Capítulo 23.

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Me alisé el vestido antes de tocar a la puerta. No sabía que estaba haciendo ahí cuando me la había pasado llorando en los últimos días, aun así, Julie me había ayudado a maquillarme para poder disimular los ojos hinchados. Saqué un espejito de mi bolsa para revisar por última vez que luciera bien. No podía echar a perder esta noche, había perdido a Tom por estar aquí y no lo podía arruinar ahora.

–Luce bastante bien señorita Jones.

Michael habló de la nada, ni siquiera me había dado cuenta de que estaba detrás de mí.

–¡Me ha asustado!

No pude evitar decir en voz chillona. Comenzó a reírse y por alguna extraña razón verlo sonreír de aquella manera me hizo sentir demasiado extraña.

–¿Ha estado llorando señorita Jones? Y no me lo niegue porque puedo verlo claramente

Torcí la boca en un intento por no decirle que me dejara tranquila.

–Si puede verle claramente, ¿para qué pregunta?

De nuevo la sonrisa, ¡vaya! Nunca lo había visto sonreír tantas veces en un solo día. En realidad creo que nunca lo había visto sonreír de aquella manera.

–¿Entramos?

Me pregunta señalando la puerta

–Ah, pensé que habría que tocar primero

–No es una pijamada Sophie, vamos, entremos

Puso una mano en mi cintura, abrió la puerta y entramos juntos.

Caminaba como si la mano de Michael fuese empujándome a través del salón, aunque en realidad solamente me tocaba un poco con las yemas de los dedos.

–Ah, mira, ahí está la señora Ebert, ella es la que financia la mitad de los instrumentos en Ellis, vayamos a saludarla

Lo dijo todo en mi oído y me di cuenta de que comenzaba a ponerme muy nerviosa. Detuve a uno de los mesero y tome una copa de vino para tener al menos algo con que entretenerme y dejar de sentirme tan triste y al mismo tiempo nerviosa por la cercanía de Michael.

–Señora Ebert, ¿cómo está? ¿Qué tal su esposo?

La señora Ebert era la típica señora inglesa elegante, con su cabello blanco bien amarrado, un conservador vestido negro y una copa de champagne caro en una mano.

–¡Michael! Querido, tanto tiempo sin vernos.

Siguieron charlando durante unos minutos y pude darme cuenta de que Michael podía llegar a ser un verdadero encanto cuando se lo proponía.

–Señora Ebert, por favor, permítame presentarle a Sophie Jones, ella es nuestra primer pianista mujer en Ellis y además...

–No tienes por qué seguir presentándola, sé con exactitud quien es ella, la vimos tocar junto con Gerard la otra noche, esa ha sido una de las mejores presentaciones de Debussy que ha tenido Ellis, y todo gracias a ella. Realmente tienes una joya en tus manos, Michael.

No pude evitar sonrojarme

–Muchas gracias

Respondí con algo de timidez

–Bueno querida, no puedes quedarte aquí parada nada más, permíteme, te llevare a conocer a todo aquél que necesitas conocer para comenzar una carrera. Tienes suerte de haber venido esta noche, todos los peces gordos están aquí, lo cual créelo o no, no pasa tan seguido como nos gustaría. Nos vemos después Michael.

Love Song.Where stories live. Discover now