Maya se despertó, tal y como lo había hecho los días anteriores a ese, sola... su madre probablemente estaba en el trabajo, nada fuera de lo común. Salvo una cosa, hoy no se sentía bien, se extraña, su cuerpo pesaba como si necesitara el doble de fuerzas tan solo para caminar.
No desayunó, debía ir por Riley para ir a la escuela. La comida podía esperar su ansiosa amiga no. Subió por la escalera de incendios hasta la habitual ventana de la habitación de la castaña, abrió la ventana y tomo asiento. Riley se percató de esto y luego de saludarla tomó asiento junto a ella.
-nuevo día de escuela ¿no? - dijo la castaña en medio de un suspiro mientras su mirada se mantenía perdida en la nada.
- así parece - las muecas en el rostro de la rubia demostraban los pocos ánimos que tenia de asistir a la escuela.
- ¿crees que algo malo sucederá hoy? - el nerviosismo se reflejaba en la mirada de la castaña, el miedo a lo desconocido invadía lentamente sus pensamientos.
- ¿cariño, por qué piensas que algo malo sucederá hoy?, el sol está brillando mucho allá afuera para que pienses de esa forma - la sonrisa en el rostro de la rubia al terminar esa frase ocultaba magníficamente lo mal que se sentía.
- sí, tal vez tengas razón- respondió tratando de dejar de pensar en ello - pero dime, ¿te sientes bien?, estas un poco pálida rubia.
- bonita, llevo teniendo el mismo color que una hoja de papel desde que tengo uso de razón, claro que estoy bien. Debemos irnos ya, no quiero un castigo por llegar tarde. - las bromas absurdas eran el principal método de escape y la sonrisa de Riley no hacía más que confirmarlo.
Ambas se despidieron del resto de los Matthews que se encontraban en el primer piso y emprendieron camino a la estación del metro.
El metro estaba repleto, algo común en la ciudad de New York. Estaban acostumbradas a abrirse paso entre un mar de gente, llegaron a la barra y tuvieron suerte ya que solo se encontraba un chico dándoles la espalda, la voz por el parlante dio inicio al viaje y el chico antes mencionado se dio la vuelta para sostenerse de la barra.
Estaba tan cerca que Maya era capaz de sentir su perfume y escuchar como los latidos de ambos se aceleraban. Por primera vez en el día la rubia levantó la mirada del piso y se perdió en esos ojos verdes, el mundo entero comenzó a sentirse borroso a su alrededor, solo existían ellos... Hasta que una voz los saco del trance.
- ¡Lucas!
El pequeño grito de su mejor amiga se escuchó justo en el momento en que el metro frenó bruscamente, la barra se escapó de las manos de la rubia y esta cerró los ojos esperando el golpe. Si tenía suerte, tal vez chocaría con alguna persona y no llegaría de golpe al suelo, pero nada de eso sucedió.
abrió sus ojos lentamente con miedo a haber calculado mal el tiempo de caída, pero todo pensamiento desapareció cuando vio al chico frente a ella, cual vaquero rescatando su doncella. Lucas Friar había detenido su caída y el agarre persistente en la cintura de la chica era la prueba, gracias a su ayuda los pies de Maya volvieron a tocar el suelo.
- ¿estas bien? - la voz de Lucas se escuchaba lejana para Maya, era como un leve susurro, aunque estaban a centímetros de distancia la cara del rubio solo derrochaba preocupación.
Una pequeña alerta se había encendido en la mente de la chica, pero había decidido dejarlo pasar. Movió los hombros en respuesta tratando de ser indiferente, la mirada de Riley la obligaba a serlo, sus celos eran muy notorios al menos para Maya. La rubia estaba por decir lo siento e informarle a su castaña amiga lo mal que se sentía cuando un señor se apoyó en la barra interponiéndose entre ambas y por el otro lado era Lucas quien se interponía. En su mente Maya atribuía los repentinos mareos y el frío al no haber desayunado, sus manos temblaban y sentía una repentina atracción a sentarse en el suelo y cerrar los ojos.
-hey, hola, Riley- logro escuchar la voz de Lucas un poco más alegre y despreocupada que anteriormente.
- Hola Lucas- respondió Riley en medio de un suspiro.
Maya estaba con los ojos cerrados concentrada en no morir, no lo haría. No en un metro, como mínimo en un concierto con su canción favorita de fondo, pero no ahí. No estaba concentrada en lo que sus dos amigos hablaban, pero podría jurar que ambos tenían una sonrisa en el rostro. Pensar en eso la calmo un poco pero el dolor de cabeza parecía no querer irse tan fácil.
Aún faltaba para llegar a su parada y los pies de Maya parecían no querer sostenerla más, dejo caer su cabeza recostándola en el hombro de Lucas, mientras que con la mano que no sostenía la barra se agarró lo mejor que pudo a la playera del chico, seguía con los ojos cerrados, pero podía asegurar que la sonrisa de Riley se había borrado. En su defensa solo podía pensar en cómo el desconocido de traje parecía no tener ánimos de dejar la barra.
-Maya ¿estás bien? - el hecho de escuchar a Lucas tan lejano estando prácticamente pegada a él solo lograba que el pensamiento de morir en un metro no la abandonara.
-sí, solo un poco mareada Ranger Rick, pasará en un rato- intento levantar su cabeza y demostrar que estaba bien, pero la mano de Lucas apoyada en ella lo impidió.
De forma inconsciente Maya miro a Riley, sabía que eso no le agradaría nada y la cara de "necesito explicaciones" de la castaña lo confirmaba pese a eso Lucas no parecía darse por aludido y la ignoró rotundamente.
El metro se detuvo en la estación y Lucas fue el primero en bajar, le tendió la mano a la castaña para ayudarla y está la tomó con gusto, luego repitió la acción con la pequeña rubia que se aferraba a la barra como si este fuera su única oportunidad de seguir viva. Maya la aceptó y apenas noto como su amiga se dio la vuelta para intentar apresurar el paso, le tomo de la mano esperando que esta se detuviera y lo hizo, así es como los tres emprendieron el camino a la escuela, la rubia en medio sosteniendo la mano de ambos siendo lo único que evitaba que su cara impactara contra el suelo.
Llegaron y el trio de amigos se dividió en busca de sus casilleros, el de las dos amigas estaban juntos mientras que el de Lucas quedaba algo apartado, lo suficiente como para que Riley y Maya estuvieran a solas, ninguna de las dos hablaba.
La castaña estaba celosa o al menos así lo clasificaba ella, estaba frustrada por la actitud de ambos pero por sobre todo, la actitud de Maya y su repentino acercamiento a Lucas
- ¿Por qué te comportaste así con Lucas? - soltó por fin, Maya suspiro y rodó los ojos, sabía que tarde o temprano hablaría.
- Honey, no es lo que piensas, no fue apropósito. no lo tomes así- dijo cerrando su casillero para mirarla.
- Estar de lo más cariñosa con él, ¿no fue apropósito? Si claro Maya cómo no. - dijo está rodando los ojos para luego caminar lejos dejando a la rubia atrás. Maya miro a su alrededor intentando comprobar que nadie había visto la escena, pero ya era tarde Lucas caminaba hacia ella.
- Hey, ¿qué le paso a Riley? - habló este apenas llego a su lado.
- Nada. - dijo Maya moviendo la cabeza de un lado a otro, grave error.
Se sentía fatal, su cabeza daba mil vueltas, las ganas de llorar y sentirse pequeña estaban presentes, sabía que tarde o temprano lloraría pero no lo haría aquí, no ahora. Miró a Lucas por última vez, él iba a hablar, pero ella comenzó a caminar antes alejándose lentamente, no podía correr todo se veía muy borroso, escuchó a Lucas hablar (medio gritar). Sabía que venía tras ella
-Maya ¿te encuentras bien? - no hubo respuesta, solo siguió caminando hasta llegar al salón, tocaba historia y el profesor ya estaba dentro, lo escuchaba hablar pero era como si estuviera muy lejos.
-Toma asiento Maya- la voz del señor Matthews llego como un leve susurro a sus oídos. Asintió en respuesta mientras caminaba a su lugar habitual.
Luego llego Lucas y tomo asiento tras de ella. Dejo reposar su brazo sobre su pupitre como lo hacía siempre, para tener una mejor vista del resto de sus amigos y evitar el aburrimiento en las largas charlas de Matthews, sintió las leves caricias que él rubio le daba a su brazo, supuso que había notado lo mal que se sentía. No como su castaña amiga, podía notar las miradas llenas confusión y celos de Riley cada tanto y de fondo la voz de Matthews casi como una leve canción para dormir, como si quisiera que nadie lo escuchara.
Sonó el timbre dando por finalizada la clase, se levantó de su asiento tomando sus cosas e iba a comenzar a caminar justo cuando Riley la empuja y le susurra palabras que no quería escuchar no de ella.
- No te quiero volver a ver Maya, no vuelvas a hablarme. - la rubia no respondió, decidió evitar cualquier confrontación y caminar lejos. Como si no le hubiera dolido lo que su mejor amiga había dicho y que no estaba tan mareada como para costarle enfocar la mirada.
Era consciente de que Farkle y Lucas lo habían escuchado, tal vez no había sido un susurro después de todo, esperaban su reacción. Maya sentía las miradas sobre ella, pero prefería correr antes de discutir con su mejor amiga o bueno, eso pretendía hasta que todo se volvió negro y por fin escucho un grito.
- Maya!!!