Mad #PGP2023

By blxxdcherry

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Mad es una adolescente que tiene visiones del futuro desde niña, descubriendo nuevos poderes después de que J... More

Mi saga: Mad
Opcional de ver: collages
Pequeña dedicatoria
Introducción
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Especial de Halloween
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
5000 votos
Especial Navidad
ANUNCIO

Capítulo 1

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By blxxdcherry

Mad miraba desde el balcón de su habitación el espectáculo pirotécnico de la ciudad de San Diego, mientras apoyaba el mentón en su mano y su codo en la baranda, quedando atrapados entre sus dedos algunos mechones de su cabello teñido color naranja. Todos estaban celebrando que comenzaba un año nuevo, todos excepto ella, cuya mirada verde estaba puesta en los fuegos artificiales, pero su mente se hallaba en la imaginación. Así, su hermana mayor se le acercó por detrás sin que se diera cuenta, con un par de copas de champagne.

Boo! -exclamó Kathy, su hermana, extendiéndole una copa-. ¿Quieres?

-No tengo ganas. -Agachó la cabeza, con evidente desgano.

-Bah... ¡Es año nuevo! A ver, ¿en qué piensas tanto como para tener esa cara?

-En que solo me quedan unos meses para terminar la escuela.

-Sí, suena algo abrumador eso.

-Ni siquiera sé qué voy a estudiar en la universidad. Todos mis amigos están claros en eso.

-¿No que habías enviado una carta a Juilliard? El conservatorio siempre había sido tu sueño, o por lo menos lo es desde que vivíamos en Nueva York.

-No he tenido respuesta. Ya debería saber si debo presentarme a una audición.

-Ya, tranquila, todavía queda tiempo. Además, si no es Juilliard, puede ser otra cosa o incluso puedes optar al año siguiente. De todos modos, podrías pensar en otras opciones, como Leyes.

-Kat, por favor...

-¿Qué? Tanto Michael y yo somos abogados, solo faltas tú. Podríamos poner una firma familiar.

-Ahora que mencionas a tu novio, ¿en dónde está?

-Anda festejando con su primo, en el departamento de ellos. De hecho, voy a ir para allá en un rato, por si quieres acompañarme.

-Anda tú, yo estoy bien acá y quiero dormirme temprano. En el día me voy a reunir con mis amigos, porque queremos ir a dar una vuelta para festejar el año nuevo juntos.

-Y festejar que les quedan solo unos días de vacaciones de invierno.

-No me tortures con eso.

-¿Por qué? A ti te va súper bien en la escuela. Yo recuerdo que a mí me iba terrible, no sé cómo es que ahora soy abogada, si una vez hasta me tuve que quedar en la escuela de verano.

-Primero -empezó a enumerar con sus dedos, ignorando lo último que dijo su hermana-: ¡me aburro! Segundo: tampoco soy la mejor, solo soy el tercer lugar y mi competencia son mis amigos. Tercero: ¡odio compartir con mis compañeros, por algo no son mis amigos! Según yo, son simios con retraso mental.

-¡Maddie!

-Ya, perdón, pero es que no los conoces.

-No, me da igual eso. Te grito porque no puedo creer que no seas el primer lugar de tu generación.

-Acabas de decir que eras terrible en la escuela. No te las des de moralista ahora conmigo.

-A ver, ambas sabemos que tú eres la inteligente de la familia, ¿ok? Como tu hermana y tutora legal, es mi deber asegurarme de que puedas dar lo mejor de ti.

-¿No que tu deber es cuidarme y garantizar mi seguridad?

-¡Es lo mismo!

Kathy volteó enojada, dispuesta a irse y dejar a su hermana sola hasta la mañana.

-Se me está haciendo tarde para ir a la fiesta. Si quieres, puedes quedarte leyendo o puedes dormir, da igual en tu caso. Voy a regresar en la mañana.

La adolescente miró a la mujer de cabello negro abandonar su habitación y luego se fue a examinar las cosas que tenía guardadas, ya que, ese tipo de celebraciones le traían nostalgia. Sacó una caja de fotos familiares que había guardado como su tesoro, desde el incendio que acabó con la vida de sus padres y provocó que se fuera a vivir a San Diego con su hermana, puesto que, allá estaba su tía y su abuelo también, quienes siempre andaban pendientes de ambas chicas.

En la mayoría de las fotos ella no aparecía. Casi en ninguna foto de su niñez o de cuando era bebé estaba con sus padres o con David y Kathy, sus hermanos mayores. Por alguna razón, cada vez que intentaba recordar cómo era su infancia, solo tenía algunos chispazos de recuerdos de Nueva York, algo que tuvo claro cuando tenía doce años y la llevó a juntar la mayor cantidad de fotos familiares posibles, tratando de armarse una vida en base a ellas.

Pudo rescatar las fotos y sus cosas más preciadas cuando fue el incendio, pero no pudo rescatar a sus padres. Todos decían que era un milagro que ella estuviera viva, que justo haya huido en la noche del incendio, pero ella tenía claro que era su culpa: de haberle insistido a sus padres cuando les dijo que tenía un mal presentimiento, quizás ellos seguirían con vida. Sin embargo, después del incendio, sus hermanos tampoco le creían cuando ella les insistía en que podía ver el futuro, bajándole el perfil y diciendo que solo pensaba eso porque sentía culpa por lo que había ocurrido esa noche y que eso no era su culpa, solo había sido un accidente.

Al revisar las fotos, comenzó a llorar. A penas podía recordar a sus padres y ni siquiera sabía el porqué de ello, pero los extrañaba mucho. Ya habían pasado casi cinco años desde su horrible muerte y sentía un ardor en el pecho, un nudo en la garganta que no la dejaba respirar y un dolor intenso en la cabeza cada vez que pensaba en ellos. Le hacían tanta falta y con suerte recordaba el último par de años antes del incendio.

Luego de una hora viendo fotos y cosas que le habían regalado algunas personas especiales en su vida, guardó todo en su lugar y se acostó a dormir. A pesar del ruido de las celebraciones de año nuevo, el sueño le había ganado.

Una niña con alas de mariposa se abría paso entre un bosque encantado, lleno de criaturas de fantasía y un ambiente maravilloso. De repente, el fuego comenzó a consumir el bosque, haciendo que corriera sin fijarse hacia dónde iba exactamente, hasta llegar al borde de un abismo, en donde había un torbellino, repleto de momentos que todavía no pasaban para la niña, pero que para Maddie eran simples recuerdos ya.

El torbellino se deshizo, desplomándose hacia el vacío. La niña se asomó temerosa a ver la profundidad del abismo, siguiendo el rastro de los momentos y cayó, puesto que, el terreno cedió y todo se desmoronó. Una vez que llegó al suelo, quedó aturdida.

Al abrir de nuevo los ojos, ya no era una niña pequeña, sino que tenía el cuerpo de una joven. Observó sus manos confundida y tocó su rostro, sin recordar lo que había sucedido con anterioridad.

Sus alas estaban rotas y el cuerpo le dolía. Levantó la vista, mirando el cielo naranja que se veía tan lejano. Observó su alrededor, dándose cuenta de que no tenía cómo salir del enorme hoyo en el que había caído.


Maddie despertó jadeando y asustada. Tenía fiebre y un escalofrío le recorría el cuerpo, que comenzó a desaparecer al cabo de unos minutos, mientras se iba calmando luego de estar segura de que estaba despierta por fin. Miró a su reloj, eran pasadas las tres de la madrugada, por lo que, trató de seguir durmiendo, aunque no lo consiguió gracias a que sus vecinos del otro lado de la calle seguían festejando con la música al máximo.

Se levantó de su cama, somnolienta y temerosa. Como siempre se había rehusado a tener una lámpara en el velador, tuvo que caminar a tientas hasta el interruptor. No podía dejar de pensar en aquella espantosa pesadilla que había tenido, ni siquiera leyendo un libro o escuchando música, siendo que ambos hobbies solían distraerla y calmarla. Miró su teclado eléctrico, sonrió y se aproximó. Bajó el volumen y empezó a tocar canciones que tenía en su memoria, luego divagando, hasta que terminó formando nuevas melodías con las teclas.

Se quedó dormida finalmente con la salida de los primeros rayos del sol, los primeros del año que posiblemente cambiaría su vida. Había alcanzado a llegar a la cama y arroparse, dentro de su estado de somnolencia. Esta vez, no tuvo pesadillas, solo un sueño calmado.

Debido a su noche de insomnio, despertó pasado el mediodía, cuando la luz que entraba por su ventana más potentemente que en la mañana. Si bien era invierno, el frío en San Diego no se comparaba a las intensas nevadas de Nueva York en esa época, quizás eso era lo que más extrañaba de vivir allá, pues no había vuelto a la Gran Manzana desde que se mudaron a San Diego tras la muerte de sus padres, ni siquiera para ir a ver a David, su hermano mayor.

Había quedado de ver a sus amigos ese día para almorzar, cosa que olvidó por completo cuando despertó, o más bien: se le pasó la hora, pues recordaba que iba a salir con sus amigos, pero no era consciente de que ya debía estar saliendo de su casa. Se levantó con desánimo, se fue a duchar en el baño que tenía en su habitación y minutos después se vistió rápidamente, usando su playera favorita -que tenía la cara de Bob Esponja- y una chaqueta mezclilla, por el frío. Luego se miró en el espejo para ponerse una base que ocultaba su acné, delinearse los ojos y ponerse un labial anaranjado, que combinaba con su tinte neón. Estaba totalmente tranquila en ese momento, ignorando al mundo exterior, hasta que su celular sonó. Se trataba de su mejor amiga: Mary Jane.

-¿Hola? -contestó Mad a la llamada-. ¿Qué pasa?

-¿Cómo que "qué pasa"? -dijo furiosa la rubia por la otra línea-. ¡¿En dónde estás?!

-¿En dónde se supone que debería estar? -inquirió, confundida.

-¡No me digas que lo olvidaste!

-¿Qué cosa? ¿Qué se supone que olvidé?

Mary Jane bufó.

-Quedamos en almorzar juntos.

-Sí, pero todavía queda tiempo, ¿no?

-¡Mad, quedamos en juntarnos a la una de la tarde en la plaza! Ya llevamos quince minutos esperándote.

-Mierda, ¿tan tarde es?

Mad apartó el celular de su oído y miró la pantalla. Eran las 13:17.

-Mierda... eh... llego en media hora, espérenme.

-¡Lo olvidaste!

-¡No! Es solo que se me fue la hora, juraba que era más temprano.

-Ni te molestes en venir para el almuerzo, vamos a buscar algún lugar ahora. Si quieres, puedes...

En ese momento, la rubia dejó de hablar por su celular gracias a que otro de su grupo se lo había quitado.

-¿Maddie, sigues ahí?

-Sí... aquí estoy -respondió desanimada por las palabras de su mejor amiga.

-¡Genial! Hablas con Jeff, por cierto. ¡Feliz año nuevo! Ah sí, lo que quería decir es que te vamos a esperar. -Se escucharon algunos reclamos de fondo-. Apúrate en llegar, que te vamos a esperar en la parada de la plaza, para ir a comer todos juntos, como habíamos acordado.

-Voy, tranquilos -aseguró motivada.

Cortó la llamada y juntó sus cosas para marcharse. Bajó corriendo las escaleras y se topó con su hermana mientras salía de la casa.

-¡Mad! ¡Tengo tantas cosas que contarte! -exclamó su hermana.

-Genial, hablamos cuando vuelva.

-¿A dónde vas? ¿Vas a comprar?

-No, Kat, voy a salir con mis amigos.

-¿En serio? Pero me dejaste el almuerzo listo, ¿no?

-¡No! ¡Voy a ir a comer con mis amigos! No hice almuerzo, tendrás que cocinar algo tú.

Kathy bufó.

-¡¿Por qué no pensaste en mí?!

-¡Porque tú misma puedes hacerte almuerzo, ya estás grande!

Mad revisó la hora en su celular.

-Ay no... voy a llegar muy tarde si voy en autobús. ¿Puedes ir a dejarme en tu auto?

-Mad, ni siquiera me preparaste almuerzo. Puedes irte sola en autobús.

-¡Por favor, Kat! ¡Voy a llegar muy tarde!

-No, vete sola. Total, puedes hacerlo, ya estás grande.

-¡Bien! -exclamó molesta-. Pero que no te extrañe si me voy a vivir con David cuando cumpla la mayoría de edad.

-Sabes perfectamente que no depende de eso. El trato es que tú te quedas conmigo aquí, porque David no puede mantener a su familia y a ti con su sueldo de caricaturista.

-Eso no pasaría si ustedes no hubieran descuidado la parte de papá en la empresa después de que murió.

-Mira, ya estoy peleando por eso en tribunales, pero por ahora todo se mantiene igual que antes. No porque vas a cumplir dieciocho años significa que puedas hacer lo que quieras.

-Agh. -Hizo una pausa y abrió exageradamente los ojos cuando recordó la hora-. ¡Estoy atrasada! ¡Por favor llévame!

-¡¿Qué le costaba a Kathy llevarme?! -exclamó Mad enojada, mientras caminaba hacia la parada de autobús.

Como en el día anterior había llovido, todavía quedaban charcos de agua. El cielo se había vuelto a nublar, indicando que en cualquier momento volvería a llover, contrario a cuando se despejó al mediodía. En eso, el autobús pasó rápidamente y la empapó. Ni siquiera tuvo tiempo para maldecir o lamentarse, pues tuvo que correr detrás de este para subir.

Cuando el autobús paró, ella alcanzó a subir al último, jadeando por el asma. Pagó el boleto y se sentó en el primer asiento que vio vacío, agotada y sin poder respirar con normalidad. Se fue recuperando a medida que avanzaba el camino, hasta que bajó tranquilamente en la parada.

-¿Por qué tardaste tanto? -preguntó Mandy enojada. Era una chica linda, de rasgos asiáticos, baja estatura, contextura voluptuosa y enormes anteojos.

Era obsesiva con la puntualidad y la perfección, incluso con quienes la rodeaban y solía regañarlos por no cumplir con sus estándares. Junto a ella, estaba parada una chica de ojos azules, cabello y maquillaje oscuro, llamada Raven, quien era muy cercana a Maddie usualmente.

-Sí, ya son más de las dos -alegó Nick, un chico de cabello negro, lacio y corto-. A esta hora salen a almorzar todos los que trabajan.

-Es verdad -dijo una chica de melena negra y piel pálida, llamada Lyla-. Ya están todos los locales llenos.

-Les dije que era mejor comer mientras Maddie llegaba -murmuró Mary Jane, quien estaba a un costado del resto, acomodándose un mechón rubio detrás de la oreja.

-Tampoco sean tan pesimistas -los interrumpió otra chica, de cabello castaño y ondulado, ojos como de gato y lentes que los cubrían-. Podemos pedir una pizza o sushi y comerlos acá en la plaza.

-¡Sí, Fanny tiene razón! -exclamó Jeff alegre-. Podemos comerla acá. Tampoco se enojen con ella, no es el fin del mundo.

-Gracias -le respondió la chica de cabello naranja a Jeff y Fanny, sonriéndoles.

-¡Por cierto, feliz año nuevo! -gritó Jeff y la abrazó.

-Gracias, feliz año -le susurró Mad mientras lo abrazaba con fuerza.

Se separaron y sonrieron al otro, luego ella lo miró sorprendida.

-¡Eres la primera persona que me abraza en el año!

-Eso es triste.

-Lo sé, pero el punto es que... hay una tradición de año nuevo y...

-Te va a ir bien en el amor entonces. -Sonrió Fanny-. ¡Picarona! ¿Quién será tu nueva víctima ahora?

-Tampoco lo digan tan así. Después de todo, así fue como conocí a Spencer y resultó rompiéndome el corazón el mismo año.



Primer capítulo publicado 😍

Espero que les haya gustado 💖

Quise dar un inicio distinto, pero manteniendo ciertas cosas del original. Ahora tiene un poco más de sentido y pueden explorar desde el inicio el mundo interno de Maddie 💖

En fin, los siguientes dos capítulos saldrán en unas horas uwu

Y el domingo tendrán una sorpresa de San Valentín 💖

Si te gusta la historia, entonces vota, comenta y cuéntale a otros 💖 no te olvides de guardarla en tu biblioteca, para que recibas notificaciones cada vez que actualice uwu 💖

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