Ni bien se cerró la puerta, Lucy me acorraló contra la pared.
– ¿Qué está pasando entre tú y Tom?
– ¿De qué hablas?
Intenté disimular aunque la pequeña sonrisa que aparecía en mi rostro en contra de mi voluntad me delataba más que cualquier cosa.
–¡Vamos! Vi la manera en la que se estaban mirando, y no lo sé, lucen tan lindos juntos.
–Hemos estado saliendo en los últimos meses, y creo que estoy enamorada de él.
Lucy abrió los ojos como platos.
– ¿Crees o lo estás?
Mordí mi labio, mire mi reflejo en el espejo para notar mi rostro completamente sonrojado.
–Lo estoy, estoy enamorada de él.
Lucy soltó un grito y comenzó a dar pequeños saltos.
– ¿Entonces tú eres la chica misteriosa de la que ha estado hablando Richard?
–Eso espero.
Lo decía en serio, esperaba ser yo la chica de la que le hablaba a mi hermano.
– ¿Y cuándo piensas decirle a Richard?
Sentí mis dedos temblar un poco.
–Pues cuando la situación será más seria.
– ¿Más seria? Lo amas ¿Qué más seria quieres que sea?
Suspiré, tenía razón, debía decírselo ahora antes de que alguien más se lo dijera.
–Deberías decírselo ahora que estoy aquí, podría interferir por ustedes.
Asentí con cierto alivio.
–Oye Lucy, siento mucho todo lo que paso.
Lucy me sonrió y me abrazó con mucha fuerza.
–Ya no importa, lo estuve pensando y creo que tienes razón, a veces te abrumo demasiado, no volvamos a pelear ¿sí?
Asentí acariciando su espalda, no sabía que haría si no tuviera a Lucy conmigo.
–Vamos, ya los dejamos mucho tiempo, solos.
Abrimos la puerta del baño y en cuanto la abrimos escuchamos todo el alboroto, gritos, platos rotos y destrozos. Entre más nos acercábamos alcancé a distinguir de quien eran los gritos.
– ¡Richard!
Gritamos Lucy y yo al mismo tiempo. Corrimos para encontrar a Richard encima de Tom, tomándolo del cuello de la camisa, con el puño levantado a punto de golpearlo, estaban encima de una mesa que parecía acababan de romper y con platos y vasos rotos tirados a su alrededor.
– ¡Con mi hermana! ¡MI HERMANA MENOR!
Su puño golpeo directamente la boca de Tom, solté un chillido e intenté detenerlo antes de que volviera a golpear a Tom.
– ¡Richard, detente!
Grité tomándolo del brazo.
– ¡Sophie, aléjate de él! ¡Con razón insistías tanto en ir a mi casa!
Le gritó a Tom. Con la ayuda de dos hombres más logramos quitarle a Richard de encima, me apresuré hacia donde estaba Tom.
– ¿Estás bien?
Pregunté mientras lo ayudaba a levantarse.
– ¡Sophie, VEN ACÁ!
La voz de Richard hablándome de aquella manera hizo que me temblaran las piernas.
–Richard... por favor.
Su rostro se volvió completamente rojo y de nuevo explotó en gritos.
– ¡YO TE CONOZCO DESDE HACE AÑOS! ¡YO SE CON CUANTAS MUJERES SE ACOSTO Y AHORA QUIERE ACOSTARSE CONTIGO!
–Richard, por favor.
Logró decir Tom mientras se limpia la sangre de la boca.
–¡POR FAVOR NADA! ¡SOPHIE JONES MUEVETE AL AUTO O NO RESPONDO!
Durante unos cuantos segundos que se sintieron como horas, fue como si el tiempo se detuviera, podía ver el rostro rojo y lleno de ira de mi hermano mirándome directamente a los ojos, moví mi mirada y vi el rostro de Tom, lucía enojado pero lograba disimularlo mientras seguía limpiándose la sangre que no dejaba de salir de su boca y el ojo que no dejaba de hincharse, su mirada también se movió para encontrarse con la mía.
– ¡SOPHIE!
Richard volvió a gritar y su rostro ahora se había vuelto morado.
Miré a mano de Tom, mirándola y considerándola como la máxima traición hacia mi hermano más querido, la única persona que por muchos años fue mi único amigo y el consuelo de mi soledad, pero también ahí estaba Tom, el hombre que hacía latir mi corazón tan rápido que a veces pensaba me explotaría, lo amaba, definitivamente lo amaba y cuando estiré mi mano para tomar la suya me lo confirme a mí misma. Sus dedos se entrelazaron con los míos y de pronto la manera en la que había reaccionado Richard ya no me importaba mucho y en cuanto los ojos sorprendidos de Tom se encontraron con los míos en un solo segundo dejó de importarme todo.
–Lo amo.
Nunca había hablado con tanta claridad en toda mi vida lo cual me sorprendió demasiado y al parecer Tom, Lucy y Richard también.
–Yo también la amo Richard, esto no es como antes, ella no es como las otras de verdad la amo.
Sus dedos me tomaron con más fuerza, las personas que sostenían a Richard lo soltaron poco a poco hasta que él comenzó a reír desconcertándonos a todos.
– ¿Y qué se supone que vas a hacer con Lizie?
El rostro de Tom además de palidecer de tensó por completo, al igual que su rostro sus dedos se tensaron también lastimándome un poco.
–Richard, ya basta, vámonos.
Lucy lo tomó del brazo intentando llevárselo con ella.
– ¡Nunca te perdonare esto!
Gruño Richard antes de salir dando zancadas con Lucy corriendo tras él. Salimos del restaurante no sin antes Tom pagar todo lo que se había roto, salimos, pero ya no podía tomarlo de la mano, ¿quién diablos era Elizabeth?
–Sophie espera, espera por favor.
No me había dado cuenta de que estaba corriendo, le había dicho que lo amaba y segundos después me decían que había otra persona en su vida.
– ¡Sophie, ven!
No había competencia, me alcanzó en un santiamén.
–Vamos a mi casa para que pueda explicarte.
–Tom, yo no...
Me detuve cuando vi que el labio volvía a sangrarle y el ojo se le había cerrado por completo.
–Vamos a mi departamento, tengo un botiquín ahí.
Asintió sin decir una sola palabra.
–Dame las llaves de tu auto.
Me miro –como pudo- confundido.
–No puedes conducir así.
Me expliqué y de inmediato buscó en su bolsillo y me las dio sin chistar, intentó ayudarme a entrar al auto pero lo empuje para que me dejara.
Subimos al auto y antes de ponernos siquiera el cinturón, encendí la radio buscando un poco de música clásica para tranquilizarme hasta que me encontré con Tchaikovsky y su mágico trío para piano, el único que había creado.
–Sophie, yo...
–Shh
Lo callé, no quería que terminara con mi supuesta relajación, viajamos en silencio, nadie decía nada y yo no estaba dispuesta a mirarlo, la música y la melodía que había en esta provocaba que mis dedos vibraran con ansiedad por tocar el piano para poder deshacerme de cualquier sensación de inquietud que creía en mí.
Llegamos a mi departamento y yo prácticamente corrí sin importarme que el tuviese que caminar más rápido y adolorido. En cuanto abrí la puerta Julie me saludó hasta que vio el rostro golpeado de Tom.
– ¡Oh por Dios! Sophie, ¿quién es él? ¿Está bien?
–Julie, él es Tom, Tom Julie.
Tom levantó la mano para saludar a la escéptica Julie.
– ¿Podrías ir al baño por el botiquín?
Julie asintió corriendo hacia el baño.
–Siéntate ahí.
N siquiera se lo dije como normalmente lo hubiese hecho, mi voz sonaba verdaderamente como una orden, ni siquiera yo había podido reconocerlo. Se sentó y de inmediato Julie salió del baño con el botiquín en las manos.
– ¿Podrías dejarnos solos un rato, Julie?
Julie miro desconfiada a Tom y después a mí, le di una palmadita en el brazo para que entendiera que estaría bien.
–Bien, voy a quedarme a dormir con David, te veo mañana, pero llamame hoy en la noche, ¿de acuerdo?
Asentí, le dio una despedida incómoda a Tom y se fue. En cuanto Julie cerró la puerta, me senté a un lado de Tom, sacando el algodón y alcohol.
– ¿Tienes carne en el refrigerador?
Lo mire desconcertada.
– ¿Quieres comer ahora?
Se rio un poco.
–No Sophie, para mi ojo.
Asentí, le di el algodón con el alcohol, era un doctor era obvio que sabía lo que tenía que hacer. Caminé sin saber cómo hacia el refrigerador y de vuelta al sofá.
Tom se había limpiado la sangre y en cuanto le di la carne fría y se la puso en el ojo suspiró con alivio.
– ¿Quién es Elizabeth?
Pregunté al fin, de nuevo mi voz no sonaba como mía, Tom suspiró de nuevo y pude ver su rostro tensarse al igual que el resto de su cuerpo.
–Lizie, o mejor conocida en sociedad como Elizabeth Jenkins, era mi prometida.
Dijo con ironía y bien no había descripción alguna en aquél momento para mi rostro, pero si para mis pensamientos.
¡Todo se había ido al infierno en unas pocas horas! ¿Aun la amaba? Las palabras de Richard resonaban en mi cabeza "¿Y qué vas a hacer con Lizie?" ¿Eso quería decir que la seguía viendo? O peor aún ¿Qué todavía estaba con ella? Sentí nauseas de pronto y me sentí incapaz de mirarlo. Sentí una lágrima caer en mi rostro.
–Escúchame...
–No hables por ahora, por favor.
Le pedí intentando sonar serena, pero había fracasado, se había terminado toda la serenidad en mí.
o.o.o.o.o
¡Antes que nada una disculpa por mi ausencia!! Pero deben saber que me caí de las escaleras jajajaja y me lastimé demasiadas partes del cuerpo la verdad u_u pero aquí estoy actualizando!!! Gracias por sus comentarios, nos leemos después ;)