y yo te dije que no puede ser —corto. Cierro los ojos con fuerza para inhalar profundo, pero noooo, Roberta aún tiene mucho que decir—. ¡Mierda! Si tan solo pudiera estar contigo hoy y que mañana no me importaras... pero no puedo. ¡Y eso me mata!

—¿Por qué? —Un pfffff sale de su boca. Me acerco a él hasta quedar a un palmo de distancia, siseo con ira:

—Porque te deseo más de lo que he deseado a cualquier imbécil antes. —Frunce el ceño y se dispone a responder, pero lo interrumpo—. ¡Y el único motivo por el que ando con Luka es para distraerme y no lanzarme a ti!

Un silencio sepulcral nos rodea dejando solo un muy sutil eco de mis palabras que a los pocos segundos se apaga.

¿Realmente dijimos eso? La cagamos, Roberta.

—Pues gracias —ironiza—, no sabes lo mucho que me halaga que pienses en mí cuando estás con él.

—Eres un imbécil, Tobías —espeto.

—Imbécil tú, Luciana —explota. Abro mucho los ojos esperando que continúe—. Te digo que te deseo, que quiero estar contigo, y me dices que no puedes estar conmigo a pesar de que piensas en mí y lo deseas también. —Dicho así suena muy pendejo, la verdad—. ¡Qué lógica la tuya!

—¡No entiendes! —chillo—. ¡No puede ser!

—¡Entonces explícame!

—¡Porque Luka es un chico más! —espeto— ¡Y A TI TE QUIERO!

Cuando escucho lo que digo, la sangre se me baja hasta los pies. No fue solo una confesión estúpida hacia él, fue una aceptación total para mí y escupir así las palabras liberándolas de mi mente sin pensar, no estuvo nada bien.

¡Mierda, Roberta! La re-cagamos. ¿Por qué dijimos eso? ¡Qué vergüenza!

¿Qué?

—Mierda, mierda. —Restriego mis ojos con mis manos—. Nada, Tobías. Adiós.

Doy dos zancadas hasta la ventana, pero su mano toma la mía. Mis ojos se aguan y la ira me invade. No me enfurezco con él, sino conmigo por darme cuenta de eso en el peor momento y gritarlo a los cuatro vientos.

—¿Por qué te vas? —Me suelto bruscamente.

—Es el procedimiento. —Lo miro a los ojos con el ceño fruncido—. Después de humillarte lo más normal es irte.

—Dijiste que me quieres —dice—, ¿y piensas que te humillas? ¿Conmigo por decírmelo o contigo misma por descubrirlo?

—¡Cállate!

Se acerca y a la fuerza me besa en un momento de desesperación. Pero justo ahora no puedo corresponderle, no puedo dejar que esto avance más. Mis labios quedan quietos por un segundo hasta que mi cuerpo reacciona y con los antebrazos lo aparto.

—¡No me toques, Tobías! —Me acerco a la ventana de nuevo—. Sabía que esto no iba a funcionar. Lo nuestro. Ni amistad ni... ni nada —enfatizo cada palabra.

—¿Por qué no? —De nuevo esa maldita pregunta.

—¡PORQUE NO! ¡SÓLO ALÉJATE DE MI!

Me observa sin mover sus pies mientras me encamino a la ventana, lo escucho respirar hondo.

—¿Eso quieres? —susurra con tristeza.

Un par de lágrimas desgraciadas bajan por mi mejilla, pero no me derrumbaré más. No. Tomo aire y pongo expresión seria, con todo el dolor en el alma lo miro con desdén y hablo lo más confiada que puedo.

—Sí. Espero respetes eso.

Salgo de su habitación con el corazón en un puño. El frío de la calle de su ventana a la mía me sirve para aclarar un poco las ideas y al entrar a mi cama, puedo pensar con más claridad. De la manera como Tobías pinta la situación, realmente soy yo la del problema y ya estando sola me confirmo que así es. Amar no es complicado, cada quien lo complica cuando pone barreras de inseguridad, de miedo o de recelo e infortunadamente, las mías están bien puestas.

Quiero mucho a Tobías, acabo de descubrir eso, pero años de huir al compromiso, de dudas sin respuestas y de temor a arriesgarme, no se pueden borrar con lo que por ahora es un cariño pasajero y palabras bonitas, y sinceramente no estoy dispuesta a intentarlo.

Me da miedointentarlo. 



Continue Reading

You'll Also Like

69.5M 3M 60
Culpa mía es una película basada en la trilogía "Culpables" - Próximamente disponible en Amazon Prime. ¡Disponible los 16 primeros capítulos! **Ganad...
1.2M 136K 64
❝Luciana está dispuesta a vengarse de Luka Greisnar por haber jugado con su mejor amiga; pero no cuenta con que, en el proceso, su corazón empiece a...
8.7M 469K 49
Aaron Foster nunca supo en qué momento las cosas cambiaron con ella. Empezó siendo solo un juego para él, besos, toqueteos y pura diversión, nada más...
5.2M 557K 48
¿Cuál es el mejor lugar para trazar un plan de espionaje? El malhumorado Xiant Silver no tiene nada en común con la impulsiva Preswen Ellis. O tal ve...