Esto era una estupidez, pensaba en llamar a Jin para que me acompañara pero en mi cabeza sólo resonaba el que él rechazara mi invitación. Es por eso que era estúpido, ¿no era más fácil no llamarlo?, pues no, y aquí estaba con el móvil en la mano y esperando a que la princesa descolgara.
"No lo cojas"
— "¿Sí?" — "Mierda".
— Hey... — Miré a Suga quien no se perdía ni un detalle de mi llamada.
— "¿NamJoon?"
— Sólo llamaba para ver si... — Suga empezó a levantar sus cejas esperando que lograra terminar mi frase, pero eso sólo hizo cabrearme aún más. — ¡A la mierda! — Colgué.
— ¿Le acabas de colgar? — Preguntó el peliverde, desilusionado ante no poder ver como me arrastraba hacia la princesa.
Porque guste o no, eso es lo que hacía, arrastrarme, después de tantos insultos y malos tratos hacia el castaño estaba a punto de pedirle algo y eso para mí era arrastrarse.
— Sí, me estabas poniendo nervioso. — Me levanté de su cama y anduve hasta la puerta. — Me voy, nos vemos luego.
— ¿A dónde vas?
— A que me de el aire.
— ¿A ver a la princesa?
— Sí. — Abrí la puerta y fue entonces cuando me di cuenta de lo que había dicho. — ¡No!, a-i-r-e. — Salí a punto de cerrar y antes de hacerlo oí como ambos reían a carcajadas.
"Gilipollas"
Lo peor de todo es que tenía razón, iba de camino a la habitación de Jin porque aún tenía la idea de pedírselo, aunque jodiera mi orgullo, ya que no tenía a nadie más, bueno, quizás Jackson sería una opción, pero mejor no, seguro me llenaba la cabeza de preguntas y acabaría arrancándole la suya por pesado.
En el camino me encontré con BaekHyun, su compañero, y quise preguntar, así me ahorraba el viaje por si no estaba en su cuarto.
— Hey Baek, ¿sabes si está Jin en vuestra habitación? — El chico se detuvo nada más verme, saludándome con un choque de manos.
— Pues creo que justamente iba a tu cuarto.
— ¿A mi cuarto? — Asintió. — Pues iré a comprobarlo, gracias.
Caminé algo apresurado hasta mi habitación y efectivamente ahí estaba, frente a la puerta con el móvil en la mano, supongo que... Miré móvil, el cual sonaba y al ver el nombre de la persona vi que a quien llamaba era a mí.
Colgué y llegué hasta él. — ¿Por qué viniste a mi habitación? — El castaño se sobresaltó y me miró algo aturdido, seguramente no me esperaba.
— ¿Qué?, ¿por qué?, eso debería preguntar yo, ¿por qué? — "Aquí vamos..." — ¿Por qué me cuelgas?, ¿acaso no fuiste tú quién llamó?
— Me arrepentí. — Enarcó una ceja. Lo ignoré y abrí la puerta.
— No me ignores. — Se cruzó de brazos.
— No lo hago, pasa. — Me hice a un lado y tras segundos inútiles pasó dentro.
Agradecía que no hubiese nadie en la habitación porque siempre que hablaba con la princesa solía irritarme y si había alguien más presente me irritaba el doble.
— ¿Recuerdas que te dije que vendría la chica americana?
— Ajá.
— Pues la veré mañana.
— Entiendo. — Pasó su lengua por sus labios, humedeciéndolos. — ¿Y qué tengo yo que ver? — No contesté, ni siquiera entendí lo que dijo o preguntó, me había quedado mirando sus labios. Fue extraño pero el gesto me dejó hipnotizado, sin apartar la vista, esperando que volviera a hacerlo. — ¿Nam?, ¡NamJoon!
— ¿Q-qué?
— Te estoy hablando.
— Ah sí, sí. — ¿Qué mierdas me pasó?, ¿por qué me quedé embobado?
"Sus labios son como los de una chica, así de fácil"
"Ojalá fuera eso o tendré que preparar una soga y colgarme de ella"
— ¿Y bien? — Insistió ante mi estado de mudez.
— ¿Quieres acompañarme?
— ¿Yo? ¿Acompañarte? ¿A ti? — Rodé mis ojos, ya me esperaba esto. — Puedo suponer que todos tus amigos se negaron o no podían, ¿verdad?
"Justo en el blanco"
Aunque dicho de esa forma, sonaba bastante cruel, estaba diciéndole en toda su cara cuan utilizado estaba siendo, pues era mi última opción.
— Estoy un poco cansado de que me uses Nam. — Sus ojos descendieron hasta el suelo y ahí se quedaron, mientras hablaba y divagaba por su mente. — Siempre sueles usarme como último recurso y yo como estúpido siempre me dejo. Me usas a tu antojo, para lo que te conviene, cuando necesitas un favor y nadie quiere cumplirlo siempre acabo yo haciéndolo. — Mordió su labio inferior. — ¿Alguna vez te has preguntado como me siento?
— ... — ¿A qué venía esta actitud de repente?, ya sabe perfectamente mi forma de verlo, ni siquiera lo veo como amigo, es inútil su pregunta.
— La noche del callejón... — Lo miré atento, esperando escuchar que tenía que decir respecto a ese día, porque sabía que en algún momento diría algo de lo que ocurrió esa noche y yo ya tenía mis respuestas. — ...no sé que fue para ti pero...
— Un polvo, bueno, iba a ser un polvo, ya te lo dije. — Levantó su vista de nuevo, quedándose fija en mí.
— Me gustaría que por una vez en tu vida no fueras un insensible.
— ¡¿Qué?! ¿A qué viene eso Jin?, no me jodas, tú y yo ya sabemos como es nuestra relación. — Me acerqué a él un poco alterado. — Es mutuo odio. No me vengas ahora a cambiar los términos.
— Siento decepcionarte pero... yo no te odio.
— Siempre me has odiado. — Insistí, pues no entendía nada de este chico, se le había soltado un tornillo seguro.
— Dejé de hacerlo.
— ¿Qué dej...? — Reí mientras me acercaba más, sin creerme ni una palabra de lo que decía.
— D-deja de acercarte así, me estas poniendo nervioso. — Puso una mano en alto, deteniendo mi avance.
— Te pongo nervioso... — Con mi mano derecha masajeé mi frente y con mi izquierda la puse en mi cadera.
— Será mejor que lo dejemos. — Antes de que diera un solo paso, alce mi brazo deteniendo cualquier movimiento suyo.
— Jin, ¿te gusto?
— ¿C-cómo d-dices? — "Acaba de tartamudear... Santo cielo, no me jodas, por favor, que no sea así..."
— Contesta.
— ¡C-claro que no! — ¿Por qué se me hacía imposible de creerle?
— Vale.
— ¿Ya puedo irme? — Sólo asentí y poco tardó en salir de la habitación dejándome solo y desconcertado.
"No sólo me he ganado un dolor de cabeza, sino que mañana tendré que ir solo"
[...]
¿Iba bien así?, por lo poco que la conocía, la chica es bastante pija, igual la asustaba si iba hecho unos trapos. En fin, mejor, así sale huyendo y me deja en paz, o mejor, me dejan en paz.
Tenía un poco más de media hora para llegar hasta la cafetería donde habíamos quedado. Al final no me arreglé mucho, si le desagradaba que se jodiera. Tras colocar mi chaqueta de cuero y coger mis pertenencias me fui, no sin antes recibir unas cuantas burlas de mis compañeros.
"Es algo que no podía faltar"
Hacia menos frío esta mañana, ya se iba notando un poco la subida de temperatura. Caminé hasta la salida con paso algo relajado pero tras mirar la hora decidí apresurarme un poco más.
"No me jodas"
Al llegar a las puertas de la escuela vi a Jin, que estaba apoyado en el muro de la puerta, ¿esperando?, ¿a quién? "Que más da, ¿qué me importa a mí?". Terminé por llegar hasta la puerta donde me vio y se acercó unos pasos, haciendo que yo me detuviera.
— ¿Has venido a pedirme disculpas? — Le dije con un tono algo molesto.
— No.
— Entonces, ¿esperas a alguien?
— Sí.
— Genial, nos vemos. — No di un paso y su voz me detuvo nuevamente.
— A ti. — Me giré, estaba entre confundido y sorprendido.
— ¿A mí? — Asintió. — ¿Por qué me esperarías a mí?
— Ayer preguntaste que si te acompañaba para ver a la chica. — Evitaba mirarme, pues no dejaba de mirar a todos lados menos a mí.
— Creí que...
— No contesté. — Me interrumpió.
Suspiré aturdido, ya estaba mentalizado en ir solo, pero ahora de repente se me presentaba esto. ¿qué debería de hacer?, ¿dejar que viniera?, pero lo de ayer... me dejó algo descolocado.
"Bueno, aprovecharé"
— Bien, vamos entonces, llego tarde. — Por fin me miró, con un brillo en sus ojos que no entendí.
La cafetería no quedaba muy lejos de la escuela, la escogí por lo mismo, ya que estaba obligado que moviera el culo ella. Aunque ella también estaba obligada.
Jin y yo entramos, no era la primera vez que venía a este local, incluso Jin había venido conmigo, pero con los demás a la vez. Era una cafetería bastante tranquila, ya que no estaba muy al centro ni había comerciales a su alrededor, era perfecta para un desayuno o merienda tranquilo. Al entrar visualicé por encima el lugar, buscando entre todas las cabezas la de Barbie.
"Creo que a partir de ahora la llamaré así, le viene como anillo al dedo"
"Anillo..."
La chica me hizo un gesto nada más verme, sonreía ampliamente levantándose a medida que nos acercábamos.
— ¡Qué alegría volver a verte! — Se echó encima mío y me abrazó con sus delgados brazos.
— Pero si es la segunda vez que nos vemos...
— ¡Por eso mismo!, hace mucho que no te veía. — Sus ojos brillaban como lo habían hecho los de Jin un rato antes, aunque diferentes diría yo.
— Ya... — Sonreí de buena forma, intentando que no viera mi falsedad en ella.
— Oh, ¿quién es...? — La rubia miró por mi costado, viendo a Jin y señalándolo con el dedo.
— Él es SeokJin... un amigo. — Tardé un poco en terminar mi frase pues no sabía muy bien como referirme a él.
— ¡Hola! yo soy Ashley, encantada. — Alargó su mano, esperando el saludo, pero Jin se quedó perplejo y con razón... Habíamos estado hablando en inglés desde que la vi y la princesa no entendía una mierda del idioma.
— Él no habla inglés. — Le hice saber. — Jin ella es Ashley. — Me dirigí ahora a él, hablándole en nuestro idioma para que entendiera.
— ¡Ah!, encantado. — Estrechó su mano y le sonrió.
— Es muy guapo. — Me comentó sin que el otro se enterara de nada.
— Supongo... ¿Nos sentamos? — Ella asintió y esperó a que yo eligiera lado para sentarse a mi lado.
Jin se sentó frente a nosotros, algo nervioso y tímido. Ashley y yo estuvimos hablando por un buen rato, pedimos desayuno y continuamos hablando o más bien hablaba ella, no paraba de abrir la boca con miles de temas saliendo de ella. ¿Acaso había algo de lo que no tuviera que hablar?
Me estaba empezando a aburrir, incluso llegué un momento en el que cuenta le echaba, sólo asentía con mi cabeza y le daba algunas sonrisas para mantenerla contenta. A veces le echaba miradas a Jin pero éste no nos miraba, estaba siempre con la vista en su comida, por el local o en la ventana.
"Seguro está aburrido"
"Quizás debí decirle que no hablaba coreano"
"Bueno yo no le obligué a venir"
"..."
"Pero me hizo el favor"
— Jin. — Llamé al castaño, cortando la conversación de la rubia y el chico me miró.
— ¿Qué pasa?
— Me aburro. — Jin enarcó una ceja. — Tú también, ¿verdad?
— Tranquilo, estoy bien. — "Que mentiroso"
— Dime la verdad, anda.
— B-bueno sí, un poco. — Agachó su cabeza algo avergonzado.
— Inventemos que debemos irnos. — Me miró sin creer lo que decía y le guiñé un ojo.
— P-pero...
— Ashley, lo siento. — Interrumpí las insonoras palabras de Jin, ahora dirigiéndome a la Barbie. — Debemos irnos. Jin y yo tenemos que... — "Corre, piensa rápido". — a la biblioteca a recoger unos libros. Tenemos que hacer un trabajo.
— Oh... ¿te irás tan rápido? — Su voz sonó triste pero poco me importó.
— Lo siento.
— Está bien, lo entiendo, las obligaciones son lo primero. — Volvió a sonreír.
— Gracias por entenderlo.
Todos nos levantamos de la mesa, aunque Jin un poco lento, no entendía nada y sólo seguía mis movimientos. Pagué la cuenta, no sin antes pelearme un poco con Jin por no dejarme pagar lo suyo, pero que al final terminé pagando. Salimos del local y el chófer de la chica poco tardó en llegar.
— Bueno, nos vemos. — Dije seco, con ganas de largarme de una vez.
— ¡Espera! — "Que pesada", me giré para mirarla, pues ya me había dado la vuelta para irme. — Os llevaré hasta la biblioteca.
— ¿Qué?, no, no hace falta, iremos andando, ¿verdad Jin? — Le di un golpecito en la espalda, pero el pobre seguía sin entender nada.
— No seáis tontos, subid. — Ashley tiró de nuestros brazos, obligándonos a subir y consiguiéndolo.
"Genial biblioteca"
"Que lugar tan divertido para pasar un día libre"