♦ Capítulo 13 ♦

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CAPÍTULO XIII : «Mi primer beso». 

 
Sábado, amado y esperado sábado, ¡bienvenido seas!. Si tan solo los sábados fueran eternos.

Me froto los ojos mientras los rayos del sol se cuelan por mi ventana iluminando por completo mi habitación. Trato de estirarme pero suelto un gemido de dolor apenas lo hago. Mi cuerpo está molido, literalmente. No siento mis piernas, ni mis brazos y no hablemos del dolor en mi espalda porque tardaríamos días en ello. Los últimos entrenamientos han sido infernales y todo por el primer partido de la temporada que ya se aproxima.

Todo indica que hoy será un día soleado y perfecto para salir en búsqueda de aventura y diversión pero no, hoy mis únicos planes son comer, ver series y dormir. No hay mejor plan que ese.

Enfoco mi vista al techo de mi cuarto, blanco y aburrido. Lo único que en realidad captura mi atención es una pequeña telaraña en una de las esquinas. Siento una opresión en mi pecho, ¡oh, Bartolomeo!. Mi amigo arácnido pasó a mejor vida el día de ayer luego de que lo aplasté con mi enorme libro de Química.

Soy una asesina. Bartolomeo quizás tenía familia y ahora por mi culpa, veinte mil arañitas han quedado huérfanas. Espero sea feliz en el cielo de las arañas.

Unos golpes en la puerta interrumpen mis pensamientos extremadamente importantes.

— ¡Pase! — exclamo sin intenciones de levantarme, me duele todo.

— Veo que al fin despiertas, bella durmiente — mi padre se me acerca y besa mi frente. Sonrío, siento que no lo he visto en días.

— ¡Papá! — saludo animada mientras que él se sienta a un lado de la cama — pensé que viajabas hoy en la mañana, ya sabes, por lo de tu reunión.

— Aplazaron la junta hasta nuevo aviso — me explica — pero debo chequear unos papeles en la oficina como a las cinco de la tarde aunque para eso aún me quedan — ojea su reloj — como tres horas.

Todo se detiene a mi alrededor.

— ¿Qué? — mágicamente mis piernas cobran vida y me pongo de pie alterada — ¿me estás diciendo que me perdí el desayuno? — niego con la cabeza y me jalo de los pelos — no, no, no, no y no, esto no está pasando.

Papá ríe — ¿Tanto drama por un simple desayuno?.

Lo fulmino con la mirada — La comida es un tema muy serio para mi, padre.

Él eleva ambas manos en son de paz — Está bien, no me burlaré. Lo que pasa es que no tuve corazón para despertarte, Christian me dijo que te han estado explotando en los entrenamientos así que no quería interrumpir tu sueño. Has de estar agotada.

Suspiro resignada y me siento a su lado — No tienes idea — apoyo mi cabeza en su hombro — se acerca un partido importantísimo y el entrenador Ramírez nos quiere en nuestro 200%. Una derrota no es una opción para nosotros, todo el instituto ha depositado su fe en este equipo. No quiero fallarles.

Papá me abraza y sin verlo sé que está sonriendo orgulloso. Si de alguien heredé mi amor por el fútbol fue de él — Me enorgullece tu compromiso para con tu equipo, hija. No me sorprendería que te volvieran capitana del equipo.

Suelto una risotada de tan solo pensar en la carota que pondría Donovan si le quitara su puesto. Sería tan cómico... — No gracias, por el momento eso no está en mis planes — me alejo un poco y miro los ojos azules de mi padre — hablando sobre el equipo, quería pedirte algo.

— Lo que sea — dice sin vacilar.

— Me gustaría mucho que fueras al primer partido oficial. Creo que no me has visto jugar desde que tenía trece — muerdo mi labio y bajo la mirada algo apenada — en serio me haría muy feliz verte ahí.

El rey de los idiotas  [EDITANDO]Where stories live. Discover now