Anioł [Park Jimin]. (¡HIATUS...

lalahorse द्वारा

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¿De qué tienes miedo? ¿De mí? No te preocupes, soy el único que es incapaz de hacerte daño. ¿Por qué? Porque... अधिक

Prólogo.
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Baile
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Beso
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Laura
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Jimin
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Para Jimin
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lalahorse द्वारा

El día de hoy no me sentía para nada bien. Mi cabeza no paraba de zumbar, pensé en llamar a Robert para decirle que no iría hoy, pero recordé que no tengo su número telefónico, ni el de Adriana, ni de nadie de mi trabajo.

Mi contactos en el celular se resume entre:

-Mamá.
-Papá.
-Sam.
-Hoseok.

En eso comencé a preguntarme si Jimin tendría celular.

Mmm, tal vez no, él es una persona que aparece en el momento indicado. Es como si supiera donde estoy.

Como dijo, el puede "sentirme". Todavía no acabo de entender a que se refiere. Es tan extraño.

Me senté en mi cama y saqué aspirinas de mi velador, me tomé algunas para apaciguar el dolor y me levanté.

Después de desayunar el sándwich de jamón y queso que me había preparado la señora Jung, Hoseok llegó a buscarme, no si antes comer un poco de mi pan.

— ¡Oye! — exclamé fingiendo indignación.

— Si no te apresuras llegaremos tarde — tomó jugo de mi vaso y su mamá le dio una leve palmada en la cabeza.

— ¿No comiste en casa? — preguntó y Hoseok asintió mordiendo nuevamente mi pan.

Cuando finalmente estábamos en la camioneta y, brillantemente a la máquina se le ocurrió no partir.

— ¡¿Es en serio?! — exclamó Hoseok, era la quinta vez que intentaba hacerla partir, salió de la camioneta y abrió el capó.

Al parecer algo me dice que no vaya a trabajar, esta vez me aseguraré de pedirle el número a Robert y Adriana, quizás también se lo pida a Liam y, quizás Jimin no tenga. 
El sonido ronco que hace la camioneta me hace dar un gran salto y finalmente salgo de mis pensamientos.

— Este vejestorio está cada vez peor — dice entrando a la camioneta.

— Tal vez deberías cambiarlo — le digo — ¿porque no hablas con mi padre?, él te ayudaría a sacar uno nuevo.

— No podría pedirle algo así, además con mi sueldo estaría pagando el resto de mi vida.

Yo asiento y me concentro en el camino al pueblo, pasamos por aquellos árboles que me permiten llegar a la pradera.

Cierro mis ojos y intento dormir unos minutos, las aspirinas se estaban demorando en hacer efecto. Probablemente me enfermaré. 
Siento como Hoseok apoya su mano en mi frente.

— No te ves bien.

— No me siento bien — dije.

— ¿Te llevo a casa? — negué.

— Ya casi llegamos al pueblo — digo apoyando mi cabeza en mi mano — solo desperdiciaras gasolina, no te preocupes en un rato se me pasará.

El paró la camioneta justo en la entrada del pueblo y metió su mano en mi nuca.

— Esta fría — digo — es reconfortante — lo miro, y él no aparta su mirada de mi, mirándome como si hubiera algo nuevo que descubrir en mi rostro — ¿que sucede?.

El lentamente acercó mi cabeza a su rostro y depósito un suave beso en mi mejilla, la piel se me erizó y me alejé de él.

— ¿Que haces? — bajé mi cabeza sin mirarlo.

Él se endereza en su lugar posando sus manos en el manubrio y hace partir la camioneta. Dejándome en la cafetería.

— Que tengas un buen día.

— Tu igual — digo y se va a su trabajo.

Me meto por el callejón y entro a la cafetería, estaba frente al espejo intentando tomar mi cabello pero había olvidado traer alguna coleta, salí del baño y intente buscar a Adriana, quizás ella tiene alguna que le sobre. Pero ella no se asoma en ningún momento.

Comienzo a buscar en los casilleros que están vacíos, abro uno y tiene una chaqueta de cuero dentro.

— ¿Perdiste algo en mi casillero? — preguntó alguien a mis espaldas. Me volteé rápidamente, era Jimin.

— Oh, no — lo cerré — lo siento, pensé que estaba vacío, ya que no tiene tu nombre.

Todos tenían nombre incluso el mío.

— Yo se lo saqué.

— ¿Te irás? — pregunté.

— No, simplemente que el jefe escribió "Jemen" en vez de "Jimin " me reí — ¿buscabas algo _____?.

Cada vez que decía mi nombre, sentía un hormigueo en mi panza.

— Perdí mi coleta y estaba buscando algo con que amarrar mi cabello — solté finalmente.

El dirigió su vista a su muñeca donde tenía puesto una gomilla negra.

— Date la vuelta — me dijo y yo le obedecí sin reprochar nada.

Sentí sus manos en mi cabello. Deslizaba sus dedos por mis mechones intentando desenredarlo.

Él lo hacía tan suave que mi piel se erizaba, se sentía bien,  como un masaje. Podía sentir el olor a lavanda que desprendía y eso me gustaba. No pude evitar sonrojarme cuando terminó.

— Gracias — dije.

Le había quedado mucho mejor de lo que yo habría hecho.

— Me aseguraré de devolverlo después — continúe.

— Esta bien, puedes quedártelo si quieres — levantó su mano y sacudió mi mejilla derecha yo lo miré sorprendida — tienes migajas de pan.

— O... Oh~ — solté una risa nerviosa — es que desayune rápido hoy.

Que vergüenza.

Se quedó frente a mi un buen rato, aún tenía la ropa en mis manos y ya era lo suficiente tarde como para quedarme mas tiempo ahí.

Traté de moverme pero el posó su mano izquierda en los casilleros evitando mi salida.

— ...¿Qué... Haces? — apenas sonaba mi voz.

— Hay algo que quiero contarte.

— ¿Es muy importante? — pregunté con la voz en un hilo.

— Muy. Importante — el estaba completamente serio.

Se me erizó la piel por su tono de voz, me volteé para que estuviésemos frente a frente.

— Dímelo — dije sería.

Abrió su boca para hablar pero el ruido de cristales rompiéndose seguido de unos gritos llamaron nuestra atención.

— ¡¿DÓNDE ESTÁS?! — gritó una persona desde la otra habitación.

— ¡No puedes entrar ahí! — gritó Adriana.

Abrieron tan fuerte la puerta que chocó con los casilleros, era la mujer del otro día.

Se acercó rápidamente a nosotros, tomó a Jimin de la blusa y lo empujó a los casilleros, tan fuerte que los hundió.

— ¡No te atrevas! — le gritó a Jimin.

Él la miraba sereno.

— Yo hago lo que se me dé la gana — respondió.

— Eres un... — no alcanzó a terminar la frase.

— ¡¿Qué crees que haces?! — interrumpió Adriana, estaba roja de furia — ¡no puedes entrar a la cafetería si no esta abierto!.

La mujer no apartaba la vista de Jimin, sus ojos se veían grises probablemente por la poca luz de los vestidores.

— ¡Liam llama a la policía! — ella salió de la habitación.

— Aún tienes tiempo — dice — ven conmigo — se veía acabada, triste, sus ojos estaban azules ahora.

Parecía como si no hubiera nadie más aparte de ellos y eso que yo estaba al lado de Jimin. El ambiente había cambiado de tenso a incómodo ya veía que en cualquier momento juntarían sus labios y se reconciliarían de cualquier tipo de relación que tuviesen.

Traté de salir de ahí pero Jimin tomó mi mano y la chica se dio cuenta, su cara volvió a enfurecerse.

Con su mano izquierda me cogió del brazo. Bruscamente me tiró y caí al suelo, sentí como tronaron mis huesos, está mujer era increíblemente fuerte.

Me quejé por que mi hombro dolía y bastante. Mis ojos se pusieron acuosos no podía mover mi brazo derecho. Dirigí mi vista hacía ellos.

Jimin tomaba del rostro a la mujer y la levantaba sólo con una mano, ella sujetaba el brazo de Jimin y ni siquiera se veía asustada. Él parecía una persona desconocida ante mí, el rostro sereno que solía mostrarme era muy diferente a la de enojo que tenía justo ahora, ni siquiera parecía la misma persona.

— Escúchame Miranda — chistó — estoy harto de que te interpongas en mi vida, déjame en paz de una vez, no volveré jamás entiéndelo.

— Vida... — dice ella apenas — tu no tienes vida Jimin — puso énfasis en el nombre — ¡tu no tienes ni siquiera un futuro! — Jimin la lanzó al suelo, cayó de golpe y se levantó enseguida — pasará lo mismo que antes, ella morirá y tú — rió — te quedarás ahí, siempre.

Jimin se acercó nuevamente a ella, la golpearía otra vez.

— Basta — digo y él lo hace.

— ¿Te das cuenta? — le dice — ¿lo imbécil que te ves ahora?.

Dio medía vuelta y salió por la puerta de escape, Jimin se acercó arrodillándose frente a mí y tocó mi hombro.

— ¿Te duele mucho? — presionó.

— ¡Auh! — corrí su mano — ¡si!. 

Adriana entró con un policía, miró la habitación.

— ¿Dónde esta? — preguntó.

— Escapó — dije y ella agrando los ojos como un plato — por la puerta trasera — apunté y el policía salió en su busca.

— ¿y que te pasó? — preguntó Adriana.

Miré a Jimin — la mujer me empujó — tragué saliva — creo que caí mal y, se me salió el hombro.

— No — dice Jimin — sólo es un esguince.

— No creo que podamos abrir hoy — apareció Robert desde la puerta — esa señorita, rompió el cristal de la puerta.

— ______ necesita ir al hospital — dijo Adriana — y tu Jimin, ¿estas bien? — lo miró y después los casilleros volviendo su vista a él.

— Estoy bien — dijo, me ayudó a pararme.

— Todos pueden tomarse el día de hoy — Robert sacudió su cabello — mañana abriremos, veré como tapar la puerta — se volteó hacía mí — ______ ve al hospital y tómate los días que sean necesarios.

Me dio leves palmadas en mi hombro bueno y salió del lugar.

Al final Hoseok vino a buscarme, Adriana se tomó la molestia de ir a buscarlo, me llevó al hospital. Se demoraron bastante en atendernos, tanto que le dio tiempo a mi madre para llegar. 

— ¡Cariño! — exclamó y corrió a abrazarme yo chillé cuando me abrazo, por el dolor — ¡Oh lo siento bebé! — se quedó de pie nerviosa — ¿Quién te atacó de esa manera?.

¿Debería contarle como fue todo?. ¿Contarle sobre la sobrenatural fuerza de esa chica?. No, no creo.

— Fue un asaltante — rayos — UNA asaltante — me corregí.

— ¡Oh dios! — exclamó mamá — hija sabes que... Después de pensarlo detenidamente, creo que es mejor que dejes de trabajar — se rió — en realidad no lo necesitas.

— Ah... Yo no quiero irme — digo — me gusta trabajar ahí.

— Pero... — escuchamos mi nombre y yo me levanté con la ayuda de Hoseok.

— Estoy bien mamá, sólo es un esguince — traté de tranquilizarla — además Robert dijo que me tomara los días necesarios para descansar.

Finalmente el doctor me revisó y me dijo que efectivamente era un esguince, necesitaría dos semanas de reposo por lo que no debería ir a trabajar.

•••

Ya han pasado algunos días que estoy en mi casa me aburro tanto que llamó a Sam dos o tres veces al día.

— ¡Mujer! — exclamó sam — ¿tanto me amas ahora que estas aburrida? — era la segunda vez que la llamaba hoy.

— Es que... — me estiré en mi cama — de verdad me aburro.

— Pero, sal a caminar — alzó mucho su voz — no se, lee o escribe.

— Adivina qué... — dije — no puedo mover mi brazo, el Doctor me lo prohibió.

— Mmm — se quedó en silencio unos segundos — touché — volvió a quedarse callada — entonces lee algo, no necesitas escribir de esa manera.

Miré la lonchera metálica — si, creo que eso haré.

Después de un buen rato intentando despedirnos, finalmente cortó ella y yo tomé la lonchera. Dudé en abrirlo, no lo hice cuando mágicamente apareció en mi habitación. Ese día que se lo "dejé " a Jimin.

Cuando mis dedos estaban lo suficiente manchados de polvo, la abrí y una oleada de olor a lavanda llegó a mi rostro, estaban los papeles y un pequeño racimo de lavanda estaba atada a una diminuta cinta dorada.

Deje caer todos los papeles a mi cama, comencé mirándolos uno por uno y, había uno que no recordaba haberlo visto antes.

Era un dibujo muy mal hecho de Jimin y atrás de la hoja alguien escribió.

"Yo nunca te olvidé, tu fuiste la que olvidó primero."

No era mi letra, era una mucho mas presentable incluso estaba en cursiva. Es su letra, la de Jimin estoy completamente segura.

Jimin.

¿Que sentía por él en ese tiempo?.

El silencio inundó mi habitación y solo se escuchaba el sonido del colgador. Cerré mis ojos, sería sólo unos instantes pero me dormí. Cuando desperté ya estaba oscuro, saqué el celular que tenía a mi lado para ver la hora, ya eran las 23:10.

Me quedé unos segundos más mirando el colgante que todavía se balanceaba, mi ventana aún estaba abierta, lo que quería decir que ninguno ni papá ni mamá se había pasado a mirarme o al menos no cuando ya estaba oscuro.

Ya comenzaba a sentirse fresco por lo que me senté decidida a cerrar la ventana, pero fuera se encontraba Jimin sentado en la banca. Me quedé en silencio, no se me ocurría nada para decir por lo que me quedé ahí viendo como no apartaba su mirada de mí.

— Es extraño no verte en la cafetería — dice — así que decidí venir a visitarte, como lo hacía antes.

Me apoyé en el marco de la ventana.

— ¿No tienes frío allá afuera? — pregunté, él se me quedo viendo dudoso unos segundos, hasta que entendió lo que intentaba hacer.

— ¿Porque lo tendría? — una sonrisa maliciosa apareció en sus labios.

— Eres raro — digo — muy raro.

Se me quedó viendo nuevamente y vi como se perdía en sus propios pensamientos, varios minutos después decidió decir algo finalmente.

— Ten cuidado de Miranda — Jimin tenía una voz tímida, por lo que hablaba muy bajo — ella te esta vigilando.

— ¿Miranda?.

— Sí — se apoyo en el respaldo del asiento — procura no estar mucho tiempo sola en un lugar.

— ¿Así de peligrosa es?.

— Muy peligrosa — dice.

— ¿Eso era lo que querías contarme?  el asintió — gracias.

Desvío mi mirada de el y me concentro en la luna, hoy está llena, es tan bella. Brilla como si no hubiera un mañana, como si no tuviera problemas. 
Cogí el papel que estaba más cerca a mi mano y lo mire detenidamente.

— Era toda una artista de pequeña — dije sarcástica, era el dibujo que le había regalado — te ves triste en el dibujo.

— Me dibujaste de esa forma porque así me veías — se levantó y se acercó a mí para ver mejor el papel — o al menos eso decías.

— ¿Estas triste ahora, Jimin?.

— Nunca he sido feliz — su cara estaba completamente seria.

— ¿Tu no eres de aquí cierto? — pregunté sin mirarlo.

— ¿Lo dices por mi rostro?.

— No. Quiero que me digas quien eres realmente — mi voz estaba firme — me lo contaste cuando era niña ¿no?, será lo mismo.

— Confiaba más en ti en aquél entonces — tomó distancia de mi.

Desvíe la mirada de sus ojos y me concentré en el las hojas que yacían bajo sus zapatillas. Con su mano derecha levantó mi vista para hacerla quedar en sus oscuros ojos, me sentí perdida mientras lo miraba como si me fuesen a absorber. Me asusté y corrí mi rostro.

— ¿Cómo podías confiar tanto en un niña de tan solo doce años? — le pregunté.

— Por que alegrabas los días que para mí eran eternos y molestos — dice — eras tan alegre y vivaz pero ahora estas tan marchita que no se si eres la misma ______ que conocí.

Mis ojos se pusieron acuosos de inmediato y escondí mi cara en los brazos que tenía apoyados en el marco de la ventana.

— ¡¿Y que sabes tu?! — mi voz se cortó y tomé aire — ¡se que no soy la de antes!

Me quedé unos segundos más escondiendo mi rostro ya que las lágrimas habían comenzado a caer. Di un pequeño respingo cuando lo sentí acariciar mi cabeza, la acarició hasta que dejé de llorar y lo miré.

Pasé mi cara rápidamente por mi brazo para secar mis ojos. Metió su mano en su bolsillo y me entregó un pañuelo.

— Tienes mocos — dijo por lo que tapé mi nariz de inmediato con el pañuelo suyo — suénate — me indicó y lo hice, después de un rato me dí cuenta que no era desechable.

— Lo lavaré y después te lo entregaré — dije sintiendo como las mejillas me ardían.

— Bien — una media sonrisa apareció en sus labios — mañana volveré — pasó su mano izquierda por mi mentón mientras retrocedía mirándome — nos vemos mañana ______.

Me quedé viendo como desaparecía de mi vista mientras se alejaba, me quedé un rato más mirando hacía afuera y volví a tomar el feo dibujo de Jimin que hice hace tiempo.

Ahora que lo recuerdo cuando era pequeña me encantaba dibujar, tanto que siempre estaba en los clubs de arte de mi escuela pero lo dejé cuando quería enfocarme más en mi noviazgo. Me dirigí a la habitación de mis padres y abrí el closet de mamá donde guardaba especialmente sus artículos de arte, saqué uno de sus tantos cuadernos y uno de sus lápices y corrí a mi habitación como si lo hubiera robado.

Me acomodé cruzando mis piernas y comencé a dibujar aunque tuviera que forzar mi brazo.

°°°

Hola chicas, uffff lamento la tardanza 😔

pero no tenia ninguna idea y siento que quedo tan aburridooooooo, ¡agh!

prometo esforzarme mas (siempre digo lo mismo :v) pero de verdad me esforzare esta vez.

Les tengo una pregunta ¿que creen que es Jimin? 🤗

Espero que les guste y nos vemos en el capitulo 9.

ATTE: LaLaHoRsE.


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