CHRIS

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Salió del coche tras aparcarlo en la parte de atrás.

Tras ese sueño ya no logró dormirse de nuevo.

¿Qué demonios le pasaba?

Podía desear tener hijos. Ya tenía una edad. Pero, ¿por qué con ella? Era una niña aún. Todavía le quedaban muchas experiencias por vivir. No podía atarla a él de ese modo.

Pero lo deseaba. Mucho. Eso era lo más complicado.

La deseaba como nada en el mundo. Y sabía que podía tenerla. ¿Durante cuanto tiempo? Esa ya no era una respuesta segura.

Se acercó a la puerta principal con las llaves en la mano, cuando la vio allí de pie. ¿Esperándole?

Se frotó los ojos esperando que no fuese solo su imaginación. No lo era.

Ella debió sentirse observada porque se volvió hacia él con una gran sonrisa.

-Así que dos bebés.

-Sí. Fue toda una sorpresa.

-Me imagino.

Se acercó lentamente a él. Joder, era un puto sueño hecho realidad.

¿Estaba allí para seducirle? Porque estaba a sus pies. Completamente.

-¿Qué haces aquí, Audrey?

-Trabajo aquí.

-Quería decir a estas horas.

Ella se encogió de hombros.

-No podía dormir.

-¿Pesadillas?

-No.

-¿Entonces?

-Demasiado calor.

Si. Él también era consciente. El calor entre ellos.

Cerró los ojos un momento tratando de contenerse para no apoderarse de su boca. O enterrar la cabeza en su cuello y lamérselo. O llevar sus manos hacia el interior de sus muslos, bajo la falda.

Se estaba poniendo duro.

-Audrey...

-¿Prefieres que me vaya?

-No.

-Entonces abre la puerta. Necesito un café.

Una vez dentro, Audrey puso en marcha la cafetera, mientras Chris encendía las luces.

-De modo que me viste ayer.

-Sí.

-Pero no te acercaste.

-No quería interrumpir.

-Bien.

-¿Por qué has venido tan pronto?

-Ya respondí a esa pregunta no hace mucho rato.

-Aun así.

-Vine porque tú eres la razón.

-¿De que no puedas dormir?- ¿Por qué esa idea le resultaba tan encantadora?

-De que mis sueños sean calientes.

Me cago en la puta. ¿Habla en serio?

-¿Te sorprende?- preguntó al ver que no decía nada.

-¿Hablas en serio?

-Completamente.

-¿Tienes sueños calientes conmigo?- preguntó con la voz enronquecida por el deseo.

-Sí.

-Mierda, Audrey. ¿Cómo cojones voy a mantenerme alejado cuando me dices eso?

-No creo haberte pedido que lo hagas. Por supuesto es tu decisión, pero yo diría que me deseas tanto como te deseo yo.

-Sí.

-¿Qué te detiene entonces?

Nada.

Se abalanzó sobre su boca. La cogió en brazos para que ella le rodease las caderas con sus largas piernas y pudiese meter las manos bajo la falda.

La devoró. Saqueó su boca con la lengua y ella no se quedó atrás.

Incluso se movía arriba y abajo frotándose contra su erección que amenazaba con reventar los pantalones.

Gimieron a la vez.

La empotró contra la pared para que quedase sujeta entre esta y su cuerpo.

Introdujo los dedos entre su pelo. Llevó su boca hasta el cuello, aspirando y lamiendo su olor.

Con una mano sostuvo uno de sus hermosos pechos mientras la otra descendía hacia el interior de sus muslos, encontrando el centro de su cuerpo, caliente y mojado.

Por él.

Apartó las braguitas a un lado e introdujo un par de dedos a la vez que tiraba de uno de los pezones.

Ella gritó a causa del orgasmo, aprisionando sus dedos, manteniéndolos en su interior.

Estaba asombrado y completamente a punto de estallar.

Nunca nadie lo había puesto así. Tan cerca del borde.

-Audrey...

-Bájame. Necesito tocarte.

La dejó sobre sus pies. Ella se agachó y se deshizo del cinturón, el botón y la cremallera del pantalón antes de bajárselo, junto con el bóxer.

Bajó la mirada hacia ella que le miraba a través de las pestañas.

Cogió su miembro con una mano, sacó la lengua de su hermosa boca y lamió la punta antes de introducírselo hasta que la cabeza tocó la pared de la garganta. Estalló en cuanto la sintió tragar.

-¡Joder!

Ella acomodó su ropa de nuevo y luego le dio una palmada en el culo antes de levantarse y coger la bolsa que había traído con ella.

-Estamos en paz, jefe.- dijo y se alejó para cambiarse.

Y una mierda. Quiero más.

Esto no había hecho más que empezar. Si tuvo dudas en algún momento, desaparecieron al instante. No había modo alguno en el que alguna vez tuviese suficiente de ella.

Teneros Conmigo (Serie Love 07) Where stories live. Discover now