-¡Guau! Casi me tumba.
Chris observó como Tom sonreía aun mirando hacia la puerta.
-Yo pensé que lo haría. ¿A que ha venido eso?
-Sally y yo estamos juntos.
-¿Juntos? ¿Cómo pareja?
-Sí.- al ver que Chris no decía nada, le palmeó el hombro.- ¿De verdad pensabas que entre Audrey y yo había algo? Adoro a esa niña pero es como mi hermana. Además, a ella le gusta otro.
Chris le miró entonces, pero no se atrevió a pronunciar aquello que rondaba en su mente.
>>Audrey me dijo sobre vosotros, aunque no me contó toda la historia. También dijo que a menos que yo me arriesgase con Sally, nunca sabría si tenía una oportunidad y resulta que tiene razón. Quizá ese consejo sirva también para ti. Estoy seguro de que has metido la pata con ella.
-Tienes razón. Gracias.
-Una cosa más.- dijo antes de que Chris se marchase.- Audrey es alérgica a las flores. Le encantan pero no puede estar cerca de ninguna. Si vas a disculparte, tendrás que encontrar otra cosa.
-Gracias por decírmelo.
-Espero que arregles las cosas con ella. Se merece mucho más de lo que tenía.
-¿La trataba mal?- quizá debería replanteárselo y realmente darle una paliza a ese chico.
-Audrey solo existía cuando a él le interesaba. Dos meses de relación ha debido de ser una putada. Sinceramente, Audrey se sintió sola y que Tyler se marchase no lo mejoró.
-¿Quién es ese Tyler?
Antes de que pudiese responder, Sally interrumpió.
-Tres especiales de atún, dos hamburguesas completas y una de gofres con azúcar.
-Marchando.
Así, volvieron a su rutina.
Una vez en su despacho, Chris se replanteó de nuevo su plan. Tachó las flores de la lista.
Por lo visto, ella no iba a ponérselo nada fácil, pero él no se rendiría sin pelear. Quizá Audrey, no lo supiese, pero era suya y él estaba deseando demostrárselo.
Se removió en la silla solo de imaginar todo lo que deseaba hacerle.
Dios, era como un adolescente salido.
Unos golpes en la puerta le obligaron a centrarse.
-Adelante.
Audrey entró en el despacho llevando una bandeja con un bocadillo y un café.
-Tom me pidió que te trajese esto. Siento haber interrumpido.
-No te preocupes. Gracias.
-De nada.
-¿Va todo bien?
-No, pero se arreglara supongo- dejó lo que le había traído sobre la mesa y se dispuso a marcharse.
-No respondiste a mi mensaje.
-Ni siquiera lo he leído.
-¿Por qué?- preguntó sorprendido.
-Porque no quiero.
-Dijiste que te dejarías llevar.
-Eso fue antes de que decidieras portarte como un capullo.
-Audrey, yo... Estaba celoso.
-No me importa. Me acusaste de hacerte daño y realmente tú no te quedas atrás. La diferencia entre tú y yo es que yo ya sabía que me lo harías.
-Nena...
-Déjalo. Hoy es un mal día. Solo hace tres horas que me desperté y ya me han jodido suficiente.
-¿Qué puedo hacer?
-No tienes que hacer nada. Vamos a soportar este mes como sea y luego ya no tendremos que vernos más.
Si ella creía eso estaba muy equivocada. Ahora que la había encontrado, no la dejaría marchar. No podía.
-No quiero eso.- se puso en pie y se acercó a ella para cerrar la puerta y evitar que se marchase.
-¿Y qué es lo que quieres?-preguntó exasperada.
-Te quiero a ti- se apoderó de su boca antes de que pudiese replicarle. Profundizó el beso en cuanto ella gimió en su boca.
La bandeja cayó al suelo y él aprovechó para cogerle las manos y ponérselas sobre la cabeza, apoyándola contra la puerta.
Con la rodilla le separó las piernas y se colocó entre ellas presionando su erección contra el sexo de ella.
Gimieron a la vez.
-Dime que no quieres esto. Que no me sientes como te siento yo.- murmuró alejándose de su boca y besándola en el cuello, aspirando su olor.
-Déjame ir...
Sabía que si insistía un poco más, ella cedería, pero luego se arrepentiría.
Quería que ella fuese de él, igual que el día anterior, y si tenía que preparar momentos como este, lo haría, aunque eso resultase una auténtica tortura para él.
Le soltó las manos, se agachó para coger la bandeja y se la entregó.
-Vete.
-¡Idiota!- escuchó abrir y cerrar la puerta pero no se volvió a mirarla. Estaba tratando de volver a respirar con normalidad.
Si ella no hubiese hablado habría continuado hasta follársela ahí mismo.