♦ Capítulo 4 ♦

4.8K 234 49
                                    

CAPÍTULO IV : «Los cinco mandamientos de un Stuart».

Despierto revitalizada, fresca como una lechuga y con buen humor. La broma de la toalla voladora de mi hermano alegró mi noche sin lugar a dudas. Si bien tuve que encerrarme en mi habitación por lo que quedó del día a fin de preservar mi integridad física, ya que Christian quería asesinarme, valió la pena cada maldito segundo.

Más tarde debería visitar al vecino, quizás agradezca mi buena obra con unas latas de Pringles. Quién sabe.

Me estiro en mi cama y me preparo para seguir durmiendo, son las siete de la mañana y no pienso desayunar tan temprano porque luego me muero de hambre a las dos horas. Justo cuando pienso que voy a conciliar el sueño alguien toca la puerta de mi habitación.

— ¡Quién osa interrumpir mi preciado sueño! — exclamo aún adormilada.

— Mackenzie, es hora de levantarse. Tienes que ir al instituto.

— La puta que te pa...

— ¿Qué dices?.

— ¡Que ya voy!.

Siento como todo el buen humor se escapa de mi cuerpo y la pereza y el malhumor toman su lugar. No quiero abandonar la comodidad de mi cama y mucho menos ir al instituto. Prefiero jugar cartas con el exorcista a tener que asistir.

Antes de que mi padre vuelva a tocar la puerta, camino hasta el baño y me doy una rápida ducha. Una vez aseada abro mis maletas y busco qué ponerme. Anoche el sueño pudo más conmigo y me olvidé de desempacar.

Cojo un short rojo y un polo de tiritas blanco. Esto ha de servir. Me calzo los botines negros con tacón que llevaba puestos ayer y la chaqueta negra que también usé. Peino mi cabello y decido dejarlo suelto. Delineo mis ojos, aplico un poco de rimmel y agrego brillo a mis labios. Observo mi reflejo en el espejo y sonrío satisfecha.

Un momento. ¿Desde cuándo yo me arreglo tanto?.

Lo mismo me pregunto yo.

No pedí tu opinión, conciencia metiche.

Me miro en el espejo por última vez y suspiro. Supongo que esto de ser un poquito más femenina me está empezando a gustar, aunque no lo admita en voz alta. Cojo mi teléfono y lo meto en mi bolsillo, al hacerlo noto algo dentro de este. Es el papel que me dio mi hermano anoche.

Supongo que no pierdo nada con leerlo.

LOS CINCO MANDAMIENTOS DE UN STUART

•Escrito por el sensual Christian Stuart•

1. Todo Stuart se ve bien. No importa cuando, no importa donde, siempre nos vemos mejor que el pan.

¿Mejor qué el pan? . ¡Ja!, yo soy mejor que la Nutella.

2. Los dulces y/o frituras de un Stuart son sagrados, si te comes uno de ellos, pierdes tu lengua.

¡Serás cara dura!. Vil mentiroso, eso no pensaste anoche mientras te tragabas mis Pringles.

3. Las hermanas menores de un Stuart deben acatar cualquier orden que les den sus hermanos mayores (no hay opción a reclamo).

¿Qué parte de "soy un limón salvaje" mi hermano no entiende?.

4. Todo Stuart debe ser atlético, ¡No puedes ser gordito!, debes practicar al menos un deporte. (Dormir y comer no aplican como deportes).

El rey de los idiotas  [EDITANDO]Where stories live. Discover now