Capítulo 25: Hoy me rindo.

40.2K 4.7K 2.7K
                                    

En mis obras ya se encuentra "El mundo color Matilda", la tercera parte de esta saga ;)

En mis obras ya se encuentra "El mundo color Matilda", la tercera parte de esta saga ;)

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Mi sonrisa amaba [ama] la tuya.

Mi corazón soñaba [sueña] con latir junto al tuyo.

Mis manos deseaban [desean] acariciar las tuyas.

Fuiste [eres] la inspiración de mi desvelo.

"Corazones desbordados", Fragmento de Cielo Rojas.

Después del triste episodio de esta mañana, nos tomamos la tarde para nosotros sin asistir a clases

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Después del triste episodio de esta mañana, nos tomamos la tarde para nosotros sin asistir a clases. Creo que no era la única que no quería verlo; no hablamos mucho del tema o bueno, en realidad no lo hablaron delante de mí. Lloré, no voy a negarlo, me encerré en mi habitación y lloré como nunca creí llorar por alguien. Lloré por algo que jamás comenzó y me lo arrebataron de las manos. Lloré, lloré y lamenté haberlo conocido y enamorarme de quien no vale la pena y al que tenía en un absurdo pedestal. Pero cuando ya no me quedó nada, y me encontré frente al espejo del baño, me dije a mí misma que no volveré a pasar por esto. Lavé mi rostro y volví a mirarme, no sabía si debía o no, pero necesitaba darle un cierre a esto. Por lo tanto, volví a la biblioteca cuando el sol se estaba poniendo y la oscuridad quería abrirse su paso. Cada pisada que daba se sentía como si caminara con piedras atadas en mis tobillos y la lapicera junto a los post-its parecían arder, quemarme por completo, derretir hasta lo que ya no existe. Todo parecía ponerse de acuerdo para esta escena melancólica; el atardecer, que no me agrada demasiado, por más naranja o precioso que sean para Instagram, y la canción que sonaba en mi lista de reproducción. Nos alejamos para sobrevivir, necesitaba que te quedaras, pero dejo que te alejes... Es lo que la suave voz de Natalie Taylor en Surrender hacía eco en mis oídos.

Exacto, me rendía.

Ya no más.

―Preciosa, ¿qué te sucede? ―pregunta Marcel, la bibliotecaria cuando la saludo―. No tienes ese rostro feliz con el que siempre te veo.

Los versos de CieloWhere stories live. Discover now