No podía decir que echaba de menos mi habitación porque no lo hacía, puede que en un pasado no tan lejano si lo hiciera, pero ahora no. Como desearía volver a la habitación de Jimin... Es lo que mi mente repetía una y otra vez, pero por más que lo hiciera no iba a devolverme a la habitación.
YuGyeom, siendo nuevamente mi compañero, me ayudaba a ordenar mis cosas en los cajones vacíos que me pertenecían. De vez en cuando se me quedaba mirando al brazo, como si quisiera preguntarme pero a la vez le diera pudor de hacerlo.
— Me caí y todo el peso cayó en el brazo.
— ¿Q-qué?
— El brazo. — Se lo señalé con el dedo.
— ¡Ah!, lo siento, quería preguntarte pero no sabía si debía o no. — Rascó su cabeza algo nervioso.
— No te cortes que ya nos conocemos. — Le sonreí y volví a lo mío.
Ya casi tenía todo guardado y acomodado, gracias a mi amigo pudimos hacerlo más rápido. Una vez terminara tenía pensado pasarme por la habitación de Jimin, el pelinaranja le había pedido el portátil a Jin de nuevo para que pudiéramos ver la saga de Stars Wars. Al parecer tenía en mente hacerme ver todas esas obras maestras que nunca había llegado a ver, palabras textuales suyas.
Alguien llamó a la puerta y mi compañero fue a abrir. Esto me hizo recordar a cuando temía oír la puerta y cada vez que mi amigo iba a abrirla me ponía nervioso por saber si era Jimin o no. En cambio ahora deseo que sea él todo el tiempo.
Cuando me giré para ver la persona que entró, mi cara se descompuso. — Pro-fesor...
— Buenos días JungKook, vaya... ¿qué te ha pasado? — Alargó su mano hacia mi hombro, pero lo retiré al instante.
"¿Qué hace aquí?, ¿ya ha salido del hospital?, ¿y cómo tiene la cara dura de presentarse en mi habitación?"
— ¿Qué hace aquí? — Le pregunté evitando todas y cada una de sus miradas a mi persona.
— ¿Puede dejarnos solos, señor Kim? — Se dirigió a mi compañero y rápidamente asintió saliendo de la habitación y cerrando la puerta tras suyo.
"Genial, me deja solo"
Me atreví a mirarle. Su cara aún reflejaba el dolor que había tenido por culpa del pelinaranja, su rostro seguía con secuelas de las heridas tan profundas que dejó en él. Aunque al parecer los médicos habían hecho un buen trabajo porque juraría que le habría quedado el rostro desfigurado, pero no fue así, al menos no tanto.
— ¿Qué quiere? — Volví a preguntar.
— Creo que nos debemos una charla. — Arrastró una silla, poniéndola frente a mí y sentándose en ella.
— No hay nada de que hablar.
— Mi padre me ha dicho que habló contigo, pero que no viste a quién me pegó... — Se detuvo, mirándome fijamente y esperando inútilmente una reacción mía. — ¿Sabes a qué me refiero?
— No, lo siento.
— ¡Oh, vamos!, deja de mentir, tú viste quien fue, es más, lo conoces, es el mismo chico que venía a recogerte a clases.
— Lo siento, no vi a la persona que le pegó. — Continué con mi coartada. Ya sabía que él lo había visto, que yo había visto al chico que le pegó, incluso que lo conocía, pero no me fiaba. No era tan idiota, podía estar grabando esta conversación y así demostrar que fue Jimin.
— JungKook... — Se levantó, acercándose a mí. — Un chico así es peligroso para la escuela.
— ¡¿Peligroso?! — Lo encaré, riendo sarcásticamente ante sus palabras sin sentido. — ¡Usted si que es un peligro!, dígame... ¿qué intentaba hacerme?
Bajó su vista, suspirando y escuchando la verdad de mis palabras. — Tienes razón, no debí hacer algo así.
— ¡Tuve suerte que ese chico apareciera! — Seguí elevando mi voz, no me importaba quien fuera, ni siquiera la edad que tuviera, estaba harto, harto de que todo el mundo se aprovechara de mí. — Me tiene harto la gente como usted.
Su expresión cambió, a una fría y vacía como si le hubiese dado donde más le dolía. Me importaba una mierda sus razones, no quería escuchar lo que tenía que decir. No quería tenerlo más tiempo cerca.
— Por favor, váyase. — Caminé unos escasos pasos hasta la puerta, pero me detuvo agarrando mi brazo. — No me toque. — Deshice el agarre.
— Lo siento. — Se terminó de girar hacia mí. — De verdad que no quería hacerte daño... se me fue de las manos. — Masajeó su nuca. — Me recordaste a alguien y...
— No es razón suficiente...
— Lo sé, por eso estoy pidiendo perdón. — Se acercó un paso y yo retrocedí dos. — ¿Qué puedo hacer para que me perdones?
— Nada. — Contesté, seco y frío.
— ¿Me denunciarás?
— No.
— ¿Por qué?
— No quiero problemas.
— Por tus padres...
— Lo que sea, es asunto mío. — Le interrumpí.
No dijo nada más, se quedó un rato callado hasta que llevó una mano al interior de su chaqueta y sacó un papel doblado de su bolsillo interior. Lo desdobló y me lo mostró.
Mi cara se tornó pálida, mi boca seca y los dedos de mis manos se quedaron agarrotados. Era un papel de admisión y en la esquina superior izquierda estaba la foto de Jimin.
— ¿Cóm...?
— ¿Crees que olvidaría la cara de mi agresor? — Mi pulso se aceleró, no sabía que decir, lo único que tenía en mente era saltar sobre él y arrebatarle el papel.
— Si ya sabía quien era, ¿por qué... ? — Respiré hondo. — ¿... por qué me pregunta?
— Quería saber si lo defenderías.
— ¡Obvio que lo haría!
Dobló de nuevo el papel y lo guardó en donde lo sacó. — Esto supondría una expulsión directa, ¿lo sabes?
Asentí con mi mandíbula apretada y conteniendo las miles de palabras mal sonantes que le soltaría en su cara.
— Pero no lo haré.
— ¿Qué? — Por un momento mis músculos se relajaron. — ¿N-no lo hará?
— No. Soy más culpable que incluso él. — Bajó su cabeza, ¿arrepentido? — Cambiaré de aula, ya no seré más tu tutor ni profesor. Tampoco haré nada con el señor Park, ya le dije a mi padre que no recuerdo su rostro y se lo creyó. Sólo venía a pedir perdón, un perdón que no merezco, lo sé, pero tenía que hacerlo. — Caminó por la habitación dando vueltas, con mi vista siguiéndole. — He caído muy bajo, aunque creo que ya no puedo caer más. — Rio, ocultando su debilidad y sus ganas de llorar. — He sido un mal hijo, mal hermano, mal profesor y un mal... novio. — Se detuvo en seco.
— Le perdono. — Musité.
Él me miró confundido y sorprendido a la vez. — Creo que ni merezco tu perdón.
— Supongo, pero aún está a tiempo de enmendar sus errores, sólo si deja de ser tan estúpido. — Carraspeé mi garganta. — Esto... siento mis modales.
Rio. — No te preocupes. — Se acercó lo suficiente como para llegar a tocar mi cabeza. Yo la aparté incómodo.
— Será mejor que se vaya. Había quedado con Jimin hace quince minutos y si ve que no he ido vendrá él y... — Ladeé mi cabeza, imaginando la horrible escena que se podría volver a montar.
— ¿Es tu novio?
— ¿Eh?, ¡Ah!, no, no, no es lo que piensa.
— De modo que sí. — Sonrió seguramente ahora entendiendo la actitud que tuvo mi pelinaranja aquel día. — Ahora todo tiene más sentido.
— D-de verdad que no...
— Tranquilo, no le diré a nadie. — Caminó hasta la puerta. — Yo... también habría hecho lo mismo que él. — Me sonrió, pero aún pudiendo ver culpabilidad en él. — Ya nos veremos.
— Adiós. — Gesticulé con la mano, viendo como desaparecía de la habitación. — Uff — Suspiré tranquilo, quitándome un buen peso de encima, pero tan pronto sentí tranquilidad en mi cuerpo, volví a tenerlo rígido al abrirse de pronto la puerta y ver asomada la cabeza de Jimin.
— Kookie... ¿te olvidaste de mí? — Su ceño estaba fruncido y no pude evitar reírme, aunque creo que reía más por los nervios.
"Espero no lo haya visto al salir"
"No... sino ya se le habría tirado al cuello y me hubiese enterado por el jaleo que habrían hecho"
— ¿Cómo podría olvidarme de ti? — Le enseñé la lengua a modo de burla y corrí hasta él, saliendo de la habitación y cerrándola. — ¿Ya descargaste las películas?
— Todas. — Me guiñó un ojo y no pude evitar agarrar su brazo, acercándome todo lo posible a él. — Cuidado. — Me alejó.
— Tranquilo éste es el bueno. — Reí como tonto mientras le mostraba mi brazo bueno.
— No me refería a eso. — Lo vi mirar en todas direcciones y entonces entendí.
— Oh, lo olvidé, lo siento. — Bajé mi cabeza apenado y comencé a caminar en dirección a su habitación.
— Kookie... entiéndelo... es qu...
— Sí, sí, lo entiendo. — Le sonreí con algo de falsedad pues no podía negar que aún me doliera y molestara el tema de ocultar lo nuestro.
[NamJoon]
Cogería una mochila, metería lo imprescindible y me iría del país. Que les dieran a todos por el culo, hasta los huevos me tenían ya. ¿Por qué no me dejan vivir tranquilo?, un poquito de paz es lo que deseaba, aunque sea un poquito, no pedía tanto.
Ahora tenía que ir a conocer a la dichosa Barbie Malibú para tener un primer acercamiento, o eso fue lo que mi padre dijo.
"Yo sí que me iba a acercar... pero con mi puño en su cara"
"Vejestorio titiritero"
Sí, éste era el amor que tenía hacia mi padre, pues era el que se había ganado con los años. ¿Cariño?, ¿qué es eso?, apenas lo veía y la verdad que sabiendo como era me alegraba mucho de que haya sido así.
Mañana a la hora del desayuno tenía cita con la chica y no me podía negar, ya lo hice y no funcionó. Tampoco quería ir solo y no oí a mi padre en ningún momento decir que debía ir acompañado por lo que se me ocurrió llevar a alguien, y quien mejor que mi mejor amigo.
— ¡Mi amigo! ¡Mi queridísimo amigo del alma! — Grité en cuanto entré en la habitación de mi mayor, asustando a Mino; su compañero de habitación.
— ¡Joder!, NamJoon, no entres así que soy débil de corazón. — Dejó caer el libro que tenía en sus manos, dándome toda su atención.
— Tú lo que eres es débil de cuerpo... — Musité.
— ¿Qué?
— ¡Nada! — Me tiré en su cama tambaleándose él. — ¡Hola! — Saludé a su compañero quien rápidamente hizo lo mismo.
— ¿Qué quieres? — Me preguntó Suga.
— ¿Por qué piensas que quiero algo?
— "Mi amigo, mi queridísimo amigo blablabla". — Me imitó, saliéndole muy mal por cierto.
— Es que eres mi mejor amigo. Lo digo para que no se te olvide.
— Ya claro, anda dime. — Se cruzó de brazos esperando a que hablara.
"Que difícil es engañarlo, joder"
"Desde pequeño nunca lo conseguí"
— Me acompañarías a conocer a mi... — Le hice un gesto con mis cejas y lo entendió a la primera.
— Ah, no, ni hablar. A mí no me vas a poner de sujetavelas. — Se levantó ignorándome y cogiendo el libro para ponerlo en la estantería.
— Por favor. — Le supliqué, aunque sabía que sería lo mismo. Es más, no sé por qué intenté pedírselo a él.
— Que no. Pídeselo a otro.
— No tengo ganas de ir uno por uno pidiendo, además que no soy de pedir.
— Pues te aguantas y vas tú solo, que de hecho debería de ser así. — Me quedé pensando en sus palabras, en si tendría o no razón.
— Mmm, no. — No la tenía, no quería ir solo y punto.
— Pues empieza llamando.
"Amargado"
Cogí mi móvil y marqué sin dudarlo el número de HoSeok. — ¡HoSeok, amigo!
— "¿Qué pasa?"
— Nada, ¿te gustaría mañana acompañarme en una cita?
— "Si es una cita deberías ir tu solo"
— Sí, ya, pero...
— "Además" — Me interrumpió. — "He quedado con Tae para llevarlo a un spa"
— ¿Un spa?
— "Ajá, es que..."
— ¡Calla!, no quiero saber que harán ahí. — Y colgué sin darle tiempo a responder. Genial, dos menos. — Llamaré a Jimin. — Esperé a la señal, después de la quinta señal lo cogió. — Al fin lo coges.
— "Lo tenía lejos, ¿qué pasa?"
— Quería preguntarte si te apetece venir conmigo a una cita. — Crucé mis dedos, suplicando mentalmente que dijera sí.
— "Lo siento, no puedo"
— ¡Oh venga ya!, ¿ahora todos tenéis planes de repente?
— "Las cosas se avisan con antelación"
— Y lo dice quien ahora no viene a ninguna parte con nosotros.
— "Es que últimamente no me apetece salir"
— Ya..., lo siento Jimin, invéntate algo mejor porque no me lo creo, en fin, que te lo pases bien. — Dije con un notorio sarcasmo en mi voz.
— "Y tú buscando a alguien que quiera acompañarte" — "Será..."
— Enano.
— "Negro" — Sin más le colgué.
— Nadie quiere venir conmigo. — Dejé caer mis brazos en la cama.
— Llama a Jin. — Dijo mi amigo con una sonrisa en la cara, claramente riéndose de mí.
"Malditos todos"
"Sé que si llamo a Jin no me dirá que no, ya que nunca hace nada y tiene mucho tiempo libre"
"No quiero"
"Pero es mi única salida"
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N/A:
Mino - WINNER