¡Hola! Me llamo Ai y soy una hanyou. Mi pelo es de colores, mis ojos azules y tengo un cuerno en la frente. Mi pelo, a la vez, es largo y rizado.
Hoy, como siempre, fui a pasear para cazar y luego al río y bañarme.
Al cazar un ciervo me lo llevé a mi choza y lo dejé. Me levanté mientras el ciervo se preparaba en la fogata.
Al llegar al río vi que estaba llena de sangre y me quité la ropa. Noté una mano empezar a tocar mi parte trasera. Mi cara se puso en tono rojo y el extraño empezó a mover la mano haciendo que me sonrojara más -y no sé porqué pero mi pelo empezó a subirse para arriba-.
Cuando dejé de notar la mano me metí al agua rápidamente.
─ ¿Q-quiénes sois vosotros? ─Pregunté a unas sombras, ¿vendrán a dañarme?
─Tranquila, ¿estás bien? ¿Te ha hecho algo malo?
─N-no te preocupes. ─Tartamudeé. ─E-estoy bien.
El chico suspiró (creo que es chico, por su tono de voz). ─En serio Miroku, deja a las mujeres en paz.
Me levanté. ─ ¡G-gracias por ayudarme! ─Hice una reverencia en modo de agradecimiento.
Noté un sangrado de nariz y me volví a colocar en mi posición. El que sangró por la nariz era un chico de pelo blanquecino, ojos de un miel hermoso y facciones perfectas. Me sonrojé al darme cuenta de que estaba desnuda delante de un completo extraño. - ¡KYAAA! -Grité a todo pulmón.
─ ¡Ah, no grites! No voy a mirar así que vístete mientras yo me giro, ¿sí?
─ ¿Por qué debería hacerte caso? No te conozco, podrías hacerme algo en cualquier momento.
─ ¡Claro que no! Escucha, yo me llamo Inuyasha, y no estoy interesado en el amor o algo parecido.
Su nombre me sonaba. Creo que lo he escuchado en algún sitio. ─¿Eres un hanyou? ─Pregunto sorprendida al fijarme en sus orejas.
─Al igual que tú─ Dijo señalándome el cuerno. ─Espero que nos llevemos bien.
─Lo haremos, y más cuando te des la vuelta y me vista.
─ ¡Ah sí, perdón! ─Se dio la vuelta y me puse la ropa.
─Ya te puedes dar la vuelta. ─Inuyasha se giró y nos quedamos mirando, se fue acercando por lo que me puse nerviosa. ─ ¿¡Q-qué haces?!
Me puso la mano en la frente. ─ ¿Estás mala?
─ ¿Qué? ─Me quedé en silencio pero luego me empecé a reír.
❀❀❀
Tiempo pasó e iba de vez en cuando a visitar a Inuyasha y la gente de la aldea. Nos estábamos llevando muy bien pero últimamente su comportamiento era extraño. Cada vez que algún hombre se me acercaba él me abrazaba y me acurrucaba entre sus brazos o miraba mal al chico mientras me cogía de la mano. No es que me molestase el que hiciera eso pero... me hacía sentir de forma extraña.
El día de hoy Inuyasha dijo que me enseñaría algunas cosas y me contaría algo que a lo mejor me enfadaría, por lo que -al estar caminando con él a solas en silencio- me daba algo de miedo. <<¿Qué hago? Esta atmósfera es algo extraña>>.
Paramos delante de un gigantesco árbol. Miré algo extrañada a Inuyasha. ─ ¿Un árbol me va a enfadar? No entiendo.
─ ¿Conoces a Kikyo?
Puse una mala cara. ─Sí, ¿la come almas, no? Y pensar que antes era una estúpida sacerdotisa.
─Ella y yo estuvimos enamorados─ Lo miré sorprendida. ─Pero, por culpa de Narakuv, los dos terminamos odiándonos. Por él y la perla de Shikon.
¿Narakuv? Ese asqueroso mete mierda... Cada día tengo más ganas de... ─Espera, ¡¿saliste con la "alma que veo alma que como"?! ─Grité sorprendida. Inuyasha me miró algo molesto por mi comentario. ─Quiero decir... Ki-Kikyo.
─Sí─ Me miró. ─ ¿Qué tienes en contra de ella? ¿Qué te ha hecho?
─A mí nada─ Me miró sin entender. ─Pero a una amiga mía sí. Era una humana. Era la única que me aceptó cuando supo el qué era. Acogió a Kikyo y ella le robó el alma, ya que sólo es una muñeca.
─Yo... ─Sabía que se iba a disculpar.
─Mejor no digas nada─ Le dije sin ánimos. ─ ¿Sólo me querías decir que tenías una novia? Pues muy bien, eso no me importa─ Desde que escuché la historia de Inuyasha y Kikyo por Sango, hace unos días, mi pecho duele. La verdad tenía la esperanza de que fuera mentira pero, al parecer, no lo es. Y tampoco Kikyo es la única mujer en la vida de Inuyasha. ─ ¿Y Kagome? ─Pregunté sin darme cuenta.
Él me miró sorprendido. ─ ¿Cómo sabes de ella?
Me tapé la boca rápidamente. ─Me enteré por las historias de los aldeanos─ Mentí.
─Ai, a Kagome y a Kikyo las quise, y mucho.
─ ¿Porque tenían el mismo bello rostro? Que romántico─ Comenté guasona.
─No, las amaba. Pero esos sentimientos son del pasado. Ahora yo ya tengo a alguien especial─ Me dijo y noté como mi mundo se iba a abajo.
─ ¿Y a mí que me importa? No pienso hacer de celestina para que lo sepas.
─No hará falta─ Le miré sin llegar a comprender la finalidad de esta conversación. ─Porque esa persona eres tú.
Me quedé en estado de shock. ─ ¿Eh? ¿Yo? Pero... ¿¡Eh?!
Inuyasha se rió y me abrazó.
─Aah, por eso me alejabas de la gente, y sobretodo de hombres guapos─ Éste se sonrojó y fui yo ahora la que se rió. ─Eres un tonto. Mi tonto.