FORMULA HEART || Charles Lecl...

By Andromeda1655

1.5M 90.7K 27.5K

Alice Agnelli es obligada a trabajar para Ferrari luego de que su padre se hartara de su estilo de vida fiest... More

Duditas👀
Notas🏎
Prólogo (0)🏎
Welcome back🏎 (1)
Ferrari princess🏎 (2)
Are you really? (3)🏎
1/22 (4)🏎
The debut (5)🏎
Getting closer (6) 🏎
Boat day (7)🏎
Confesiones (8)🏎
Picture day (9)🏎
Come home with me (10) 🏎
What did you say? (11)🏎
Its over (12) 🏎
After party (13)🏎
Charles's POV (13.5)🏎
Sainz's House (14)🏎
Alice's birthday (15) 🏎
Mónaco (16)🏎🔥
How could you? (17)🏎
Visitas inesperadas (18)🏎
Look what you made me do (19)🏎
Max's POV (19.5)🏎
Cardigan (20) 🏎
Trapped (21)🏎️
Hola...
Mad Max (22)🏎
True colors (23)🏎
Getaway car (24)🏎
The next morning (24.5)🏎
Snap out of it (25)🏎
México (26) 🏎
Private jet (27)🏎
In love? (28)🏎
Verdad o reto (29)🏎
Heaven (29.5)🏎
The great war (30)🏎
Calm night (30.5)🏎
Home (31) 🏎
Matilda (31.5)🏎
Panic attack (32)🏎
Lover (33)🏎
Until I Found You (33.5)🏎
New territory (34)🏎
Winter Break (35)🏎
Christmas (36)🏎
Monaco's redemption🏎 (37)
Under the stars🏎🔥(37.5)
xoxo, gossip girl🏎 (38)
Dress (39)🏎
It is what it is (40)🏎
Elevators and hotel rooms (41)🏎
Flashback (42)🏎
Old lovers (43)🏎
Let it happen (44)🏎
Change (45)🏎
You're losing me (46)🏎
Watercolor eyes (47)🏎
Chili (47.5)🏎
Daddy's home (48)🏎
Memories (48.5)🏎
The bet (49)🏎
The story (49.5)🏎
Kiss, kiss (50)🏎
Daylight (51)🏎
POV (52)🏎
Inevitable (52.5)🏎
The dinner (53)🏎
Snow on the beach (54)🏎
Love, fun, etc.🏎 (55)
Details (55.5)🏎
Champagne Problems (56)🏎
Her turn (56.5)🏎
New York (57)🏎
Sorpresa (58)🏎️
Mirrorball (58.5)🏎
The man (59)🏎
3 steps back (60)🏎
Anti-hero (61)🏎
Monza (62)🏎
right where you left me (63)🏎
Shame (64)🏎️
the phone call (65)🏎
Afterglow (66)🏎
Jealousy (22.5)🏎
Leclerc, Sainz, Agnelli (67)🏎
Unsafe (68)🏎
Daño colateral (69)🏎
Ferrari Gala (69.5)🏎
Disfraces (70)🏎
Unlucky (70.5)🏎
Las Vegas (71)🏎
Nuevas perspectivas (72)🏎
Pasta (73)🏎
Problemas (74)🏎
Chats (74.5)🏎
Verdades (75)🏎
Invisible string (76)🏎
Love at first speed (77)🏎
Last christmas (77.5)🏎
The one - pt. 2 (79)🏎
Una buena vida (80)🏎
Daddy (80.5) 🏎
Endings, begginings - (Epílogo)🏎
AGRADECIMIENTOS 💌 ( ∞)
Canon - Formula Heart 🎀
Long live [Extra]🏎

The one - pt.1 (78)🏎

9.3K 857 210
By Andromeda1655




Viernes

Me considero una persona responsable. Planificada, pero no estricta, relajada pero no despreocupada de las cosas. Mi papá dice que por eso, Carlos, Charles y yo funcionamos tan bien; porque soy un punto medio entre los dos. Soy la diversión y trampa en la vida de Carlos, y la organización y las reglas en la de Charles.

Carlos es demasiado riguroso y ordenado, Charles pierde sus cosas todo el tiempo. Y yo, bueno, yo soy Alice.

Es por eso que no estoy estresada hoy. Jamás me había puesto a pensar en mi boda. De entrada porque nunca pensaba casarme, porque creía fervientemente que ese tipo de cosas no le pasan a las personas como yo, así que nunca tuve idea de nada. Nunca hice un álbum de recortes, o me quedaba ensimismada frente a las vitrinas de las tiendas en Nueva York cuando pasaba por ahí, ni me quedaba despierta hasta tarde planeándolo todo.

Y eso me ayudó bastante, porque todas las decisiones las fuimos tomando sobre la marcha. Fue mil veces menos estresante, porque como no tenía ninguna expectativa que llenar, todo iba a resultarme maravilloso de por sí.

Casarme con Charles es lo único que necesito de todas formas.

Así que cuando le propuse el lago di Como, la sonrisa que apremió su cara fue la única respuesta que necesité. Es el lugar perfecto para nosotros. Es precioso, privado, y aparece en Star Wars, que es una de nuestras películas favoritas. Estoy convencida de que cualquier romántico que sea fan de esa franquicia, también quisiera casarse aquí.

Así que Henry, nuestro organizador, se puso manos a la obra en cuanto le dimos el visto bueno, y nos consiguió una enorme villa de más de 80 habitaciones para los invitados. Todo lo demás que es parte de la boca lo resolvimos entre los dos: las flores, la comida, la estética del lugar. Resulta ser que fue todo mucho más fácil de lo que yo pensaba. Y gran parte de eso, fue gracias a que un día, después de cenar, estábamos platicando de varias ideas para la fiesta, y Charles había sacado del bolsillo de uno de sus sacos, una servilleta doblada, con tinta algo corrida pero todavía legible, que señalaba varios puntos. Dicho papel correspondía a la servilletas entregadas en la boda de Blanca, la hermana de Carlos. Al parecer, Charles, después de indagar y preguntarme cómo me gustaría que fuera la nuestra, corrió a buscar papel y pluma para anotarlos ahí mismo. Y esa ha sido nuestra única referencia para llevar todo a cabo.

Realmente dijo: es una herramienta que me ayudará más tarde. Y aquí estamos.

Y claro que le di una buena recompensa por ser tan buen novio, siempre atento a lo que digo. Porque siempre digo que estoy consciente, pero él me hace estar consciente. Charles me dijo que quería que nos casáramos apenas un par de semanas después de comenzar a salir, yo me lo tomaba a juego, pero él jamás lo hizo porque lo tuvo claro desde el principio.

Y sé que ya llevamos mucho tiempo juntos, y que tenemos un perro, compartimos departamento y siempre vamos a donde mismo, que prácticamente ya estamos casados, pero aún así, creo que no se le ocurrió un mejor momento para hacerme la pregunta.

– Podríamos comprar una casa aquí. – señala al acercarse conmigo y poner sus manos sobre el barandal. – Venir en las vacaciones, o cuando queramos, está a un vuelo de distancia de casa, o a un par de horas en carretera si es que prefieres dormir.

Este lugar es majestuoso, nunca había visto nada igual, y no tengo idea de por qué no había venido nunca antes, pero me agrada la idea de que la primera vez haya sido con Charles, sobretodo para algo tan grande como nuestra boda.

– Me encantaría comprar una casa aquí. Sería un buen lugar para vacacionar. Y no sé, creo que podemos costearla. – digo bromeando, dejándome abrazar por él.

– La heredera de Ferrari y el campeón del mundo. Sí, creo que podríamos pagarla.

El agua cristalina refleja cualquier mínimo movimiento, cada persona que camina por la orilla, y los preciosos colores del cielo. Todo es tan hermoso que, si ves el horizonte, no tienes manera de saber en qué momento termina uno y empieza el otro. Vivir aquí no me molestaría.

Pasta está volviéndose loco corriendo por el malecón de extremo a extremo, amenazando con saltar al agua cada que ve su reflejo. ¿Qué tiene ese perro con el agua que siempre quiere lanzarse como si fuera el mejor nadador? En serio, ¿qué le sucede?

Al caer la noche, hicimos una pequeña cena de ensayo que me recordó a las que tenemos cada fin de mes con los pilotos. Aquellas que sirven para borrar cualquier desplante ocurrido en los fines de semana previos. Y ver a los 20 chicos con los que convivo todos los días reunidos para algo completamente fuera de nuestra rutina me causó mucha gracia.

Ver a Lando jugando con Carlos, riéndose a carcajadas porque Pasta no deja de lanzarse a la fuente una y otra vez. O a Max platicando con mi papá, y a Charles sonriéndole a Vettel, probablemente platicando de cuando fueron compañeros hace no tanto. Los mismos chicos, diferente ambiente.

Me gusta cuando estamos todos, siempre lo ha hecho. Y hoy estamos aquí porque todas las personas de este salón han sido parte de nuestra historia, construida durante años alrededor de un ambiente que siempre estuvo en mi sangre, pero del que estuve alejada durante mucho tiempo.

Los nervios no están presentes hoy, pero sé que lo estarán mañana. Puedo sentirlos arremolinándose en la boca de mi estómago, listos para explotar, pero como el sol naciente en medio de una nube gris, la mano de Charles sobre la mía me hace regresar a la realidad. No me mira cuando lo hace, está platicando con Pascale desde el otro lado de la mesa, lo que me indica que no ha perdido su costumbre: hacerlo por costumbre.

Eventualmente, después de un par de copas, recuerdos y risas, llegó el momento de irnos a la cama. Charles y yo habíamos acordado no dormir en el mismo cuarto para poder tener nuestra privacidad y espacio mañana que es el gran día. Y tiene sentido, porque solamente mis cosas ocupan más de la mitad del baño.

Así que entramos al elevador en silencio, con Charles recargado contra una de las paredes metálicas, con la mirada perdida en la pantalla que marca los pisos que van en aumento conforme subimos.

– Los elevadores me recuerdan a ti. – digo agachando la cabeza para tratar de (inútilmente) esconder mi sonrisa, y ese comentario hace que me dedique una una mirada divertida.

– ¿Los elevadores? Qué bonito, muchas gracias. Es lo que todo hombre quiere escuchar.

– Es que siempre hacemos algo en ellos. Una vez nos quedamos atrapados en uno, en otra ocasión casi tenemos sexo en otro...

– Okay, okay. Entiendo. Basta ya. – piso 7 y subiendo. – No sé qué decirte yo, tú me recuerdas a cosas más normales, como un sol o algo así. – agrega entre una de sus risas nerviosas. Esas a las que ya estoy tan acostumbrada.

Las puertas finalmente se abren en el penúltimo piso: el 12. Que es, básicamente, solo nuestro. Nuestras habitaciones están a extremos opuestos del pasillo. Solo dos personas van a dormir en el piso número doce de esa villa, e increíblemente, no en el mismo cuarto.

– Esta va a ser la primera noche que vamos a dormir separados en mucho tiempo. – señala al detenerse frente a la puerta de mi habitación y abrirla por mí. – ¿Segura que vas a poder dormir bien?

– ¿Te he dicho que eres un arrogante?

– Mmm, sí. Pero sabes que sé compensarlo bien. Además, ¿no tuve que ir a acompañarte a tu departamento porque no podías conciliar el sueño sin mí?

– Falso. Fuiste porque pensaste que me había enojado contigo. Eres tú el que no puede dormir sin mí.

– Ya, bueno. Dejemos de exponerme. Ve a dormir, tenemos un gran día mañana.

Le echo un vistazo a mi habitación en penumbra, siendo levemente iluminada por lo poco que logra colarse de las cortinas del balcón, pero no me muevo, ni digo nada tampoco, tal vez porque sé que esta es la última noche. La última noche que voy a la cama siendo la novia de alguien, la última vez que iba a dormir sola. Y Charles, tan perspicaz como siempre, lo entendió todo.

– Puedo quedarme si quieres, pero deberías aprovechar que esta va a ser la última vez que vamos a dormir así. Tal vez quieres estar sola para pensar un poco, poner tus ideas en orden o algo.

– Sí, sí, pero, ¿podrías quedarte de todas formas? No a dormir toda la noche, solo un rato.

Asiente, cerrando la puerta detrás de nosotros, y no sé por qué, pero el mismo sentimiento que se apoderó de mí la primera noche que compartimos en su departamento de Mónaco, recorrió todo mi cuerpo. Se siente como el fin de algo, pero el inicio de otra cosa todavía más grande.

Vernos acostados uno junto al otro de esta forma me hizo recordar a la primera vez que Charles durmió conmigo. Fue en Brasil, después del día más complicado y agotador de mi vida. Recuerdo la calidez que su cuerpo le proporcionaba al mío, y la forma en que sus brazos me abrazaron por la cintura para no soltarme en toda la noche. El cómo amanecí al día siguiente con mis manos apuñando su camiseta. Esa fue la primera noche en la que no dormí abrazada a una almohada, y no lo he vuelto a hacer desde entonces.

Pero lo que más recuerdo fue lo que pensé. Eso que se me cruzó por la mente cuando inevitablemente estaba a punto de caer en los brazos de Morfeo: no me quiero dormir. No quiero pasar ni un minuto sabiendo que estoy en la misma cama que él, y no aprovecharlo.

Pero ahora estamos aquí, con cientas de noches de esas acumulándose en mi memoria, y miles más por delante.

– ¿En qué piensas? – pregunta mirándome con expectativa. Con sus manos sobre su pecho, entrelazadas entre sí. Y de inmediato m viene a la mente que es lo mismo que hace cuando se duerme con Pasta del mismo modo. El perro adora e idolatra a Charles, siempre está pegado a él.

Me pregunto cómo le estará yendo a Lando cuidándolo durante la noche.

– Cuando estábamos en ese hotel en Italia hace un par de años. – me acomodo mejor para quedar de lado, viéndolo directamente, con las manos bajo mi almohada. – Dijiste que sabías que ibas a ser el último.

Cubre sus ojos con su antebrazo, pero deja al descubierto su sonrisa. Radiante y contagiosa, igual que siempre. Todo él es así.

– Y lo cumplí.

– Sí, lo hiciste. Me sorprende que lo tuvieras tan claro y visualizado desde entonces.

– ¿Cuándo comenzaste a tenerlo en claro tú?

– Esa misma noche. Porque hablamos de eso, yo estaba teniendo dudas, pero me di cuenta de que no eran respecto a ti. Eran por mí. Y tú te quedaste todo ese tiempo a mi lado, esperando y apoyándome hasta que me sentí lista.

– Eso hacen los amigos. – responde con modestia, deshaciendo el nudo de su corbata.

– ¿Somos amigos? Y yo que pensé que íbamos a casarnos mañana.

– Oh, los mejores amigos. – se acerca para dejar un beso en mis labios, y me hace sonreír sobre ellos. – Ya voy a irme. ¿Te veo en un par de horas?

– Buenas noches.

– Buenas noches, Ace. Cuando nos veamos mañana, te prometo que todo va a seguir igual, ¿de acuerdo?

– De acuerdo.

Sale del cuarto, cerrando la puerta con suavidad, y no es hasta que escucho sus pasos alejarse por el pasillo que dejo que la oscuridad me engulla, con mi mirada clavada en el techo, suspirando casi sin proponérmelo, y con una sonrisa que no habría podido eliminarse por nada del mundo. Pero es impactante pensar que en 24 horas vamos a estar casados, que es la formalización a toda una vida juntos, y la culminación de una etapa que comenzó y nos había abarcado desde ese día que lo vi sentado en la oficina de mi papá.

Y es entonces que los nervios comenzaron a aparecer.

Sábado.

Isa, Kika y Lily no se me despegan desde que me levanto por la mañana. Tanto, que ni siquiera me preocupo en preguntarles cómo consiguieron la llave de mi habitación. Solo las veo ir de un lado a otro, arriba y abajo, abriendo y cerrando puertas, cajones y ventanas. Me recuerdan a las hadas de la bella durmiente por alguna razón.

– Charles te manda el desayuno. – anuncia Isa recibiendo un carrito de room service desde la puerta. – Deberías aprovechar y comer ahora. Es muy raro que una novia coma durante su propia fiesta.

Mis estilistas llegan poco después. Y me sorprende que inicien a arreglarme desde muy temprano. O bueno, mucho más temprano de lo que yo pensaba. La ceremonia inicia a las 6, ¿es necesario comenzar con todo desde las 12?

De igual forma no me quejo cuando cuando me maquillan y peinan, y es apenas ahí que me doy cuenta de que el tiempo se pasa demasiado rápido estando en estas condiciones. ¡Hora y media para maquillarme nada más! Por dios. Elegí un maquillaje simple, nada muy notorio realmente, solo porque creo que el atuendo habla por sí mismo. Una vez que terminan conmigo, y me pongo el vestido, es que caigo en cuenta de lo real y tangible que es esto.

Me miro en el espejo una y otra vez, tratando de que la imagen frente a mí haga sentido en mi cabeza. La chica vestida completamente de blanco con un ramo de flores rosas y lilas que me sonríe desde el reflejo es Alice Agnelli. Soy yo.

La chica que se la vivía de fiesta en fiesta, tomando todos los días, asustada de sentir, de amar, de ser amada. Abnegada a cualquier tipo de recibimientos románticos, renuente a ellos. Insegura, irritante, sin rumbo. Pero ya no soy ella. No reconozco a la persona que alguna vez fui, y estoy orgullosa de eso.

Todo eso ha quedado atrás para siempre.

Mi cabello medio recogido cae sobre mis hombros, y mi velo con una pequeña tiara de plata espera pacientemente en mis manos, listo para sostenerlo en mi cabeza. Y mi vestido... creo que nunca antes había estado tan enamorada de una prenda; está hecho de seda, con escote de corazón y mangas caídas que dejan mis hombros al descubierto, y una pequeña abertura a la altura de mis piernas, solo para darle ese toque sexy que caracteriza todo lo que me pongo.

Y me siento bonita. No bonita como cuando uso mi pijama favorita, o cuando me arreglo para salir de fiesta. No, este es un nuevo concepto que acabo de desbloquear el día de hoy.

Las chicas derraman un par de lágrimas al verme vestida así, tomando fotos de diferentes perspectivas que estoy segura, no están bien enfocadas porque su emoción no les permite hacer más de una cosa al mismo tiempo, así que Dani Ric, que es el encargado estrella de tomar las fotos behind the scenes, llega al rescate para capturar el momento.

– Qué bonita te ves, Alice. Charles va a llorar cuando te vea. – dice solo para poder tomar una foto de mi reacción una vez que desbloquea ese pensamiento de mi mente.

Y es una vez que estoy sola en mi habitación, que saco los pendientes del fondo de mi cajita de accesorios. Los había seleccionado rigurosamente: dos pequeños corazones de oro blanco, con un rubí rojo en el centro. No sé por qué nunca los había usado antes, pero me alegra hacerlo en una ocasión tan especial como esta.

Me siento en el sofá individual que está cerca del balcón, disfrutando del aire fresco que ondea las cortinas, sonriendo al ver la acción que tiene lugar abajo; el pequeño kiosko, la alfombra, las flores, y el magnífico lago tranquilo y apacible que va a ser testigo del evento de hoy.

Con cuidado, coloco uno de los aretes de mi mamá en el último orifico sobrante de la tira de mi zapatilla, enganchándolo bien y poniéndole el seguro hasta que estoy convencida de que no va a caerse en toda la noche. Luego, pongo el otro en uno de los eslabones de mi pulsera, ejerciendo su función como un dije más. Y decidí que ahí voy a dejarlo.

Para que pueda bailar y caminar conmigo hoy, y para tenerla siempre conmigo.

(...)

Estoy nerviosa, pero consciente de que los nervios que se arremolinan en la boca de mi estómago no tienen nada que ver con Charles o la boda, sino a cómo comportarme en ella. Había ido a un par de bodas antes, pero es diferente porque aquí soy la protagonista, y todos me están mirando. ¿Qué se hace en esos casos?

Y todo esto se siente como un primer día de clases en el que no conoces a nadie, pero está bien, porque sabes que tu mejor amigo va a llegar en cualquier momento. En este caso, ese amigo es Charles.

- Toc, toc. ¿Se puede? - el amigable rostro de Checo se asoma por la puerta, y me dedica una cálida sonrisa cuando puede verme en mi totalidad. Me sorprende verlo por aquí, pero no me molesta en lo más mínimo. - No mames, Alice...

Suelto una carcajada muchísimo más escandalosa de lo que me hubiera gustado, pero el vocabulario de Checo siempre me ha parecido hilarante de verdad. Pasé toda mi estadía en Red Bull aprendiendo todo lo que eso significa, porque español es uno de los idiomas que sé hablar, pero sus modismos y groserías con punto y aparte, y no hay nadie mejor que un mexicano para mostrarte.

– Te ves muy bonita, en serio. Siempre te veo vestida de rojo y negro. Creo que es la primera vez que te veo de blanco, te ves bien.

Las bonitas palabras de Checo me calmaron un poco. Es curioso, como si el que me vieran antes de caminar por el altar disminuyera mis nervios. ¿Es mejor que me vean uno a uno en lugar de simplemente aparecer frente a cientos de personas?

No. A mí me encanta dar de qué hablar y ser el centro de atención.

Pero no sé, me agradó ver a Checo por aquí.

- Gracias, no tienes idea de cuánto necesitaba eso. Y gracias por venir, Carola está aquí también, ¿verdad?

– Así es, los dos. Yo eh, te quería dar esto. – señala entregándome una botella de tequila. De su tequila. – Carola insistió en darles un regalo "normal", pero tú me seleccionas siempre como el encargado de los shots cada que salimos, y no quería decepcionarte. El que escogió ella ya está en la mesa de regalos de todas formas.

– Checo, ¡me encanta! Muchísimas gracias, te prometo que voy a disfrutarlo mucho.

– Bien, bien. Me alegra oír eso. Te lo quería dar antes por si quieres tomarte un shot antes de salir. – se acerca para abrazarme, y me parece un buen detalle de su parte que viniera personalmente a hacerlo antes del ajetreo de hoy. – ¡Mucha suerte! Nos vemos ahí afuera.

Asiento aun cuando él ya se ha ido, y sé que lo estoy haciendo para mí. Entonces no pierdo el tiempo para destapar la botella y darle un largo trago. Solo para ganar valor.

No estoy nerviosa. Para nada. Que haya tomado un shot de su tequila es mera casualidad. Es más bien ansiedad, porque no he sabido de Charles en todo el día, ni siquiera toqué el desayuno pero sé que no podría probar bocado aunque lo intentara.

Juego con mi collar de monoplaza una y otra vez, hasta que un par de golpes sordos en la puerta me sacan de mi ensimismamiento por segunda vez en el día.

¿Ya es hora?

– Alicia, ¿estás decente? – reconozco la voz de Carlos desde el otro lado, y mi ansiedad desciende un poco cuando lo escucho, porque Carlos siempre ha estado.

– Pasa, Chili.

Entra al cuarto cubriéndose los ojos con su mano, trastabillando a tientas en su camino hasta llegar a la salita. – ¿Puedo?. – Su sonrisa se borra de inmediato cuando me vio por primera vez vestida así, y entendí perfectamente su reacción. Carlos siempre hace lo mismo cuando ve algo que su mente no puede procesar tan deprisa como sus ojos, por eso en muchas de las entrevistas parece perdido.

Pero el tipo que siempre tiene algo que decir, el que no se cansa de molestarnos, el que siempre lo supo todo, ahora está frente a mí, sin decir palabra alguna, recorriendo mi rostro como si intentara reconocerme.

– Voy a darte un momento.

– Alicia, te ves...

– ¿Guapa?

Niega con la cabeza, acercándose a mí, y es como si tuviera que hacerlo para cerciorarse de que se trata de mí.

– No, no sería suficiente. Te ves hermosa, Alice, realmente preciosa. De verdad, te ves... wow.

– Este es realmente el fin de una era, porque nunca, desde que nos conocemos, me has dicho otra cosa que no sea "guapa".

– Bueno, es tu boda, normal usar palabras fuera de nuestro vocabulario.

Por un instante, ninguno dice nada, pero veo en sus ojos palabras que él jamás se atrevería a decirme aunque lo intentara. Su mirada llena de orgullo, su sonrisa temblorosa cuando ve mi anillo, y la forma en que juega con el suyo es todo lo que necesito de su parte.

– Si le dijera al Carlos que te recibió en ese desayuno de bienvenida que todo esto iba a pasar, que terminaríamos en este punto, lo hubiera creído sin problema, porque yo siempre confié en ti, Alicia.

Carlos comenzó a verse borroso frente a mí, desenfocado debido a las lágrimas que ahora se acumulan en mis ojos. Tiene toda la razón. Incluso desde que somos niños, Carlos parecía estar siempre de mi lado frente a las personas, pero era el único que nunca tuvo problema con decirme mis verdades de frente. Sin temor a las represalias, o a que me enojara con él, porque no puedes enojarte con tu hermano por tanto tiempo.

Cuando perdí las partes de mi señor cara de papa, él me ayudó a buscarlas por todos lados. Fue él quien estuvo siempre pendiente de mí cuando Charles y yo teníamos problemas, a quien recurría para cualquier cosa.

– Ah, sin llorar, ¿eh? Que cierta dama de honor me mata si se arruina tu maquillaje. – me acerca la caja de pañuelos, y creo solucionarlo bien antes de hacer un desastre.

Pero entiende perfectamente todo, y me abraza con el cariño de un padre protector y orgulloso, y estoy segura de que no me suelta de inmediato porque él también necesita un minuto.

– ¿Cómo está Charles? – me atrevo a preguntar finalmente, rompiendo el silencio entre los dos.

– Bien, bien. Tranquilo. Repasando sus votos.

Mierda. Los votos.

No había pensado en eso. Tengo los míos, mi corazón está volcado en esas hojas que había llenado hace un par de meses. No sé cuando escribió Charles los suyos, o cuánto tiempo le tomó, pero para mí, fueron fragmentos de varios días que tuvieron lugar en el transcurso de dos semanas.

Había comenzado escribiendo cuando lo veía jugar futbol con Andrea antes de las carreras, pero lo había extendido a nuestros viajes en avión, cenas tardías en casa o pequeños momentos que pasaba sola, pero pensando en él.

Las palabras nunca han sido lo mío, pero increíblemente, salieron de forma natural cuando la tinta hizo su primer contacto en el papel, casi de la misma manera en que hicimos contacto por primera vez y no nos dejamos ir desde entonces. Y ni siquiera tenía en mente las grandes cosas, "lo obvio". No, regularmente pensaba en la forma en que ató mis agujetas el día de nuestro primer beso, o todas las incontables veces que abrió mis botellas de agua por mí. La forma en que se muestra tan concentrado en las notas que toma después de las prácticas para estudiarlas. O la forma en que su cabello descansa sobre la almohada cuando se gira para revisar algo en su celular. Las veces que adivina mi pensamiento y habla conmigo antes de poder comenzar con el tema yo.

Todos esos pequeños fragmentos, hacen de Charles Leclerc, mi Charlie.

Me gustan mantenerlos privados, solo para nosotros.

Y quiero eso hoy también.

– Carlos, escucha, necesito que me hagas un favor. Y tienes que decir que sí, y tienes que prometerme que me vas a ayudar y no me vas a juzgar.

– Dime qué necesitas. – suelta casi con miedo.

– Necesito que vayas con Charles y le des un mensaje personalmente...

(...)

Me veo ridícula. Graciosa y bonita, pero ridícula. De igual no me preocupa porque soy la novia, y nadie nunca haría sentir mal a una novia el día de su boda. Al menos es lo que me digo a mí misma mientras me recargo contra el barandal de piedra, absteniéndome de sentarme encima.

– Hey, ¿qué pasó? ¿Todo está bien? – pregunta llegando a mi encuentro, caminando hacia el pequeño balcón con vista al lago. – Carlos dijo que querías verme, que era urgente.

Charles se ve guapo con absolutamente todo lo que se pone. Le tengo envidia, porque se despierta y ya está listo, no tiene que hacer absolutamente nada para verse tan Charles todo el tiempo, pero hoy en específico se ve tan radiante y atractivo que no existen palabras para describirlo, y no creo que se deba precisamente a lo que lleva puesto. Su rostro, sus ojos, todo él está brillando. Su moño está perfectamente colocado sobre su cuello, y su traje prolijamente ajustado a su cuerpo.

Muero por quitárselo en la noche, pero igual, lo bien que se le ve no se lo quita nadie.

Esta es exactamente la razón por la que le decimos el príncipe de Mónaco.

– ¡Charlie! ¡te ves guapísimo, mi amor! Por dios. – digo separándome de él para verlo de cuerpo completo, porque se acaba de convertir en mi imagen favorita en el mundo, y noto que se sonroja cuando se lo digo. – Sin palabras, de verdad. Quien sea que vaya a casarse contigo es muy afortunada.

– Gracias, bonita. La afortunada está usando una playera enorme con la frase "Alguien que me quiere mucho me trajo este recuerdo de México" el día de nuestra boda. ¿Quieres explicarme? – lo dice aguantando una risita nerviosa que estoy segura de que no hace explotar por temor a que la icónica playera juegue un papel importante en el motivo por el que lo mandé llamar.

– Tengo un plan, ¿okay? Escúchame,

Sonríe de oreja a oreja, y es en ese momento que agrego mentalmente algo nuevo a la lista de cosas que me encantan de Charles: que él sabe. Falta muy poco para la ceremonia, estamos alejados de todos, no sabe para qué, no sabe por qué estoy vestida así, pero de todas formas, sabe que hay una razón de todo esto. No me presiona, ni se molesta, desespera o enfada por tener una respuesta, porque me conoce lo suficiente como para saber que es otra de mis ideas. Ideas de las que se había enamorado también.

– Dime.

– Antes de decírtelo, te tengo una sorpresa. – saco de mi bolsillo una cajita de terciopelo negro y se la doy, pero él me mira con una sonrisa en lugar de actuar como una persona normal y simplemente abrirlo.

– Ya te di un anillo yo, estamos a punto de casarnos. ¿Qué es esto?

– Ábrelo, ¿podrías? Algo me dice que te va a gustar.

– Si vas a pedirme matrimonio, llegas un poco tarde para eso. – Me hace caso, abriendo con lentitud la caja, y arqueando una ceja al ver el contenido. – ¿Mancuernas?

– Ajá. Sé que tu traje ya venía con unas, pero vas a querer usar estos. – me adelanto a sacar ambas piezas de la caja para tomarlo de la muñeca y comenzar a ponérselos. Y él no pone resistencia alguna, pero se sigue notando confundido.

– Son diferentes uno del otro, Alice. Impares. ¿Es a propósito? ¿Hay alguna razón para eso?

– La hay. – me tomo un momento de expectativa mientras termino de ponerle la segunda mancuerna, asegurándola en el ojal de su manga, y atrapo sus manos entre las mías una vez que termino. – El de la izquierda era de tu papá, y el de la derecha, de Jules, porque sé lo mucho que los extrañas, y porque merecen estar aquí contigo hoy.

Mis palabras parecen chocar con la atmósfera que habíamos construido, pero no precisamente en un mal sentido. Charles mira las brillantes piezas de diferente forma con atención. Un par desequilibrado, mal construido, pero sé que no le importa nada de eso, que ve más allá. Sus ojos, brillosos por este gesto, se quedan inertes en los dos pequeños objetos de plata, pero terminan por intercalarse con mi rostro también.

Continúa en silencio, apretando la mandíbula al repasar las figuras impares con la yema de sus dedos, casi temiendo que fueran a evaporarse como por arte de magia. El de su papá tiene la forma de la bandera de Mónaco, y el de Jules es un óvalo plateado con sus iniciales gravadas.

– Se los pedí a tu mamá y al papá de Jules. Ambos estuvieron muy conmovidos por esto. Y no sé, me pareció un bonito detalle, es todo.

No me permitió agregar nada más, porque rápidamente me atrajo hacia él con sus fuertes brazos rodeando mi cuerpo. Debe ser una escena graciosa vista desde afuera: él vestido de traje, lo más elegante que se puede lograr, y yo con un vestido de novia cubierto por una playera enorme que tiene escrito "Viva México" en la espalda.

Fue un abrazo diferente. Más profundo y tierno. Coloca su mano detrás de mi cabeza, acariciando mi cabello, y la otra rodea mi espalda para acercarme más a él. Se siente más íntimo, personal. Cercano. Y no pensé que pudiéramos desbloquear un nivel de cercanía más intenso que el que ya teníamos. Supongo que me equivoqué.

– Eres mi persona también. Te amo mucho.

La ceremonia está a escasos 45 minutos de comenzar, pero aquí estamos los dos, alejados de todo el mundo en un balcón de piedra que se alza sobre el lago, siendo adornado por árboles y vegetación a nuestro alrededor, y un kiosko de piedra también cuyo material solo podía ser descubierto debajo de las enredaderas que se habían aferrado a él con el paso de los años.

A Charles le cuesta un minuto soltarme, pero deja pequeños besos contra mi sien una y otra vez antes de susurrar un pequeño "gracias" que pasa casi desapercibido, pero eventualmente, nos separamos, solo porque sabe que tenemos que hacerlo.

– ¿Qué era lo que me querías decir?

– Sí... sobre eso, puedes decir que no, totalmente, pero hay mucha gente allá afuera, ¿sabes? Y... caí en cuenta de que nuestro primer beso fue privado. Tan privado que nadie en el mundo lo sabe más que nosotros, y es bonito porque solo tú y yo sabemos de eso, de lo que pasó ese día, y...

– No tengo ningún problema con decir nuestro votos aquí, Ace. Son para nosotros de todas formas. – complemente sin dejarme terminar, pero entendiendo perfectamente lo que trataba de decirle. – ¿Quieres que empiece yo? – pregunta sacando una hoja doblada del bolsillo de su pantalón. – ¿O prefieres hacerlo tú?

Le dedico una sonrisa, feliz de casarme con una persona que me entiende perfectamente.

– Empieza tú.

Carraspea un poco, sonriendo de lado al repasar las palabras que él mismo había escrito.

Mi Alice, mi amor, cuando me senté a escribir esto, temía no encontrar las palabras exactas para decirte, porque siento que ya lo sabes todo. Todo lo que haría por ti, y todo lo que me haces sentir. Pero realmente fue todo lo contrario...

>> Escribí tanto que no podía parar. Reescribí estos votos una y otra vez hasta que estuve conforme con ellos, y con la longitud del discurso, pero estoy seguro de que voy a encontrar el momento perfecto para decirte lo demás, para decirte todo lo que, por falta de hojas, tuve que recortar.

Prometo decirte lo bonita que me pareces cuando estás leyendo, porque siempre suspiras cuando lees algo que te gusta, o te asombras cuando pasa algo que no ves venir, y me parece adorable cada vez que lo haces. Prometo seguir poniendo pausa a nuestras peleas, porque es divertido lo que hacemos en medio de ellas. Que voy a cubrirte aunque me digas que no tienes frío, abrir tus botellas cuando no puedas hacerlo. Prometo siempre dar lo mejor de mí para que estés feliz.Y sobretodo te prometo que tú siempre, siempre, vas a ser amada por mí.

No existen palabras, hojas, o minutos suficientes en el mundo para describir y decirte todo lo que provocas en mí todos los días. Lo mucho que logras solo con despertar a mi lado por la mañana. Te impregnaste en mi vida desde el primer momento en que te vi, porque yo sabía que serías importante, yo mismo me lo propuse.

Entonces te prometo que siempre vas a tenerme a mí. Que yo siempre voy a estar a tu lado, acompañándote, haciéndote reír, quemando pasta en la cocina y amándote, hasta el final de mis días. <<

Me dedica una sonrisa al volver a doblar la hoja, regresándola al bolsillo de sus pantalones. Como si nada. Como si no me hubiera dejado al borde de un colapso luego de escucharlo. Como si no hubiera dicho lo más trascendental, precioso y bonito que he escuchado alguna vez.

Si existiera un diccionario que contuviera las mejores palabras listas para hilarse en una conversación, palabras tan bonitas que parecieran estar gravadas con tinta dorada, casi tan bellas como para ser apreciadas por un ser humano, estoy segura de que Charles tendría acceso a él. Porque esas palabras, sus votos, son lo más bonito que he escuchado en mi vida. Lo más puro, delicado y romántico que alguna vez escuché, sobretodo dedicado a mí. Y me encanta que a pesar de haber pasado tanto tiempo, él sigue siendo mi primera vez en cosas que jamás imaginé.

Y por segunda vez en el día, mis ojos se llenan de lágrimas.

– Es lo más bonito que me han dicho, Charles, en serio. No solo tú, pero cualquiera.

– Bueno, me alegro. Y lo digo en serio. Todo.

Su sonrisa se amplía cuando saco mi hoja de mi bolsillo. ¡Mi vestido tiene bolsillos!

Repaso las palabras escritas por mi puño y letra, notando las partes en las que había tomado una pausa, recordando perfectamente qué frase pertenece al momento que la escribí. Suelto un suspiro solo para cerciorarme de que no voy a llorar, y cuando estoy convencida, comienzo a leer lo que probablemente sería, el escrito más personal y profundo que alguna vez he hecho.

Charles, cuando volví a encontrarme contigo, sentí que una pieza de un rompecabezas que no sabía que estaba incompleto había caído en su lugar. Desde ese entonces no has dejado de demostrarme todos los días que el amor existe, y que es posible estar enamorado de una persona hasta tal punto de sentirte con una calma indescriptible solo con su presencia, sin necesidad de hablar, o de hacer algo. Solo con existir. Lo sé porque tú eres el único que puede lograr eso, que olvide al mundo y todo lo que ocurre en él solo con poner tu mano sobre la mía...

>> Te amo y lo haré siempre por la persona que eres, y por la persona que soy cuando estoy contigo. Por lo que me haces sentir, y lo fácil que es para ti ponerme de buen humor, hacerme feliz. Ayer te dije que me recuerdas a los elevadores por las cosas que hacemos en ellos, pero estás tan inmerso en mi vida, tan arraigado que te veo en cualquier lugar a donde voy. Eres el atardecer reflejado en el mar visto desde tu yate, el color rojo en cualquier lugar en que lo veo. Eres todas las canciones románticas de Taylor Swift, y ese libro que jamás me podría cansar de leer.

Te escucho en cada canción, te veo en cada amanecer. Tu nombre está gravado junto al mío, siempre, no importa dónde, o cuando, tú y yo siempre estamos destinados a ser. Probablemente nos costó un poco notarlo, pero eso solo significa lo mucho que significaba nuestra amistad para el otro. Y eso me encanta de nosotros, porque finalmente voy a pasar el resto de mi vida con mi mejor amigo. Eres mi sueño hecho realidad, el amor de mi vida, y el indicado para mí. Te conocí a fondo, me permitiste un lugar en tu corazón, y espero tenerlo siempre, sé que tú vives en el mío.

Nunca me gustaron los días soleados. Las nubes y la lluvia siempre fueron para mí el mejor panorama posible, pero tú has sido siempre un rayito de luz que se cuela en mi ventana todos los días de mi vida. El rayo de luz que no sabía que necesitaba, pero que llegó para iluminarlo todo.Suelo decirte que siempre habrán más carreras, y te prometo que voy a estar a tu lado en todas y cada una de ellas. Prometo llamarte Marc cada que discutamos, y decirte Charlie al jugar con tu cabello. Prometo que siempre vas a tenerme a mí, no importa la razón, siempre vas a poder contar conmigo. Te amo muchísimo, inclusive más de lo que las palabras puedan describir, pero espero que lo sepas, siempre.

Sus ojos brillos ya no muestran ningún tipo de timidez al encontrarse con los míos, y lo que me transmiten es indescriptible. El de las palabras bonitas es él, siempre ha sido él, pero sé que hice un buen trabajo cuando acaricia mi mejilla y me atrae hacia él, haciendo que nuestros labios se encuentren a medio camino.

Creo que a estas alturas, sonreír es inevitable para ambos. No podríamos parar aunque nuestras vidas dependieran de ello.

– Es lo más bonito que he escuchado, mi amor. Me encanta. – me roba un grito de sorpresa cuando me carga entre sus brazos para hacerme dar un par de vueltas de la misma forma que lo hizo al comprarnos el departamento. Es una bonita costumbre, y tengo la certeza de que jamás va a perderse. – ¿Te parece si vamos a casarnos ya? – extiende su brazo hacia mí, y lo tomo con gusto, sonriendo, mientras nos dirigimos de regreso a la villa, donde lo siguiente estaba a punto de comenzar.

– Me parece.

Y los nervios no volvieron a aparecer.

-------------------------------------------------

-Andrómeda🏎

UN APLAUSO PARA ESTA PAREJA QUE ESTÁ ENAMORADAAAAAA.

¿Qué les pareció?

Esta es la parte 1/2 de la boda Charlice. La segunda parte se desbloquea cuando llegue a 350 votos y 130 comentarios🥳 Y recuerden que FH tendrá 80 capítulos🤭

¡Por cierto! Estamos a menos de 40k lecturas para llegar al millón! OH MY GODDD.

Muchas gracias! Means a lot✨

¡Ah! Por cierto, en dado caso de que aaaalguien se haya quedado con la duda, el capítulo de Lando cuidado a Pasta va a tener mucho que ver en su historia, misma que podrán leer en mi perfil próximamente👀

Sigan el insta para fotos del aesthetic de la boda, dinámicas, encuestas y stories de los personajes: Andrómeda1655

Recuerden votar y gracias por leer❤️

Continue Reading

You'll Also Like

1M 29.3K 32
Cuando las personas que más amas, te rompen, es difícil volver a unir esos pedazos. Victoria Brown, creía que cuando amas, la brecha para perderte a...
78.7K 4.2K 38
Jules y Charles son prácticamente polos opuestos, aunque vivan de lo mismo. Las carreras Ella compite en la fórmula 2, mientras él es uno de los pilo...
1.8M 130K 89
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
12K 1.6K 7
Max y Astrid llevan años odiandose y trabajando en el equipo de Red Bull, pero ¿Qué es lo que se esconde detrás de tanto odio? Después de un cambio...