TODO, POR EL PLAN

By neddnisa

2.2K 198 17

Felipa Cambeiro es raptada cada cierto tiempo, porque es alguien... importante. Pero ¿y si este último rapto... More

SINOPSIS
INFO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
Capítulo 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
Capítulo 31
Capítulo 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
EXTRA

CAPÍTULO 23

24 5 0
By neddnisa

No cualquiera podría decir que había raptado a uno de los sicarios más peligrosos. Aunque, si lo piensas bien, Sebastián ya no era tan sicario como quería aparentar. Al fin y al cabo, él sólo pagaba, daba órdenes y recibía nuevo dinero. El resto hacía el trabajo sucio. Y no mentiré, me dio cierto... placer tenerle atado a una silla dentro de un cuartucho de almacén mugriento en pleno Nueva York.

Costó, pero fue más fácil de lo que creí gracias a Samuel, quien ahora vigilaba a los escoltas y me iba informando. Logramos interceptarlo no muy lejos del bar, usé una técnica que Samuel me enseñó para atontar y en menos de veinte segundos lo estábamos arrastrando hacia el bar.

Ahí estaba él, de espaldas a mí e intentando zafarse del perfecto agarre que le hice con simple cinta americana.

Desde mi silla me alcé ligeramente, lo suficiente para darle la vuelta a la suya y dejarlo de cara a mí. Sus ojos atravesaron los míos. Me miró inquieto, y juraría haber visto un ápice de miedo. Me apoyé sobre mis muslos y, tras un corto silencio, hablé:

—No me reconoces, ¿verdad? —No respondió, a lo que yo ahogué una risa. Me eché hacia atrás y apoyé mi brazo en el respaldo de la silla, cruzando las piernas—. Es gracioso que alguien como yo haya conseguido capturarte. Tranquilo, nadie notará tu ausencia, porque esto puede ser rápido... Si decides colaborar.

Continuó sin hablar, a lo que segundos después proseguí:

—Quiero que trabajes para mí, Sebastián. —Hubo otro silencio y ya me sentí algo indignada—. ¿De verdad que no me recuerdas ni un poco? Es muy bajo incluso para ti no recordar a la única persona en el mundo que te llamaba Sastián.

Entonces sus ojos se iluminaron entre alegría y miedo, recordándolo. Me miraba incrédulo.

—¿Fe... Felipa? —logró decir segundos más tarde.

—De carne y hueso.

Su ceño se arrugó.

—Es imposible —dijo en un susurro sin dejar de contemplarme, como si debatiese mentalmente su cordura—. ¿De qué mierda va todo todo esto?

—Ya te lo dije, quiero hacer un trato contigo.

—Si esto es cosa de Saúl, te prometo que se van a arrepentir —gruñó.

—Y yo te prometo que nada tiene que ver con mi padre, Sebastián. O sí... —dudé—. De hecho, antes de que nada, quiero tu palabra de que esto, termine como termine, quedará entre tú y yo. Nadie, absolutamente nadie, más.

Gruñó, parcialmente en desacuerdo..., pero tampoco le quedaba otra. Proseguí:

—Te soltaré con la condición de que me escuches. Y que todo esto quede entre nosotros.

Apartó la mirada irritado, pero comprendí que aceptaba a regañadientes. Aunque tampoco estaba en posición de elegir. Tomé las solapas de la cinta americana y deshice ambas manos, dejándole libre.

—¿Qué mierda quieres?

—Trabajar contigo.

—¿Por qué?

Le mostré su teléfono.

—Llama y di que te retrasas, que tienes que estar solo. Invéntate algo coherente —dije, pero él dudó y no hizo nada. Yo, impaciente, puse los ojos en blanco—. No tengo todo el día, Sebastián... Y a mí también me vigilan. Podemos hacer esto por las buenas... o por las malas. Por desgracia, ya no tengo nada que perder.

—No.

Gruñí exasperada.

—Quiero darle un futuro a tu hijo. Uno bueno en el que no deba preocuparse. Porque puedo ir a por ti, y a por tu hijo... Y créeme que lo conseguiría solita... O puedes elegir trabajar conmigo y retirarte tranquilamente sabiendo que Sebastianito va a tenerlo todo y que no corre peligro. Ni tú. Eso queda a tu elección.

Me miró con recelo.

—¿Y cómo ibas tú a poder hacer algo así?

—Porque, precisamente, yo misma ofrecí tu impunidad a cambio de tu ayuda.

Eso captó su atención, pero seguía observándome con cautela.

—¿Qué quieres decir?

—Que podrías retirarte con todo tu dinero, tu hijo con el suyo, y dejar toda esta mierda atrás... No por ti, sino por él. Ambos sabemos que duraría poco en el negocio, por eso mismo has estado retrasando tu jubilación.

Di en el clavo, porque volvió a apartar la mirada sabiendo que había sido tocado y hundido.

—Si tanto sabes... eres consciente de que no todo es tan sencillo como lo planteas.

—No dije que fuese sencillo, pero también sabemos que lo fácil no te va.

Entonces se irguió y me miró fijamente. Una parte de él se fiaba de mí, porque si no fuese así, no hubiese hecho lo que hizo a continuación. Me pidió el teléfono y se lo di. Hizo una llamada. Sabía que no era una enemiga, no aún. Porque alguien como él sabe que gente que le quiere muerto no actúa de este modo. Y yo le necesitaba muy vivo.

—Regresen al hotel a descansar, todo arreglado. Yo les alcanzo en una hora. Estoy haciendo negocios y tardaré... Les doy el aviso si algo va mal. Va —dijo y colgó.

Acababa de dejarnos sin preocupaciones al menos por una hora. Me tendió su teléfono como muestra de confianza, pero me negué.

—No. Necesito que confíes en mí.

—Ni siquiera sé si eres quien dices de verdad.

Ahogué una risa. Gran parte de él se lo creía, porque sabía que veía a mi madre en mí, pero una parte de él no sabía qué creer.

—Por favor... ¿De verdad creíste que mi madre y yo morimos en aquél tiroteo en Juárez hace más de quince años? ¿El gran Sebastián se la creyó?

—Saúl me lo habría contado.

—Él no confía en nadie. Nos escondió durante años, ocultó nuestra identidad para su beneficio hasta que me quedé sola.

—¿Sola? —preguntó y yo sentí un pinchazo en el pecho cuando dijo—: ¿Y tu madre?

—Murió a principio de año.

—¿Qué?

—Cáncer.

No habló, aunque no me extrañó. Pareció a punto de decir algo, pero yo proseguí:

—Eso ya quedó atrás —mentí—. La cuestión es por qué estamos aquí. —me apoyé sobre mis muslos—. Y quiero que colabores conmigo para el mayor robo de la historia.

—¿De qué hablas?

—Quiero darle una lección a mi padre, quitárselo todo.

—¿Por qué harías algo así contra él?

—Saúl me lo arrebató todo. Tomó mala decisión tras mala decisión y quiero retirarlo del mundo del tráfico. A mi modo.

—Felipa...

Antes de que pudiese decirme algo discutible me adelanté:

—Ya te he dicho cuáles son tus opciones. O estás dentro, o estás fuera. Y como habrás podido observar, no soy como todos esos idiotas que llevan intentando atraparte y no lo consiguen —dije—. Yo sola te he rastreado, encontrado y secuestrado. Recuerda eso. Porque además tengo a un agente por aquí que me ayudaría encantado a arrestarte ahora mismo y te llevaríamos derechito al FBI. Quiero acabar con esta mierda.

—Felipa...

—Te pagaré cada muerte por triple. Luego tu hijo tendrá un trabajo y tú un hogar seguro donde retirarte con toda tu riqueza junto a él. Es mi última oferta —me levanté de la silla, a punto de irme—. Si no aceptas, no va a pasar nada... Al menos no a mí. Sólo te estoy pidiendo que me ayudes a robarle a mi padre.

Le oí gruñir.

—Está bien —aceptó y escuché que se levantó. Sus ojos me fulminaron cuando me di la vuelta—. Definitivamente eres su hija. Y sé que voy a arrepentirme en un futuro de todo esto.

Sonreí de lado.

—Me pondré en contacto contigo, quedamos así. Y repito: ni una palabra a nadie. O lo sabré, créeme. Y no dudaré en lidiar con la situación yo misma.

—No entiendo qué quieres demostrar haciendo eso, Felipa.

—Quiero su retirada. Quiero demostrarle que puedo con él y mucho más. Y cuando lo haya perdido todo, se de cuenta de lo que hizo, desaparecerá y le devolveré el dinero.

—Pero Felip...

—Saúl nunca ha pensado en nadie que no fuese él o su mercancía —le paré. No quería hablar aún, no hasta que tuviésemos él y yo una reunión en privado. Por ahora necesitaba saber lo justo y necesario, y era que no le quedaba más que ayudarme—. Saúl necesita que le demuestren que no es nadie salvo alguien que se esconde tras matones, gente sin cerebro y su hermano. Necesita una lección y yo se la voy a dar. Repito una vez más: Estás dentro o muerto —dije justo antes de salir del almacén y chillé—: ¡Sal por la puerta de atrás cuando quieras!

Continue Reading

You'll Also Like

162K 6.6K 43
[Próximamente habrá una descripción aquí]
154K 11.2K 37
🔥Fanfic de la trilogía pecados placenteros y la bilogia dominio. De Eva Muñoz 🔥 Emma James, la menor de la James. Ella sabe que su vida tiene un ru...
278K 11.4K 56
¿Qué harías si un criminal se obsesiona contigo?
15.9K 1.3K 47
Llegará un nuevo integrante a los smiling critters el cual pondría de cabeza todo.