Sinners. 《Isaac Lahey》[1]

By -latenightblues

131K 8.5K 2.7K

Cuando Iris Welsh llegó a Beacon Hills no se esperaba que su vida pudiera cambiar tan drasticamente, aunque b... More

«Próløgo»
Capítulo 1.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Nota.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Playlist.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31
Capítulo 32 » (Parte I)
Capítulo 32 » (Parte II)
Nota

Capítulo 2.

7.8K 453 353
By -latenightblues

No podía dormir. Había llegado a mi casa a las once de la noche y de eso ya hacían unas cuantas horas. No paraba de dar vueltas, el calor era asfixiante y mi mente no dejaba de darle vueltas al asunto. Me sentía culpable, si no hubiera ido a lo mejor no le había pasado nada...

Al final logré dejar la mente tranquila y dormirme, pero pareció que solo pude estar en ese estado unos minutos porque la alarma no tardó en sonar. Yo gruñí. Me moría de sueño, había dormido menos de cinco horas.

Me levanté de la cama despacio, me costaba un moverme, estaba muy cansada y cada paso me costaba un mundo. Me dirigí al armario, me puse una camisa blanca con detalles bordados , unos vaqueros muy ajustados y unas bailarinas blancas con la puntera negra.

La mochila, bueno, en este caso bandolera, la había preparado ayer así que no tenía nada de que preocuparme. Bajé a desayunar, mi padre estaba bebiendo una taza de café mientras leía el periódico.

—Buenos días. —Dije mientras abría el armario para coger la caja de cereales.

—¿Que tal has dormido? —Preguntó mi padre.

—Fatal.

Sutil y directa como una flecha. Pero era cierto, me iba a caer del sueño en cualquier momento.

Saqué la leche y empece a echarla.

—Ya veo. —Mi padre señaló la encimera. No había puesto la taza y toda la leche se había caído a la superficie de mármol, estaba totalmente desparramada, formando un charco que empezaba a ampliar sus fronteras hacia el suelo.

—Mierda... joder. —Exclamé. Fui corriendo a por la balleta y empecé a secarlo.

—No hace falta soltar tacos desde por la mañana.

—Lo se, lo se, lo siento...

Cogí mi taza, eché un puñado de cereales de chocolate, luego llené la taza de leche y comencé a pescarlos con una cuchara.

—Bueno mañana estarás más despejada... Oh y... ¿Has pensado en maquillarte un poco?

—No... —Respondí confusa, no sabía que quería decirme con eso, no encontraba el motivo por el que tendría que hacerlo.

—¿Te has mirado en el espejo? —Preguntó.

Yo empecé a andar hacia el baño, di la luz y cuando me miré... bingo. Una yo totalmente despeinada y con unas ojeras enormes. Parecía que hoy todo estaba en mi contra.

Si no fuera por mi padre habría ido hecha un esperpento, tenía que darle el primer premio a la mejor puya del año.

Saqué mi estuche de maquillaje e intenté taparlas, por suerte me quedó bastante natural, pero iba corta de tiempo y aún me faltaba el pelo. Me peiné a toda prisa y me lo mojé un poco con agua, al final quedé bastante bien después de todo. Bien pero tarde. Me lavé los dientes y me despedí de mi padre.

Salí corriendo hacia el instituto, que por suerte no estaba muy lejos. Todo el mundo había pasado ya y el director estaba en la puerta esperándome. Yo tuve que pararme a respirar un momento antes de hablar. Llevaba un papel en la mano, supongo que con mis datos.

Miró el papel y luego a mi.

—¿Es usted Iris? —Preguntó, pronunciando mal mi nombre.

—Si, pero aunque se escribe Iris no se pronuncia Iris, se pronuncia Airis. Es un error común no se preocupe. —Creo que me estaba liando bastante.

—Gracias por aclararlo. Bienvenida Señorita Welsh.

Abrió la puerta y me indicó que pasara.

—He leído su expediente, sus calificaciones académicas son excelentes, como las de Señorita Martin, y créame, es un orgullo para el instituto tener gente como ustedes.

—Gracias.

—No voy a entretenerla, le daré su horario y le presentaré a su clase, son todos buenos chicos y estudiantes, no le costará nada hacer amigos.

—Eso espero. —Por desgracia se me escapó un bostezo, que vergüenza, pero iba a caer dormida en cualquier momento.

—¿Se encuentra bien?

—Sí. Solo que he dormido un poco mal, eso es todo.

—Será por el Jet-Lack. Según tengo entendido sois de Europa ¿no? -Preguntó. Yo asentí-. En ese caso es un honor que halláis elegido Beacon Hills como destino.

Me tendió un papel y continuó.

—Este es tu horario. Te viene la asignatura, el profesor y la clase. Ahora acompáñame, te presentaré a tus compañeros.

Le seguí por los pasillos hasta llegar a una clase, llamó y abrió la puerta. De primeras solo reconocí a Rachel, Scott y Lydia y algunos chicos a los que vi ayer.

—Atención, por favor. —Pidió el director—. Esta va a ser vuestra nueva compañera lo que queda de curso, su nombre es Iris Welsh y viene de muy lejos, espero que le deis la bienvenida que se merece. Eso es todo.

El director se fue y la profesora me indicó que me sentara con una sonrisa. El único sitio libre estaba entre el asiento de Scott y el chico de atrás.

—Hola. —Me saludó Scott.

Yo sonreí, lo peor que podía haber hecho fue sentarme, debería de haberlo supuesto, encima tenía una mesa en frente en la que poder apoyar la cabeza y echarme una cabezadita. Y a cada hora que iba pasando me costaba más mantenerme despierta hasta que llegó un momento que no puse más y caí rendida en la clase de Francés, que además era la última del día. El timbre me despertó y vi a la Señorita Morrell delante de mi.

—No pensaba que mis clases fueran tan aburridas. —Llevaba un papelito rosa en la mano que significaba "CASTIGO", la había cagado y mucho.

—Yo... Lo siento, Dios, lo siento muchísimo. Le juro que no es propio de mi, suelo estar centrada, pero hoy casi no he dormido nada y... Dios, de verdad que lo siento, no volverá a ocurrir.

—Lo se, un día malo lo tiene cualquiera, y he visto tu expediente, no creo que saques esas notas durmiéndote en las clases, por tanto sí, confío en ti, es tu primer día y no voy a dar parte de nada, ni siquiera llamaré a tu casa, pero comprenderás que debo de castigarte. No lo haría si no fuera necesario, pero si no te castigo a ti y castigo a otro alumno por lo mismo la gente empezaría a pensar que tengo favoritos.

—Lo entiendo, lo entiendo perfectamente, y me lo merezco, le juro que no se volverá a repetir.

—Perfecto, pues tendrás que ir a la biblioteca del instituto, a organizar un poco, durante una hora.

—Vale.

Salí de la clase, y me dirigí al lugar que me había indicado, me costó encontrarlo pero al final llegué, le di el papel de castigo al bibliotecario y se fue. Había otro chico castigado. Yo dejé mi bandolera en una silla y cogí un montón de libros, no me costó mucho entender el orden, estaban colocados por géneros y en cada estantería por orden alfabético según el autor. Empecé a colocarlos, ya había colocado el primer montón, solo me quedaba un libro. Pero por desgracia su hueco estaba en la primera balda de la estantería desde arriba. Acerqué el taburete más grande que encontré y me subí en el, pero no llegaba, me puse de puntillas, sentía el taburete temblar debajo de mi cuanto más me estiraba, amenazando con caerse, maldije por lo bajo mi metro setenta de altura, me estiré un poco más y noté mis bailarinas de suela plana deslizarse por el taburete mientras este se tambaleaba sin control, de pronto sentí un punto de estabilidad, alguien me agarró por la cintura y me ayudó a bajar.

Era el otro chico. No me había fijado en el al entrar, y me arrepentía mucho de no haberlo hecho antes, porque dios, esos ojos... Qué ojos, eran azules, grisáceos, como el mar en una tempestad, y su pelo era el sol después de la tormenta, castaño claro con preciosos brillos dorados. Era más alto que yo, como minimo diez centímetros más alto e increíblemente guapo.

—¿Estás bien?  —Preguntó.

Yo le miré. Dios cada vez que le miraba me parecía más atractivo

—Sí.

—Deberías pedir ayuda antes de aventurarte a usar taburentes cojos.

Una sonrisa preciosa apareció en su cara, una sonrisa de lado... muy sexy. No se me ocurría nada que decir, sentía que si abría la boca soltaría una estupidez.

—Eres la chica nueva ¿no?

Yo asentí. Cogió mi libro se subió al taburete y sin esfuerzo lo puso en la estantería.

—Welsh... Iris... Iris Welsh... Pero llamame Iris, solo Iris.

Te estás luciendo Iris. El chico bajó de un salto y me miró.

—Isaac Lahey. Encantado.

Yo sonreí.

—Así que... Europea ¿No?

—Sí.

—¿No serás por casualidad de Inglaterra? —Preguntó.

—Mmm... no. Lo cierto es que no, soy de Irlanda. ¿Tú... eres de Inglaterra?

—Mi familia lo era.

—Tienes un poco de acento.

Mierda. Podía morirme, después de ese comentario podía morirme, sabía que era mala hablando con chicos, ¿pero tanto? No pensaba que tanto.

—Vaya, parece que me has pillado, pensé que lo disimulaba mejor?, te seré sincero, soy un agente secreto en cubierta.

Yo sonreí.

—Y estás aquí, en tu primer día, porque... —Continuó.

—Me he quedado dormida en clase de Francés. —Dije algo avergonzada.

Isaac se rio.

—Cierto, pensé que te lo perdonaría, pero es Morrell así que... Tranquila, no eres la primera que se queda dormida en una de sus clases.

—¿Estás tú entre la lista de culpables?

—No... pero conozco a gente que si.

—¿Y tú? —Pregunté—. ¿Tú porque estás aquí?

—Bueno... Digamos que el profesor de Biología y yo no nos llevamos muy bien. Y ha decidido que me va a hacer este curso imposible desde mi primer día aquí.

Mi primer día aquí. Me repetí mentalmente.

—¿Eres nuevo tú también? —Pregunté mientras colocaba unos cuantos libros más.

—No. Solo que me fui a Francia y he decidido volver a pasar el último curso en Beacon.

Isaac tardaba bastante más que yo en colocar los libros, tenía que pensarselo bastante, incluso leer la sinopsis y quedarse un rato parado delante de la estantería.

—Si quieres coloco yo los libros y tu me ayudas a colocar los altos. No me cuesta nada... —Me ofrecí

—Seguro que la proporción de libros que están en altura es mucho menor a la de libros que tendrás que colocar tú.

—No me importa, de verdad.

Él me miró no muy convencido.

—Vale... Pero te debo una.

—No es necesario, para mi esto es muy fácil.

—No voy a estar tranquilo si no te debo una.

—Está bien, me debes una.

Isaac alzó una ceja y se rio. Yo le indiqué un lugar entre dos libros en una balda a la que no llegaba, se puso de puntillas y lo colocó. Me tuve que agachar para colocar el siguiente libro, solo quedaban tres, y no quería colocarlos, no quería que el castigo acabara.

—¿Puedo preguntarte porque te quedaste dormida?

—Por la fiesta de ayer.

—¿Volviste tarde?

—No, volví bastante pronto, es solo que pasó algo y estuve pensando en ello bastante rato, no podía dormir... por eso me he dormido en clase.

—¿Te encuentras bien ahora?

Nuestras miradas se cruzaron unos segundos, acababa de conocerle, en un castigo, por lo que no sabía que clase de carácter tendría, era amable conmigo y eso era bueno, era atractivo y probablemente tendría un montón de amigos ahí fuera esperándole, ni si quiera sabía por que le importaba tanto, yo era la chica nueva después de todo, pero esa pregunta... Ni si quiera yo misma sabía la respuesta ¿Me encontraba bien? Depende de como se mirara. Como se supone que iba a responderle cientos de preguntas que tuviera sobre mi si ni si quiera yo misma tenía la respuesta

—Sí. —Acabe por decir

—¿Conoces a Scott? —Preguntó.

Yo asentí y miré por la ventana unos segundos, el día estaba soleado a diferencia de ayer, pero seguía haciendo fresco.

—Parece un buen chico. Me lo presentó Rachel ayer.

Isaac pareció reirse, yo le miré confusa.

—Rachel... que entrometida puede llegar a ser, es maja pero... se mete demasiado en todo. Y Scott es la mejor persona que conozco, ha sufrido mucho y aun así siempre me ha ayudado.

—Bueno, tu también me estás ayudando.

Nos miramos a los ojos durante unos segundos antes de que tuviera que apartar la mirada, porque empezaba a notar calor en las mejillas.

—Eres muy amable. -Dije.

—También soy un capullo... Según Stiles claro, ser en capullo se me da genial.

—No lo creo.

—Tal vez deberías, no sabes los cientos de secretos oscuros que escondo.

—¿A parte de que eres agente secreto? Creo que me hago una ligera idea.

Isaac levantó las manos en alto en señal de rendición.

Touché.

Yo me reí antes de colocar el último libro.

—Pues esto ya está... ¿Nos vemos en clase? —Preguntó

—Claro... Adiós. —Me despedí, él salió por la puerta de emergencias y yo me encaminé por los pasillos del instituto, estaban bastante mal iluminados, en tinieblas, las luces apagadas y casi no entraba luz natural, iba andando tranquilamente cuando un ruido unos pasillos a la derecha me alertó.

Si algo había aprendido en las películas de miedo es que cuando oyes un ruido extraño cuando se supone que estás solo NUNCA debes ir hacia él.

Así que empecé a andar a paso rápido pero volví a oir el mismo ruido esta vez más cerca, lo que me hizo correr hacia la salida. Abrí la puerta y seguí corriendo hasta que estuve a una distacia prudencial.

Cuando llegué a mi casa mi padre me miró extrañado.

—Vienes tarde.

—Lo se, me he entretenido un poco, lo siento.

—Está bien, Iris esta tarde me voy a la ciudad a comprar unas cosas, volveré por la noche, si no encuentras las llaves te dejo una copia debajo del felpudo.

—Vale.

Subí a mi habitación y cogí el movil, tenía varias llamadas perdidas y un mensaje de Rachel.

"Llamame cuanto antes" Ponía.

Le di a rellamada y no tarde ni dos segundos en oir su voz, apuesto a que tenía el teléfono en la mano.

—Rachel...

No me dio tiempo a seguir hablando

—He llamado al hospital y he preguntado por Jamie.

—¿Y bien? —Pregunté.

—Está estable dentro de la gravedad.

—¿A qué te refieres con eso?

—Iris, no fue un coma etílico o un simple desmayo, fué un paro cardiaco.


Continue Reading

You'll Also Like

88.9K 8.8K 56
☆ y me pueden decir diez mil cosa' de ti pero yo pongo mi alma en el fuego por ti nadie sabe, lo que yo haría no saben que ni con cien mencione' van...
185K 10.4K 25
Chiara se muda a Madrid en busca de nuevas oportunidades para lanzar su carrera como artista. Violeta se dedica al periodismo musical, trabajando en...
50K 7.4K 17
Max Verstappen es el dueño del mundo, es el jefe de una de las mafias más poderosas, lo controla todo, es rey, el amo y señor, tiene a todos a sus pi...
205K 11.4K 100
Segunda parte de One Shots - Selección Mexicana La primera parte se encuentra en mi perfil más de 100 One Shots Pequeñas historia de tus futbolistas...