Los versos de Cielo

Par giula_jpg

1.7M 187K 93.7K

Hay veces que Cielo Rojas se pregunta por qué no escribió Orgullo y Prejuicio, pero la respuesta es clara: el... Plus

Los versos de Cielo.
Booktrailer
Personajes e Instagram.
Prefacio.
Capítulo 1: ¡Vos!
Capítulo 2: Una hipótesis muy errónea.
Capítulo 3: ¿Tienes un minuto?
Capítulo 4: Soy un no al preguntarme si alguna vez seré tu sí.
Capítulo 5: Catástrofes en París.
Capítulo 6: ¿Quién sos?
Capítulo 7: Querido poeta, veamos que sucede.
Capítulo 8: Terreno peligroso.
Capítulo 9: Matías Ponce.
Capítulo 10: Viens, Chucky.
Capítulo 11: Enrique Iglesias me mata.
Capítulo 12: ¿Qué hacés acá?
Capítulo 13: Miren: ¡Cielo y Matías!
Capítulo 14: Si Cielo estuviera aquí...
Capítulo 15: Voy a extrañarte.
Capítulo 16: ¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué decís? ¿Qué? N-no sé qué... ¿Qué?
Capítulo 17: ¿Por qué, Kéven?
Capítulo 18: ¿Esto lo escribiste vos?
Capítulo 19: Voy a ayudarte.
Capítulo 20: Y pronto nos acostumbráremos.
Capítulo 21: ¿Vino Kéven?
Capítulo 22: Everything Has Changed.
Capítulo 23: Hola, chica de los post-its rosas.
Capítulo 24: Yo no soy esa chica.
Capítulo 26: Que tienes la voz más linda que alguna vez escuché.
Capítulo 27: Ya no había manera de negarlo.
Capítulo 28: ¿Necesitamos?
Capítulo 29: ¿Qué decías acerca de la etapa de negación?
Capítulo 30: Ya no duele, escuece.
Capítulo 31: Los versos de Cielo.
Capítulo 32: El chocolate caliente es una de las medicinas para el alma.
Capítulo 33: Acepto el reto.
Capítulo 34: Hola, me gustan las series de televisión y perseguir pelirrojas.
Capítulo final: El chico de los post-its amarillos.
¡Muchas gracias!
El mundo color Matilda
Capítulo especial: Entre libros, pizzas y besos.
Serendipia: El friki mundo de Ada.
Capítulo especial de cuarentena: Filematología, la ciencia que estudia el beso.

Capítulo 25: Hoy me rindo.

40.3K 4.7K 2.7K
Par giula_jpg

En mis obras ya se encuentra "El mundo color Matilda", la tercera parte de esta saga ;)

Mi sonrisa amaba [ama] la tuya.

Mi corazón soñaba [sueña] con latir junto al tuyo.

Mis manos deseaban [desean] acariciar las tuyas.

Fuiste [eres] la inspiración de mi desvelo.

"Corazones desbordados", Fragmento de Cielo Rojas.

Después del triste episodio de esta mañana, nos tomamos la tarde para nosotros sin asistir a clases. Creo que no era la única que no quería verlo; no hablamos mucho del tema o bueno, en realidad no lo hablaron delante de mí. Lloré, no voy a negarlo, me encerré en mi habitación y lloré como nunca creí llorar por alguien. Lloré por algo que jamás comenzó y me lo arrebataron de las manos. Lloré, lloré y lamenté haberlo conocido y enamorarme de quien no vale la pena y al que tenía en un absurdo pedestal. Pero cuando ya no me quedó nada, y me encontré frente al espejo del baño, me dije a mí misma que no volveré a pasar por esto. Lavé mi rostro y volví a mirarme, no sabía si debía o no, pero necesitaba darle un cierre a esto. Por lo tanto, volví a la biblioteca cuando el sol se estaba poniendo y la oscuridad quería abrirse su paso. Cada pisada que daba se sentía como si caminara con piedras atadas en mis tobillos y la lapicera junto a los post-its parecían arder, quemarme por completo, derretir hasta lo que ya no existe. Todo parecía ponerse de acuerdo para esta escena melancólica; el atardecer, que no me agrada demasiado, por más naranja o precioso que sean para Instagram, y la canción que sonaba en mi lista de reproducción. Nos alejamos para sobrevivir, necesitaba que te quedaras, pero dejo que te alejes... Es lo que la suave voz de Natalie Taylor en Surrender hacía eco en mis oídos.

Exacto, me rendía.

Ya no más.

―Preciosa, ¿qué te sucede? ―pregunta Marcel, la bibliotecaria cuando la saludo―. No tienes ese rostro feliz con el que siempre te veo.

―Las cosas no siempre salen como uno lo espera ―Me encojo de hombros.

―Bueno, linda, supongo que los poemas de tu chico te alegrarán ―Baja sus lentes y me guiña un ojo.

Esperen... ¿qué?

―¿Los poemas de mi chico?

―Ay, niña, no soy tonta. ¡Esos poemas que tú y el rubio francés se dejan cada día! ―espetó.

El nudo de mi estómago se acrecentó un poco más y fue inevitable recordar las últimas palabras que me dedicó...

"Sé que tienes sentimientos hacia mí, pero esta forma es nefasta para que me acerque a ti".

―Claro ―Sonreí a duras penas―. No se lo diga a nadie, ¿sí?

―Su secreto está a salvo conmigo, señorita.

Sonrío como puedo ante su respuesta.

―Gracias, Marcel ―Le digo antes de retirarme hacia el pasillo que tantos días fui capaz de cruzar.

Pareciera que el camino es desigual y que me lo cambiaron; que alguien arrebató la historia que no pudo ser. Sin embargo, acá estoy, frente a ese libro de tapas duras donde compartimos tanto. Lo tomo entre mis manos y ya no se siente como antes, lo desconozco. Ya no tengo esa expectativa y ansiedad por leer sus preciosos poemas. Miro su tapa y veo que ya no tiene nada de especial, porque era nuestro secreto robado por alguien que fue más convincente que yo. La decepción cubrió lo que había de cautivante. Busco el post-it que debería estar en nuestra página y ya no hay nada, ya no siento nada por este libro.

"Nadie ganará esta vez, solo te quiero de regreso, estoy corriendo a tu lado, agitando mi bandera en blanco..." sigo escuchando en mis oídos. Cuántas veces habré escuchado esa canción pensando en Kéven, pero hoy tiene otro significado, esto ya fue demasiado y levanto mi bandera blanca demostrando que hasta acá he llegado.

Vine para dejarle un último mensaje que sé que no va a leer, que ignorará esto como lo hará conmigo y mis amigos a partir de hoy. Versos de despedida y diciendo todo lo que nunca pude decirle cara a cara. Un mensaje que se lo llevará el mar del olvido, pero que necesito trascribirlo.

Eras como un sueño, como una historia preciosa; te habías convertido en mi libro favorito.

Eras como miles de estrellas que brillaban en la oscuridad alumbrando mi noche.

No diré que eras todo para mí, pero si eras una parte importante de mí.

Mi amor, mi mejor amigo y mi poeta favorito.

Eras tantas cosas a la vez que ahora ya no eres nada.

Ya no eres mi sueño, porque te transformaste en un triste pesar.

Ni eres una historia preciosa; solo eres un libro que se lo llevará el mar del olvido.

Si eras parte de mí, ahora puedes olvidarte de que existo.

Mi amor, solo un extraño y falsas promesas.

Eras tantas cosas a la vez que ahora ya solo me queda olvidar.

Como dice aquella canción que mi corazón no para de cantar:

Mi amor, ¿dónde estás? Podemos rendirnos.

Adiós... Hoy me rindo.

Pd: Nunca creí que mi última posdata iba a ser de esta forma, pero así lo decidiste vos. Sé feliz, es lo único que puedo desearte.

Te quiere con el alma:

Cielo.

Dejo los post-its y abrazo al libro por última vez. Sé que muy pronto me encontraré mejor y esto será como "aguas que pasaron", como dice Job 11: 16. Toda tristeza quedará en el olvido y aunque no quiera olvidar, será necesario. Ahora sí no queda nada de nosotros dos.

Podemos, podemos rendirnos... Hoy me rindo. La canción terminó a la misma vez que cerré el libro de Jane Austen y dejé de reproducirla. Reí irónicamente ante esa señal y no me quedó más que volverlo a su lugar.

―Me rindo... ―susurré al caminar fuera del pasillo.

Cuando salí de la biblioteca y miré hacia mi ventana, cambié de música al igual que de aire. Como el cielo que cambió su naranja reemplazándolo por un azul muy oscuro y plenamente estrellado. Me tomé un segundo para respirar profundo y con decisión comencé a caminar hasta mi habitación, dejando atrás todo lo que he vivido.

Las tres semanas que siguieron la pasábamos intentando ignorar a Kéven, y digo "intentando" porque a mis amigos se les escapaba un "mentirosa", "hipócrita", "falsa" cada vez que él y Carla pasaban por donde estábamos. Ellos no nos escuchaban porque lo decíamos ente nosotros, de todas formas, si nos escucharan no creo que les importe. Incluso hasta Matías tenía la misma actitud de desprecio hacia ellos. Recuerdo que esa misma tarde, volviendo hacia mi habitación, me encontré con él y al contarle lo sucedido, quiso partirle la cara por tonto. Según mis amigos, nos ganábamos una mirada extraña de parte del rubio que yo ni me molestaba en ver ¿Qué tan ciega y manipulable podía ser la gente? Kéven es la respuesta.

Una de las partes más difíciles se la llevaba Austin; ellos compartían la habitación. Lo bueno es que él y Matías se habían acercado bastante. Así que después de dos semanas de aparecer cada dos por tres en la habitación de Mati para dormir, decidió hablar con administración para un cambio definitivo y el fin de semana se hará la tal anhelada mudanza. Ah, me olvidaba, Gisela y Matías seguían con sus clásicas peleas, aunque todo era más llevadero gracias a que él pasaba mucho tiempo con nosotros y a Gise no le quedaba más opción que ser tolerante. Pero, vamos, es obvio que Gise siente cosas por el músico, a mí no me engañan.

Por otro lado, en clases nos sentábamos en la otra punta del salón, al igual que en el almuerzo y en cualquier lado posible que esté lejos de Kéven. Aunque últimamente ya no nos importaba y tomábamos asiento donde quisiéramos. Somos libres y podemos hacer lo que queremos, Kéven y su novia no tenían por qué intimidarnos en ningún sentido.

Por mi parte no dejé de visitar la librería de Baudin ni iba dejar de hacerlo. Austin y Mati se turnaban para llevarme, y si ninguno se puede quedar, Franco estaba dispuesto a traerme de vuelta. Y hablando de él, el insistente de mi hermano no se rendía con Alicia, aunque su esfuerzo trajo su recompensa, ya que ella aceptó por fin su décima cuarta invitación. De modo que pasado mañana tendrán su primera cita.

¿Se preguntarán si ellos dos estaban al tanto de mi situación con Kéven? Hasta ellos querían matarlo, sin embargo, les rogué que evitaran la conversación con él; Kéven no valía ni eso. Quien se entristeció fue Baudin, pero le prometí jamás dejar de visitarlo y no cometer el mismo error de dejar la librería como muchos meses atrás. Ya no dejaría que él influenciara mi vida, ni siquiera esas miradas de arrogancia y burla que me lanzaba Carla y sus amigas. Solo lograba que tuviese más lástima hacia Kéven de verlo rodeado por esas tres serpientes. Es muy triste cuando despierte y vea su alrededor.

―¿Y cuándo cumple años? ―pregunta Mati.

―El viernes que viene ―responde Agnus, con mucha emoción―. La idea es que ninguno lo saludemos para que se crea que nos hemos olvidado de su cumpleaños.

―Ay, no, me da cosita ―Llevo una mano a mi corazón―. ¡Pobre Austin, eso le va a partir el corazón!

―Esto estará genial ―suelta Pri.

―Ya saben que contamos con la casa de Ali ―Les aviso―. Creo que ella está más entusiasmada que todos nosotros.

―Eso es cierto. Ah, ¿cuándo será su cita con Franco? ―inquiere Gise con curiosidad―. ¡Él es tan romántico! Y yo hace un montón que no tengo una cita. Eso es...

―¿Montón? Yo me pregunto si alguna vez has tenido alguna ―La interrumpe Matías.

Ya no sé qué pensar con esto, muchas veces lo atrapo mirándola, pero cuando le pregunto para sacarle información, él lo niega.

―¡He tenido muchas citas, muchísimas! ―suelta Gise―. ¿O no, Pri?

―¿Ah? Oh... sí ―responde Priscila algo indecisa―. Muchísimas, seguro.

―¿Lo ves? ―Mati suelta una carcajada.

―De todos modos, a ti no te importan ―Frunce su ceño.

―Okay, okay, se calman ―ostenta Agnus.

Mientras ellos tenían la misma discusión de siempre, a mi costado observé como Kéven y Carla entraban a la cafetería. Nuestra mesa no estaba tan lejos de la puerta, así que no pude evitar encontrarme con sus ojos, todavía seguía siendo incómodo cuando nos cruzábamos en un pasillo por accidente; yo hacía de cuenta que no lo veía, aunque fuera todo lo contrario. Automáticamente volví mi vista hacía mis amigos y sonreí por algo que estaban hablando. La parejita pasó por nuestro lado y mis amigos solo le dedicaron una mirada indiferente para continuar con lo que hablaban.

―Ya no dicen nada sobre ellos ―expongo en voz baja―. Qué raro de su parte...

―Es que tienes razón, Cielis, ellos no valen la pena ―masculla Pri.

―Como dices: La chica es una careta y va a terminar mal ―Rio al ver como imita el acento argentino―. No valen ni nuestros insultos ―acota.

―Ni nuestro tema de conversación ―aporta Agnus―. Así que como les decía, también vendrán nuestros ex compañeros de secundaría. ¡Los conocerán! Son los chicos más locos y buenos del mundo, básicamente como ustedes.

―Ella tiene razón, son re buenas personas y bastantes chistosos ―Le aviso.

―Mejor si somos más. Hablaré con Ali para la decoración, hay muchas ideas en internet, después te las mostraré, Agnus ―dice Pri.

―Pueden aprovechar este fin de semana para terminar de planear todo; recuerden que es la mudanza de habitación. Con Austin vamos a estar concentrados en eso.

―Uh, espero que no haya mucha tensión en el ambiente o que Kéven no esté ―arguye Gise.

―Eso espero, oxigenada...

Eras tantas cosas a la vez que ahora ya solo me queda olvidar.

Como dice aquella canción que mi corazón no para de cantar:

Mi amor, ¿dónde estás? Podemos rendirnos.

Adiós... Hoy me rindo.

FIN.

Hola, amados y trastornados lectores. Aunque no puedan creerlo (al igual que yo en su momento...y ahora), este es el final de "Nuestro libro de Jane". Como sabrán, este era un libro basado en una historia real...y las cosas no resultaron del todo bien para nuestra protagonista.

¿Recuerdan aquel poema en que ella decía ser un no al preguntarse si era un sí? Vaya que estuvo equivocada, porque en realidad siempre sería un nunca para él. Generalmente las opciones son un sí o un no, jamás vemos un nunca como opción, entonces ahí está la respuesta de todo: aquella chica nunca fue una opción para él.

Sepan perdonarme si este final es horrible, pero es algo que no se buscó... las cosas se dieron así. Además, tengo que darles una importante noticia: Este libro será eliminado el primero de enero del 2016, ya que no es de mi completa autoría y además no quiero tenerlo siempre a la vista. Les queda un poquito más de un mes para leerlo. Entiendo si llegan a enojarse, pero entiéndame ustedes a mí.

Gracias por estar presentes a lo largo de cada ilusión de la protagonista y hasta en sus lágrimas del final. Quiero que sepan que ella lo valora muchísimo.

Los quiero mucho.

Hasta mi próxima historia.

Cielo

Actualicé la obra y me desplomé en mi cama feliz porque no lloré, si algunas lágrimas amenazaron con salir a la superficie, pero ninguna se escabulló. Desde aquel día, ya había pasado un mes y recién hoy tuve las agallas suficientes para publicar el final del libro de poemas. Durante este tiempo mis sentimientos eran una montaña rusa que subía y bajaba frenéticamente. Subían cuando me decidía a no pensar en él y mantenerme firme en mi convicción de que nada valía la pena. Pero bajaban cuando veía a Carla besándolo. Algo que me di cuenta: nunca lo vi a él besándola o siendo el primero en una muestra de afecto, siempre era ella quien daba la iniciativa y quien luego me miraba para provocarme. Nunca nacía de él, cosa que agradecí muchísimo porque no sé qué sentiría si mi corazón captura ese instante. Al igual que los vi casi nada tomados de la mano, así de patética soy que los cuento. Sin embargo, eso me ayudó a descontar infinitos de puntos a Kéven; nunca hubiera imaginado que él era tan frío en el romanticismo. Alguien como él definitivamente no congeniaba con una chica tan romántica como yo.

Me reprendí al darme cuenta que estaba pensando en él, y para distraerme, comencé a revisar las notificaciones entrantes gracias a la actualización. Entre todos los usuarios que me escribieron, me llamó la atención los comentarios de mis amigos...

BeautifulDecember: Eres la poeta más genial del universo. Agradezco a Dios la oportunidad de conocer a alguien como tú. Te quiero muchísimo. Pd: Mati y Austin amenazan con comer tus porciones de pizza si no vienes ya. (Sabes que lo harán)

Sonreí ante el comentario de mi mejor amiga.

StayStrong7: Voy a lloraaaaaar. Podrías hacer la historia de un chico sexi que estudia periodismo pero que ama la música... ¿qué te parece? Pd: Me comeré tu pizza. (Prometo hacerme una cuenta algún día. Mati.)

StayStrong7: ¿Qué decirte? Eres genial y estoy agradecido de tener una hija como vos. Vos, ¿entendés? ¡Hablo argentino, loco! Pd: Me he comido tu postre. (Austin)

Cerré mi computadora y me dirigí hacia el griterío que se escuchaba en la habitación de al lado. Hoy sábado, aunque generalmente nos vamos a comer por ahí, los chicos estaban terminando la mudanza que comenzaron esta mañana y decidieron pedir pizzas y ver películas en la habitación de Gise. De tan solo recordar lo que pasó unas horas antes en la ex habitación de Austin, siento un pellizco de culpa y lástima por quien fue mi mejor amigo. Pero huyo de ese pensamiento al colocarme mi pijama y recoger mis pantuflas.

Entro a la habitación continua y tomo asiento con mis amigos. Nadie toca el tema acerca de mi actualización y se los agradezco mentalmente. Ellos saben qué necesito en este momento...

Reír, a ellos y a sus tonterías.

QUIÉN QUIERE SABER QUÉ PASÓ DURANTE LA MUDANZA DE AUSTIN??? 

Bueno, MATÍAS se los va a contar en personaaaaaaaa. Habrán unos cruces entre él y el gil de Kéven que Muajajajjaja. Y de paso, tendremos algo de #Gati o #Mise...#Gatías #Misela jajajajajajajaj Kiorror el shipeo de Mati y Gise.

¿Qué les pareció el capítulo?

¿Se dieron cuenta que volveremos a tener a Blake, Cande, France y Benja con nosotros?

NOS LEEMOS MAÑANAAAAAAAAAA



Continuer la Lecture

Vous Aimerez Aussi

1.5K 207 46
Tras diez años de encierro en la academia de magia de Marvelir, Nevan Grant regresa a su tierra natal para reconciliarse con su pasado, pero la liber...
2.2M 246K 127
HISTORIA GANADORA DE LOS WATTYS 2016 EN LA CATEGORÍA PIONERAS. Continuación de "Ansías y Poesías" (no recomiendo leer esta parte sin haber leído la...
El Deseo de JESS Par zia malik

Roman pour Adolescents

86.5K 696 2
Una simple empleada de oficina se transforma a sí misma en su tiempo libre en la diosa del sexo cibernético. Durante el día Jess Mellwork, es una cor...
269K 25.5K 54
Ella le salvó la vida. Él... puso en peligro la suya. Ella no sabe dónde está. Él solo anhela que ella regrese. Ella luchará por su vida. Él ya no s...