Mis Chenry One-Shots

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El tΓ­tulo lo dice todo. Historias Chenry basadas en episodios, universos alternativos, role-reversal y mΓ‘s, q... More

Confesiones Inducidas
AsΓ­ Que Te Necesito
Un Plan A TravΓ©s Del Tiempo
Corazonada
Cita de EnsueΓ±o
DimensiΓ³n (Des)conocida
Solo Para Ti
El Peligro Permanece
PelΓ­culas De Terror
Charlotte y su chico bueno
Toxic
Dulces SueΓ±os
MΓ­ hΓ©roe
Riesgo Profesional
Encubierta
Yo quisiera
Expreso al corazΓ³n
ExtraΓ±os En El Elevador
Amor En Tiempos De Las Guerras Clon
Flores Amarillas
Atrapados Infraganti
Amor a la Distancia
Encuentro Lindo
Eso Que Llaman Amor
Cuando Alguien MΓ‘s La Quiere...
ΒΏSolo Amigos? (Parte 1)
ConfesiΓ³n En La Cueva
Baby Danger
Admirador Secreto
Amor y Peligro
Contigo en la Distancia
β˜† Baby Danger 3 β˜†

Baby Danger (2)

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Hace rato no publico nada aquí, y tenía lo que sería la segunda parte de Baby Danger. Un poco de edición y ¡voila!

•~•~•~•~•~☆~•~•~•~•~•

Charlotte sonrió con ternura cuando al de cruzar la puerta vió a Piper haciendo jugar al pequeño Marty a la vez que le daba el biberón. Ella podía alimentarlo sin problema pero se encontraba bastante agotada ese día y había tomado un descanso. Tal como se había propuesto, Charlotte no había ignorado sus estudios ni su trabajo a pesar de su maternidad, pero eso no fue nada sencillo. A veces terminaba exhausta, pero por fortuna tenía una amiga que era una tía excelente con los niños a pesar de su carácter. Piper estaba embelesada con su sobrino y siempre estaba dispuesta a ayudar... Claro, siempre y cuando no tuviera que cambiar pañales, hasta ahí llegaba su entusiasmo. Esa era tarea de los padres.

Fue una bienvenida sorpresa experimentar lo buen padre que podía ser Henry a pesar de su corta edad y nula experiencia. Kris, Jake y Candace se ocuparon de educarlo muy bien en sus deberes paternos, repitiéndole siempre que no era justo que solo la madre tuviera que ocuparse de esos asuntos, que el bebé también era su responsabilidad y eso no solo se refería a darle el apellido y manutención, debía ser un hombre y tomar parte en el cuidado y educación de su hijo, lo que incluía cuidarlo, mantenerlo limpio y alimentado, no solo dejarle todo ese trabajo a Charlotte. Y Henry, para tener éxito, lo tomó como una misión personal, iba a ser tan bueno como lo era al combatir el crimen.

No fue fácil para ninguno, los cambios de humor a veces provocaron peleas, en ocasiones se sintieron abrumados y decepcionados consigo mismos, una cuantas veces lloraron de impotencia, pensaron que no lo lograrían, que fracasarían y que todos sus esfuerzos no servían para nada, pero el apoyo de su familia y sus amigos los ayudó a no rendirse y hacer su mejor esfuerzo. Fue por eso que en esos meses se fueron haciendo mucho más cercanos que simples amigos, conociendo facetas el uno del otro que nunca habían visto, descubriendo pequeños defectos del otro que aprendieron a tolerar y virtudes que empezaron a admirar.

Su relación se fue estrechando más a medida que aprendían a lidiar con los desafíos de su nueva vida, empezaron a mirarse con otros ojos y a sentirse diferente cuando estaban juntos. La admiración de Henry por su amiga creció al ver lo dedicada que era en lo relacionado a su bebé, como seguía las indicaciones del médico al pie de la letra y leía cada libro sobre maternidad en existencia, también lo enternecía el cariño y la dulzura con las que le hablaba a su bebé aún cuando todavía no había empezado a moverse. Las veces que ella no podía asistir a clases o ir a la Cueva, Henry se pasaba el tiempo preguntándose si ella estaría bien, si necesitaría ayuda u otra cosa, y cuando sus preocupaciones le hacían desconcentrarse demasiado, sacaba su teléfono para enviarle un mensaje preguntándole como se encontraba. Esos gestos pequeños pero dulces y enternecedores de su parte influyeron en como empezó a verlo ella, y como empezó a sentirse, apreciada y especial. Charlotte amaba recibir esos mensajes, por más breves que fueran a veces, porque demostraba lo mucho que él los quería, y cuando al empezar a sentir al bebé moviéndose Henry empezó a hablarle también, posando su mano en el vientre de la madre para sentirlo con una brillante sonrisa, pensó que no había imagen más enternecedora. Ella también notó que se preocupaba por él mucho más que antes cada vez que él salía a combatir el crimen, incluso por la herida más insignificante que recibiera. Él ya estaba pasando por tantas cosas que le aterraba que algo grave pudiera pasarle, por eso le pidió que la mantuviera al tanto, que le avisara que estaba bien y a salvo. Cuando por alguna razón Henry no lo hacía, trataba de compensarla llevándole algún obsequio, que casi siempre eran dulces de su elección, que a veces bastaban para que lo perdonara, y las veces que no, le daba un abrazo y un beso en la cabeza, asegurándole que lo lamentaba, eso funcionaba y ella terminaba cediendo.

Todos sus amigos y familiares se fueron dando cuenta de esos cambios, de como su afecto se fortalecía hasta el punto de convertirse en amor. Estaba muy claro para ellos, Henry ya no pensaba en ninguna otra chica excepto Charlotte, incluso cuando con Ray fueron infiltrados a esa fiesta, detuvo de plano los avances que la cumpleañera hizo hacia él, revelandole que estaba por ser padre y hablando con mucho entusiasmo sobre el embarazo y que sería un niño. Y cuando Jack volvió a ponerse en contacto con ella, Charlotte declinó sus avances también, revelandole la noticia sobre su embarazo, lo que lo hizo alejarse de ella. Eso la puso algo triste porque ella había creído que al menos era su amigo, pero aparentemente él solo quería una cosa de ella. Henry la consoló, abrazándola y diciéndole que no valía la pena estar triste por él; por fuera estaba furioso, pero por dentro se sentía aliviado de que Jack se hubiera apartado, saber que se había comunicado con ella lo molestó y se sintió celoso, y un poco temeroso de que ella hubiera querido retomar esa relación y de tener que compartir a su hijo –y a ella– con alguien más, pero ese temor ya no era un problema.

Sin embargo, a pesar de todas las señales, ninguno de los dos parecía darse cuenta de lo que ocurría entre ellos en realidad, o simplemente trataban de ignorarlo creyendo que solo era de su parte y no eran correspondidos.

Hasta que un evento en particular hizo que decidieran confesar lo que sentían realmente. Estaban en la Cueva revisando los envases de papas frittle buscando la papa de platino para ganar el concurso, bueno, ella con gusto se comía las papas, que eran uno de sus antojos más recurrentes, mientras sus amigos la buscaban, cuando Schwoz apareció con aquel invento, Halley. Su idea era que ella trabajara para dejar que Charlotte descansara cuando su embarazo estuviera más avanzado, y había sido una buena idea... hasta que se volvió loca y decidió atacarlos mientras estaban allí. Lo primero que hizo Henry en ese momento fue tomarla de la mano y cubrirla con su cuerpo para llevarla con él hacia los tubos mientras Ray deflectaba los láseres con su katana y se colocaba frente a ellos como escudo para evitar que alguno fuera a lastimarlos. Cuando por fin pudieron escapar, se dirigieron a casa de Charlotte ya que su madre no estaba, y Henry quería evitarle a ella el estrés de ir a su casa y cruzarse con Piper que siempre se emocionaba y era algo intensa con respecto a su sobrino, y su amiga ya había sufrido suficiente estrés con el ataque de Halley.

En la residencia Page, planearon como derrotarla, y cuando Charlotte sugirió la forma de hacerlo, él y Ray decidieron ir a destruirla de una vez por todas. Henry le pidió a Jasper que se quedara con ella porque sabía que Charlotte iba a estar muy nerviosa y preocupada por él, quería que hubiera alguien haciéndole compañía en ese momento, y su amigo aceptó sin dudarlo. Luego él se despidió de ella, prometiendole que iba a estar bien, que no se estresara de más.

Durante todo el tiempo que pelearon contra Halley, ella no tuvo ganas de nada, ni siquiera de comer su postre favorito. Tampoco podía quedarse quieta e iba de un lado a otro impaciente, mirando su teléfono como rogándole que sonara y que fuera Henry. Fueron un par de horas agonizantes en las que Jasper hizo de todo para mantenerla tranquila, hasta que por fin Henry la llamó para decirle que todo se había resuelto. Al oír que Halley había atacado también a Charlotte sabiendo su estado y poniendo en peligro a su bebé, Schwoz no dudó en destruirla con la katana de Ray. Él estaba muy emocionado con la llegada del pequeño Hart e incluso le estaba fabricando un juguete como obsequio para cuando naciera, no iba a perdonar que Halley hubiera atentado contra el pequeño inocente de esa manera.

Henry regresó a casa de su amiga, quien se lanzó a abrazarlo apenas verlo cruzar la puerta. Él la recibió con gusto, tranquilizandola, y le indicó a Jasper que ya podía irse, que iba a relevarlo, así que su amigo los dejó solos. Entonces Henry la hizo ir a su cuarto para después atenderla y llevarle lo que quisiera, que como se imaginó, eran papas frittle. También se quedó a su lado haciéndole compañía, y empezaron a hablar.

—Cuando Halley dijo que iba a eliminarnos y empezó a disparar, sentí como se me detenía mi corazón, pensar que algo puede hacerles daño me aterra más que cualquier cosa —confesó Henry, tomándola de la mano—. Y me hizo darme cuenta de algo.

—¿De qué?

—Que no solo quiero protegerlos ahora, quiero hacerlo toda la vida, quiero ser el mejor padre que pueda ser, y quiero estar a tu lado para siempre.

Ella lo miró emocionada, sintiendo lágrimas acumularse en sus ojos que trató de reprimir porque odiaba que cualquier cosa que la pusiera emocional la hiciera tener esas reacciones. Pero era imposible de controlarlo después de oír esas palabras y ver la mirada cálida y amorosa de sus ojos, una mirada dirigida hacia ella.

—No puedo imaginarme queriendo a nadie más que no seas tu —continuó Henry—. Char, yo te amo.

Ella se cubrió la boca con ambas manos mientras jadeaba al escucharlo confesarse, y esas lágrimas que había contenido finalmente se escaparon y rodaron por sus mejillas. Charlotte empezó a sollozar y Henry se asustó pensando que había dicho algo malo.

—Lo siento, Charlotte, no quería... —comenzó a disculparse desesperado, pero ella lo detuvo tomándolo de las manos, mirándolo a los ojos aún con lágrimas corriendo por sus mejillas.

—Tranquilo, el embarazo me vuelve emocional, no dijiste nada malo, solo me conmovió mucho —explicó.

Henry suspiró aliviado, entonces ella acunó su mejilla y la acarició mirándolo con ternura.

—¿De verdad te sientes así?

—Si, pasar todo este tiempo juntos me hizo ver realmente lo especial que eres, y darme cuenta de lo mucho que te amo en realidad, que no puedo siquiera imaginarme estar en los brazos de otra chica, y tampoco verte en los brazos de alguien más... te amo, y es lo mejor que he sentido en toda mi vida.

Ella se inclinó hacia él de súbito y le dió un beso tierno y dulce.

—Ver como te esfuerzas por ser mejor, como nos proteges y cuidas de nosotros también me hizo empezar a sentir cosas diferentes por ti, cosas que no sentiría por un simple amigo —confesó ella con voz suave, bajando la mirada algo timida—. No quería decirte nada porque tenía miedo de que fuera la única de los dos sintiéndose así, y no quería obligarte a quedarte a mi lado solo por compromiso, no quería arrebatarte el derecho de ser feliz con alguien más.

—Ahora que conocí la felicidad contigo, no hay manera que pueda tenerla con alguien más, o así lo siento —Henry la hizo alzar la cabeza y le sonrió —. Por eso quiero preguntarte algo, Charlotte ¿quieres ser mi... mi novia?

Ella dijo que si con la cabeza y volvieron a besarse, de forma lenta y suave. Y así estuvieron hasta que se separaron y Charlotte bostezó, sintiéndose muy cansada por todas las emociones de ese día, y Henry le sugirió que se recostara. Cuando ella se durmió, Henry la dejó en su cuarto y bajó a la sala, a esperar a que llegara su suegra. No quería irse y dejarla sola.

Decidieron esperar unos días para empezar a divulgar la noticia de que ahora eran pareja, Henry no quería provocarle estrés a su novia, y la primera persona en enterarse fue Candace. Henry llegó un día a su casa para buscar a Charlotte, trayendo con él un pequeño ramo de las flores favoritas de ella. A Candace eso le pareció raro, pero lo entendió cuando Henry, después de intercambiar miradas con Charlotte, le dijo la decisión que habían tomado de criar a Marty -el nombre que habían elegido en consenso- como una familia. Por supuesto que Candace estaba feliz por su hija, pero igualmente los sentó en la mesa y los interrogó para asegurarse que estaban seguros de lo que hacían, que no era un simple capricho o ilusión adolescente. Para su alivio, ambos parecían estar muy seguros de lo que sentían, y conscientes de lo que implicaría vivir juntos y no solo verse ciertos momentos del día, así que les dió su bendición para estar juntos.

Los padres de Henry no fueron tan solemnes. Apenas enterarse de la noticia, estallaron en felicidad. Kris y Jake abrazaron a la futura madre y le dieron la bienvenida a la familia con mucha efusividad. Piper chilló de emoción porque ella siempre supo que harían una linda pareja, y por fin estaba pasando.

Los siguientes fueron Jasper, Schwoz y Ray. Los dos primeros propusieron una fiesta en la Cueva para celebrarlo, a lo que Charlotte rodó los ojos pero por su sonrisa era obvio que le agradaba la idea y estaba conmovida por todo el apoyo recibido. Henry aceptó con la condición que no fuera nada exagerado que pudiera estresar a su novia. Ray se alegró por ellos y no tuvo de otra que aceptar la propuesta porque todos estaban entusiasmados con la idea.

Durante el octavo mes de embarazo, Henry habló con Candace para proponerle mudarse a su casa para poder estar cerca de Charlotte en esos días cruciales. Prometió que se comportaría y que iba a aportar a los gastos de la casa con lo que no estuviera ahorrando para su futura familia. La madre de su novia lo consultó con los padres de su yerno, hablando largo y tendido sobre el asunto, con el chico presente para que explicara su decisión. Henry había mejorado mucho su rendimiento académico, gran parte gracias a la ayuda de Charlotte y cuando ella ya no pudo encargarse de tantas cosas para no quedar exhausta, con ayuda de Piper, quien con tal de que la madre de su sobrino y el bebé estuvieran saludables accedió a ayudar a su hermano con la escuela y tenerle paciencia. Henry no era el mejor estudiante pero iba a graduarse y eso le ayudaría a buscar un empleo con que mantener a su familia. Había demostrado que podía ser confiable y responsable, así que al final sus padres y Candace accedieron a su petición. Por supuesto, dormiría en el sofa-cama de la sala, pero eso era lo de menos para él.

Lo que también ambos jóvenes decidieron hacer fue revelarles la verdad a sus padres sobre el trabajo que Henry y ella realmente hacían, porque con el chico viviendo allí, Candace iba a notar que a veces se ausentaba, y tendría que dar muchas explicaciones que podrían llevar a malentendidos. Henry no quería que su suegra pensara mal de él ahora que estaba de novio con su hija, así que el mismo día en que habló con su familia para vivir con ellas les reveló la verdad, convirtiéndose en Kid Danger en medio de su sala.

Fue una inesperada sorpresa, pero después del shock inicial, sus padres se aliviaron de saber que su comportamiento a lo largo de los años se debía a ese trabajo y no a algún hábito malo que pudiera estar escondiendo. Piper se avergonzó de haber estado obsesionada con él, bueno, Kid Danger, pero también se sintió orgullosa de su hermano, de que estuviera mostrando tanta madurez equilibrando su trabajo secreto, sus estudios y ahora sus responsabilidades como futuro padre. A Candace lo que le preocupó fue la seguridad de su hija y su nieto, pero Charlotte le aseguró que ella casi no corría riesgos, solo estaba tras los monitores, un trabajo que podía ser estresante pero nada extremo o peligroso, y que se encontraba realizando desde casa por medio de una laptop desde que el embarazo había avanzado al punto de que movilizarse era difícil. De todas formas fue difícil convencer a su suegra de que su pequeña familia no estaba en peligro, así que tuvieron que llamar a Ray para que viniera a asegurarle a Candace que la identidad de Henry estaba protegida y que nada malo le sucedería a su hija y su nieto.

Luego de discutir mucho con su hija, la mujer terminó aceptandolo un poco a regañadientes. A Henry no le molestó, él entendía que los temores de Candace tenían base, después de todo existía la posibilidad de que alguien pudiera descubrir su identidad y atacar a su familia, por eso se comprometió a ser extremadamente cuidadoso para evitar que eso pasara. No iba a permitir que nada les hiciera daño, el iba a protegerlos siempre.

Le tomó una semana terminar de mudarse, llevar lo necesario de sus pertenencias, decidir que dejar atrás y adquirir lo que le hiciera falta, y adaptarse a un nuevo entorno no fue sencillo, sobretodo adaptarse al ritmo de su suegra. Pero Henry estaba dispuesto a enfrentar el desafío y con ayuda de Charlotte pronto se acomodó a su nuevo hogar.

Charlotte sonrió al recordar como él se había dedicado a atenderla muy bien durante las últimas semanas de embarazo, dándole un bienvenido descanso a su suegra. Se ocupaba de que ella estuviera cómoda y había aprendido a lidiar con su humor y sus reacciones, el pobre era un mártir, ella se sintió tan avergonzada después, recordando todo lo que le hizo pasar y que el aguantó con entereza porque de verdad los amaba. Todo lo que él quería era que ella estuviera contenta y su bebé sano. Y después de que Marty nació, tomó parte en ocuparse de él cuando despertaba en las noches para ayudar a su novia, que estuvo tres semanas para recuperarse del parto. En el día, por suerte, su madre y suegra se turnaban para cuidarlo cuando sus padres estuvieran muy agotados por las noches en que Marty estaba más inquieto como para llevarlo con ellos a la escuela, Charlotte no quería separarse de él mucho tiempo y las autoridades de la escuela le habían permitido que lo llevara con ellos, y Marty pasaba tiempo con ambos padres. El pequeño Hart se convirtió en la sensación del momento en la escuela cuando empezaron a llevarlo luego de que el médico dijo a la madre que ya podía retomar sus obligaciones, pues era un bebé muy lindo, dulce y risueño. Y si alguien se atrevía a decir algo para ensuciar a la pequeña familia, Jasper y Piper estaban listos para defenderlos a capa y espada.

Como había temido Henry, algunos chicos de la escuela empezaron a hablar mal de Charlotte en cuanto se supo de su embarazo, lo que lo enfureció y le hizo querer pelear con ellos más de una vez para darles su merecido, pero ella le pidió que simplemente los ignorara, que no valía la pena meterse en problemas por ellos. Él lo aceptó porque no quería causarle estrés, pero solamente después de pedir a Piper y Jasper que ellos se encargaran de darles su merecido a los responsables por atreverse a llamar por insultos a su novia. Nunca supo que hicieron exactamente, para no tener que mentir -ni a las autoridades escolares ni a Charlotte- si le preguntaban, pero lo que fuera, funcionó de maravilla.

Por suerte, algunas chicas en la escuela que habían pasado por lo mismo se acercaron a Charlotte y se hicieron sus amigas, sirviendo de apoyo emocional y mental, también ayudando con Marty para que ambos descansaran un rato. Además, ellas le dijeron lo afortunada que era que el padre del bebé estuviera tan emocionado y expectante de tenerlo, de formar una familia. Eran la pareja más bonita de la escuela.

Así que por el momento todo estaba yendo muy bien a pesar de los retos y dificultades, e incluso existía la posibilidad de que Henry consiguiera un trabajo estable como héroe de una ciudad vecina una vez que terminara la escuela. Su novio le había comentado que el alcalde de Neighborville se había comunicado con él para hacerle una oferta que se veía tentadora. En otras circunstancias, tal vez no le habría atraído, pero ¿Una oferta de trabajo estable en la carrera que le gustaba y con un pequeño que mantener? La respuesta parecía ser obvia, pero antes de aceptar o rechazar nada, querían hablarlo con los padres de ambos, y principalmente pensar en cómo lidiar con Ray. El adulto aún no sabía nada, no sabían como iba a tomar la noticia pero imaginaban que no sería de su agrado. Le había costado mucho adaptarse a la nueva rutina de su protegido, entender que Henry ya no podía estar para él 24/7, que ahora había un bebé y una novia que merecían ser su prioridad. Se sintió conmovida de ver como Henry se mantenía firme en su decisión a pesar de que eso había resultado en pequeñas discusiones entre ambos, y a la vez le entristecia que Ray se molestara por eso, ambos lo querían y no deseaban antagonizar con él, pero Marty siempre vendría primero.

Por el momento ellos dos estaban en buenos términos, incluso habían salido a encargarse de un criminal. El Cambiatiempos estaba haciendo de las suyas, y habían salido tras él para capturarlo. De eso hacia unas cuantas horas.

Estaban en la cueva ya que Charlotte había regresado a trabajar después de dar a luz. Henry había ganado la discusión y obligado a Ray a mandar arreglar el elevador para que ella y Marty pudieran bajar sin riesgo de accidentarse. Schwoz lo había hecho encantado, pues él quería que Marty pasara tiempo en la cueva para poder jugar con él.

Marty terminó de beber el biberón y su tía lo dejó sobre la mesa, para después apoyarlo sobre su hombro y palmear su espalda como su cuñada le había enseñado.

—Lo haces muy bien, cuando tengas los tuyos se te hará más fácil —observó Charlotte con una sonrisa que idicaba que solo estaba bromeando.

—No gracias, prefiero ser la tía preferida que lo malcria, es más divertido.

Charlotte se rió de sus palabras y se acercó para tomar a su bebé de sus brazos. Marty, al reconocer el rostro de su madre, alzó sus pequeños brazos hacia ella. Se sentó en el sillón con él en su regazo y le tendió uno de los muchos juguetes que Schwoz había creado para él –seguros e inofensivos–, una especie de alien de peluche de colores estridentes y ojos en forma de estrella que parpadeaban en diferentes colores al presionarle la barriga. Marty estaba encantado con el, era su favorito, y había aprendido a usarlo con solo verlo ser activado un par de veces, iba a ser un niño listo. El juguete tenía sonido también, pero ese Henry lo hizo desactivarlo porque a Marty le gustaba dormir con ese juguete y a veces al despertar en la noche lo activaba. Ni ella ni su madre se molestaron con él por eso.

Piper entonces prestó atención a Schwoz, que había estado ocupado construyendo una máquina a unos metros del sillón.

—Schwoz ¿Qué es esa cosa?

El científico levantó el casco protector para soldar y se giró hacia ella para responder.

—Oh, nada, es solo el Arma Omega.

Charlotte levantó rápido la mirada de su hijo hacia Schwoz, quitando su sonrisa. Cuando ella se fue a descansar más temprano, no había nada en la Cueva, y al regresar solo se había preocupado por Marty.

—¿La de los planos que Ray y Henry le quitaron a esos villanos en Tierra de Nadie?

—¡Si!

—¿La que puede quitarle los superpoderes a Ray? —preguntó Piper.

Schwoz sonrió.

—¡Esa misma!

—¿Por qué la construirias? —preguntó Charlotte, desconcertada y preocupada.

—Porque Ray me dijo que no podía, y detesto cuando la gente me dice que no puedo hacer algo —explicó.

Piper se cruzó de brazos.

—Seguro te dijo que no debías hacerla.

—Sí, él no debería denigrarme ni robarse mi cereal todas las mañanas —levanto del suelo varias cajas de cereal sujetas con cadenas— pero imagino que todos hacemos cosas que no debemos hacer.

Entonces, la alarma de aviso de los tubos se oyó, y Henry y Ray aparecieron en la Cueva, llevando togas, sandalias romanas y coronas de laurel. Lo primero que hizo Henry fue caminar hacia su novia para inclinarse y besarla y luego sacarse la máscara para sonreírle a su hijo, que le devolvió una amplia sonrisa y soltó una risita al reconocer a su papá, dejando caer su peluche para levantar sus pequeños brazos en demanda de que lo levantara.

—Ven aquí, campeón —dejando el aparato que sostenía en la mano, lo tomó en sus brazos—. ¿Cómo estás? ¿Cómo estuvo tu día? ¿Te cuidó bien tía Piper?

Mientras estaba ocupado hablando con Marty, Schwoz y Ray habían empezado a pelearse porque el científico había vuelto a construir el Arma Omega.

—¿Por qué sigues construyendo eso? —preguntó Ray, molesto.

—¿Por qué sigues pellizcando mis mejillas y robando mi cereal todas las mañanas? —reprendió Schwoz, todavía protegiendo sus cajas de cereales.

—Porque te ves lindo cuando te enojas —respondió Ray, sonriendo, luego se puso serio y caminó hacia delante—. Ahora, dame un poco de cereal.

Schwoz dio varios pasos hacia atrás, intentando escapar de Ray. Piper se interpuso entre ellos, mientras Henry se ponía delante de Ray para detenerlo, llevando aún a Marty en brazos. El pequeño estaba ocupado jugando con la corona de hojas que había tomado de la cabeza de su padre como para preocuparse de lo que le rodeaba.

Ray no se atrevería a hacer algo que perjudicara al bebé, más por miedo a Charlotte que por otra cosa, así que no se enfrentó a Henry, pero aun así luchó por el cereal.

Sabiendo que las cosas podían empeorar, Charlotte caminó rápidamente hacia ellos y tomó a su hijo de los brazos de su novio para alejarlo del peligro, así que Schwoz aprovechó y apuntó con el Arma Omega hacia Ray.

—¡Aleja eso de mí!

Con los brazos libres, Henry pudo empujar a Ray hacia atrás mientras este intentaba apartar el arma de una patada.

—¡Bien, deténgase, deténgase! —Henry ordenó—. ¡Deténgase todos!

Todos se calmaron un poco, pero Ray siguió hablando.

—¡Mira qué lindo es! Mírale la cara —dijo, señalando a Schwoz.

—¡Yo no soy lindo, tú eres lindo! —replicó Schwoz.

—Todos somos lindos, ¿de acuerdo? Todos somos lindos —exclamó Henry, en un intento por calmar las cosas.

—El único lindo aquí es Marty —dijo Piper.

Charlotte se había alejado de ellos con él. Estaba sacudiendo la corona de hojas sobre él para que se distrajera, y Marty intentaba tomarla con las manos mientras se reía, completamente ajeno a todo el alboroto que había a su alrededor. Todos asintieron con la cabeza ante el espectáculo.

—¿Por qué Henry y tú van vestidos como medio fantasma? —preguntó Piper, fijándose por fin en su extraña vestimenta.

—Son togas —corrigió Henry—. Estábamos peleando con el Cambiatiempo.

—Sí. Lo perseguimos hasta la antigua Roma, hay buena comida ahí... Vimos a un oso luchar contra un montón de pavos.

—Sí, de hecho los pavos ganaron —entonces Henry recordó algo y sacó de entre los pliegues de la toga un objeto que cabía en la palma de su mano–. Y también te traje esto.

Se acercó a su novia y le tendió el objeto. Charlotte lo tomó con curiosidad y lo revisó. Era como un broche dorado en forma de omega.

—No sé que es —confesó Henry— pero se lo quité a un tipo que nos atacó mientras perseguiamos al Cambiatiempo, creo que le servía para sujetarle la ropa porque en cuanto se lo quité, se le cayó.

Charlotte dió una risita mientras giraba el objeto en su mano.

—Es una fibula —explicó.

—¿Una qué?

—Una fibula, un broche de metal para sujetar vestimentas, es muy bonito, gracias.

Se lo tendió a su novio para que este lo abrochara en su ropa, lo que Henry hizo con una sonrisa. A pesar de que su inquietud cada vez que él salía a luchar contra el crimen se había atenuado luego de nacimiento de Marty, Henry seguía con esa costumbre de traerle algún obsequio, y un objeto de la antigua roma le había parecido genial.

—Si, bueno, también nos topamos con algunas estatuas muy lindas —añadió Ray con una media sonrisa.

Todos gimieron y pusieron los ojos en blanco. Ya sabían a dónde se dirigía Ray con ese comentario. Su mayor deseo era que le construyeran su propia estatua, y ya lo había dicho muchas veces.

—Muy bien, pueden quejarse y gruñir ahora, pero cuando la ciudad de Swellview por fin haga mi propia estatua de Capitán Man...

—Nos vamos a quejar y gruñiremos más fuerte —le interrumpió Piper.

Los demás concordaron riendo.

—Considerando lo que he hecho por esta ciudad, sería lo más adecuado —afirmó Ray.

—Ya tienes tu propio día feriado, ya abrieron el Estadio Capitán Man y hay doce calles con tu nombre... —contó Charlotte, tomando asiento detrás de los monitores con su hijo.

—Hace que conducir sea muy confuso —añadió Schwoz.

—Como sea, capturamos al Cambiatiempo y tomamos el rayo del tiempo que hizo —explicó Henry, refiriéndose al aparato que había puesto sobre la mesa.

Schwoz se acercó a la mesa y lo estudió con curiosidad.

—¿Cómo funciona?

—Igual que los fluxuadores de materia oscura —respondió Ray.

Henry lo tomó, pulsó un botón y encendió la luz, apuntando a la pata de pavo de Ray.

—¡Solo apunta y dispara!

—¡No, me voy a comer esto! —se quejó Ray.

Pero la advertencia llegó demasiado tarde y el rayo golpeó el muslo de pavo, envolviéndolo en una luz azulada antes de enviarlo en el tiempo. Ray lanzó una mirada de fastidio a su amigo mientras las chicas aplaudían. Marty no tenía ni idea de lo que estaba pasando, pero dejó caer la corona de hojas e intentó aplaudir torpemente mientras daba risitas, tal y como veía hacer a su madre.

—No es divertido, Marty —refunfuñó Ray, y se dirigió a Henry— ¿Adónde la enviaste?

—A... más o menos ahora.

La pata de pavo apareció en el aire envuelta en luz azulada, cayendo encima de Jasper, que había estado durmiendo en el sofá todo el tiempo. El adolescente se despertó y se sentó de golpe, llevaba un pañuelo cubriendo sus ojos.

—¡Ah! ¿Qué rayos? Oigan, estoy intentando estudiar, ¡traten de no molestarme!

Jasper se quitó el paño de los ojos y tiró la pata de pavo, justo para que Schwoz la atrapara con la boca. Inmediatamente salió corriendo con ella, siendo perseguido por Ray.

—Oigan ¿podrían calmarse? Aprendo mientras duermo —exclamó Jasper—. Aprenduermo.

—¿De qué estás hablando? —preguntó Charlotte.

Jasper tomó su teléfono pero como Charlotte estaba lejos y con su bebe en brazos, se lo arrojó a su amigo para enseñarle. Henry bajó la vista con curiosidad y leyó.

—Aprenda a pelear mientras duerme... y también inglés.

—Mmmm, es un audiolibro de cien horas que te enseña a pelear mientras duermes —explicó Jasper, recuperando su teléfono para guardarlo de nuevo en el bolsillo.

—Esos libros no sirven.

—¡Claro que sí!

Henry puso los ojos en blanco pero prefirió no discutir con su amigo y caminó de vuelta hacia su pequeña familia.

—Y quiero aprender a pelear para poder ir a misiones contigo y Ray antes de ir a la universidad —continuó el otro chico.

—Todavía no me creo que nos vayamos a graduar esta semana —comentó Charlotte.

—Yo no me creo que me vaya a graduar —bromeó Henry, provocando una carcajada grupal de sus amigos.

Era curioso cómo un desliz como el suyo había provocado tales cambios. Si no hubiera sido por la inesperada llegada de Marty, no se habría esforzado en la escuela y no habría dejado de saltarse las clases, ni siquiera se habría dado cuenta. Pero ahora, ya terminaría la escuela y empezaría una nueva vida junto a su pareja.

—Entonces, ¿cuáles son sus planes para después de la escuela, chicos? —preguntó Jasper.

—Bueno, me tomaré un año para trabajar medio tiempo y cuidar de este pequeñín —Charlotte le hizo cosquillas a su bebé en los costados, y él soltó una risita—. Y después de eso, iré a la universidad, mi mamá ahorró dinero para mis estudios a traves de los años, y yo aporté un poco, así que tengo eso cubierto.

—¿A cual vas a ir? —preguntó Piper.

—Aún no lo sé, pero tengo tiempo para pensar.

—Creí que querías ir a Harvard.

—Sí, pero no creo que sea posible ahora... no importa, existen otras universidades que elegir —concluyó, encogiendose de hombros.

A su lado, Henry perdió su sonrisa y bajó la mirada, poniendo una expresión abatida que llamó la atención de su novia. Ella estaba por preguntar que ocurría, pero Henry lo notó y cambió su gesto de inmediato, sonriéndole de forma claramente forzada y alzando la mirada para dirigirla a su hermana.

—¿Tu cuando viajas a Florida?

Piper se iba a graduar también gracias a toda la escuela de verano que tuvo que tomar debido a las cosas malas que había hecho y por el trabajo que hizo ayudando a su hermano con clases extras, eso le dio suficientes créditos para graduarse temprano.

—En un mes, antes tengo que preparar todo —respondió Piper, ignorando el intercambio anterior.

—¿Y tu, Jasper, recibiste noticias de donde quieres ir?

—Si, Harberd me aceptó —dijo con una sonrisa.

Ninguno de sus amigos sabía donde quedaba esa universidad o que estudiaría, pero él se veía muy feliz así que no iban a cuestionar su decisión y simplemente lo felicitaron. Entonces, Piper miró la hora en su teléfono y se levantó apresurada.

—Oye, hay que irnos —anunció—. ¿Está todo listo para Una Noche en el Desierto?

—Sí, tú prepara el auto y yo te sigo —respondió Jasper.

—¿Seguro que no quieres ir? —le preguntó la rubia a su amiga.

Henry apoyó una mano en su hombro y le sonrió con ternura.

—Ve, bonita, yo puedo cuidar de Marty, te mereces ir a esa fiesta.

Pero Charlotte negó con la cabeza y una sonrisa agradecida.

—Gracias, pero no me parece justo ir si tu no vas, además has estado muy ocupado, y no quiero molestar a mi mamá, ella ha estado cuidando a Marty por dos semanas sin parar. No se preocupen por mi, chicos, diviértanse.

—Bien, hasta mañana chicos, ¡adiós Marty! ¡Graduados, wohoo!

Piper y Jasper se fueron, saludando con la mano al bebé, que intentó devolverle el gesto con su manita. Una vez que la pareja estuvo sola, Charlotte le habló a Henry.

—¿Ya pensaste que vas a hacer sobre esa oferta de trabajo de Neighborville?

—Todavía no sé qué hacer —suspiró él, dejándose caer en el sofá.

Ella se levantó y caminó hacia él, con su bebé en brazos. Le puso una mano en el hombro y lo miró con preocupación.

—¿Qué pasó? Estabas muy interesado en esta oportunidad, pero ahora estás indeciso.

—Es una opción muy conveniente, pero... si acepto, tendremos que quedarnos ahí.

—Sí, esa es la idea, ¿no es algo bueno?

—Sí... pero la universidad más cercana que tendrás es la que está aquí en Swellview, si nos instalamos allí, tendrás que conformarte con esa, no es nada comparada con la que realmente quieres ir —se lamentó.

—Henry, Schwoz fue allí, y no dudarás de que es jodidamente listo, ¿verdad? —él no dijo nada—. Es tan buena como cualquier otra, quizá no sea tan prestigiosa como Harvard, pero cumplirá su función, y eso tiene que bastar.

—Pero, no es justo que tengas que renunciar a tus sueños por mi culpa —suspiró abatido—. Yo debería ser él que te esté siguiendo, no al revés.

Ella chasqueó la lengua y tomó asiento a su lado.

—Henry, cuando elegí quedarme con Marty, sabía que tendría que hacer algunos sacrificios, así que me esperaba algo como esto, no te preocupes, no estoy renunciando a mis sueños, sólo los cumpliré de otra manera. Esto ya no solo se trata de mi o de ti, sino de lo que es mejor para Marty, y lo mejor para él es que tengamos algo estable que le garantice un techo, ropa, comida y salud.

Él le sonrió, sintiéndose totalmente afortunado de tenerla a su lado. No podía imaginarse que otra chica pudiera tenerle tanto amor para estar dispuesta a adaptarse a las circunstancias como ella,  y que no le echara en cara que esto era su culpa, él seguía pensado así, si se hubiera detenido a tiempo, no estarían en este dilema, pero... mirando al rostro sonriente de su hijo, no podía renegar de Marty, y tampoco podía quejarse de haber sido capaz de terminar la escuela aunque fuera de forma obligada, porque eso lo había llevado a desarrollar una relación con Charlotte. Ella era la que más estaba perdiendo, y entonces tomó la decisión de que, si ella no podía ir a estudiar donde realmente quería, al menos él iba a ocuparse de que pudiera estudiar en lo mejor que hubiera más cerca, le daría todo su apoyo para que pudiera cursar la carrera que quisiera.

—¿Crees que debería aceptar, entonces?

—Mira, aún tienes tiempo hasta que vuelvan a comunicarse ¿no? Podríamos consultar con nuestros padres, tal vez ellos nos puedan aconsejar mejor ¿de acuerdo? —propuso ella.

—Eso suena bien.

—Le diré a mi madre, tu puedes darte una vuelta por tu casa después de salir y hablar con tus padres, y luego hablamos y así decidimos que es lo mejor, ¿te parece?

—Suena como un plan.

De repente fueron interrumpidos por Ray y Schwoz apareciendo por la puerta opuesta, Ray tirando de la pata de pavo a la cual Schwoz seguía aferrándose con los dientes mientras gruñía.

—¡Suelta, suelta!

Observaron la escena sonrientes, incluso Marty dejó de jugar con su peluche para reírse de los adultos.

—Debería irme, es casi la hora de la siesta de Marty —decidió la chica.

Se levantó para tomar su mochila mientras Henry recogía los juguetes de su hijo y los guardaba en el bolso, ignorando por completo la pelea. Ni siquiera se inmutaron cuando Ray envió a Schwoz a través del tiempo, estaban acostumbrados a ese tipo de cosas.

—Hasta luego, cariño, ten cuidado, llámame cuando llegues ¿si? —Henry la besó antes de entregarle el bolso que contenía las cosas de Marty, a quien besó en la frente—. Y pórtate bien con mami, ¿si, campeón?

Ella tomó las llaves del auto de Henry y se preparó para salir justo antes de que sonara la alarma de emergencia.

—Sharlotte, la linea de emergenshia —Ray se echó al sillón comiendo la pierna de pavo.

—No hables con la boca llena —lo reprendió su compañero—. Y ella ya se iba.

—Puedo revisarlo —ofreció Charlotte, pero Henry fue firme.

—No, tu ve a casa, yo contestaré.

Ella decidió no discutir y se encaminó al elevador, saludandolo antes de que las puertas se cerraran. Sólo entonces Henry se acercó a revisar. La casilla de mensajes estaba llena, la mayoría eran de Mika, la niña que los había ayudado a escapar del cuarto de Frittleman, ofreciendo su ayuda para combatir el crimen. Empezó a pasarlos uno tras otro sin apenas prestarles atención, hasta que se oyó una voz diferente.

—¡Habla el Vicealcalde!

Rápidamente, Ray saltó del sofá con la emoción escrita en la cara y detuvo a Henry.

—¡Oh, quizás habla por mi estatua! ¡ponlo, ponlo, ponlo!

Henry puso los ojos en blanco, pero obedeció.

—¡Necesito que tú y Kid Danger vengan a mi oficina de inmediato! —Exigió el hombre.

—Jaja ¿escuchaste eso? —Ray levantó los brazos con una gran sonrisa—. ¡Dijo que me dará mi estatua!

—No ha dicho ni una sola palabra sobre una estatua —señaló Henry.

—Pff, ¿por qué más me hablaría?

—Literalmente por lo que sea.

Ray hizo un puchero como un niño enfadado y antes de que pudiera decir algo, Schwoz reapareció, justo en el lugar adecuado para que sus dientes le mordieran el brazo en lugar de la pierna de pavo. Ray gritó y empezó a intentar apartarlo de su brazo, pero Schwoz no cedió.

Henry suspiró resignado y fue a intentar separar a aquellos dos para que pudieran ir a ver qué quería el Vicealcalde antes de que se hiciera más tarde.

•~•~•~•~•~☆~•~•~•~•~•

La tercera parte está en proceso, hasta entonces 😘

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