Capítulo 17.

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En cuanto sus dedos dejan de moverse sobre el piano, camino hacia el escenario, aunque en realidad mis pies se mueven más solos que con mi propia voluntad. Subo a este y me acercó hasta el piano en donde Michael sigue sentado con los ojos cerrados.

En cuanto los abre siento algo electrizante recorrerme la espalda, sus ojos se encuentran con los míos y hay una pequeña sonrisa en su rostro. Es entonces cuando el aroma a alcohol me golpea y me doy cuenta de que parece ser que está a punto de desmayarse.

– ¿Qué tal ha salido?

Balbucea mientras se balancea hacia los lados, todos los de la orquesta nos miran y comienzo a ponerme nerviosa.

–Tiene que salir de aquí.

Digo en voz baja para que nadie más pueda escucharme.

–No, necesito saber ¿qué tal ha salido? Tú eres la experta Sophie, vamos dime, ¿aún no he perdido lo mío?

Intenta ponerse de pie, pero cae de bruces al suelo y comienza a reírse a carcajadas. Intentó ayudarlo a levantarse, su mano toca la mía, pero en cuanto sus ojos ven los míos y comienza a sollozar ahí en el piso.

–Michael vamos, levántate.

Intentó levantarlo con las dos manos, pero él se aferra a mi vestido y me doy cuenta de que el sollozo que sale de él, no es un sollozo con lágrimas o gritos, es de aquél que sale desde lo más hondo del pecho cuando se acaban los sentimientos y solamente queda uno, la tristeza, una tristeza que ni siquiera permite llorar.

–Soph, ¿qué está pasando?

Pregunta James, acompañado de otros chicos que corren a mí lado.

–Necesitamos llevarlo a casa, no puede dar el ensayo así.

– ¿Con quién ensayaremos entonces?

Pregunta uno de los chicos que ha venido con James.

–Digamos que lo repondremos el domingo, pero hoy no puede hacerlo.

James me ayuda a levantarlo del suelo y cada quien pone uno de sus brazos sobre sus hombros, en cuanto su rostro está aún más cerca del mío y los sollozos no se detienen, comienzo a pensar que estoy alcoholizándome también simplemente por el aroma, era como si hubiese decidido ducharse en whisky puro.

–¿A dónde se supone que vamos? ¿Sabes en dónde vive?

Pregunta James quien camina con cierto pesar debido al peso de Michael y su poca gana de querer caminar.

–No lo sé, vamos a mi casa, no podemos dejarlo así, además mi compañera de cuarto lo más probable es que pase la noche con su novio.

– ¿Estás segura?

–Lleva dos semanas haciéndolo, no creo que pare ahora.

James asiente y seguimos en nuestro camino en búsqueda de un taxi. El taxista levanta una ceja en cuanto nos ve pero se limita a ayudarnos a meterlo al auto.

–James deberías de volver para decirles a todos que no podemos tener el ensayo hoy.

–No puedo dejarte sola con él.

–Vamos James, te juro que estoy bien, si sucede cualquier cosa yo te llamaré ¿de acuerdo?

Me mira un tanto dudoso y en cuanto ve que el taxista enciende el taxímetro asiente, me dice una vez más que tenga mucho cuidado y que lo llame en cuanto llegue a casa con él.

Me despido mientras el auto avanza y Michael no deja de sollozar en ningún momento, entonces de la nada se recarga en mis piernas, se acuesta sobre ellas y me doy cuenta de que esta vez en verdad está llorando.

Love Song.Where stories live. Discover now