El estar enamorada de la misma persona que tu mejor amiga no es bueno ¿no? Y menos si es tu amigo de la infancia. Entonces... ¿por qué tengo estos sentimientos hacia ti?
─Fumiko. ─Miro a Kou mientras salgo de mi trance. ─ ¿Qué pasa? Llevas media hora mirando los deberes embobada, ¿te has enamorado de las mates? ─Dijo frío pero a la vez se le notaba algo burlón.
Yo inmediatamente me sonrojé. ─ ¡No es nada de eso idiota! ─Le respondí moviendo los brazos como loca. Él ante mi respuesta se puso a reír, yo sólo lo miraba embobada. <<Hacía tiempo que no lo veía sonreír, puede que ya se encuentre mejor. Eso me alegra>> Pensé contenta.
─Kou. ─Tanaka-sensei entró en la habitación. ─Futaba-san ha venido a verte, ¿la dejo pasar? ─Vi el brillo en los ojos de Kou al oír su nombre, seguía siendo el mismo brillo que tenía cuando la veía a ella, el mismo que lleva teniendo desde que la conoció, el que yo quería para mí.
Agaché la mirada a mis manos, que estaban cerradas formando un puño. Eso me sorprendió, hacía años que no me veía obligada a reguardar sentimientos.
Kou asintió con la cabeza haciéndose el desinteresado. Cuando Tanaka-sensei se fue miré a Kou fijamente. ─ ¿Q-qué? ─Preguntó.
─Estás feliz porque Futaba-chan viene a verte, ¿por qué no muestras más alegría? Eso nos gusta a las chicas ¿sabes?
─No sé como hacerlo. ─Lo miré tiernamente, me gustaba verlo así (aunque no fuera gracias a mí).
Sonreí. ─En el fondo eres un inexperto en el amor y esas cosas. ─Me río al ver su expresión. ─Es verdad, no me lo niegues.
Tocan a la puerta dos veces y Futaba entra al dormitorio. ─Disculpa Kou por... ─Se calla al verme.
─Creo que me iré, voy a ayudar a Tanaka-sensei. Luego seguimos con los deberes. ─Digo incómoda por como me miran los dos, me levanto y bajo al salón.
Me siento en el sofá y me pongo a pensar en cómo voy a hacer para olvidar estos sentimientos. Ya estoy harta de estar enamorada de alguien que piensa en mí como mejor amiga a la que contarle todas tus penas. Si cada vez que ellos dos se peleen tengo que arreglarlo me va a doler más. Siento ganas de llorar pero noto que alguien se sienta a mi lado. Al girar la cabeza veo al padre de Kou observándome triste. ─ ¿Qué ha pasado esta vez Fumiko-chan?
─Creo que soy la que sobra en la vida de Kou. Él ya tiene a alguien con quien compartir sus buenos y malos momentos. ─Sin darme cuenta mi voz suena algo sombría.
─Sí, y esa eres tú. Fumiko-chan. Sin ti Kou no estaría aquí, en esta casa, hablando con nosotros. Tú siempre has sabido todo lo que ha pasado. Y cuando él volvió arreglaste las cosas entre nosotros. Futaba-chan sólo puso la última miga. Si le quieres inténtalo, aunque te rechace. Si no lo haces pronto la que se corromperá por dentro serás tú.
Estuve pensando en las palabras del padre de Kou durante toda la semana. Estaba ausente, no me podía concentrar en nada menos en él. ¿En serio se lo iba a decir? No creo que sea agradable que escuche como estoy enamorada de él, ni creo que me va a ser tan agradable saber que no le gusto. Bueno, eso yo ya lo sé pero... no ha salido todavía de su boca.
─Oye idiota, ¿qué te pasa? Pareces un fantasma. ─Me pregunta Kou al verme en la azotea.
─ ¿Qué haces aquí? ─Le pregunto.
─Te vi aquí con mirada de cachorro triste y vine a ver qué te estaba pasando. Llevas casi toda la semana así, desde que Futaba vino a casa. ─Comentó extrañado. No me atrevía a decir nada.
─Kou... Yo... ─No podía decirlo, aunque lo intentara. Me era imposible decirlo. Mi boca me decía que era mejor callar, al igual que mi corazón, para no salir dañada.
─ ¿Tú qué? ─Negué con la cabeza, él me agarró del brazo y me miró con compasión. ─Eh vamos, soy tu amigo, puedes contarme lo que te pasa, te ayudaré.
─Por favor, Kou, déjame sola. Eso es lo único que quiero ahora. ─Él se fue, no muy contento, y cuando pensé que podría estar tranquila la puerta se volvió a abrir. Me di la vuelta. ─Mira Kou ya te he dicho que- ─Pero me quedé callada al ver quien era.
─Fumiko-chan, tengo que hablar contigo.
─ ¿Qué quieres, Futaba? ─Pregunté fría.
─Desde que Kou y yo estamos juntos me tratas como si fuera una desconocida. Llevamos meses sin decirnos ni un hola. Sólo veo a una chica triste caminar por el instituto o por casa de su mejor amigo. ─Esas dos palabras se clavaron en mi corazón como dagas. "Mejor amigo". ─ ¿Qué te pasa? ─Preguntó inocente.
Noté como algo en mí se rompía. ─ ¿¡Que "qué me pasa"?! ¡¿Tú que crees?! ─Gritaba, sólo quería callarme pero no dejaba de hablar. ─ ¡¿De quién crees que es la culpa de que esté así?! - ¡Cállate! ─ ¡ES SOLAMENTE TUYA! ─ ¡No lo digas! ─ ¡Porque me has arrebatado lo único que me hace querer seguir viviendo!
Futaba me miraba sorprendida mientras notaba mis mejillas húmedas. <<Ah, estoy llorando. Se me hace raro. No lloro desde que papá y mamá murieron>> ─ ¿Te refieres a Kou?
─ ¿A quién crees? ─Pregunté con la voz entrecortada.
─Lo sabía. ─La miré sin entender. ─Sabía que tú estabas enamorada de él pero... no quise creer en mis pensamientos, pensé que serían celos. Y por no hacer caso de esos celos he terminado rompiendo el corazón de mi amiga. Yo también quiero a Kou y por el amor que sentimos una vez pensé que era la única que debería estar en su corazón. Lo siento.
─No me importan tus disculpas. Kou te quiere a ti, no a mí. ¿Por qué deberías de dejarle para que él esté con alguien al que no quiere? ─Pregunté, mis palabras rompían más mi corazón.
─No es lo que él me ha dicho. ─La miré sorprendida. ─Creo que deberías hablar con él, lo está pasando mal al verte así.
Al sonar la campana me fui al templo. Allí iba cada vez que me sentía insegura. Recuerdo que vine aquí cuando mis padres murieron en el accidente de tráfico y Kou, sin saber quienes éramos, me dijo que seríamos amigos. Nunca, en el pasado, pensé que Kou era como los demás chicos, por eso mismo creo que me fui enamorando de él. Pero cuando me di cuenta de esos sentimientos fue cuando Kou me dijo que estaba enamorado de Futaba. Obviamente yo nunca le gustaré. "No es lo que él me ha dicho" Recordé las palabras de Futaba, "creo que deberías hablar con él".
Me puse a pensar más a fondo. Recuerdo que unos días después, cuando le dije a Kou que le deseaba suerte con Futaba, él me dejó de hablar. Pensé que había hecho algo mal pero no sabía el qué.
Cuando me di cuenta me levanté y fui corriendo a casa de Kou. No podía ser lo que estaba pensando. No puede ser lo que yo creo que es.
Nada más llegar llamé al timbre, Tanaka-sensei me abrió. ─ ¿Dónde está Kou? ─Pregunté sin saludar.
Él me miró extrañado. ─En su cuarto. ─Subí corriendo las escaleras. Al llega abrí la puerta con cuidado y me encontré a Kou tirado en su cama, mirando a un punto sin sentido, su expresión me causó dolor. <<¿Por qué está triste?>>
─Kou. ─Lo llamé y él abrió los ojos. Se sentó corriendo en la cama e hizo que no pasaba nada. ─Futaba me ha dicho que hable contigo. ─Éste se giró a verme, pálido. ─Creo que tienes que escuchar lo que siento. Antes, en la azotea, me habías preguntado qué me pasaba. ─Noté como la sangre se me subía a la cara, mis nervios se aceleraban al igual que el pulso de mi corazón. ─Yo... Estaba triste porque habías empezado a salir con Futaba. ─Éste me miraba cada vez más sorprendido. ─Kou, yo... ¡Yo estoy enamorada de ti! Y no sabía qué hacer. Muchas veces me has hablado de tus sentimientos por Futaba pero yo no quería aceptar que la querías. Cuando pensé que lo mejor era apoyarte te enfadaste conmigo y me dejaste de hablar. El día que me atreví a decirte todo lo que pensaba te fuiste con tu madre, pensé que te fuiste por mi culpa, así que cuando te volví a ver no quise decirte nada por haberte hecho daño.
Kou me miró con una hermosa sonrisa y sus ojos tenían el brillo que muchas veces he querido ver que eran para mí. ─Ya veo. ─Se levantó y, quedándome alucinada, Kou me abrazó. Me apretó a él. Sentía tal calidez que no pude evitar llorar. ─Yo nunca estuve enamorado de Futaba, aunque era lo que creía, tenía a otra persona que ocupaba mi corazón y no me daba cuenta. ─Me miró con un cariño que me recordó al Kou de niño, al que todavía era feliz con su familia. ─Esa chica eras tú. Cuando te vi llorar en el templo de pequeños pensé que debía ayudarte. Y todavía recuerdo la hermosa sonrisa que me hiciste cuando conseguí que te sintieras bien. Toda mi vida pensé que eras la chica más hermosa que había visto en mi vida. Por eso te dije que me gustaba Futaba. Te dejé de hablar porque me molestó que no dijeras nada cuando creí que sentías algo por mí. Pero parece que me había equivocado, como siempre.
Mis lágrimas no dejaban de salir, era como si estuviera viendo una cascada. Abracé a Kou más fuerte, pudiendo así oler su aroma.
─Te parecerá una locura pero... ¿Me darías una oportunidad y serías mi novia? ─Lo miré sonriendo. Asentí y por fin pobré sus labios.
Me sentía, después de muchos años, feliz.