Jugadas Del Destino © | Camil...

marii_iisaa

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Una vida, una historia. Un destino dispuesto a jugar un papel trascendente en la vida de dos personas con ca... Еще

¡Aviso!
Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Te amaré lo que dure la eternidad

Capítulo 3

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marii_iisaa

Una semana ha pasado desde aquella mañana en la que pude finalmente dar cuerda suelta a los sentimientos arraigados en mi pecho, aquello que realmente pertenecía a mi esencia. No solo Lucas conoció cada uno de los relatos, también el restante de nuestro grupo de amistades.

Solo un problema permanecía de manera insistente en mi mente: Camila Cabello. Parecía que la morena se ocupaba más en mis pensamientos de lo que quería, ése color chocolate de sus ojos siendo incesantemente proyectado en mi imaginación estaba llevándome al borde de la desesperación. Recuerdos de mi pasado desestabilizan mi paz.

Flashback

— ¡Gianna! — escucho a mis espaldas en cuanto mis pies cruzan la salida del instituto, al girar mi panorama se vuelve mucho más nítido por la presencia de la chica de ojos mieles que se acerca de manera apresurada.

— Hola — susurro, sintiéndome diminuta ante su presencia. Observar con detalle su rostro, cabello y ojos mieles, debilitan por un momento mis extremidades, haciendo un poco más difícil que pueda pronunciar alguna palabra. Ella sonríe dejando un beso en mi mejilla, petrificada solo puedo devolver una débil sonrisa.

— Me preguntaba si tú... — las palabras no consiguen salir con claridad por su evidente nerviosismo.

— ¿Qué cosa? — animo a que continúe, sin embargo ella lo piensa un par de segundos, la inseguridad notándose en su rostro.

— Olvídalo Gianna, lamento haberte quitado tú tiempo — responde cabizbaja mientras dispone marcharse del lugar, sin embargo mis manos son más ágiles al tomarla evitando que lo haga. Mirándola directamente a los ojos, sintiendo el ritmo de mi corazón acelerarse por la cercanía noto como su mirada viaja de mis ojos a mis labios, la curiosidad tomando posesión de mi sistema.

— Bésame — pide en un susurro, estática en mi lugar sus palabras se repiten una y otra vez en mi mente.

— ¿Qué? —

— Bésame Gianna, sólo hazlo —

Una vez que la frase termina, vuelvo inexistente el espacio entre nuestros cuerpos, mis manos tomándola delicadamente de su cintura mientras nuestros labios de unen en un beso lleno de miles de sentimientos. Sus manos viajan reposándolas en mi cuello, dejando caricias en mi sensible piel, el beso logra intensificarse un poco más hasta que decido detenerme, notando el creciente sonrojo de la chica frente a mí.

— Fue perfecto — susurra con timidez, la emoción tiñendo sus palabras.

— ¿Por qué me pediste que lo hiciera? — confundida por la tormenta de sentimientos en mi torrente sanguíneo, detono en desesperación por los eventos sucedidos y las repercusiones que éstos tendrían.

— Pensé que tú sentías lo mismo — la debilidad de su tono me destroza en tan solo segundos, sus ojos mieles siendo nublados por lágrimas que no tardan en descender, haciéndome sentir como una completa basura por lo que diría.

— Lo siento Emma, esto no debió suceder — respondo con la peculiar sensación de un nudo formándose en mi garganta.

— No, yo lo siento — dice secando bruscamente su rostro. — Me equivoqué por creer que eras diferente a los demás — completa, la decepción desbordando de sus palabras justo antes de que sienta el ardor de su mano impactando en mi mejilla. En cuanto abro los ojos nuevamente, ella se encuentra a unos metros lejos de mí, mientras miserable yo me sentía.

Fin Flashback

Desde aquél día nada volvió a ser igual, Emma no volvió a dirigirme la palabra y se limitaba de coincidir conmigo en cualquiera de las situaciones, evitándome a toda costa en su intento de olvidar lo ocurrido y en el proceso olvidarme a mí también. Semanas después la chica de ojos mieles tomó rumbo desconocido a otro país con su familia, jamás volví a saber de ella pero el consuelo de que estaría mejor me reconfortaba. Decido levantarme de la cama en cuanto la nostalgia se instala en mi pecho, caminando con desgano a través de mi habitación hasta llegar al cuarto de baño. Después de arreglarme casualmente para otro soleado domingo, camino con rumbo a la cocina, recordando que mis padres no regresarían hasta dentro de dos días.

— Buenos días —

— Buenos días cariño — responde Lisa cuando dejo un beso en su mejilla.

— Hola Gia — escucho a mi hermana, quien tiene una expresión de completa felicidad en su rostro.

— Hola enana — respondo extrañada dejando un beso en su mejilla, caminando después hasta la cocina en busca de alguna pastilla que alivie mi dolor de cabeza.

— Nana, ¿tienes idea de dónde estén las pastillas? — pregunto en voz alta mientras mis manos buscan en cada lugar posible. — Qué dolor tan jodido — me quejo en voz baja antes de dirigirme al comedor, quedando estática al observar a mis padres y Chloe de pie en el lugar.

— ¡Gianna! — exclama mi pequeña hermana corriendo hacia mí.

— Pequeña, te extrañé tanto — digo cuando la tomo en brazos, sollozando por la impresión de la inesperada llegada, ella sonríe y esconde su rostro entre mi cuello y clavícula. — Papá, mamá, los extrañé demasiado — menciono al borde del llanto mientras avanzo a las personas mencionadas, quienes me reciben con agasajo entre sus brazos.

— Y nosotros a ustedes Gia — dice mi padre una vez que deja un beso en mi frente.

— Creí que llegarían dentro de dos días — comento dejando a mi hermana ir con Elizabeth. — No me malinterpreten — añado riendo al notar sus cejas enarcadas por mi comentario.

— Decidimos darles una sorpresa hija — responde mi padre nuevamente con una sonrisa.

— Mi existencia es nula — menciona Elizabeth con un falso tono de indignación, río levemente antes de abrazarla.

— Bueno, será mejor que tomen asiento para continuar el desayuno — anuncia Lisa con una sonrisa después de dedicar un alegre recibimiento a mis padres.

En cuanto inició el consumo de nuestros deliciosos alimentos, mis padres no perdieron un solo detalle sobre todas sus experiencias viviendo en Miami, lo hermoso que ésta ciudad era y de la comodidad que detonaba en cada rincón. Una pequeña parte viviente de Latinoamérica, lo llamaron.

— Estaba fantástico Lisa, gracias — dice mi madre maravillada por el talento culinario de la señora mayor.

— Gracias señora D' Amico — responde con una sonrisa.

— Hijas, saben que la empresa está creciendo — menciona mi padre llamando nuestra atención, mi madre observaba toda la escena con una sonrisa y sus brazos apoyados sobre la mesa, sosteniendo su barbilla. — Viajamos a Miami porque pensamos que era la mejor inversión, una nueva extensión de las muchas que están por venir — explica con seriedad, ésa personalidad demandante sobre los negocios desbordando de sus poros. — Vamos a mudarnos a Miami — finaliza observando fugazmente a mi madre antes de volver su vista a nosotras.

Petrificada en el lugar, una ola de sentimientos arremete contra mí, con millones de pensamientos y escenarios recorriendo cada parte de mi cerebro. Estaba ahí, entre la emoción y el deseo de experimentar un nuevo lugar, y el miedo de perder todo lo que ya era conocido de memoria para mí.

— ¡Eso es fantástico papá! — grita con euforia mi hermana, celebrando el hecho de que nos mudaríamos próximamente a un lugar sin duda alguna maravilloso.

— ¿Estás bien, Gi? — escucho a mi pequeña hermana cuando baja de su silla con algo de esfuerzo, consiguiendo sacarme de mis cavilaciones. Mi padre al no escuchar una respuesta de mi parte decide hablar.

— Lisa, ¿podrías llevar a Chloe a la plaza? — ordena de manera amable, Lisa se dirige a Chloe quien emocionada toma su mano rápidamente para después ambas desaparecer a través de la puerta principal.

— ¿Qué sucede, Gianna? — ésta vez mi madre pregunta, con la preocupación plasmada en su rostro.

— No quiero dejar a mis amigos, tenemos nuestra vida aquí —

— Te entendemos Gia, pero es la mejor oportunidad, un futuro mejor — explica mi padre sujetando mi mano por encima de la mesa.

— Lo sé, pero es complicado, estoy iniciando mi carrera — la preocupación presente en mis palabras por el drástico giro que está a punto de dar nuestras vidas.

— Sí hija, y estamos orgullosos de lo que has logrado — responde mi padre. — Sé que esto es difícil Gianna, tus amigos pueden visitarte, tendrás nuevas amistades también y por tus estudios no debes preocuparte, ambas finalizarán sus estudios allá — completa con su mirada en ambas.

— Es cierto cariño, no perderás tus amistades — agrega mi madre con una sonrisa.

— ¿Cuándo nos iremos? — pregunta Elizabeth a mi lado.

— Nuestro vuelo sale mañana a las cinco — responde dejándonos a Elizabeth y a mí congeladas.

— ¿Qué? — apenas puedo pronunciar.

— Así como lo escucharon — dice mi padre sonriente, sin comprender realmente lo que su confesión provocaba.

— Debo hablar con mis amigos — dice Elizabeth pensativa.

— ¿Dónde estudiaremos? — pregunto con curiosidad una vez digiero el trance.

— Lo tenemos cubierto — responde con simpleza mientras guiña. — Harán una nueva vida niñas — dice mientras se levanta junto a mi madre dejando un abrazo grupal. Necesitaba hacer una llamada.

— Lucas, necesito verlos a todos — digo a través del micrófono en mi celular una vez estoy en mi habitación.

¿En éste momento? — la confusión se nota en el tono del castaño a través de la línea.

— Sí, en el mismo lugar de siempre — respondo antes de colgar.

Después de encontrarme en una cafetería en el centro con mi grupo de amistades, todo se tornaba más nostálgico al paso de cada segundo. Miles de interrogantes fueron el inicio de dos largas horas de explicación con poca credibilidad para darle debido a lo rápido que estaba sucediendo cada acontecimiento, un giro de trescientos sesenta grados sin duda. La noticia pareció extremadamente sorpresiva para los cuatro chicos que compartían divertidos momentos en mi rutina diaria, y las lágrimas no tardaron en llegar, acción que no solo provocó un abrazo grupal sino el sellar de una eterna amistad.

Por la tarde y parte de la noche perdí la noción del tiempo, encerrada en mi habitación siguiendo las órdenes de mi padre de empacar todo éste mismo día, pasadas las horas un peculiar sonido en mi estómago me alertó de que era momento de ingerir algún tipo de alimento, y como si Lisa pudiera leer mi mente anunció la cena.

— Imagina con cuántos famosos podríamos coincidir en las calles de Miami — comenta con emoción mi hermana a mitad de la cena. — Estuve viendo algunos artículos de farándula en Internet y posiblemente en unas semanas One Direction y Fifth Harmony se encuentren en Miami — agrega eufórica al imaginar un posible encuentro con sus amores platónicos, sin embargo, su comentario me hace divagar nuevamente en mis pensamientos cuando la morena de ojos chocolates atraviesa algunos de ellos, ocasionando que detenga mi cubierto en la mesa.

— Gia, ¿estás bien? — pregunta mi madre con curiosidad.

— Sí, terminé, con su permiso — respondo levantándome de mi asiento, tomando rumbo a mi habitación.

Después de socializar algunas horas con mis amistades, revisar exhaustivamente mis redes sociales y recordar una vez más a aquella morena que carcomía mi cabeza hacía días, una profunda oscuridad me apresó.

— Gianna — una voz se escucha en la lejanía, mis ojos continúan cerrados. — Gianna — nuevamente llaman, pero ésta vez se escucha más fuerte, sé que es una mujer.

— ¿Hola? — contesto a la voz de la misteriosa mujer que aún no logro divisar.

— Aquí estoy — escucho a mis espaldas, girándome rápidamente noto a la morena de pie frente a mí, una sonrisa adornando su rostro.

— ¿Qué? — casi balbuceo mis palabras mientras ella me recorre con su mirada. — Esto no es real — intento convencerme aun cuando mis palabras cuestan para salir de manera coherente.

— Sí que lo es — afirma la mujer ojos chocolates frente a mí, acercándose al punto en que nuestras respiraciones se mezclan y siento mis pulmones esforzarse por ejecutar su correcta función. — Puedes hacerlo Gia — menciona de manera coqueta llevando sus brazos hasta mi cuello.

— ¿De qué hablas? — pronuncio con dificultad, sintiendo todos los vellos de mi piel erizarse, ella al notarlo sonríe de manera perversa.

— No rogaré — dice con su profunda mirada encendida en deseo mientras se acerca peligrosamente a mí.

Camila Cabello estaba a tan solo centímetros de mi rostro.

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