Jimin hizo bola su trozo de papel y se lo tiró a Jin, quien lo cogió al vuelo. Varios de nosotros nos quedamos callados, TaeHyung y Jin me miraban esperando a que dijera algo o me quejara, pero al ver que no decía nada el castaño decidió hablar para echarme una mano.
— ¿Y si volvemos a hacerlo?
— ¿No decías que las reglas son las reglas? — Le contestó HoSeok con otra pregunta.
— Ya pero... — Hyung clavó su vista en mí.
— Yo quiero cambiar de pareja. — Saltó YoonGi de por medio. — HoSeok gritará mucho y no quiero quedarme sordo por su culpa, que lo aguante su novio. — TaeHyung asintió emocionado. — Yo voy con JungKook. — Caminó hasta mí y se posicionó a mi lado.
— Gracias, hyung. — Le susurré casi imperceptible, pero con el simple movimiento de mis labios entendió.
— ¡Bien, entonces grupos cambiados! — Jin puso fin al cambio de parejas. — Tenéis unos minutos para analizar el mapa antes de partir.
YoonGi y yo sujetamos el mapa, estudiándolo y señalando con nuestros dedos lo que pensábamos hacer o que camino tomar. Reí con alguno de los comentarios que hacía hyung sobre estrategias y ni siquiera llegué a notar cuando pasó su brazo por mis hombros. No fue hasta que la voz de NamJoon regañando a Jimin por no ponerle atención que llegué a darme cuenta.
Aparté tímido su brazo, bajo la mirada penetrante de Jimin que rápidamente esquivé. YoonGi lo notó y obligó a mi cuerpo girarse, quedando de espaldas al pelinaranja.
— Nosotros ya estamos listos. — Medio giró su cuerpo. — Vamos partiendo ya. — Noté su mano en mi espalda, obligándome a comenzar a caminar y así lo hice.
— Hyung, vayamos por aquí. — Mientras caminábamos a paso lento le indiqué un punto en el dibujo deforme.
— Me parec... — Las palabras de YoonGi fueron interrumpidas cuando un tirón de mi cuerpo me separó de él, alejándome varios pasos.
— Las reglas son las reglas. — Dijo Jimin antes de volver a tirar de mí a pasos ligeros.
La voz de YoonGi le ordenaba que se detuviera, pero hizo caso omiso, al igual que a las voces de TaeHyung y Jin, que decían algo parecido. Poco a poco las voces se hicieron más débiles a medida que nos alejábamos y los árboles nos ocultaban de los demás.
Todo estaba oscuro, apenas se podía ver nada, tan sólo la leve luz de la luna que iluminaba un poco el camino, pero no lo suficiente como para caminar con seguridad.
— ¡Ji-Jimin, suéltame ya! — Me zafé de su agarre después de varios intentos. — ¿Por qué has hecho eso? — Le pregunté molesto. Odiaba que tiraran así de mí como si fuera un simple objeto.
— Te ha tocado conmigo. — Contestó con simpleza, arrebatándome el mapa de las manos.
— Habíamos cambiado. — Musité.
— Te ha tocado conmigo, así que te aguantas. — Ojeó dicho mapa mientras que yo me daba cuenta de la ausencia de una linterna.
— Mierda, la linterna, se me olvidó cogerla. — Sin decir nada, sacó la suya del bolsillo y me la pasó.
La cogí con desgana, encendiéndola e iluminando los alrededores. No se veía casi nada y la linterna más que ayudar incrementaba el terror del lugar, formando sombras monstruosas a su paso.
— ¿Puedes dejar de jugar con la linterna e iluminarme? — Alumbré su cara por curiosidad y tal como me imaginaba su rostro mostraba pesadez. Iluminé el mapa y me indicó que lugar coger, yo sólo asentí y lo seguí.
Caminaba unos pasos detrás de él, me sentía incómodo y después de su forma de hablarme esta mañana menos ganas tenía de tenerlo cerca.
Iba iluminando el camino, tanto para mí como para él, porque aunque fuera detrás de él la linterna tenía el suficiente alcance para iluminar unos metros delante nuestro. Metido en mis pensamientos de como debería comportarme o hablarle, choqué con su espalda y cuando creí que escucharía alguna queja por su parte no escuché más que el silencio.
— ¿Jimin?
— Shh. — Siseó. — ¿Escuchas eso? — Enarqué una ceja que no pudo ver y me puse junto a él, iluminando un poco su cara para poder ver a donde miraba. Apunté a dicho punto y tras algunos segundos algo entre los arbustos se movió siendo cada vez más fuerte el sonido.
De pronto algo entre ellos salió y ambos nos sobresaltamos.
— Una liebre... — Dije aliviado de que fuera un inocente animalito. Reí ante la absurda situación y miré a Jimin quién tenía cara de espanto y agarraba con fuerza mi sudadera. — ¿Te asustaste?
Parpadeó sus ojos y me miró, percatándose luego de su agarre. Me soltó y carraspeó su garganta disimulando el susto que se había llevado. — Sigamos. — Volví a reír a sus espaldas cuando dio algunos pasos. — ¡Oye, deja de reírte! — Llevé mi mano a la boca para ocultar la risa que no desaparecía de mis labios. — Anda, dame eso. — Me quitó la linterna con delicadeza, pues la tenía sujeta en mi mano de dicho brazo que aún no se recuperaba del todo.
Con cansancio subimos hasta la parte superior de una montaña no muy alta. Lo bueno es que a la vuelta todo sería descender. Estuvimos por un rato buscado el objeto escondido que debía de estar por nuestro alrededor y que se negaba a aparecer.
— ¡Lo encontré! — Grité en cuanto lo visualicé detrás de un árbol y escondido entre la maleza. Le quité la tierra que tenía y miré que era. — Es un... bote de caramelos. — Jimin se acercó y lo miró de igual manera.
— Debemos volver. — Giró sobre sus pies y caminó de vuelta.
Miraba el mapa con dificultad por la falta de luz, ya que no le iba a pedir que me iluminara. El solo pronunciar su nombre para llamarlo me daba un escalofrío que hacía encoger todo mi cuerpo, pero cuando me di cuenta de que íbamos mal tuve que ignorar los escalofríos y pronunciar su nombre una vez más.
— Jimin... — Me hizo un sonido en respuesta. — Creo que nos hemos perdido. — Se detuvo e iluminó mi cara, que al instante aparté deslumbrado.
— JungKook, por favor, sólo hay que seguir el mismo camino, ¿por quién me tomas?
— D-de verdad que nos hemos perdido, mira. — Le pasé el mapa. — Debería de haber una bifurcación aquí mismo, pero no hay ninguna. — Se quedó pensativo unos minutos, mirando el camino y al mapa reiteradas veces, hasta vi como lo giraba inútilmente.
"El orgullo es muy malo"
"¿Por qué no se deja de tonterías y admite que se ha perdido?"
— Vale, nos hemos perdido, ¿y ahora qué? — Abrí mi boca para decir algo, pero la verdad es que no había pensado en qué. — Puto mapa de mierda. — Hizo bola el papel y lo tiró al suelo.
— ¿Qué haces?, no tires el papel al suelo. — Lo recogí desenvolviéndolo. Volví a mirarlo intentando encontrar como volver atrás o algo que nos pudiera orientar, pero la verdad que el dibujo de Jin era desastroso. — Jimin, podríamos volver y ver si vemos algo parecido al mapa. — Esperé su respuesta, pero no llegó. — ¿Jimin? — Achicando mis ojos para intentar ver mejor, miré por los alrededores y no vi ninguna silueta. — ¡¿Jimin?! — Elevé más mi voz, pero seguí sin respuesta.
Anduve unos minutos llamándolo y mirando en ambas direcciones a mi paso. "¿Dónde se ha metido?, no habría sido capaz de dejarme aquí..., ¿verdad?, ¿verdad...?" Encogí mi cuerpo asustado, no sabía donde me encontraba y por si fuera poco estaba solo.
— ¡¡Jimin!! — Grité varias veces, pero dejé de hacerlo cuando el simple ruido de mi voz me asustaba más que el silencio que me rodeaba. — ¿Qué hago?, ¿qué hago? — Me preguntaba en susurros.
"Cálmate, Jungkook, caminemos recto y seguro llegamos donde están los demás"
"Sí, eso haré"
Largos minutos pasaron y seguía en ese laberinto de caminos, las lágrimas ya me amenazaban con salir por el miedo que recorría todo mi cuerpo. Conseguí llegar hasta un cruce de caminos, pero no se parecía en nada al que estaba dibujado en el papel, debía de ser otro diferente.
"Genial, sigo igual o más perdido que antes"
Seguramente si escogía uno de los caminos conseguiría perderme más, así que decidí atravesar por el medio, entre los árboles y la maleza. Sé que no fue la mejor idea, pero ir recto había sido mi objetivo y me pareció lo mejor, ya que tarde o temprano conseguiría bajar del todo. Lo único malo es que no veía absolutamente nada, tenía que andar con cuidado para no tropezar con alguna rama o piedra.
El frío caló mis huesos, no sabía el tiempo que había transcurrido, pero no me detendría, seguiría adelante, además que el caminar me mantenía algo cálido.
Un ruido mezclado entre mis pisadas, el susurro de los arboles y algo desconocido me detuvo, agudicé mis oídos y escuché con atención. Pude percibir jadeos y quejidos, y rápidamente me puse en alerta, mirando en todas direcciones y caminando apresurado, tropezándome de vez en cuando.
— ¿Jimin? — Lo llamé, teniendo la esperanza de que fuera él. — ¡¡Jimin!! — Grité fuerte y escuche un leve "aquí". Seguí la voz y casi caí al no ver un pequeño barranco a mis pies; me había detenido a escasos centímetros de la bajada. — Casi. — Suspiré aliviado.
Bajé con cuidado sin resbalar y en cuanto estuve abajo corrí hasta el pelinaranja que yacía tumbado boca arriba.
— ¡Jimin!, ¿estás bien?
— ¿Tú qué crees? — Me respondió de mala gana.
Cogí la linterna que estaba tirada por el suelo y lo iluminé, tenía la cara con algunos arañazos y raspaduras, sus manos estaban de igual manera y tenía un agujero en la parte de su rodilla que dejaba ver una herida no muy profunda.
— ¿Cómo...? — No me atreví a preguntar.
— ¿Cómo he acabado así? — Rio sintiéndose estúpido. — Tú tienes la culpa. Escuché tu voz y corrí..., pero entonces... no vi esto... y me caí... y luego...
— ¿Me estabas buscando? — Lo interrumpí.
— S-sólo fue casualidad... — Se incorporó un poco, quedando apoyado en sus codos. — ¡Sí tan sólo no te hubieses separado ahora no... !
— Lo siento. — Me disculpé cabizbajo. — Soy un inútil.
— ¿Eh? — Poco tardó en darse cuenta en la imitación que hice a sus palabras. — N-no, JungKook. Oye, y-yo no quise decir eso. Es que me asustaste y de verdad que pensé que caerías. — Dijo nervioso, sin mirarme siquiera.
Sonreí inconscientemente ante sus cálidas palabras o al menos así las sentí yo. Quizás luego me daría de lleno con la cruda realidad, pero ahora quería disfrutarlas.
"Quisiera olvidarme de todo lo que vi"
"Vivir sin saber nada de él"
"Me quedaría sólo con el Jimin que veía cada día"
Lágrimas traviesas recorrieron de nuevo mis mejillas, pero esta vez no por miedo sino por impotencia. Todo me estaba resultando difícil de llevar, pero lo que más dolía era tenerlo tan cerca y tan lejos a la vez, como un desconocido que poco a poco iba borrando mis recuerdos y hacía lo mismo con él. Como si nunca hubiese pasado nada, ni besos, ni caricias, ni miradas, ni palabras cariñosas, ni sentimientos, nada.
Con el corazón encogido y sin pensármelo, lo abracé. Rodeé mis brazos por su espalda y hundí mi rostro en su cuello. Él tuvo que recomponerse cuando me eché encima suyo, volvió a clavar los codos en la tierra y lo escuché pronunciar simples monosílabos sin sentido.
— Ju-JungKook... — Logró decir.
— Déjame qu-quedarme así..., sólo un p-poquito. — Soné mi nariz e intensifiqué el abrazo.
Notaba su respiración pegada a mí, como bajaba y subía tranquilamente, provocando ese mismo efecto en mí. Su respiración se colaba entre mis cabellos y me provocaba un cosquilleo por la nuca, por no hablar de su familiar olor, que inundaba mis fosas nasales. Definitivamente no quería separarme jamás, me quedaría así para la eternidad.
— JungKook..., me duelen los codos. — Cierto, tenía todo mi peso y el suyo sobre sus codos, por lo que mi fantasía de permanecer así para la eternidad duró poco. Me separé de él, quedando a escasos centímetros de su rostro, sin quitar mis manos de su espalda, pero que ahora mi peso lo soportaban mis piernas.
— Quiero estar contigo, Jimin. — Musité y sus ojos se abrieron de par en par. — Me-me da igual lo que hagas o a q-que te dediques. — Absorbí mi nariz.
Apoyó su cuerpo en un solo codo y secó las lágrimas que no dejaban de caer por mis mejillas. — Lo siento, JungKook.
— ¡¿Por qué?! — Mi voz gangosa hizo eco entre los arboles. — Por favor..., no seré n-ninguna carga, m-me mantendré al margen, no preguntaré n-ni opinaré sobre lo que hagas... — Parpadeé mis ojos, pues más lágrimas se acumulaban y no me dejaban ver con claridad su rostro.
— JungKook, basta... — Apartó la mirada y quitó mis brazos de su cuerpo. — No deberías mover el brazo como lo haces, empeorará.
Me sentí un completo idiota, acababa de arrastrarme por él, me había vuelto a declarar, le dejé bien claro que mis sentimientos aún perduraban y él... se preocupó por mi brazo. Me quedé sentado sobre mis piernas flexionadas, mirando mi brazo que estaba vendado bajo las ropas. Se había llevado consigo la poca dignidad que me quedaba.
— ¡JungKook! ¡Jimin! — Unas voces lejanas nos llamaban y aunque minutos antes las habría tomado como mi salvación ahora me daban exactamente igual, de hecho podría quedarme allí sentado las horas que fueran y no me importaría.
"Me sentí vacío"
"Las pocas esperanzas que tenía ocultas bajo mis excusas desaparecieron"
Unas manos que poco me importaron de quienes fueran elevó mi cuerpo, poniéndolo de pie con dificultad. Dio unas palmaditas en mi espalda y escuché varios pasos correr hasta mí. Alguien me abrazó y me susurraba lo preocupado que estaba por mí, luego un segundo abrazo repitiendo lo mismo.
— Súbete Jimin, te llevo. — Escuché la voz de HoSeok.
— JungKook..., ¿estás bien? — La voz grave de TaeHyung llegó a mis oídos, pero no contesté. Pasó un brazo por mi cintura y me pegó a su cuerpo dirigiendo mis pasos. — Estás helado.
Y era cierto, pero dejé de sentirlo cuando algo más doloroso ocupó todos mis sentidos.