Capítulo 11.

1.3K 142 26
                                    

El sonido de mi celular sobre mi oreja me hizo abrir los ojos con cierta violencia. Busqué mi celular debajo de todas mis almohadas, dispuesta a mandar al cuerno al idiota que me había despertado el único día en el que podía despertarme tarde. Me senté en la cama y miré el reloj en mi mesita de noche, las ocho en punto. ¿Qué diablos?

– ¿HOLA?

Respondí tallando mis ojos y pensando en las palabras perfectas para insultar al atrevido.

– ¿Soph? Cariño, ¿te he despertado?

Era Tom, me sentí como una tonta y me puse de pie de un salto, su voz era un sedante al instante, al escuchar su voz podía sentir todo mi cuerpo relajarse.

–No, no te preocupes. ¿Qué pasa? ¿Está todo bien?

–Bueno tengo la mañana libre y quería invitarte a almorzar para compensarte lo de la gala.

La palabra compensar me peso al recordar que Michael había utilizado esa misma palabra anoche conmigo. ¿Había hecho algo malo al aceptar salir con él? ¿Y si no por qué me sentía tan culpable?

–Oh lo siento, pero esta mañana no puedo... tengo que encontrar mi vestido para esta noche.

Hubo un pequeño silencio que me puso un tanto nerviosa, por una extraña razón tenía la sensación de que no debí de haberle mencionado aquello a Tom.

– ¿Puedo acompañarte?

Preguntó en un tono tan natural que por unos segundos creí que aquella era la cosa más normal del mundo, lo cual seguramente lo era, un chico acompañando a su novia de compras, la mayoría de los hombres no se ofrecerían a algo como aquello y ahí estaba Tom, mi Tom, ofreciéndose a acompañarme a comprar un vestido y yo no quería.

No quería que viera alguno de mis ataques de pánico porque la ropa no me lucía bien, no necesitaba algo así.

–No-no lo creo, no creo que sea buena idea, puede que... no necesite de muchas personas para comprarme un vestido.

Ya ni siquiera sabía qué diablos estaba diciendo con tal de librarme de él.

–Por favor.

Su tono de voz hizo que me derritiera poco a poco por dentro, me mordí el labio con tanta fuerza que comenzó a sangrar. ¿Cómo podría acompañarme el a algo de esta magnitud? ¿No estábamos tan allá de la relación?

–Está bien.

Dije en un suspiro de rendición.

–Te veo en una hora entonces.

Colgó el teléfono y lo único que podía pasar por mi mente, era la manera tan terrible en la que tendría que controlar todas y cada una de mis inseguridades para que Tom no se decidiera a dejarme de una buena vez.

En cuanto mi teléfono sonó una hora después, me despedí de Julie como si estuviera a punto de caminar a mi sentencia de muerte, corrí escaleras abajo intentando ponerme la chaqueta ya que el frío afuera y el cabello mojado lo volvía todo más insoportable.

Abrí la puerta y él estaba ahí frente a mí esperando afuera de su auto. Debía admitir que esa era una cosa que en realidad me encantaba de él, que tenía la decencia de bajar del auto para esperar por mí. Una pequeña sonrisa me creció en la boca, de aquellas sonrisas que aparecen sin que siquiera te lo propongas. Cruce la calle un tanto distraído por su rostro fijo en mí. ¿Cómo era posible que yo pudiese gustarle a alguien como a él?

Estiró la mano para tomar la mía y me recibió con un cálido beso suave, juntamos nuestros labios en unos dos segundos que me parecieron interminables y deliciosas horas.

Love Song.Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon