SAVE ME | PAST LIES I

Autorstwa AnaSolisYt

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La guerra por el alma de Ashley ha comenzado. Los demonios la encontraron, y la quieren bajo su cargo. Los án... Więcej

Sinopsis
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Personajes
Capítulo 1: "Reencarnación"
Capítulo 2: "Primer día"
Capítulo 4: "Puede ser peligroso"
Capítulo 5: "Hombre misterioso"
Capítulo 6: "Ángeles y demonios"
Capítulo 7: "Confía en mí"
Capítulo 8: "Carissa"
Capítulo 9: "Coopera"
Capítulo 10: "Arrancar plumas una por una"
Capítulo 11: "Poder ilimitado"
Capítulo 12: "Buena suerte, Ashley"
Capítulo 13: "Lo que quieren oír"
Capítulo 14: "Eres igual de terca que..."
Capítulo 15: "No sospechaba nada"
Capítulo 16: "La noche del demonio"
Capítulo 17: "Demonios en la cabeza"
Capítulo 18: "Jerarquías"
Capítulo 19: Ashley
Capítulo 20: "Ataque sorpresa"
Capítulo 21: "Pelea por tu vida"
Capítulo 22: "Dylan"
Capítulo 23: "Liam"
Capítulo 24: "Ándem"
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Epílogo.
Extra: "La caída de James"
SEGUNDO LIBRO

Capítulo 3: "Plumas de pájaro"

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Autorstwa AnaSolisYt

A tan sólo una semana de la llegada de Max ya todos los estudiantes hablaban del apuesto chico nuevo. La escuela de Ashley era de las típicas en las que los rumores corrían como la pólvora, no importaba si fuese cierto o falso, a la gente le encantaba saber cosas para distraerse de sus vidas.

Desde el día en el que el joven ángel llegó, no se había separado ni un segundo de Ashley. Literalmente no se alejaba de ella para casi nada. El que ambos compartieran todas las clases hacía que Max tuviese una excusa muy coherente para estar con ella, y Ashley… ella no se sentía incómoda con su presencia, al contrario, le era muy agradable. Si bien, para ella el chico era un misterio, él parecía una buena compañía.
La rubia se había percatado que la mayor parte de las pláticas entre ambos siempre eran acerca de ella. Por alguna razón que en ese momento Ashley desconocía, las conversaciones giraban en torno a ella. No importaba qué tanto se esforzara por descubrir más sobre el chico misterioso que se había convertido en poco tiempo en un amigo, de alguna forma Max lograba manipular la conversación llevándola de nuevo a ella. Ella ni siquiera se percataba de eso, hasta que comenzó a pensar más seguido en él, dándose cuenta de que, en realidad, sabía muy poco de su nuevo amigo.

Ashley decidió que era tiempo de conocerlo de verdad, no a medias.

Ese día era un viernes, la chica caminaba por primera vez sola rumbo a la cafetería, debido a trabajos y proyectos que le habían asignado durante la semana, Max y ella estaban la mayor parte del tiempo juntos. Aunque en esa ocasión, el ángel se había apartado de ella con la excusa de que necesitaba ir al baño. Eso fue unos diez minutos antes de que finalizara la clase de química, él no había regresado desde su salida. La campana sonó tiempo después de que Max se fuese del salón, aunque el maestro no dijo nada al respecto. Ashley tomó la mochila de su compañero esperando verlo en algún lugar de la cafetería, pero después de realizar una inspección rápida por el lugar, no lo encontró. Suspiró mientras fruncía el ceño, confundida.

Esa era la única ocasión en la que el chico había desaparecido por un periodo de tiempo tan largo.
Caminó hasta una mesa al fondo del lugar, no tenía apetito, sólo quería hablar con Max sobre él. Durante el día él se había comportado algo extraño con ella, por lo que Ashley no puso en marcha su plan, pero era tiempo de hacerlo. Quería saber algo más que no fuese su nombre, no podía ser amiga de un chico al que no conocía en absoluto.

Colocó la mochila de Max a su lado en cuanto tomó asiento en una de las mesas, decidió sacar su móvil en busca de algún mensaje proveniente de su mejor amiga, pero extrañamente no encontró nada. Llevaba días sin hablar con ella, era extraño. Ambas eran muy unidas, por lo que Ashley comenzaba a preocuparse por Carissa, ni siquiera había asistido a clase.

Llamó al número de su amiga, pero no obtuvo respuesta. Pensó en ir a verle más tarde, trató de convencerse de que tan sólo se encontraba enferma, ya que no quería ni siquiera imaginar que algo malo le hubiese ocurrido.

Levantó la mirada de su móvil, intentando pensar en algo que no fuese Carissa, tal vez ella había hecho algo malo, aunque no tenía idea de qué podría ser. Los ojos de Ashley se dirigieron a su lado, recordando algo que podía ayudarle a descubrir un poco más de Max.

Su mochila.

Su corazón comenzó a bombear sangre de una manera más precipitada ante la idea que llegó a su mente…, tal vez podría echarle un pequeño vistazo al interior, sólo eso, nada malo podría ocurrir.

Miró a su alrededor asegurándose de que Max no se encontrase cerca, al percatarse de que no estaba ahí, tomó la mochila con rapidez. Mientras más veloz lo hiciese, más rápido terminaría. Abrió la mochila como si se tratase de una bomba, con sumo cuidado comenzó a observar lo que se encontraba ahí: tan sólo había cuadernos y libros. Suspiró al no encontrar nada útil que le dijera algo más sobre Max que ella no supiese, rebuscó intentando hallar algo, hasta que un objeto blanco llamó especialmente su atención.

Tomó el objeto sintiendo la confusión arraigarse en su sistema.

«¿Acaso eso era lo que creía?», pensó al sacarlo de la mochila. Lo que tenía entre sus dedos se trataba de una extraña pluma blanca, la cual era larga y suave, sin lugar a duda era una de las cosas más suaves que la chica había tocado. Le dio la vuelta mirándola con atención, era extraño, no se parecía a la de ningún pájaro, era demasiado blanca y brillosa para pertenecer a alguno. Además, ¿qué hacía algo así en la mochila de Max?

―Linda, ¿no te enseñaron a no tocar las cosas de los demás sin permiso? ―preguntó una voz gruesa de repente, provocando que Ashley instintivamente soltara la mochila, prácticamente lanzándola al suelo.

Levantó la mirada, topándose con Max, quien la miraba con una sonrisa nerviosa. El chico suspiró y se agachó, tomando sus pertenencias, las cuales se había esparcido por el suelo.

―Lo siento… no fue mi intención ―respondió Ashley, dándose cuenta de lo mal que había estado hacer eso.

―No te preocupes, aunque agradecería que no lo hicieras de nuevo ―dijo Max, tomando asiento a su lado.

Observó a la rubia, la cual continuaba con la pluma entre sus dedos. Al percatarse de esto, el nerviosismo comenzó a hacer acto de presencia en el cuerpo de Max. No podía creer lo estúpido que fue al dejar algo tan importante para todo ángel en su mochila. Siempre la cargaba consigo, pero en esa ocasión, con la prisa con la que Dylan le había hablado por teléfono, la olvidó por completo.

―¿Podrías darme eso? ―preguntó con nerviosismo, la chica asintió sintiendo su rostro sonrojarse levemente, sentía cómo la vergüenza se iba colando entre sus huesos.

Trató de tranquilizarse, recordando lo que quería hacer.

Max guardó el objeto en la bolsa de la chaqueta negra que llevaba puesta, cosa que llamó la atención de Ashley. Deseaba preguntar para qué era la pluma, pero también deseaba desaparecer de ahí después de que el ángel la había descubierto esculcando entre sus cosas.

―¿Para qué es eso? ―preguntó por fin sin poder contenerse. Era una duda que atravesó su cabeza desde el instante en que vio la extraña pluma. Max comenzó a pensar en alguna respuesta, debía inventar una excusa rápido para que Ashley no descubriese nada antes de tiempo.

―Las colecciono ―dijo de repente, sonó tan seguro de su respuesta, que la rubia casi creyó en sus palabras.

―¿Coleccionas plumas? ―preguntó Ashley mirándole con incredulidad. La seguridad con la que Max hablaba no importaba, seguía escuchándose como una respuesta tonta.

―Sí, sí, de toda clase de pájaros, deberías ver mi habitación, está repleto de ellas en frascos.

―No parece ser de ningún pájaro, Max. No creo en lo que me dices.

―¿Me estás llamando mentiroso? ―preguntó el ángel mientras se señalaba el pecho, debía hacer que la conversación con Ashley cambiase de tema―. Así que primero esculcas entre mis cosas y después me llamas mentiroso, ya veo a dónde vas.

Max intentaba enfocar su atención en lo malo que había hecho la chica, sabía que era una especie de manipulación que comúnmente usaban los humanos para obtener lo que querían. Enfocarse en algo malo que haya hecho alguien para así restregárselo en la cara, aunque eso no le hacía sentir del todo bien.

―Oh, no. Eso no. Sólo decía que me parece extraño que traigas una pluma a la escuela, ¿qué clase de persona hace eso?

―Pues ya ves, ahora sabes algo más de mí ―respondió Max, sin percatarse de que esa simple frase sería usada en su contra.

Ashley suspiró al notar que por alguna razón él se encontraba a la defensiva. Cruzó los brazos mientras le miraba con atención.

―Ahora que lo mencionas, no sé casi nada de ti ―comentó.

―¿De qué hablas?

―Ya sabes, llevamos una semana de conocernos y lo único que sé es que te llamas Max Benson y coleccionas cosas raras.

El chico casi se ríe al escuchar eso último, definitivamente sonaba demasiado absurdo, pero si ella lo había creído, era mejor.

―Venga ya, me hubiese dicho que querías conocerme. ¿Qué quiere saber la linda rubia? ―preguntó Max, si quería que Ashley confiase en él, debía actuar con normalidad.

El comentario del ángel hizo que ella sonriese.
Tan sólo esperaba que la conversación no se tornara en su contra, como en varias ocasiones.

―¿Cuántos años tienes?, ¿qué haces aquí?, ¿por qué estás aquí?, ¿dónde está tu familia?, jamás he visto que te juntes con alguien más, ¿qué ocultas, ojos azules? ―preguntó Ashley sin contenerse. Fue como si sus labios se moviesen sin su consentimiento, formulando preguntas que salían una tras otra.

Max levantó las cejas ante tantas preguntas, debía recordar bien lo que decían los papeles que Dylan le había entregado. Después de todo, no fue tan buena idea haber aceptado las preguntas de la chica.

―Vaya, tranquila. No tenía idea de que tenías tanto interés en mí ―respondió el ángel por fin, intentando desviar la atención, Ashley frunció el ceño.

―Mi atención siempre estará en las personas que me interesan ―dijo Ashley, Max sonrió al encontrar una salida fácil: incomodarla.

―Así que te intereso.

―Esta vez no funcionará Max, son simples preguntas, responde y ya, no creo que seas un asesino serial que no quiere que se descubra su identidad.

―Eso no lo sabes ―bromeó el Jedne―. Puedes ver una cara inocente, pero detrás de toda máscara hay un monstruo oculto.

―Basta, Max, deja de jugar. ¿En serio es demasiado difícil responder?

―Sí, sí, lo lamento. ―Se preparó para contar la historia que Dylan inventó para él, se convenció de que de alguna forma lo que diría era verdad. Él sabía que convencerse a uno mismo primero, era importante antes de mentir, por lo que comenzó a hablar―. Vengo de Los Ángeles, tengo dieciocho años, mis padres murieron en un accidente automovilístico pocos días después de mi cumpleaños… al ser mayor de edad, pude cobrar la herencia que me dejaron. Decidí que era tiempo de alejarme de los recuerdos, por lo que vine a este pueblo prácticamente en medio de la nada, esa es mi historia.

Ashley se sintió algo mal por preguntar, aunque sabía que no podía ser su culpa. Ella no tenía idea de que los padres de Max estaban muertos, así que intentó apartar ese sentimiento.

―¿Sabes?, mi padre también murió en un accidente automovilístico, conozco el dolor que eso causa ―respondió ella después de tranquilizar sus emociones.

Dolía hablar de eso, pero no pudo evitar decirlo, después de todo, era algo parecido a lo que Max había sufrido, claro, según la historia que le había contado segundos antes. El ángel sonrió en la dirección de Ashley.

―No te preocupes, eso pasó hace varios meses, poco a poco lo voy superando.

―¿Cómo lo haces? ―preguntó Ashley con genuino interés, Max frunció el ceño sin entender la pregunta, por lo que ella agregó―. Olvidarlo, yo aún pienso en mi padre… no sé si te sucedía lo mismo con el tuyo, pero él y yo éramos muy cercanos. Cuando murió, prácticamente mi mundo se vino abajo, aunque claro, agradezco el tener a mi madre conmigo, pero por alguna razón no es lo mismo.

―El pasado es el pasado, Ashley, poco a poco todo lo que amamos morirá, aunque sólo nosotros sabemos cómo tomaremos cada partida, no todo es para siempre, y aunque duela hay que aceptarlo. La muerte está en la puerta de todos, esperando, es tu decisión si quieres permanecer el tiempo que te queda en duelo, o vivir como si esa persona que perdiste estuviese aquí.

Las manos de la chica se dirigieron de manera inconsciente al dije que su padre le había regalado en su cumpleaños número diez, era una soguilla de oro con plata, tenía forma de un pequeño corazón, detrás de éste tenía grabado los nombres de Ashley y sus padres. Lo llevaba consigo a donde quiera que fuese, era una manera simbólica de tener a su progenitor cerca.

―Es fácil decirlo…

―Sé que es difícil, pero el tiempo lo cura todo, linda ―respondió Max, soltando un suspiro.

Su intención en ningún momento fue poner nostálgica a la chica, pero por sus comentarios lo logró. Intentó pensar en algo para distraer a la rubia y dejar a un lado el momento de tristeza. No necesitaba leer la mente de Ashley para saber que hablar de su padre le hacía sentir mal.

―¿Qué te parece si hoy vas a mi casa saliendo de clases? ―preguntó de repente, sin pensar en una idea mejor.

La joven le miró sin saber qué decir, por supuesto que notó el cambio de tema brusco que él hizo, pero no comentó nada al respecto. Pensó que posiblemente él notó lo incómoda que se había puesto.

―Ya sabes, para ponernos de acuerdo con la tarea de Literatura ―añadió Max. Ashley asintió poco segura, no le parecía una buena idea ir a casa del chico sin conocerlo demasiado.

―De acuerdo, ¿dónde vives? ―respondió.

―Es algo difícil llegar ahí, no te preocupes, después de clase iremos y así tendremos toda la tarde para realizar la tarea.

―No puedo ir saliendo de clase ―dijo Ashley de manera precipitada, meditó unos segundos después y continuó―. Debo ayudar a mi madre en algunas cosas y necesito llegar temprano. Pero dame la dirección, iré en cuanto termine.

―No es como si fuera a secuestrarte Ashley, sólo es ir a hacer tarea, nada del otro mundo.

―Nunca se sabe con los forasteros ―dijo, él ladeó la cabeza dejando caer un mechón de cabello en su frente.

―¿Forasteros? ―cuestionó confundido.

―Sí, ya sabes, los que no son de aquí.

Max soltó una carcajada al escuchar la excusa de la chica, ambos eran malos para las mentiras, cosa que le causó gracia. El Jedne asintió sin creer en las palabras de Ashley. Sonrió en la dirección de la chica y la señaló con su dedo índice.

―Es un trato, te veo a las cinco en mi casa, te enviaré la dirección más tarde.

(...)

Gracias por leer, me alegra mucho que decidan continuar 😍😘

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