Capítulo 20: Y pronto nos acostumbráremos.

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Me gustaría irrumpir en tus sueños; ser el motivo de tu constante insomnio

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Me gustaría irrumpir en tus sueños; ser el motivo de tu constante insomnio.

También desearía ser quien provoca tus suspiros; de quien tu corazón se inunde.

Anhelaría que me anhelaras.

Me gustaría, desearía, anhelaría; sinónimos para mí.

Me gustaría, desearía, anhelaría; antónimos para ti.

"Corazones desbordados", fragmento de Cielo Rojas.

"Corazones desbordados", fragmento de Cielo Rojas

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―¿Tendrás otro grupo de amigos? ―inquiere Agnus―. ¿Qué tienen ellos que nosotros no?

―¡Ya sé!, tienes vergüenza de nosotros, eso me parte el corazón ―Se lamenta Austin.

―Averiguaré todo, ¿me escuchas? ―Vuelve a decir Pri.

―Te recomiendo que reprimas tus dotes de periodista conmigo ―Le aviso―. Y no, no podría tener otro grupo de amigos, con ustedes estoy encantado.

―¡Déjame que te abrace, déjame que te abrace! ―exclama Agnus.

―Gracias, pero debemos decirte que a todos nos da curiosidad ―acota Gisela―. Igual, conozco a alguien que todas las mañanas también desapare... ¡Ay!

―Perdón, juro que fue sin querer ―Se lamenta Cielo en un tono apenado―. Es que quise estirar mis piernas y no medí nuestras distancias.

―Sí... seguro ―sisea Gise mientras se frota la rodilla.

―Como sea, me retiro, nos veremos luego ―aviso.

Le doy un último vistazo a Cielo, encontrándome con sus lindos ojos verdes; ella solo curva las comisuras de sus labios y emite un leve suspiro. Desde hace algunos días que estoy en una constante paradoja de no saber exactamente lo que siento por ella, pero trato de evitar esos pensamientos y concentrarme en la identidad de la chica de los poemas. Solo así espero quitarme esta insoportable confusión que me embriaga. Por lo tanto, me dirijo dentro del edificio en busca de esos versos que tanto me fascinan y espero cada día. De modo que cuando llego, saludo a la bibliotecaria Marcel y me apresuro deseando leerla. La biblioteca está algo llena por el horario en el que me encuentro, bastantes personas se me cruzan por el camino y cuando estoy justo entrando en el pasillo de literatura inglesa, una chica que salía de allí mismo, se interpone en mi camino haciendo que ambos choquemos. Se queda tildada completamente al verme, tanto así que incomoda. Sus oscuros ojos no se muestran tímidos, sin embargo su actitud es todo lo contrario.

Los versos de CieloWhere stories live. Discover now