Blindness || a. i.

By irwinsickmind

8.2K 713 134

Donde una chica con ceguera cae perdidamente por un chico que tal vez jamás podrá ver, entendiendo con él lo... More

Introducción
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho

Capítulo veintinueve

120 11 32
By irwinsickmind

Estaba recostada con Ashton en su cama, ya había pasado una semana desde que aquel problema había surgido y realmente estaba feliz de que él y yo estuviéramos bien de nuevo; pero todo pasó porque él estuvo día y noche pidiéndome perdón los días anteriores. Me traía flores cada día que me veía y me pedía perdón cada dos minutos, aun sabiendo que yo ya no estaba molesta con él. De hecho, un día le pregunté que si no se quedaba sin dinero por estarme comprando flores todos los días, a lo que él respondió que sí, pero esto significaba las veces en que él pensaba en mí. Realmente jamás las conté y jamás traté de hacerlo, pero sabía que eran considerablemente bastantes en un solo día. La casa parecía jardín desde entonces, pero realmente le daba un olor agradable.

Me contó varias cosas, pero jamás algo sobre el intercambio. Y es que desde el momento en que él lo mencionó, no dejé de pensar en eso ni un solo minuto. Me daba paranoia el saber que él en cualquier día trivial me dijera que ya tenía que irse y que por más que yo hiciera algo, él no se quedara.

— ¿Acaso escuchaste algo de lo que acabo de decir?

—Honestamente no, lo siento —dije suspirando.

— ¿En qué ponías entonces tu atención?

—Si te lo digo, sé que esto acabará mal de nuevo.

—Es mejor que lo digas a tener que guardarlo.

Bufé burlonamente, porque eso era lo que él hacía.

— ¿Entonces? —preguntó Ash.

—Es sobre el intercambio —dijo entre titubeos, tratando de imaginarme su respuesta.

—Oh, entiendo... —contestó de manera incómoda—. ¿Qué pasa con eso?

—Que sinceramente no puedo dejar de pensar eso.

—Si te soy sincero, yo tampoco.

Suspiró y después subió el volumen a una canción que en ese momento estaba reproduciendo.

—Yo no quiero que te vayas.

—Y yo no quiero separarme de ti, pero...

— ¿Pero qué? —pregunté.

—Pero por algo nos conocimos y por algo tendré que irme.

—Eso en absoluto me alegra oír.

—Tómalo como un pequeño aprendizaje.

— ¿Sobre qué?

—Sobre que las personas van y vienen, pero nunca se quedan a tu lado.

— ¿Por qué tus palabras tienen que ser tan crueles?

—Porque esta es la realidad, ¿no es así?

—Sí, pero tú la haces ver de una manera muy fría. Sé que te han pasado muchas cosas, y muchas de las cuales te han dejado cicatrices, pero no por eso vivirás el resto de tu vida asimilando y sintiendo la vida como un infierno y una porquería.

—No asimilo del todo mi vida como un infierno porque estás tú.

— ¿Y qué pasará cuando te vayas? ¿Volverás a asimilar de nuevo todo de esa manera?

—Probablemente, pero no veo por qué debería de importarte eso.

Me paré indignada. ¿Cómo se suponía que tomara esa respuesta suya?

—Me refiero a que... no deberías de preocuparte por eso, yo veré la manera de arreglármelas. He pasado veintiún años de mi vida sobreviviendo, ¿por qué no hacerlo un año más?

— ¿Lo ves? Te dije que esto no iba a terminar bien.

Volví a recostarme, tapando mi cara con una almohada y tratando de ocultar mi enojo.

—Vamos, no te molestes, por favor —rogó y se acercó a mí, llevando una de sus manos al otro lado de mi cintura.

—Es que no entiendo por qué es tan difícil tratar de comprender a las personas.

—No tienes por qué entenderme, Vanessa. Yo sólo quiero que pienses en nosotros, no sólo en mí.

—Tú me das muchas razones por las cuales pensar en ti.

—Yo no quiero inducirte a mis problemas y no dejaré que eso pase, ¿entiendes? Tú estás bien, eres feliz y seguirás siéndolo. Tú y yo somos muy diferentes, y no quiero que eso cambie por mi culpa. Eres una chica impresionante, no quiero echarte a perder con mis pensamientos e incluso conmigo.

—Pero tú no eres malo, Ashton.

—No estoy diciendo que sea malo, pero simplemente estás bien así como estás. ¿Para qué quieres pensar en mí? Vamos, disfrutemos nuestro tiempo y lo que está pasando ahora. Anda, deja eso ya de lado, por favor.

—Está bien, pero eso no significa que no me preocuparé por ti.

Rió y después se acostó mucho más cerca de mí.

— ¿Por qué te ríes?

—Eres tan linda conmigo que simplemente no puedo creer que esto esté pasando.

Pude sentir su cabello alborotado rozando mi brazo, me hacía cosquillas y de vez en cuando me reía por eso.

—No empieces de cursi —le dije.

— ¡Oh, vamos! Pero tú tienes un significado muy diferente de la palabra cursi.

—Los dos tenemos significados diferentes sobre muchas cosas.

Sólo rio y después empezó a juguetear con un mechón de mi cabello. Yo sólo sentía el movimiento de éste, pero después decidió dejarlo en paz. Se levantó y pude escuchar cómo salía de la habitación tranquilamente. Decidí no tomarle mucha importancia, porque realmente estaba escuchando fascinada las canciones de Ashton.

Pasaron dos, tres, cuatro canciones y él nunca subió. Bajé de la cama pesadamente y me dirigí abajo. Al pisar el último escalón, el desagradable olor del cigarrillo entró a mis fosas nasales. Me provocó cierto asco, al punto de echarme a correr escaleras arriba para no seguir oliéndolo, pero decidí no hacerlo y continuar mi camino hacia Ashton, quien se asustó al oír que estaba buscándolo. El pequeño chirrido de la puerta me hizo saber que estaba afuera, así que fui a él y me senté a su lado sabiendo que tendría que soportar ese olor hasta que decidiera dejar de fumar.

—Aún no entiendo el porqué de hacer esto —comenté abrazando mis piernas, ya que empezaba a correr una brisa algo fría.

—Ya te lo había explicado antes, ¿acaso no lo recuerdas?

—Sí, pero puedes hacer otra cosa para calmar tu ansiedad.

— ¿Cómo qué?

—Uh... no sé, puedes... —intenté darle la más rápida respuesta, pero él lo hizo más rápido que yo.

— ¿Lo ves? No es tan fácil como todos creen.

—Bueno, es cosa de tomarle tiempo y buscar algo con lo que puedas calmarte. No de un día a otro se descubrió que la tierra era redonda.

Poco a poco fue arrinconándome en el marco de la puerta hasta tenerlo cerca, al punto de sentir su respiración como una pequeña brisa por mi cuello.

— ¿Y qué pasa si calmo mis ansias con besos? —preguntó curioso y ciertamente juguetón.

Sus palabras retumbaron física y emocionalmente mi ser. Al sentir chocar sus palabras contra mí, me estremecí como jamás lo había hecho, y poder imaginármelo tan cerca de mí, simplemente me daban ganas de saber lo que era besar a Ashton Irwin.

Su mano recorrió mi mejilla lentamente, y sentí aún más cerca su anatomía y todo de él. Sabiendo que estaba hipotéticamente mal, había una parte mía que realmente esperaba que aquel momento llegara. Y no es que estuviese ansiosa de este momento o que estuviese pensando todo el tiempo sobre esto, pero me parecía interesante que él a estas alturas me besara, porque sinceramente hablando, ¿no se suponía que Ashton era instintivo? Puede que simplemente no le hayan dado ganas antes, pero puede que sí y que simplemente se detuviera a hacerlo por miedo a cómo reaccionaría yo, aunque... bueno, supongo que habría estado mal que lo intentara.

Pero ahora estaba tratando de hacerlo, así que tenía que reaccionar a esto o si no, el malinterpretaría las cosas como muchas otras ocasiones.

— ¿Qué piensas? —preguntó aún a milímetros de mí.

—Supongo que nada —contesté encogiéndome de hombros y escuchando una leve risa por parte de él.

— ¿Supones?

—Sí, bueno, no es nada interesante...

Ahora olvídalo y sigue, terminé de decir en mi mente.

—Da tu definición de "interesante".

Negué con la cabeza, porque realmente quería que esto continuara. Que la acción empezara —y no exactamente de la manera en la que llegábamos al contacto físico agresivo y ciertamente salvaje, sino al beso—, que me diera aquel cosquilleo repentino y que principalmente, sintiera aquella adrenalina al dar un beso. Y no cualquier beso, sino un beso de Ashton.

— ¿Por qué no?

Joder, no podía responderle que no le quería decir por el simple hecho de que quería que esto continuara. Sin palabras ni gestos, sólo nosotros dos de manera abstracta.

— ¿Por qué debo de contestarte ahora mismo?

—No lo sé, simplemente quería saberlo. ¿Te sientes bien?

— ¿Cómo se supone que debo sentirme cuando los dos estamos a milímetros de distancia?

—Hemos estado así de cerca antes, ¿sabes?

— Sé que no puedo ver, pero créeme que puedo sentirte a cualquier distancia de mí. Es algo que simplemente yo ya no controlo, es automática aquella acción.

—Está bien, esta vez probablemente esté más cerca de ti, pero supongo que no está mal, ¿cierto?

—No realmente.

Y me besa cerca de los labios, pero no en estos. Delicada y suavemente, pero al ya no sentir más aquel beso, me quedo decepcionada y ciertamente ilusionada, ya que yo esperaba a que eso ocurriera, pero desafortunadamente no fue así.

Aquel vacío en mí apareció y aquella sensación de un beso empezó a hormiguear mis labios, haciéndolos sentir sin vida ni emoción alguna.

—Lo siento, pero realmente quiero que cuando esto pase, sea especial. Quiero que tanto tú como yo, jamás lo olvidemos y que ningún otro pueda superar ese beso nuestro.

Sonreí por cada una de las letras que él había dicho. Me hizo sentir halagada de una manera en la que, sinceramente, jamás me había sentido identificada. No necesitabas un acercamiento físico para sentirte especial a su lado, porque aquellas palabras que te decía eran cálidas como el verano. Eran a mi parecer, poéticas, más de lo que un chico de su edad pudiese recitar. Eran realmente reconfortantes cuando estabas hundiéndote, así como también eran hermosas al punto de hacerte sentir en las nubes. Y tan sólo con unas simples palabras.

(...)

Eran las siete de la noche, Ashton estaba buscando algo en mi habitación mientras que yo simplemente estaba recostada en el sofá pensando en aquel beso decepcionante. Ya habían pasado casi cuatro horas desde que eso había ocurrido, pero sinceramente no podía sacar de mi cabeza desde aquellos susurros suyos pidiéndome mi definición de interesante hasta su beso.

El teléfono sonó, por lo que me levanté y contesté. Era Luke.

— ¿Estás bien?

—Sí, ¿por qué no habría de estarlo? —pregunté confundida.

—Bueno, tengo bastantes motivos para no dejarte con ese imbécil.

—No empieces, por favor, Luke.

—Bien, sólo te aviso que mañana hay una excursión e irás, ¿me escuchas?

—Pues parece que no me estás preguntando, sino más bien estás avisándome.

—Qué bien que captaras tan rápido el punto.

—Muy gracioso.

Se escuchó su risa del otro lado del teléfono, lo cual me hizo reír también.

—Cuando llegue, ya tendrás que estar preparada, ¿me entiendes? No quiero llegar y encontrarte aún enrollada en las sábanas y con saliva alrededor de tu boca.

—Ése eres tú.

—Claro que no, yo siempre estoy candente.

— ¡Oh, gran mierda! No puedo creer que acabes de decir esa palabra.

—La he usado y con mucho orgullo porque es perfecta para mí.

—En fin, no prometo nada.

— ¿Sobre qué?

—Sobre estar lista a tiempo.

—Ugh, sabía que lo dirías.

—Bueno, ¿y entonces por qué carajos me lo dices si ya sabes mi respuesta?

—Porque me encanta molestarte.

—Pues de verdad que lo logras.

—Ya, ya, te va a llegar la menopausia antes de tiempo si sigues enojándote mucho.

—No te rías de la menopausia, que el karma puede joderte y puede que a ti te dé la menopausia.

Se escuchó una risa del otro lado, risa que me contagió a reír también.

—Entonces tendré que llegar a tu casa en la madrugada, ¿verdad?

—Juro que si haces eso, no te abro la puerta.

—Joder, haz el intento de estar lista antes, ¿por favor?

—Ya, basta, era broma. Estaré lista para cuando tú llegues, no te preocupes.

— ¿Lo prometes?

—Yo no prometo.

—Prometes hasta lo que no, no te hagas.

—Bien, bien... lo prometo, Luke.

Se escuchó un pequeño silencio. Pensé que respondería después de mi "promesa".

— ¿Está ahora Ashton?

—No, está en mi habitación.

— ¿En tu habitación? ¿Qué hace ahí? —dijo alterado y ciertamente molesto.

—Hey, tranquilo, sólo está buscando algo que se le ha perdido.

—Sí, claro...

—Ugh, vamos, no vuelvas con lo mismo o ahora mismo te cuelgo.

—De todas maneras ya tengo que colgar, mamá está hablándome.

—Salúdamela, por favor.

—Lo haré, nos vemos mañana.

—Está bien, adiós.

Y colgó. No sé si eso de que Liz le llamó fue una excusa o realmente lo había hecho, pero estaba bien, porque no quería caer en el mismo problemático hoyo en el que siempre nos cruzamos cuando hablamos.

Ashton me dio a entender que estaba a mi lado al sentir sus labios presionándose en mi mejilla, lo cual hizo sentir cosquillas y reírme. Él al oír esto, también rio.

— ¿Mis besos son divertidos?

— ¿Tan siquiera los besos pueden ser divertidos?

—Depende con qué intención los des.

— ¿Y tú con qué intención lo hiciste?

—Uh, retiro lo dicho, también hay besos que no tienen razón alguna.

—Sí, claro —contesté sarcásticamente.

—Escuché algo sobre un museo.

—Sí, es una ida a un museo por parte del colegio.

— ¿Irás?

—Uh, sí —confirmé de manera insegura—. Es decir, tengo que ir, porque al parecer hay un trabajo proveniente de la obra.

Mentira. Joder, ¿por qué lo hice? No es que fuese a hacer algo malo, pero sentía que si le decía sólo un , se lo tomaría a mal y pensaría miles de cosas como que ya no quiero estar con él.

—Supongo que tendré que ir a comer una pizza con extra queso por mi propia cuenta. Qué lastima...

Pude sentir su tono sarcástico, y es que con la pizza con extra queso no se jugaba.

— ¿Es en serio? —pregunté echando mi cabeza hacia atrás como signo de arrepentimiento.

—Velo por el lado bueno, el que engordará seré yo y no tú.

—Vaya, qué buen punto de vista —dije con poca gracia.

Se abalanzó contra mí y quedamos recostados en el sofá.

—Podremos ir a comer pizza cuando tú desees, ¿entiendes? —susurró a mi oído haciendo estremecer cada parte de mi cuerpo.

— ¿Incluso si te lo pidiese ahora mismo?

—Incluso si me lo pidieses ahora mismo.

—Entonces quiero ir por pizza con extra queso ahora mismo.

—Lamento decirte que esta vez mi auto no tiene mucha gasolina, a menos que quieras llegar a la pizzería empujándolo.

—Todo por una pizza de pepperoni con extra queso.

—Bromeas, ¿cierto?

—Estoy siendo tan seria como tú lo haces cuando te acercas de esta manera a mí y me susurras al oído —contesté.

La respiración que segundos antes sentía, de pronto desapareció. Se acomodó como antes lo estaba y un silencio se escuchó entre los dos.

¿Acaso había dicho algo malo o que siquiera lo haya ofendido? Me removí incómoda y me posicioné a su lado sin decir nada. Estaba avergonzada, pero realmente no sabía ni por qué.

— ¿Dije algo malo?

—No, para nada.

— ¿Seguro?

—Segurísimo.

—Era broma lo de la pizza, Ash...

—Por supuesto que no era broma lo de la pizza, tú no te resistes a la pizza, Vanessa —contestó riendo.

Ya no contesté a eso. Sabía que por algo se había removido de esa manera de mí, pero era lógico que no me diría la razón.

El vacío de la sala se conjugaba perfectamente con nuestro silencio y eso me hacía sentir mal, porque de un segundo a otro nos habíamos quedado callados.

—Y si te pidiese ahora mismo que te quedaras a mi lado, ¿lo harías? —pregunté sin pensarlo.

Bufó y tomó mi mano.

—Siempre estaré contigo aunque no esté físicamente a tu lado.

—Yo te quiero en todos los sentidos conmigo. Necesito sentir que estás aquí, conmigo.

—Eso no es posible y los dos lo sabemos.

—Podemos buscar la manera de hacerlo posible.

Rio levemente y después me respondió:

—Pero tendrás que prometerme algo, Vanessa.

— ¿Qué cosa?

—Cuando simplemente ya no me quieras más, me lo dirás sinceramente.

— ¿Cómo es posible que pienses eso?

—Es cruel, pero es cierto.

—No pienso dejar de quererte, ¿acaso no lo ves? —respondí a la defensa.

—Ya veremos con el paso de los días.

Me abrazó fuertemente y después me dio un beso en la frente.

Sin duda, sonaba aún más cruel que aquellas palabras salieran de él en momentos como estos. Caían como bombas a mí, y yo, yo simplemente trataba de huir de ellas como si en verdad fuesen a matarme.

Pero jamás le confesaría que poco a poco me destruía de a ratos con tales palabras.

Continue Reading

You'll Also Like

135K 21.6K 50
Yoongi un alfa que nació en una familia de dinero, en la cual tenían esclavos. Esta historia se basa en el siglo XV donde la venta y compra de esclav...
106K 13.2K 31
Itadori descubre una debilidad del rey de las maldiciones. Su esposa Natsumi Pero para eso debería entender la historia de ambos que se remonta en la...
95K 9.1K 66
👁️⃤ 𝘖𝘯𝘦-𝘚𝘩𝘰𝘵𝘴, 𝘪𝘮𝘢𝘨𝘪𝘯𝘢𝘴, 𝘏𝘦𝘢𝘥𝘤𝘢𝘯𝘰𝘯𝘴 𝘦 𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢𝘴 con los personajes de la serie: «🇬 🇷 🇦 🇻 🇮 🇹 �...
965K 149K 53
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...