⌜Staz⌟

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Ayame y Staz han estado siempre juntos. Ella traspasó una puerta y llegó a un lugar extraño: al mundo de los demonios; con siete años, donde Staz la encontró y cuidó de ella todo el tiempo que podía (ya que a veces tenía que pelear por los duelos que se le presentaban a cambio de su cabeza y su terreno).

Pero cuando ésta creció y cumplió los quince años Staz se sintió distinto. Desde que le enseñó todo lo que era el "mundillo japonés" empezó a desear tener una mujer japonesa. Cosa que Ayame pasaba perfectamente -todo lo que él quería en una mujer-.

Actualmente, el vampiro se encuentra siguiendo a la chica intentando hacer que le vea con distintos ojos. ─Ayame, ¿por qué no te gusto? ─Le volvía a preguntar por décima vez en esa mañana. ─Tú sabes como soy, y de pequeña siempre decías que me querías. ¿Qué diferencia hay con decirlo ahora?

Ayame suspiró cansada y antes de entrar al baño a ducharse le miró seria -tal y como era ella-. ─Mira, no te voy a negar que te quiero. ─Éste sonrió feliz. ─Pero no de esa forma que tú pides. A parte, no pienso enamorarme de alguien que sólo quiere estar conmigo por sus gustos. ─Se dio la vuelta y pegó un portazo, dejando solo al recién rechazado.

El vampiro, con la cabeza agachada, se sentó en su cama después de coger uno de los mangas que le encantaban a Ayame. <<Creo recordar que a este manga se le decía Shoujo o algo así>> Pensó el chico. Lo empezó a leer, ese libro era increíble. Estaba lleno de cosas cursis a las que llamaban "amor". Y eso era lo que quería que Ayame sintiese por él.

Mientras seguía leyendo el libro "ganando experiencia" Ayame estaba mirando a alguna parte de la pared pensando (mientras se lavaba). << ¿Qué debería hacer? Staz solamente dice estas cosas por capricho, pero aún me sigo creyendo que lo dice de verdad>> Se dio cuenta de sus pensamientos. ─En serio que soy idiota. ─Susurró para sí misma.

Cuando terminó se secó el cuerpo y se puso la ropa mientras que cogía una toalla pequeña para el pelo. Luego salió del baño y se fue a coger alguna bebida en la nevera, y lo primero que vio fue una coca-cola en lata. La cogió y bebiéndosela se sentó junto a Staz. ─ ¿Qué estás leyendo? ─Pero el chico estaba tan concentrado en aprender el amor de los humanos que ni la escuchó. ─Staz, ¿hola? ¿Staz estás dormido? ─Le dijo mientras pasaba la mano por delante de él, pero nada. Soltó un suspiro, rindiéndose, y se tumbó apoyando la cabeza en la almohada y los pies -más algo de sus piernas- en las del vampiro.

Él al notar su contacto justamente cuando en el manga estaba pasando algo muy extraño sintió que necesitaba decirle todos sus sentimientos. Y no pudo aguantarse. Se puso encima de Ayame, encerrándola con sus brazos y piernas. Ella lo miró sorprendido. ─Ayame necesito decírtelo todo ya, no aguanto más. Siempre haces que mi corazón se acelere, salte de alegría o que se me entristezca. Si tú sonríes y estás feliz yo también lo estoy, y si es al revés yo me siento igual; incluso quiero llegar a hacerte feliz. Pero piensas que cuando te pido que me digas que me quieres es por lo de la mujer japonesa. Yo no tengo experiencia en esto por lo que- ─Hubiera seguido pero Ayame lo cortó.

─Staz. ─Éste la miró ya que mientras lo decía su flequillo le tapaba la cara. ─Puede que nunca te lo haya dicho pero... en serio que te quiero. ─Al oírse decir eso se rió. ─En serio que suena patético, pero no puedo decirte lo contrario. Y ahora después de tu gran discurso mucho menos. ─Le acarició con cariño la mejilla. ─Entiendo perfectamente como es que te sientes, y sé que como eres un vampiro al que su hermano ha intentado matarle desde pequeño, nunca has podido experimentar el amor. Pero no quiero que te fuerces. Yo, cada una de las cosas que has dicho antes, las siento. Por favor, no quiero que leas cosas extrañas para cambiar, a mí el Staz que me gusta es el Staz que tengo ahora frente a mis ojos. ─Lo siguiente lo susurró con un poco de guasa: ─Aunque eres muy tonto.

Staz se rió por el comentario y porque tenía una pizca -por no decir cuántas pizcas eran- de vergüenza. ─Entonces, ¿puedo pensar que no me estás rechazando? ─Ella, sonrojándose y mirando hacia otro lado, asintió a lo que fue abrazada por el vampiro.

─ ¡Pero no te creas mucho por eso! ─Le gritó sonrojada hasta las orejas, con una sonrisa tonta y apartándole un poco la cara. La verdad, se sentía mejor al estar así con él.

One-shot(Chicos anime)Where stories live. Discover now