¡Hijo de puta!
¿Había ido a por ella?
Estaba loco si creía que le dejaría llevársela.
De ninguna manera lo permitiría.
Avanzó hasta que estuvo frente a él, casi rozándole.
-Ty, ¿qué haces?
-Hice una pregunta. ¿Qué haces aquí?
-No es tu incumbencia.
Mala respuesta.
Cerró la mano en un puño y lo echó hacia atrás dispuesto a golpearle en toda la cara.
-¡Tyler Shepard!
La voz grave de su padre le detuvo antes de sentir su mano sobre el puño obligándole a bajarlo.
Escuchó más voces, entre ellas las de los padres de Audrey.
-¿Qué pasa aquí?- preguntó Richard Jones. Vio como les miraba a uno y al otro pero que fruncía el ceño cuando se centró en Chris.
Bien, parece que a él tampoco le gusta.
-Princesa, ¿qué ocurre?
-No es nada. Chris ya se marchaba.
El aludido se volvió para mirarla y levantó la mano para acariciarle la mejilla. Ella cerró los ojos al sentir su toque.
-Mañana por la mañana. Nos vemos aquí.
-Vale.
-Buenas noches, Audrey.-le entregó la bolsa y se alejó.
-Hasta mañana.
Todos le vieron acercarse a su coche y marcharse. Luego todas las miradas se centraron en ella.
Joder, va a matarme. Esa mirada de nuevo.
-Jamás vuelvas a comportarte de ese modo. ¿Qué demonios te pasa?
Abrió la boca para responder, pero lo que tenía para decir no iba a gustarle. A ninguno de ellos, en realidad.
Audrey levantó la mano para impedirle contestar.
-Lo cierto es que me da igual. Ya no te reconozco.
Sus ojos se llenaron de lágrimas. Sus preciosos ojos.
-Quizá me precipité al perdonarte pero te extrañaba tanto... Te quiero en mi vida, pero no así.
-¿Qué estás diciéndome?
-Lo sabes perfectamente- dio media vuelta, entró en casa y se encerró en su habitación.
La había jodido pero bien.