El rey de los idiotas [EDITA...

By NeverMindItsJustMe1

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-JAMÁS VUELVAS A BESARME, SUBNORMAL. -Ya Mackenzie... deja de fingir que te molestó cuando ni tú misma te lo... More

AVISO
PERSONAJES
♦ Capítulo 1 ♦
♦ Capítulo 2 ♦
♦ Capítulo 3 ♦
♦ Capítulo 4 ♦
♦ Capítulo 5 ♦
♦ Capítulo 6 ♦
♦ Capítulo 7 ♦
♦ Capítulo 8 ♦
♦ Capítulo 9 ♦
♦ Capítulo 10 ♦
♦ Capítulo 12 ♦
♦ Capítulo 13 ♦
♦ Capítulo 14 ♦
♦ Capítulo 15 ♦
♦ Capítulo 16 ♦
♦ Capítulo 17 ♦
♦ Capítulo 18 ♦
♦ Capítulo 19 ♦
♦ Capítulo 20 ♦
♦ Capítulo 21 ♦
22. Viejo panzón y virgen
23. ¿ Seis meses ?
24. Hora de patear culos baby
25. ¿ Quieres ser la Nutella de mi tostada ?
26.Pelea de gatas (completo)
27. Mi salvadora
28. El helado de la discordia
29. Atte. Un amigo
30. CHAT y SALSEO SALSEO SALSEO
31. Estúpidas atracciones
32. Bienvenida a la familia
33. ¡DESNUDAS Y EN BOLSAS DE BASURA!
34. Jackson Pettigrew
35. Adiós al chantaje
36. E.S.U.D.G.A
37. Mierda...es el jefe
38. ¿ Darnos un tiempo ?
39. Nunca más me iré
40. ¡ Hoy es sábado y mi cuerpo lo sabe !
41. Disfrutemos de nuestro presente
42. "Mack & Jack y el acantilado de la muerte "
43. Vete a la mierda ,"A"
44. Te equivocaste de sujeto
45. Sangre es sangre
46. El secreto de Lorena
47. Me voy , Mack
48. Ethan + esposas = Mala idea
49. Una victoria agridulce
50. Se acabó
51. Ni a ti ni a nadie ... es una promesa
52. El nuevo Ethan
53. Querido Diario
54. Hasta siempre , Ethan Donovan
55. EL JUEGO HA COMENZADO
56. La verdadera identidad de "A"
57. Lazos de sangre
58. La misión de Ethan
59. ¿ Ethan o Derek ? , solo uno sale con vida
60. We are family
61. ¿ Acaso debo escoger a uno de los dos ?
62. Un nuevo comienzo
EPÍLOGO
+18 ( ͡~ ͜ʖ ͡°)
⚠️COMUNICADO⚠️
CELEBRACIÓN 150K

♦ Capítulo 11 ♦

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By NeverMindItsJustMe1

CAPÍTULO XI : «Eres la pitufa más bella que he visto».

— ¡Mackenzie Stuart! — grita alguien más — ¡acérquese de inmediato!.

Apenas reconozco la voz maldigo en voz baja. Algo me dice que me meteré en más problemas.

¡Demonios!.

Inhalo con fuerza y me giro a encararlo — Director Jhonson — saludo fingiendo calma mientras me acerco. Al lado del director, un hombre que ya debe rondar los cuarentaitantos me observa curioso. No es feo, podría presentárselo a una de mis tías.

El desconocido lleva su mano al silbato que cuelga de su cuello y lo sopla con fuerza — Grimms, póngase a calentar que el entrenamiento comienza en quince.

— ¿A cuál de los dos le habla, entrenador? — pregunta burlón Connor.

— ¡Muevan sus culos idénticos y pónganse a calentar antes de que les de la golpiza de sus vidas! — brama con la vena del cuello a segundos de estallar.

Wow, este entrenador no aguanta pulgas.

Los gemelos al instante borran las expresiones divertidas de sus rostros y se ponen a correr alrededor de la cancha. Un grupo de muchachos comienza a congregarse en una esquina del campo y asumo que ellos son el resto del equipo de fútbol.

— Señorita Stuart, ¿me puede decir que hace usted aquí? — interroga el director con su tono altivo.

— Pues no lo sé, estaba aquí contando las flores y decidí besar la pelota con lo pies — el entrenador retiene las ganas de reír — ¿usted qué cree que hacía, director?.

Jhonson, en vez de enojarse por mi comentario, sonríe complacido con mi respuesta — Te lo dije Dan, creo que ella es perfecta para el puesto.

— ¿Qué puesto? — miro al entrenador como esperando su respuesta.

— Primero déjame presentarme, soy Dan Ramírez — extiende su mano en mi dirección.

Se la estrecho — Mackenzie Stuart.

— Bueno, con respecto a lo del puesto considero que Jhonson es el indicado para darte una explicación.

Jhonson se aclara la garganta — Este instituto siempre ha tenido como objetivo integrar a las mujeres en tantas actividades deportivas como fueran posibles. Así que hace unos meses la junta estudiantil decidió que el equipo de fútbol que representa a Lion High se volvería mixto. Una iniciativa que varios institutos de la región están siguiendo. El problema es que a pesar de que las admisiones están abiertas ninguna chica se ha atrevido a integrarse.

— Suponemos que muchas no quieren unirse por temor a la agresividad del juego y las pocas que se acercaron lo único que querían era coquetear con los chicos del equipo — agrega Dan.

— Por eso buscamos a una jovencita de carácter fuerte que ame el deporte y que no le importe lidiar con demasiada testosterona. Hemos buscado por meses, el campeonato estatal está a punto de iniciar y el puesto aún sigue libre.

— Y creemos que nuestra búsqueda al fin ha llegado a su fin — se atreve a decir el entrenador.

Enarco una ceja — Muy bonito y todo pero, ¿por qué debería aceptar yo esto? — observo a los muchachos que están empujándose y riendo — ¿por qué debería sacrificar mi tiempo libre para pasar horas entrenando con esos orangutanes?.

Dan me mira suplicante — Técnicamente eres nuestra última esperanza.

Asimilo lo que me acaba de decir y observo al jefe del instituto — Director Jhonson — me cruzo de brazos — ponga sus cartas sobre la mesa, ¿qué gano yo?.

Este me mira indignado — No creas que volverás de esto una negociación.

Me encojo de hombros y me doy media vuelta — Bueno en ese caso me retiro. Espero ganen ese campeonato sin tener a su última esperanza jugando en la cancha.

Camino lentamente y puedo oírlos discutir en voz baja. Sonrío traviesa cuando escucho el suspiro cansado del director.

— Créditos para la universidad, almuerzos gratis en la cafetería por todo un año, un mejor casillero, uniforme de deporte personalizado con el equipamiento necesario y ya no tendrá que seguir yendo a detención por el incidente en la cafetería.

Me giro y le regalo mi mejor sonrisa — ¿El joven Ackerman también queda exento del castigo?.

Jhonson se aprieta el puente de la nariz pero termina asistiendo — Ackerman también queda libre.

Le extiende mi mano y él, reluctante, la estrecha — Tenemos un trato, Jhonson.

— Que no se te haga costumbre, Stuart.

Me encojo de hombros — Ya veremos.

Dan Ramírez dan un pequeño aplauso contento por la situación y luego lleva su mano al silbato y lo sopla dejándome casi sorda.

— ¡Mackenzie Stuart, vaya a cambiarse de inmediato que el entrenamiento comienza ahora!.

Ruedo los ojos divertida y trotando me voy hasta los vestidores. Algo me dice que esta será una experiencia bastante interesante.

(...)

Entrenamos por cuatro horas sin parar y al final terminé rendida en el piso sudando como chancho. Me sudaban partes del cuerpo que no sabía podían sudar. Intuía que Dan Ramírez sería exigente pero no pensé que sería tan demandante.

Los chicos del equipo al inicio se comportaron incómodos con mi presencia pero luego de un rato entramos en confianza. Los gemelos hicieron de mi integración más llevadera y al final del día me demostraron que no son unos idiotas musculosos como muchos los suelen estereotipar.

Del capitán del equipo no puedo decir nada pues el irresponsable ni siquiera estuvo presente en el entrenamiento. Eso de por sí ya hace que me caiga mal, una persona que no se compromete con su equipo no merece llevar la banda de líder.

Fred, uno de mis compañeros de equipo, no hizo mas que hablarme de lo "fabuloso" que es este capitán. Me comentó que es uno de los mejores jugadores que el instituto ha tenido en décadas. Si bien hubo un tiempo en el que dejó el equipo por problemas familiares, su regreso ha sido el más ansiado de la temporada. Según Fred, es gracias a este capitán que el equipo es lo que es hoy, uno de los mejores. Pero al enterarme de que ha faltado a los últimos tres entrenamientos la idea de que es el mejor ya no se me hace tan creíble para mi.

Tengo que verlo en la cancha para corroborar lo que tanto dicen.

Salgo de la pequeña ducha y envuelvo mi cuerpo en una toalla azul. Por suerte no comparto regaderas con los chicos, porque eso sería demasiado peligroso para mi propia integridad. Tengo una pequeña cabina que antes era usada por el conserje pero decidieron que sería de mi uso de hoy en adelante.

Me visto con rapidez y exprimo mi cabello con fuerza. No hay nada tan relajante como una buena ducha después de horas de ejercicio.

Los casilleros si los comparto con los chicos, ellos se fueron hace más de quince minutos ya que yo tardaba demasiado en ducharme y les dio pereza esperarme. No me molesta en lo absoluto, es reconfortante tener unos minutos para mi sola.

Abro mi casillero y de este saco mi mochila y mi teléfono, reviso que no falte nada y me dispongo a cerrarlo, pero alguien lo cierra por mi de forma brusca. Ahogo un grito por el susto.

— Stuart, que linda coincidencia encontrarte en mis dominios. Un pajarito me dijo por ahí que eres la nueva integrante de mi equipo.

Ya decía yo que no podía tener un día en paz sin oír sus estupideces.

— ¿Tu equipo? — cuelgo la mochila en uno de mis hombros y lo miro con una ceja alzada.

Donovan toma un mechón de mi cabello y lo coloca detrás de mi oreja, me tenso ante ese simple acto — ¿Quién crees que es el capitán, bonita? — sonríe de forma socarrona.

Ruedo los ojos. ¡Lo que me faltaba!. ¿Es que acaso no era suficiente tortura tener que cruzarme con él todos los días en los pasillos sino que ahora tengo que pasar horas entrenando a su lado?.

Gracias, Dios, hoy te pasaste de generoso.

— ¿Por qué no me sorprende? — me alejo de él y camino hacia la salida — ya decía yo que solo un idiota podría dejar de asistir a los entrenamientos siendo el capitán. No me asombra que me hayan buscado a mi para salvar a este equipo. Digo, contigo como líder están arruinados.

Ethan toma mi hombro con brusquedad — No juegues conmigo, Stuart.

Me zafo de su agarre y le devuelvo la mirada — No, Donovan. Tú no juegues conmigo porque te irá mal.

Antes de poder largarme de ese lugar, en un acto sorpresivo, Donovan me toma de la cintura y me empuja hasta que ambos terminamos en el armario del conserje. Cierra la puerta tras de él y jala de una cuerda para encender el foco que cuelga del techo.

Mi espalda se apoya contra la pared y la distancia que nos separa es casi nula. Los artículos de limpieza a nuestro alrededor no hacen mas que volver del espacio aún más pequeño.

Ethan coloca ambas manos contra la pared,una a cada lado de mi cabeza. Nuestras narices quedan al punto de casi rozarse. Sus pupilas están dilatadas y el azul de sus ojos se ve mucho más oscuro de lo normal. Su cercanía comienza a ponerme nerviosa pero trato de disimularlo frunciendo el ceño.

— Estás jugando con fuego, Stuart. No deberías meterte con alguien como yo.

Suelto una risa incrédula — ¿Es ese tu mejor discurso?. Dios, estás muy equivocado si piensas que tu actitud de macho alfa hará que me acobarde.

Él me observa mas no dice nada, sonrío divertida.

— ¿Qué pasó?, ¿el gato te comió la lengua?.

Ethan lleva su cabeza hasta el hueco de mi cuello, su respiración golpea contra mi piel y siento como mi corazón comienza a acelerarse. Sus labios presionan mi cuello suavemente y el simple roce hace que mis terminaciones nerviosas se alboroten. Justo cuando creo que se le alejará, siento su lengua pasearse por mi piel.

Ahogo un suspiro.

Se aleja y me mira — Mi lengua sigue exactamente donde debe estar — sisea con la voz ronca.

Ay,mamá, me tiemblan las piernas.

Instintivamente mis ojos bajan hasta la altura de sus labios y trago saliva con fuerza. ¡Vamos, Mackenzie!, ¡enfócate!, no dejes que te atonte con sus encantos. ¡Es el enemigo!, ¡uno no mira con deseo al enemigo!.

Niego con la cabeza y aparto la mirada, muerdo mi labio con fuerza. Tengo que mantener la calma.

— Tengo tantas ganas de besarte — susurra cada vez más cerca y con un dedo delinea el contorno de mi labio inferior obligándome a dejar de morderlo.

Ay, Diosito, líbrame de la tentación. Amén.

— ¿Y por qué no lo haces? — pregunto con la voz ronca.

¡Estúpida, tu dignidad, idiota!.

Carajo, ¿por qué diablos dije eso?.

Acabas de caer en su juego. Felicitaciones. Tarada.

Ethan se aleja por completo de mi con una sonrisa victoriosa en el rostro. Él sabe que yo sé que me dejé envolver por sus encantos y quiero golpearme por eso. Demonios, así no se supone como esto debe terminar.

— Que débil eres, Stuart. Prácticamente me acabas de regalar la batalla.

Dicho aquello, sale del armario con rapidez y me cierra la puerta en la cara. Tomo el picaporte y lo giro pero el condenado ya le puso el seguro.

— ¡Lo que me faltaba! — grito y pateo con fuerza la puerta. Una escoba se tambalea y termina golpeando mi cabeza — ¡Ouch!.

Puedo escuchar sus risas del otro lado y eso hace que me hierva la sangre.

— ¡ABRE LA MALDITA PUERTA, IDIOTA! — le ordeno mientras pateo con más fuerza.

— ¡Espera un momento nena que estoy preparando la sorpresa! — dice irónico y unas ganas inmensas de ahorcarlo con mis propias manos comienza a dominarme.

— ¡Serás idiota!.

No obtengo respuesta de su parte por varios minutos. Frunzo el ceño, ¿será posible que ese engendro del mal se haya largado?, ¿ese era su plan desde el comienzo?, ¿encerrarme aquí toda la noche?.

— Bien jugado, Donovan — siseo apunto de tener un ataque de ira.

¡Cuando lo vea juro que lo mataré!, ¡tomaré un martillo y le haré papilla las pelotas!.

Uy, Mackenzie, eso es un poco sádico.

Merecido lo tiene.

¿Qué tal si buscas una forma de salir de este armario?.

Siguiendo el consejo de mi yo interna, me agacho y busco entre los objetos de limpieza algo que me sirva para salir de aquí. Al lado de unos baldes con detergente encuentro una pequeña caja de herramientas. Sonrío aliviada, definitivamente aquí si debe haber algo que sirva.

Tomo el martillo y lo observo con cautela. ¿Podría funcionar?.

Nah, mejor me lo guardo para las partes no tan nobles de Donovan.

En el fondo de la pequeña caja distingo una ganzúa. Bien, esto si que me va a servir. He visto como lo hacen en películas, ¿no puede ser tan difícil,no?.

Llevo la herramienta al cerrojo de la puerta y luego de varios minutos de fallidos intentos, logro desbloquear la cerradura. Abro la puerta pero algo detrás de ella me impide que lo haga por completo.

Bien Mackenzie, solo patea la puerta como una fucking sexy ninja.

Y sin darme tiempo para hesitar, pateo la puerta con fuerza. Me arrepiento al instante, porque quizás si hubiera tratado de salir con cautela me habría percatado del cubo de pintura que colgaba encima de la puerta.

— ¡ERES LA PITUFA MÁS BELLA QUE HE VISTO! — exclama el dueño de todos mis dolores de cabeza.

Retiro la pintura azul que cubre mis ojos con mis manos y lo fulmino con la mirada. El desgraciado está sentando en una banca, comiendo palomitas mientras ríe como si la vida le dependiera en ello. ¡Está comiendo palomitas!, ¡es el colmo!.

— Oh vete a la mierda Donovan — le muestro mi dedo medio que ahora mismo es azul.

Él deja sus palomitas a un lado y me examina de pies a cabeza — ¿Te gustaría ir a la mierda conmigo?.

Enarco una ceja — Ni aunque fueras el último hombre en la tierra o en toda la galaxia no iría a ningún lado contigo.

— ¡Melodramática!.

— ¡Estúpido!.

— ¡Engreída!.

— ¡Idiota!.

— ¡Arrogante!.

— ¡Egocéntrico!.

— ¡Mandona!.

— ¡Prostituto!.

— ¡Cara de moco!.

— ¡Aborto!.

— ¿Te gustaría salir conmigo?.

— ¡Grano en el cu... — frunzo el ceño — espera, ¿qué?.

Mi voz sale más aguda de lo habitual. Ethan sonríe petulante.

— Lo que oíste preciosa — me guiña un ojo.

Sin poder contenerme suelto una carcajada — ¿Tú y yo en una cita? — río con más fuerza — eso jamás va a ocurrir. ¡JAMÁS! — él me mira serio, como si le doliera mi rechazo. Niego con la cabeza, no voy a caer en ese teatrito.

Cojo mi mochila que ahora tiene salpicaduras de pintura azul y avanzo hasta la salida. Debo sacarme esta cosa cuanto antes.

— Mackenzie, espera ... — pide con aflicción en su voz. Detengo mi marcha por un momento, Ethan nunca me llama por mi nombre pero cuando lo hace es como si algo en mi estómago se revolviera.

Suspiro y me giro a verlo — Di lo que tengas que decir rápido — exijo con la poca paciencia que me queda.

Ethan me mira, sonríe y en un ágil movimiento saca una cámara de su bolsillo — Di "chiiiiiis" — y antes de poder reaccionar, el flash me ciega por completo.

Suelto un grito de frustración — ¡Esta me la pagas, idiota!.

Doy media vuelta y salgo presurosa. A la distancia escucho su irritante voz — ¡Te ves pitufilinda con tu pitufitrasero pintado de pitufiazul, pitufa!.

Gruño hastiada de sus tontas mofas.

Maldigo de manera interna. Habrás ganado esta batalla Donovan, pero yo seré quien gane esta guerra.

(...)

— ¡¿ACASO NO PUEDES PATEAR ESA PELOTA CON MÁS FUERZA, SUART?! — grita el entrenador a todo pulmón.

— ¡PATÉALO TÚ PUES, RAMÍREZ! — le contesto colérica.

Mis cambios de humor estas últimas semanas han sido mucho más radicales que cuando estoy en mis días. ¿La razón?, Donovan.

Después de llegar a casa bañada en pintura azul recibí la reprimenda del siglo. Y no, no fue de parte de mi padre sino del dramático de mi hermano. Juro que tuve pintura atascada en mi oído por dos días.

Luego de eso he estado demasiado sensible a perder los cabales, todo a mi alrededor es motivo para pegar el grito al cielo. Y todo gracias a que el idiota publicó mi foto bañada en pintura en las redes sociales y prácticamente se viralizó.

Hasta un meme me han creado.

Ya han pasado dos semanas y media desde el incidente y el marcador sigue a favor de Donovan, necesito hacer una broma épica que me posicione de nuevo en la cima. Tiene que ser épica y muy vergonzosa para él. Curioso, o mejor dicho, misterioso es no haberme cruzado casi ni una sola vez con Donovan por los pasillos del instituto, eso me hace pensar que algo trama.

Claro que una vez es hora de entrenar fútbol, la historia cambia.

Las cuatro horas se las pasa siendo un grano en el culo. Por eso mi humor es tan voluble, llego alegre a la práctica y me voy enojada y con unas inmensas ganas de asesinar a alguien. A eso yo le llamo el efecto Donovan.

Lo único, mas bien él único que no me hace enojar es cierto compañero del instituto. Sí, Derek Ackerman. Su presencia genera la reacción contraria, me tranquiliza. Además de que me saca una sonrisa cada vez que encuentra la oportunidad.

¡PATÉTICA , MACKENZIE!.

Cállate, no estorbes.

ESTÚPIDA.

TARADA.

¿Es enserio, Kenzie?, ¿estás insultando a tu consciencia?.

Estoy de mal humor.

— ¡CORRE ALREDEDOR DEL CAMPO HASTA QUE SE TE QUITE ESA ACTITUD DE MIERDA QUE TIENES! — me grita mi cariñoso, nótese el sarcasmo, entrenador.

— ¡ME LA SUDO!.

— ¡STUART, NO ME HAGAS HACERTE ENTRENAR UNA HORA EXTRA!.

Al instante me pongo a correr mientras a lo lejos escucho una risa histérica, ni siquiera volteo a ver porque sé que se trata del idiota. El sol está en su máximo punto lo que hace del calor intolerable pero mi enojo es mucho más intenso así que obvio ese detalle.

Cuando estoy dando mi tercera vuelta cruzo miradas con Donovan, el me guiña el ojo y manda un beso volado. ¡Será idiota!. Niego con la cabeza y sigo corriendo, agacho mi cabeza y noto que uno de los cordones de mis zapatillas está suelto. Me dispongo a parar para anudarlo pero como yo tengo tanta buena suerte, piso el cordón antes de tiempo y comienzo a caer cual saco de papas.

Cierro mis ojos con fuerza cuando creo que estamparé mi rostro contra la grama.

Un momento, ¿por qué aún no he tocado el piso?.

— ¿Es que no te han enseñado a anudar tus cordones de niña? — pregunta burlón conmigo aún en sus brazos.

Sonrío — Vaya suerte la mía que tengo quien me atrape cada vez que me tropiece con mis cordones — me alejo de él — gracias, Derek.

Se encoje de hombros — Que bueno que llegué en el momento preciso — comenta orgulloso.

— Cuidado, voy a pensar que eres un acosador y que estuviste esperando el momento preciso para aparecer.

— Bueno, ahora que lo dices, no sería tan mala idea — bromea y yo golpeo su hombro de forma juguetona.

— ¿Y qué te trae por aquí?, las clases acabaron hace dos horas — troto en mi lugar para no perder el ritmo.

— Acabo de salir del taller de carpintería avanzada y pasaba a ver si te encontraba.

Detengo mi trote y lo miro asombrada — No sabía que eras un hombre de carpintería. ¿Qué otros talentos ocultas, eh?.

— Bueno...

— Ackerman — sisea una voz ajena a la nuestra con molestia.

Ruedo los ojos. ¿Por qué no me sorprende?.

Derek se pone serio — Donovan — responde con igual intensidad.

Traigan las palomitas, esto se pondrá bueno.

Yo no lo creo.






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