— Quiero contarte algo. — Elevé mi cabeza para poder verlo, y vi su rostro algo serio.
"¿Por qué tan serio?"
— Sobre qué. — Me coloqué boca abajo y posé mi barbilla en su pecho.
— Sobre mi pasado. — Mi boca se abrió inconscientemente, me había sorprendido, sentía que el día que lo hiciera quedaba tan lejos que me cogió completamente desprevenido.
— Te... te escucho. — Miró al techo, suspiró, luego a mí, suspiró de nuevo, después giró su cabeza y una vez más suspiró. — Jimin, ¿te encuentras bien?
— No, me falta el aire. — Me apartó delicadamente, cogió sus bóxer del suelo y se los puso.
— No tienes que hacerlo si no quieres, recuerda que te dije que esperaría hasta que te sintieras cómodo para contármelo.
— JungKook, es imposible que me sienta cómodo contártelo.
— Tú entiendes lo que quiero decir. — Me senté con las piernas flexionadas y agarré la sábana para taparme un poco. — Ya dije que no te obligaría.
— Lo haré porque quiero hacerlo. — Besó mi frente y sonrió apenas unos segundos, pues cuando se veía que iba a comenzar a hablar aquella adorable sonrisa desapareció.
— Te escucho.
— Supongo que quieres saber por qué acabé realizando esa clase de trabajos. — Asentí. — Lo hice porque era la vía más rápida para conseguir dinero, además con mi edad no podía trabajar. Te preguntarás para qué necesitaba el dinero..., muy sencillo, para mi madre. — Hizo una leve pausa. — Estaba muy enferma, necesitaba tratamientos muy caros y nuestra situación económica era pésima. Con el dinero que ganaba mi padre no daba para los tratamientos y alimentarnos, sin contar que había que pagar la casa y los gastos. Es por eso que...
— Acabaste realizando esos trabajos.
— Sí. Conocí a Zico en mi escuela, cursaba su último curso y fue él quién me ofreció una solución. Al principio no estaba muy convencido, olía muy mal, ganar dinero fácilmente nunca fue de buen ver, es evidente que algo había detrás. Fue cuando realicé mi primer trabajo que me di cuenta donde me había metido, lo peor, que ya no había forma de salir. Me dieron una gran cantidad de dinero con el cual pude pagar los primeros tratamientos de mi madre, pagar los retrasos de la casa y poder comer.
— Lo hiciste por tu madre... y tu familia.
— Sí, JungKook, pero no estuvo bien, jamás debí haber aceptado. Y más sabiendo como acabarían las cosas..., ya no sólo por mí, sino por mi madre. Ella... nos dejó, los médicos nos advirtieron, pero nunca los creí, me negaba a aceptar la realidad.
— Lo intentaste. — Extendí mi mano para alcanzar la suya, pero la apartó, girando su cuerpo y saliendo al balcón.
Dejé caer mi mano rechazada y suspiré. Podía entenderlo, su dolor, el riesgo que tomó, como debe de sentirse por dentro, el haber luchado tanto por salvar la vida de su madre para luego dejarlo con un inmenso vacío en el pecho. Y por si fuera poco tuvo que seguir pagando, aún habiendo perdido desde un principio.
Cogí mi ropa interior y me la puse, me levanté y con la misma sábana que me tapaba la eché sobre mis hombros y seguí sus pasos. Estaba apoyado con sus brazos en la baranda, mirando al frente. Me acerqué por detrás y lo abracé, envolviéndonos a ambos con la sábana. Dejé descansar mi rostro en su hombro e intenté mirar su perfil desde mi posición.
— Vas a congelarte.
— Estoy bien. — Acarició mi cabeza y la devolvió a la baranda.
— Jimin. — Lo llamé casi en un susurro. — Estoy seguro que desde donde esté tu madre, se sentirá muy orgullosa de su hijo. Nunca la abandonaste y creíste en ella, por eso sé que estaría orgullosa de ti.
— No, JungKook. Nadie podría sentir orgullo por lo que he hecho. Ni siquiera he acabo de contarte. Hay tantas cosas que aún no sabes...
— El pasado es pasado. — Dije y él giró su cabeza algo extrañado.
— Aún ni siquiera forma parte del pasado, sigo haciéndolo. — Desvió su vista al frente. — He robado, me he colado en muchísimas casas, asaltado a personas en mitad de la noche, he dado palizas; tantas que incluso un hombre casi pierde la vida... por mi culpa. he amenazado, asustado, drogado, he hecho llorar a muchas personas por el pánico. Una vez apuñalé a alguien por defender a un compañero... JungKook..., he violado. He... hecho tantas cosas... horribles..., no sé como puedes estar conmigo... N-no deberías... — Su voz fue quebrándose poco a poco hasta que pude ver lágrimas correr por sus mejillas.
— Jimin... — Giré su cuerpo y lo abracé cálidamente, con la sábana envolviendo aún nuestros cuerpos.
— N-no soy diferente a tu p-padre..., he violado al igual q-que él. — Acaricié su espalda, intentando calmarlo un poco. — JungKook. — Me llamó con la voz gangosa, pero más calmada. — Mi padre trabajaba para el tuyo y lo echó, sin explicaciones ni nada. Le suplicó para no lo hiciera, le contó sobre mi madre y nuestra situación... ¿Y sabes que contestó? — Tragué saliva, podía imaginármelo. — Lo siento, pero debo sacar a las ratas de mi empresa. — Eso sonó tan él..., seguro fue cuando se le subió demasiado a la cabeza. — Es por eso que quise vengarme. Y pensé en su hijo, en ti. ¿Sabes qué tenía en mente hacerte?
— ¡No! No lo digas, por favor.
— Quería que tu padre sintiera deshonra de su hijo, muchas cosas pasaron por mi mente e incluso el violarte. Es más, lo intenté... ¿o ya no lo recuerdas?
— Jimin..., basta. — Hicimos silencio. Nos mantuvimos así por un largo tiempo, ni siquiera nos mirábamos, ya que seguíamos abrazados, pero sabía que eso él lo agradeció, no creo que quisiera verme al rostro y decirme esas barbaridades.
— Debería pagar por todo lo que he hecho. — Se separó un poco, quiso apartarse por completo, pero no lo dejaría, mis brazos aún rodeándoles se negaban a soltarlo.
— Ya pagaste suficiente. — Rio sarcástico. — Lo digo en serio. Haré que dejes todo eso.
— JungKook..., ya hemos hablado sobre eso y...
— Shh. — Puse mi índice sobre sus labios y así callarlo. — No me quedaré de brazos cruzados.
— ¿Aún sabiendo todo lo que he hecho? ¿Por qué no me gritas, insultas o te enfadas?, no lo entiendo.
— Porque te entiendo.
— Tch, ¿me entiendes?
— Sí, sólo eras un chico perdido que buscaba como salvar a su madre. Te metiste en un buen lío y pagaste por ello. Seguramente estabas tan abatido que te dejaste llevar por las malas influencias, pensando que ya nada merecía la pena.
— ...
— Te sentiste solo. Sin el apoyo de tu familia o simplemente te negabas. Tan sólo rodeado por esas personas, en las cuales no tuviste más remedio que apoyarte.
— ...
— Jimin, eres una persona que se siente perdida y no sabe cual es su rumbo o donde acabará. Y lo sé, porque yo también me siento así, bueno... me sentía, ahora que estoy contigo tengo muchas esperanzas de que pueda vivir una vida, porque jamás sentí que lo que vivía fuera una vida... — Cogí de sus mejillas para que me mirara a los ojos. — ¿Tú sientes lo mismo?
Llevó una de sus manos a mis cabellos, donde retiró un poco mi flequillo y la bajó hasta mi mejilla, la cual acarició con la yema de sus dedos. — Siento mucho más que eso. — Sonrió. — Quizás te rías con lo que voy a decir, pero... eres como mi salvador. — Esperó a que las risas salieran por mi boca, pero no fue así. — ¿No te reirás? — Negué. — ¿Ni me dirás cursi? — Negué.
— Tú también eres mi salvador. — Le sonreí y besé sus labios. — Si quieres nos podemos llamar mutuamente cursis.
— No, déjalo. — Reí y lo volví a besar. —Kookie. — Que alivio era para mi oír el apodo que me tenía. Me hacía sentir más calmado, que todo estaba bien y no había nada de que preocuparme.
— ¿Hmm?
— ¿De verdad que no me guardas ningún rencor? ¿Ni siquiera te sientes mal por todo lo que he hecho o... me temes?
— No, Jimin. Aunque te cueste de creer ya dije que pude entenderlo.
— Eres demasiado bueno. A veces pienso que eres una imaginación mía, un ser perfecto que mi mente ha creado, pero luego sé que las personas te ven y dejo ese pensamiento de lado.
— Tonto.
— Yo no tengo la culpa de que seas demasiado perfecto.
— No lo soy.
— Lo siento, mi mente no es tan fácil de convencer. — Rodé los ojos. Él se agachó de imprevisto, agarró mis piernas y dejó el peso de mi cuerpo en su hombro, volvió a incorporarse y me cargó como un saco de patatas hasta el interior.
— J-Jimin, ¿qué haces? ¡Bájame!
— Vas a coger un resfriado y mañana no podrás cantar. Si eso pasa me quedaré sin cabeza por que NamJoon se encargará de que la pierda.
— ¡Pero, puedo ir andando!
— Déjame, quiero hacerlo. ¿Acaso piensas que porque me saques tres centímetros no puedo contigo?
— Oh venga ya, Jimin, ¿esto es para mostrar tu masculinidad?
— Puede ser. — Me dejó caer en la cama y con la sábana que seguía a medias sobre mi cuerpo, la lio alrededor, dejándome como un rollito. Mis brazos estaban dentro, sólo mi cabeza estaba fuera y liberada.
— ¿Y ahora qué haces? — Pregunté con el ceño fruncido.
— Voy a comerme un rollito muy apetecible y delicioso.
— Jimin, me agobio, no me puedo mover.
— Es la intención. — Me guiñó un ojo y se subió encima mío, atacando mi cuello con besos y succionando suave, provocándome cosquillas.
— ¡No-no-no hagas eso! — Intenté esconder mi cuello.
— ¿El qué? ¿Esto? — Volvió a hacerlo y no pude aguantarme las carcajadas.
— ¡Para, para! ¡Qué me muerooo! — Bajó sus manos y sobre la tela intentó hacer más cosquillas. Mi cuerpo se retorcía y no paraba de reír, tanto que hasta lágrimas eché. — ¡¡Basta, me agobio!! — De repente se detuvo y pude respirar hondo para recuperar el aire. El seguía sobre mí, sin apartar su mirada.
— Te amo, Kookie. Nunca me dejes.
— Estaría loco si lo hiciera. Y yo también te amo. — Ambos sonreímos y levanté un poco mi cabeza para besarle, él lo notó y se acercó para unir nuestros labios. — Ahora suéltame.
— Es que es muy divertido tenerte así.
— Jimin...
— Está bien, está bien. — Poco a poco fue soltando la tela hasta que pude sacar mis brazos y terminar de quitarla de mi cuerpo, me sentí liberado o al menos por unos segundos porque cuando Jimin se tumbó en la cama, me tiró junto a él y rodeó mi cuerpo con sus brazos.
"Ser un rollito envuelto por los brazos de Jimin es infinitamente mucho mejor que por unas sábanas"
[Zico]
Agitado y caminando de un lado para otro seguí llamando inútilmente, pues al parecer todos se habían propuesto no contestar. ¿Qué coño estarían haciendo para no contestar una simple llamadita? Encima Jimin, al que más necesitaba que contestara no lo hacía.
Llamé unas veinte veces a Jimin, a YuKwon unas diez, a JaeHyo unas cinco, ya que él solía pasar mucho tiempo con MinHyuk y si hablamos de él se llevó la medalla de oro. Unas cincuenta llamadas llevaba ya y seguía sin cogerme el maldito móvil, lo cual me parecía un poco normal, no quería hablar conmigo. Es por eso que mi prioridad pasó a ser Jimin, pero él de igual forma tampoco contestaba.
"Mierda"
Cogí mi cazadora y me la puse rápidamente, antes de salir choqué con Kyung, que acababa de llegar.
— ¿A dónde vas tan rápido?
— Tengo que salir urgentemente.
— ¿Te acompaño?
— No es necesario..., aunque, has traído el coche, ¿verdad? — Asintió. — Entonces sí puedes acompañarme. Necesito que me lleves a un sitio lo más rápido posible.
— Me estás asustando..., ¿es sobre MinHyuk?
— Sí.
Tan rápido llegamos a la escuela de Jimin, porque es ahí donde iba, me bajé y llegué hasta el portón que por la hora que era estaba cerrado. Ni siquiera sabía por qué vine, esta puerta ya llevaría bastante tiempo cerrada, pero estaba tan nervioso que quedarme quieto no era precisamente lo mío.
— ¿Y ahora? — Preguntó Kyung junto a mí.
— No tengo ni idea...
— Oye Zico, no me has dicho que pasa con MinHyuk. — Bufé molesto por no poder hacer nada, al menos no hasta mañana y que estas puertas estuvieran abiertas.
— Se donde ha estado en este tiempo desaparecido... y que ha hecho.