Una enorme mansión de fachada antigua relucía en la zona más exclusiva de todo Nueva York, se encontraba encerrada por una barda infranqueable, cámaras de seguridad rodeaban todo el lugar. Dos hombres de negro resguardaban la entrada, pero a pesar de ello, las cámaras tenían un punto ciego donde la barda antigua tenía piedras removibles. Una silueta se encogió y desprendió los trozos, un hueco perfecto se abrió y la silueta atravesó, recolocó los bloques, se puso en pie, corrió rápidamente hasta la puerta de servicio. Abrió lentamente y se deslizo sin zapatos por el piso frío y pulido.
La silueta observo la oscuridad de la cocina, la sala y al llegar al Despacho trago fuertemente, se levantó el cabello de la frente para observar con atención. Dos personas discutían, como ya era costumbre. Un leve resplandor desde las escaleras llamo su atención, así que la silueta se deslizo hasta las escaleras donde una joven de largo cabello negro y castaños ojos parecía taconear el piso. La luz dejo ver a Alec, este volvió a acomodarse el cabello y se acercó a su hermana. Un niño de cabello negro y grandes gafas estaba detrás de la joven, sonriendo conspirativamente.
- ¿Cómo te fue?, ¿te divertiste?.- pregunto emocionado el pequeño Max.
A veces Alec pensaba que Max no comprendía todo lo que implicaba que su hermano mayor fuese gay.
- Muy bien, de hecho...- las palabras de Alec permanecieron en el aire cuando los gritos de los señores Lightwood comenzaron a elevarse, las miradas de Alec e Isabelle se encontraron.- Mejor les digo mañana.- añadió.
Max parecía molesto por quedarse sin información pero aun así camino hacia su dormitorio y cerró las puertas. Isabelle miro a su hermano, sus mejillas llenas de color y su mirada seria que contrastaban una con la otra.
- ¿Conociste a alguien?.- pregunto Isabelle mas el joven de ojos azules se mantuvo serio e inexpresivo, esta bufó y entro en su dormitorio.
Alec apenas podía contener la emoción al recordar las palabras de Magnus, "ojos bonitos", resultaba incluso más dulce si se le recordaba. Alec entro en su habitación, se dio un baño y se recostó pensando en aquel hombre cuya mirada le resultaba fascinante, ojos verde-dorado, hermosos y almendrados.
La mañana llego con una emoción recorriendo el cuerpo de Alec, una sonrisa no dejaba sus labios. Sería un buen día más al anochecer esperaba ya estar cerca de Magnus. Sentía una especie de necesidad mezclada con ilusión que no podía apartar de su mente, una clara invitación que se mantenía fresca en sus recuerdos. De un salto dejo la cama, se miró al espejo, se dio un regaderazo y cepillo sus dientes, se vistió mientras los gritos muy temprano le robaban la paz. Alec sabía lo que estaba sucediendo, sus padres peleaban nuevamente. Un grito de la mucama lo sobresalto, sus padres necesitaban hablar con ellos.
Robert Lightwood era un hombre de fuertes valores morales que no permitía interrupciones de carácter en su vida, lo que él decía era lo correcto. Era la clase de padre que no se preocupaba por que sus palabras pudiesen ofender a sus hijos o herirlos. Maryse, por el contrario, a pesar de poseer un fuerte temperamento, sin duda se preocupaba por sus hijos, de verdad, a veces, no expresaba su afecto pero sin duda siempre pensaba en sus hijos.
Maryse se encontraba perfectamente sentada en una blanca silla de metal traslucido, su cabello negro le caía en risos sobre los hombros, su ceño se mantenía fruncido. Isabelle fue la primera en sentarse junto a su madre, seguida del pequeño Max. Alec viajo la mirada por toda la habitación encontrándose con la severa expresión de su padre, sin duda habría problemas.
- Tenemos que volar a Washingtong, una reunión de emergencia del partido para celebrar la elección del nuevo candidato, la familia completa debe estar.- ordenó Robert, la mueca de Maryse no dejo fuera la renuente expresión de disgusto.
- Pero tenemos clases, es a penas viernes.- dijo Isabelle enfadada.
- Hoy mismo volaremos y regresaremos en tres días.- dijo Maryse con decepción, era obvio que ni a ella le agradaba el plan.
- Habrá muchos partidarios a los que te presentaré, Alec, para que comiences tu carrera política.- nuevamente Robert hablo con una orden a la cual Alec solo asintió, mas solo había una idea en su mente, no podría ver a Magnus al anochecer, y quería hacerlo.
Terriblemente no podría ni llamarlo, menos ir en su búsqueda. Alec se odio por no haberle pedido su número telefónico, seguramente no lo vería más y estaba más que deprimido por ello.
- Jace irá, junto a su novia, Clary.- dijo Maryse mientras Alec retomaba la conversación.
- Pero... Clary no sabe nada de política.- se quejó Alec.
- Tampoco Jace, pero su padre, Stephen, quiere que comience a ver un futuro en ello, ya que su primo es casi la oveja negra de la familia.- insistió Robert mirando a Alec, este no se llevaba bien con la novia de Jace, jamás.
El odio irracional de Alec por Clarissa Fray era en parte por el afecto que el joven de ojos azules sentía por el joven de ojos dorados, pero también era porque ella había notado el secreto de Alec.
Resignado y sin poder aceptar su disgusto al no ver a Magnus, Alec suspiro.
***
Will Herondale camino por el pasillo de la empresa Discográfica, miro a lo lejos a Camille discutir con Charlotte Branwell, encargada de las giras mundiales y la publicidad de la empresa; su esposo, Henry Branwell, era el mejor Ingeniero musical y en sonido de todo el país, ambos habían comenzado con Magnus desde el principio y apoyaban a la creciente empresa. Will quiso ir a defender a la pequeña mujer, más se detuvo al ver a Tessa pasar molesta y bufando, su cabello castaño se enrollaba en un peinado alto.
- ¿Qué sucede, Tessa?.- pregunto Will deteniendo a Tessa atravesándose en su camino.
- Magnus, el Gran Brujo, esta de mal humor hoy. Ya le grito a Camille, a Jem, a mí, y apenas son las nueve de la mañana.- dijo Tessa moviendo la mano como si espantara una mosca.- De verdad que quisiera irme ya, no toleraré todo el día con él.- añadió murmurando por lo bajo mientras se apartaba. Jem la esperaba en una esquina con partituras musicales, Will quiso seguirla pero no lo hizo.
William sonrió intrigado, se acercó a la puerta de su oficina, y escucho la pesada y densa música que se encontraba a todo volumen, sin duda estaba de mal humor. Abrió la puerta encontrando a Magnus recostado sobre un sofá amplio, incluso parecía una cama, este le clavo los verde-dorados ojos con enfado. Will ignoró al brujo, como lo llamaba la prensa, y se sento frente a un televisor de pantalla plana, lo prendió y sintonizo canales sobrios como CNN y demás.
- ¿Te molesto?, estoy recuperándome de un desamor tan rápido que me duele la cabeza.- dijo Magnus incorporándose.
- No te preocupes por mí, solo sigue llorando por un "lindo niño" que te rompió el corazón al verlo besando a una hermosa morena.- dijo Will ignorando nuevamente al brujo.
- Mi Alexander no se apareció en toda la noche, ¡me plantó!.- se quejó Magnus, iba a decir más pero su mirada se enfocó en el televisor, la figura de su Alexander vestido con un sobrio traje negro, caminando junto a un joven de cabello dorado, su corazón casi se despedazaba.
Will percibió la atención de Magnus en el reportaje así que detuvo la aburrida música y subió el volumen, reconoció con facilidad a su primo Jace.
- Alexander Lightwood y Jonathan Herondale son considerados la nueva sangre, los nuevos candidatos del partido Conservador.- decía la periodista mientras las imágenes de la Celebración del partido Conservador resaltaban detrás de ellos.- Ambos hijos de figuras políticas de importancia dentro del partido. Tanto Robert como Stephen son miembros importantes del partido, sus hijos seguirán sus pasos.- añadió la periodista. Magnus no estaba muy seguro pero le pareció que Alec se encontraba muy decepcionado.
- El Partido Conservador rechaza las bajezas del aborto, la homosexualidad y la pobreza.- decía Robert mientras una ligera mueca de dolor se desvanecía del rostro de facciones suaves, de Alec.
- La celebración por el partido durará cerca de tres días en los que habrá debates y conferencias.- decía la periodista.- Desde Washingtong, Helen Blackthorn.- agregó. Will apago el televisor.
- Ese era mi Alexander.- dijo Magnus.
Desde que había conocido a Alec, desde que lo había mirado por primera vez, quería que sus palabras fuesen realidad, que Alec fuese suyo, solo suyo.
- Entonces viaja a Washingtong por él. Parece aburrido, y en pocas horas en avión podrás llegar con facilidad.- sugirió Will mientras esperaba que Magnus no notase que de hecho, Stephen era su tío y Jace su primo.
- Lo haré.- dijo Magnus poniéndose en pie.
Una sola mirada, un baile y una zapatilla habían hecho que el príncipe buscase a Cinderella. Ahora, un beso suave y apasionado junto con estéticas manos habían enloquecido a Magnus Bane.