No me había enamorado de Azusa, no podía negar que sí me gustaba, pero no amor.
Tampoco sentía algo por Kou, lo veía como un hermano más, como un Subaru dos, bueno no, como un Shu dos.
Suspiré rodeando la mansión Sakamaki, a la parte del jardín de rosas me senté en la escalera.
Saque del bolso que tenía colgado en el hombro, la hoja con mi nombre. No la había leído, no me había atrevido, quizás me ponía a llorar, con lo sensible y débil que me estaba poniendo.
«Tiene tuberculosis vampírica gracias a...».
—¿A quién? —gruñí viendo que lo siguiente estaba rayado.
Seguí leyendo lo otro, decía cosas de mi, como a que le tenía miedo o mi comida favorita.
Y la maldita hoja estaba a la mitad.
—Aprendes rápido~ —escuché la voz de Laito, alcé la vista y me lo encontré al lado de Shinji.
No me digas que le está dando la charla.
—¿Irelia? —sus lindos ojos verdes se fijaron en mi—. ¡Irelia!
Corrió hacia mi, me levanté arrugando la hoja y metiéndola rápido en mi bolso.
—¿Cuánto ha pasado? —me tomó de la cintura alzándome, reí poniendo mis manos en sus hombros, giró conmigo—. Estás más... delgada.
Mierda.
—Menos de una semana, Laito, ni que haya sido un mes —respondí mientras me bajaba. Shinji se acercó tímidamente, le revolví el cabello y le sonreí. Laito no dejó de mirarme, dime que no se dio cuenta.
—¿Dónde estabas? —preguntó el rubio—. Subaru estaba desesperado buscándote, deberías ir a verle.
—Oh, ahora Reiji nos estaba llamando para la cena —comentó Laito—, ve a saludarlos a todos.
Caminé dentro de la mansión enganchada de el brazo de mi hermano y con Shinji al otro lado.
Estaba algo nerviosa de ver a Subaru.
—Llegan tarde —Reiji alzó la vista de su plato para mirarnos a los tres, pero se quedó en mí y se levantó sin pedir permiso ni nada.
Esos modales, Reiji.
Me solté del brazo de Laito y lo abracé.
—No vuelvas a irte —me apretó más a sí.
—¿La quieres para ti solo o me dejaras abrazarla también? —preguntó Shu, Reiji me soltó mascullando maldiciones en nombre del mayor.
—Primera vez que te veo parado —comenté jalando su chaqueta y abrazándolo.
—Primera vez que te veo sonreír tanto.
—No he bebido nada, así que desde aquí te digo que esta casa no es lo mismo sin ti —dijo Kanato sentado en su sitio moviendo el tenedor.
Faltaban mis dos queridos hermanos.
—¿Y Ayato y Subaru? —pregunté con mi mano en la espalda de Shu y la de él en mi cintura.
—Ayato sigue sin salir de su cuarto desde que se fue Yui y Subaru sale a veces, pero la mayor parte del día y noche está en su cuarto —respondió Reiji.
—A veces se escuchan cosas caer —comentó Shinji, se me olvidaba que después de mi cuarto estaba el de Shinji, y el mío estaba al lado de Subaru.
—Te aconsejo ir a verlo antes de que destroce la mansión —dijo Shu.
Suspiré asintiendo y subiendo la escalera.
Shu notó que no estaba bien, Laito también, disimularon frente a los otros dos.
Vi la puerta del cuarto de Ayato, golpee sin recibir respuesta alguna, respiré hondo y abrí la puerta. Estaba todo oscuro, pero tenía la cortina de la ventana más grande abierta, por lo que entraba un poco de la luz de la luna.
Miré el cuarto, la doncella de hierro estaba abierta, una revista de mujeres en traje de baño estaba tirada en la alfombra.
Y mi hermano estaba sentado en el suelo mirando por la ventana la luna.
—Ayato —lo llamé, se giró al reconocer mi voz.
Desde este ángulo mi hermano se veía bastante atractivo, ahora entiendo a todas esas chicas... y a Woods.
Me debatí mentalmente sobre si decirle que Yui estaba en la mansión Mukami.
—Komori está en la mansión Mukami —solté.
Se levantó y caminó hacia mi, me quede en mi sitio estática.
—No estás bien —dijo mirándome fijamente—. ¿También estuviste ahí?
—Sí.
—¿Te hicieron algo? —eso me tomó desprevenida, al menos Laito y Shu no me habían preguntado—. Sabes que podemos ir y hacer al...-
—No —sonreí—, no pasó nada, simplemente no resultó lo que querían hacer —tomé el picaporte—, deberías ir a buscar a tu Eva.
Alzó una ceja y cerré la puerta detrás de mí.
Miré la puerta de Subaru al lado de la mía, el nerviosismo se hizo presente cuando puse la mano en el picaporte de aquella puerta.
No toqué, simplemente la abrí.
El ataúd tenía la tapa con un golpe en el centro, la pared en diferentes partes también. La ventana tenía uno de los cuadrados igualmente roto, los pedazos de vidrios estaban en el piso junto a unas gotas de sangre.
Mi hermano estaba parado a un lado de la ventana, pegado a la pared y mirando por la ventana.
Apenas y la luna iluminaba algo, no tanto como en el cuarto de Ayato.
Su vista se clavó en mi al segundo que abrí la puerta, dispuesto a echarme si era uno de los mayores, en cambio, se teletransporto en frente de mí y me abrazó.
Me apretaba demasiado fuerte, no podía respirar, aunque no lo necesitase.
—Joder, no te volveré a dejar sola —gruñó.
—Komori... está en la mansión Mukami.
—No me importa, solo tú.
Ay mi vida.
—Pero... —se separó y me miró fijamente—, no está el brillo en tus ojos.
Mierda, todos se habían dado cuenta.
—¿Te hicieron algo? Los mataré si te pusieron una mano encima —iba a golpear la pared a mi lado, agarré su mano rápido antes de que impactará contra la pobre pared.
—No me hicieron nada.
Si a nada le dices que te mordieron e intentaron usarte como quisieron, bien.
No olvidemos que el rubio me miró el trasero.
—Me di cuenta de lo que querían hacer, no lo lograron y heme aquí.
Azusa, me debesuna, estarías muerto ahora.
—Casi iba donde esa persona y le pedía ayuda para saber dónde estabas.
Por esa persona estaba como estaba ahora. Después hablaría con él.
—Joder, no me gusta verte así, dime si te hicieron algo, Irelia, no les haré nada.
Já, y yo quería a Cordelia.
—No me hicieron nada —me crucé de brazos—, me di cuenta de cómo eran simplemente.
—¿No te gustaba ninguno? —preguntó Reiji detrás de mí, me giré, estaban los cinco ahí, Ayato estaba recargado en Laito comiendo algo.
—No —negué rápido—, me di cuenta de lo que querían hacer.
Era la tercera vez que lo decía, joder.
—¿Y que querían hacer?
—No, lo siento, quizás te pongas como Subaru y hagas alguna locura como envenenarles la comida.
Laito rió, él sabe algo, lo sé.
—¿Saben? Yo sigo enferma y me está doliendo la cabeza, así que me iré a mi cuarto. ¡Pasando!
Me metí en mi cuarto rápido, y me arrastré con la espalda en la puerta, llegando al piso, junte mis piernas y escondí mi cara entre estas.
Mordí mi labio haciendo que sangrara.
Quería llorar, gritar.
Necesito a Kou, aquí y ahora.
Necesito un amigo.
•••
Estoy robando internet de la cafetería xD, hoy me regreso a mi lindo país, pero son como dos días de viaje, así que todavía no podré publicar tan seguido como siempre :v, así que disfrutad de este capítulo (?).