— Señor Jeon, ¿señor Jeon?, ¡señor Jeon! — Levanté mi cabeza asustado por la fuerte voz que me había despertado. — ¿Acaso no tuvo suficiente con dormir anoche?
— L-lo siento. — Me puse en pie rápidamente, haciendo una reverencia a modo de disculpa.
Mi nueva tutora me miró de arriba abajo, viendo lástima en sus ojos. Debía de verme muy mal como para que un profesor me mirara de esa forma.
— Que no se vuelva a repetir. — Asentí, volviéndome a sentar.
Había pasado una mala noche. Las escenas de mi ruptura con Jimin no pararon de molestar en mi cabeza, por no hablar del acontecimiento en aquella casa y todo sumado con las miles de imágenes que imaginaba con Jimin metido en sus asuntos. ¿Qué habrá llegado a hacer?, ¿Y cuan de lejos llegó?
"De nuevo mi cabeza atormentándome"
"Hasta en sueños lo hace"
"Necesito un descanso"
"¿Un descanso?, ¿para qué? ¿para qué mi cabeza tenga más tiempo en joderme?"
Levanté mi mano mientras quedaba con la cabeza gacha.
— ¿Y ahora qué pasa, señor Jeon? — Pude notar la molestia en su voz.
— ¿P-puedo salir?, n-no me encuentro muy b-bien. — Tras unos segundos me dio el permiso y sin nada más que decir salí.
Fui hasta el baño donde me metí en una de las cabinas, cerré y me senté en la tapa del inodoro, me abracé a mis piernas y me desahogué de nuevo.
¿Cuánto tiempo iba a estar así?, era la primera vez que vivía una ruptura, de saber que dolería tanto jamás me habría dejado llevar con Jimin. Quizás si lo hablara con él... No, nada iba a cambiar, seguiría mintiéndome y ocultando todo. Además lo que hace...
Hace daño a las personas, ¿quién dice que no me lo vaya a hacer a mí?, "de hecho ya me lo hace". Simplemente no puedo, debía pasar página, no podía estar con alguien a quien temo. ¿A caso no es lo mismo que me hace sentir mi padre?
"Exista diferencia o no entre ellos, no puedo compararlos"
"Ambos hacen daño, pero..."
"Jimin..."
"¡Jimin, nada, es igual, no puedo defender lo que hace!"
Me había quedado allí metido el resto de horas, puede que me llevara una buena reprimenda por ello, pero era mejor eso a que me pusiera a llorar en medio de la clase. Cuando llegué al aula estaba vacía, ya se habían ido todos.
"Vaya, creí que la tutora me esperaría para regañarme"
Metí mis materiales en la mochila y salí, llegando al exterior y viendo a mi amigo abrazado a la espalda de HoSeok. Me acerqué hasta ellos donde el mayor fue el primero en verme. Tae deshizo el abrazo rápidamente nada más verme. Supongo para no hacerme sentir mal.
— Te estábamos esperando. — Me dijo el castaño cogiendo mi mochila y cargándola en su espalda.
— ¿A mí? — Pregunté mientras intentaba coger mi mochila devuelta, pero fue tan terco que no me dejó. — Puedo llevarla yo.
— Habíamos pensado en ir a la habitación de Jin y jugar a algunos juegos. — Me informó HoSeok.
— Gracias, pero no tengo ganas.
— ¡Vamos JungKookie que nos lo pasaremos bien! — Tae se posicionó a mi espalda, empujando mi cuerpo en dirección al dormitorio de mis hyungs.
Tampoco opuse mucha resistencia, pues quizás un poco de entretenimiento hiciera descansar mi mente y mis ojos.
Jin nada más verme me cogió ambas mejillas y besó mi frente. Me preguntó por mi brazo, siempre lo hacía cuando me veía y debía decir que era un chico bastante atento y protector. Para mi sorpresa NamJoon también estaba allí, tumbado en la cama del castaño con el móvil en sus manos.
— ¡Oh, JungKook! — El pelirrosa se incorporó al verme, dejando su móvil a un lado.
— ¿A qué juegos jugaremos? — Preguntó TaeHyung emocionado.
— Tengo todos los juegos de Mario, ¿queréis jugarlo? — Jin comenzó a sacar una consola y Tae fue corriendo a ayudarlo.
— ¿Podemos hablar, JungKook? — Me preguntó el pelirrosa.
— Claro.
Me senté junto a él y estuvimos hablando sobre el evento, ya que yo iba a ser su pareja quiso pedirme opinión sobre la canción que estaba arreglando para nosotros. Mi cabeza no estaba para pensar mucho, pero intenté serle de ayuda lo máximo posible. HoSeok estaba con nosotros escuchando nuestra conversación e incluso dando su opinión o ideas.
Estaba tan metido en la conversación que ni me di cuenta que habían llamado a la puerta. Jin fue a abrir y una cabellera anaranjada se asonó por ésta. Jin le dio permiso para entrar, pero nada más verme se detuvo, yo giré mi cabeza, no podía verle, no aún.
— Ya me voy. — Dijo a mis espaldas.
— Acabas de llegar. — Dijo Jin sin entender nada.
— Creí que..., nada, acabo de acordarme que debo hacer algo. — Oí sus pisadas que iban desapareciendo a medida que se alejaba, hasta que la puerta cerrada las acalló del todo.
— Ese chico últimamente está muy raro. — Comentó NamJoon negando con la cabeza.
De pronto las pocas ganas que tenía de estar aquí se esfumaron, quise irme y volver a mi habitación donde me encerraría en el baño y no saldría hasta la noche con la excusa de ir a dormir. Pero no lo hice, no quería llamar la atención y dejar preocupados a todos, mucho menos a Tae quién era el único que sabía mi estado.
Me quedé sentado en la cama viendo jugar a los chicos, bueno menos a NamJoon que estaba tumbado en la misma cama que andaba sentado, mirándolos al igual que yo.
— Princesa, no sabía que fueras tan bueno en los juegos. — Comentó el pelirrosa.
— Soy el mejor jugador de Mario Bros, ¿qué esperabas?
— Que murieras nada más dar un paso. — Empezó a reírse a carcajadas y Jin cogió el cojín que tenía bajo su culo y se lo tiró en la cara. — ¡Ey! — Rápidamente se levantó con el cojín en mano y se fue hasta el más mayor, donde comenzó a darle almohadazos y el otro a quejarse, intentando defenderse con sus manos.
— ¡Wow, wow, wow! — HoSeok se quitó antes de que recibiera algún golpe. — ¡Si queréis hacer manitas esperaros a la noche!
— ¿Manitas? — NamJoon se detuvo, mirando a HoSeok. — Yo sí que te voy a dar manitas. — Se fue hasta HoSeok con la almohada preparada para estampársela en la cara, pero el otro más rápido salió corriendo y gritando por toda la habitación.
Mis oídos murieron en ese instante.
Al estar a punto de pillarlo, abrió la puerta y se fue corriendo con el otro detrás por todo el pasillo de los dormitorios.
— Que bien dormirá esta noche. — Dijo Tae con una estúpida sonrisa en el rostro.
Jin enarcó una ceja y lo ignoró. — ¿Seguimos jugando?
— Yo me voy ya. — Dije poniéndome de pie.
— Pero... — Tae me miró preocupado.
— Tengo que hacer ejercicios que han mandado hoy. — Mentí y la cara de TaeHyung no se veía muy convencida. — Nos vemos.
Jin se despidió de mí, dándome algunos golpecitos en la espalda y advirtiéndome sobre el brazo; que tuviera cuidado y cualquier cosa que lo avisara.
"Todo un chico con complejo de madre"
TaeHyung me acompañó hasta la puerta de mi habitación, sí, así era él, sino lo hacía no se quedaba tranquilo. Después de darme un poco de ánimos y hacerme saber que acudiera a él para cualquier cosa, me despedí. Lo vi desaparecer por el pasillo y camino hasta el exterior, supongo que para volver con los demás.
"Que envidia"
"TaeHyung y HoSeok son tan perfectos juntos"
"Me alegro mucho por él"
Suspiré y abrí la puerta. — Ya estoy aquí.
— Hola, JungKook. — Mi compañero me saludó y cuando se acercó a mí, vi la silueta de alguien más tras él. — Ha venido un amigo tuyo.
— ¿Un qué? — ¿Amigo?, como amigos sólo tenía a Tae y a los demás; los cuales con el tiempo consideré amigos, pero fuera de esta escuela no tenía a nadie más. — YuGyeom, creo que te has equiv...
— Hola. — El chico detrás suyo se dejó ver, poniéndose a la par de mi compañero, pudiendo verle mejor y ver ese rostro que tanto pavor me había estado causando.
No pude decir nada, sólo quedarme inmóvil mirándolo, mientras que mi compañero decía algunas cosas que apenas eché cuenta.
— Has sido muy amable. — Dijo el chico al que no podía apartar mi vista de él. — ¿Nos podrías dejar a solas?, tengo algo importante que hablar con él.
— Claro, no hay problema. — YuGyeom dejó la habitación, dejándome solo con aquel individuo.
— ¿Sorprendido?
— ¿Q-qué haces aquí? — Se llevó la mano a su bolsillo y sacó una corbata, poniéndola en mis narices.
"Mi corbata, no hay duda"
— Deberías tener más cuidado donde dejas las cosas. — Me dijo con una sonrisa ladina.
— ¿Y-yo?, ¡m-me la quitaste tú!
— Shh. — Puso un dedo en mis labios acallándome. — No eleves tanto la voz. — Se puso a jugar con mi corbata entre sus manos.
— ¿Cómo has sabido que...?
— ¿Qué estudias aquí? — Asentí y me mostró el reverso de la corbata. En la parte inferior de ésta tenía una etiqueta con el nombre de la escuela. — El tío que ayudasteis fue muy amable. — Lo miré confundido. — Me la dio a cambio de reducir su deuda.
— ¿Por qué?, lo ayudamos... — Me sentí traicionado, había ayudado a ese hombre; que ni siquiera conocía. — No entiendo.
— Es normal, viendo de donde vienes esto debe ser confuso para ti. — No dije nada, me quedé mirándolo. — Ni siquiera sabes lo que la gente puede llegar a hacer cuando esta desesperada.
— ¿D-de qué hablas?
— La vida que te rodea debe ser muy fácil, teniendo todo lo que quieras e incluso lo que no necesitas. Aunque hay algo que no entiendo, ¿qué haces aquí?, ¿no deberías estar en una escuela más prestigiosa, Jeon JungKook?
— ¿Eh? — Me quedé boquiabierto, intentando asimilar tantas cosas juntas.
— No ha sido muy difícil, si es eso lo que te preguntas. — Pasó su brazo por mis hombros y aunque ese gesto lo habría rechazado al instante, estaba tan paralizado y sorprendido que no hice nada. — Tu amigo ha sido muy amable al hablarme un poco de ti, el muy idiota se creyó que yo era amigo tuyo y me contó algunas cositas tuyas, que por cierto, también lo tienes engañado, que mal amigo. — Giré un poco mi cabeza para mirarlo. — ¿Sabes por qué se quién eres? — Negué. — Yo fui quien ayudó a Jimin a reunir información de ti hace un tiempo.
Me despegué de él. — Déjame en paz.
— Me pregunto por qué Jimin no hizo nada después de haberte encontrado. — Se llevó la mano a su mentón, quedándose pensativo.
— Yo no tengo nada que ver con él.
— Eso me da igual. Lo que me interesa es que tienes pasta, mucha pasta y no puedo quedarme con las manos vacías.
— Ni pienses que te daré dinero. — Comenzó a reírse.
— Me lo darás. — Me cogió del brazo y tirando de mí hasta él. — Jimin estudia en esta misma escuela, no me trago que no lo conozcas. Tú lo seguiste hasta la casa y ahora Jimin debe recibir un castigo por no haber tenido cuidado.
— ¿C-castigo? — Tragué saliva.
— Ajá.
— ¿Q-qué clase de castigo?
— Antes que nada debo darte las gracias por corroborar que lo conoces y... — Iba a decir algo, pero me no me dejó apenas pronunciar una palabra. — no soy yo quien se encarga de los castigos.
— No le hagáis daño..., por favor.
— Paga y mis labios quedarán sellados. — Me quedé pensativo por unos minutos hasta que asentí. Me soltó del brazo emocionado por su victoria y me extendió mi corbata. Fui a cogerla, pero volvió a retirarla. — Creo que pensándolo mejor me quedaré con ella. Así tendré un recuerdo tuyo. — Me guiñó el ojo y se la guardó en el bolsillo. — Anota mi número y te avisaré de la cantidad y cuando debes dármelo.
— Está bien. — Cabizbajo cogí mi móvil y apunté su número.
— Por si no lo recuerdas, mi nombre es B-Bomb. — Lo ignoré, ¿cómo podía olvidarme de ese asqueroso nombre? — Me marcho, nos vemos pronto. — Antes de irse acarició mi cabeza, haciéndome sentir más débil y miserable de lo que ya era.
Cuando escuché la puerta cerrarse, intenté relajarme y no dejar escapar un fuerte grito de la rabia que cargaba. ¿Acaso no tenía ya bastante?, ¿por qué no paraban de pasarme cosas?, ¿por qué todo tenía que ser malo?, ¿qué había hecho para acabar así?
Tiré con fuerza mi móvil contra el suelo, rompiéndolo y varias piezas salieron volando. Sin quedarme a gusto aún, lo pisoteé, terminando por romper toda la pantalla. Mi compañero entró ese momento y al verme me detuvo, echándome a un lado y cogiendo el destrozado móvil entre sus manos.
— Pero, ¿qué haces?
— ¡Ya estoy harto! — Le di una patada al primer mueble que tuve cerca.
— ¡Para! ¡Te vas a hacer daño! — YuGyeom me agarró de la cintura y tiró de mí hasta la cama.
— ¡Déjame en paz, bocazas! — Lo empujé, haciéndome daño en el brazo y aguantando el dolor que me provoqué. Salí de la habitación dando un sonoro portazo y me encaminé hasta el exterior.
"Necesito aire"