SOMOS INSTANTES

Da BARE_ariax

2.3K 300 35

Somos como huellas en la arena que las olas borran al momento... Una historia de romance entre dos chicas que... Altro

SOMOS INSTANTES
1: VAYA COMIENZO
3: SOLO AMIGAS
4: LA PRESIDENTA
5: DECISIONES, DECISIONES
6: QUIERO SER SU AMIGA
7: CUÉNTAME ALGO
8: UNA IMAGEN DESTRUIDA
9: KATE
10: UN ACTO DE "BONDAD"
11: VISITA
12: NO TE ODIO
13: ACEPTALO
14: EMPIEZO A SENTIRLO...
15: CONCÉDEME ESTA PIEZA (1)
16: CONCEDEME ESTA PIEZA (2)
AVISO
17: UNA PROMESA NO SE ROMPE
18: LA AMO
19: AYÚDAME A SER MEJOR PERSONA
20: "APROBADO"
21: HERIDAS ABIERTAS
22: YO ESTOY ENAM...
23: NO ME RENDIRÉ...
24: CÓMPLICE
25: PROMETO QUEDARME
26: LA MUJER MISTERIOSA
27: PEQUEÑA CHARLA
28: ATAQUE
29: AMENAZA
30: DECISIONES
ANUNCIO IMPORTANTE
31: CANSADA
32: FINAL DE LA PRIMERA PARTE
33: INTERESES COMUNES
34: LA PERFECTA HERMANA
35: "¿SOY MALA PERSONA?"
36: "CLARO QUE NO"
37: INEFABLE
38: VAYA AMIGA QUE SOY
39: LA CRUDA REALIDAD

2: ¿NO TE MOLESTA MI COMPAÑÍA?

66 7 0
Da BARE_ariax

No odiaba la caridad, cualquiera pensaría que sí, pero para Jane ese odio que sentía cada vez al tocar el tema era lo bastante justificado como para sentirse mal por otras personas.

«Nadie me ayudó a mi»

Esa misma noche leyó con esfuerzo las instrucciones, simples pero muy concretas.

1.- Presentarse puntual y bajo lista en las instalaciones.
2.- Cualquier horario escogido al principio no podrá alterarse.
3.- Se le asignará un supervisor y un coordinador para todas las actividades.
4.- Obligatorio: cinco horas al día (lunes - domingo)
5.- Llevar el color distintivo de los voluntarios. (P.S.)

Y ya, esas eran algunas y las más importantes de las instrucciones, luego las hojas estaban llenas de cómo debía presentarse, o cómo estaba organizando la enorme institución de la que formaría parte a la fuerza.

Al despertar gruñó por todo lo que esperaba ese día, soltó una risa de rabia y se levantó con mala gana.
Ya afuera estuvo esperando el autobús durante diez minutos pues ya no tenía coche, maldijo por milésima vez ese problema.

No esperaba ningún recibimiento de parte de sus otros compañeros, no era de las personas que necesitaba una vida social activa, simplemente disfrutaba de su soledad aunque a veces también le gustaba charlar.

Decidida a terminar ese día lo más antes posible fue a su escritorio esperando su tan preciada soledad, allá en el rincón de una extensa sala llena de "oficinas" separadas con un delgado muro. Y como si fuera un castigo del universo, un par de compañeros se acercaron a ella con la intención de entablar una conversación relativamente larga.

—  ¿Y..? —la chica lo miró con confusión— ¿Tienes resaca por lo del fin de semana?

— No —contestó cortante con la vista en el ordenador.

— ¿No tuviste ningún problema al llegar a tu casa? —preguntó otro.

— No.

Los muchachos se miraron entre sí, tampoco eran tontos, supusieron enseguida que la chica no tenia ganas de hablar, y como buenos compañeros que eran, le darían su espacio para que se le pasara.

En todo momento lo único que hizo fue variedad de informes y otros papeles, solo se despegó una vez para almorzar y luego volvió al trabajo, los demás empleados la miraban de vez en cuando, notando lo sumergida que estaba en sus pensamientos, algunos decidían si preguntar o no, y a otros les daba igual, no tenían porqué ser mejores amigos después de unas cuantas cervezas.

Algo que ya había decidido desde entonces era en no revelar nada a nadie, ni a sus compañeros ni a su jefe, tenia la rara costumbre de pensar que revelar sus secretos a los demás implicaría darles también un poder sobre ella misma, podrían usarla a su conveniencia y no estaba dispuesta a ser utilizada como nada, no otra vez.

Luego del dia tomó otro autobús en dirección al "otro trabajo" como lo llamaba ahora, cuando llegó al lugar se bajó observando que no conocía casi nada, no llevaba mucho tiempo en esa ciudad, solo tenía una tarjeta donde estaba la misma dirección y el nombre de la institución: "HopeEdge"

«Qué nombre más ridículo»

Caminó unos cuantos pasos buscando por lo menos un cartel donde divise el mismo nombre, pero no vio nada hasta doblar en una esquina, ahí se topó con un edificio enorme, levantó la mirada contando los pisos que tenía, eran de siete a ocho pisos.

Se quedó unos minutos mirando el enorme edificio, mientras personas pasaban por su costado ingresando tranquilamente.

Entró a la institución, lo primero que vio fue la inmensa recepción, muchas personas de traje y otras con un chaleco distintivo color azul caminaban por todos lados, la mayoría hablando por teléfono o llevando cajas, unas pocas personas estaban esperando sentadas en los numerosos asientos que estaban en medio para precisamente eso, para la espera.
Se aproximó a una de las tantas personas que atendía recepción.

— Buenas tardes, bienvenida a la fundación HopeEdge, ¿En qué la puedo ayudar?

— Debía presentarme precisamente a esta hora… —le extendió la tarjeta que le habían dado.

— Tercer piso, oficina 5 —contestó con amabilidad.

Luego de agradecer caminó al elevador y presionó el botón de su destino.

— ¡Detengan el ascensor! —una chica corría en su dirección agitada.

Jane no quería hacer nada, no disfrutaba "ayudar" a los demás, pero a último momento cuando las puertas se empezaban a cerrar interpuso su mano deteniéndolas y dejando entrar a esa chica de pelo largo.

— Gracias — se apoyó en sus rodillas mientras recuperaba el aliento.

Jane solo asintió en silencio.

— ¿Pensabas dejarme? —se recompuso y volvió a ponerse de pie.

— No, para nada —mantuvo su vista al frente— ¿Piso? —preguntó con la intención de apretar un botón.

— Piso tr-... —levantó una ceja— creo que ambas vamos al mismo lugar— dijo divertida.

— Creo que sí —contestó sin interés.

Después de pocos segundos en silencio llegaron al piso, al abrirse las puertas, Jane salió de inmediato encontrándose con un pasillo espacioso y largo. Caminó buscando el numero 5 en cada puerta y cuando lo encontró se quedó parada ahí, sin tocar.

— ¿Quieres que yo toque? —la chica ya se encontraba detrás de ella con una sonrisa— creo que tenemos la misma cita.

— Si, eso creo —contestó solo por educación sin mirarla.

Enseguida la puerta se abrió mostrando a un hombre alto, fornido, con un rostro muy masculino y un mentón cubierto por una barba abultada que lo hacia intimidante.

— Pasen —habló con la voz gruesa que se sintió resonar en el lugar.

Primero entró Jane, no había mucho que observar, solo un montón de sillas apiladas y una alfombra típica de oficinas.

— Bienvenidas —habló un chico sentado y con un rostro amigable y tierno— soy Alex, mucho gusto— dijo cuando se levantó y les extendió la mano saludándolas.

La chica misteriosa se acercó con una sonrisa y le estrechó la mano, mientras Jane por su parte se limitó a sentarse y quedarse de brazos cruzados, esperando que ese día acabe lo más pronto posible.

— Así que no te gusta socializar… —habló un hombre que estaba igualmente sentado a pocos metros de Jane, y de la misma manera tenia los brazos y las piernas cruzadas— está bien, a mi tampoco me gusta esta mierda.

Jane se quedó callada, no estaba dispuesta a hacer amigos en ese lugar.
El silencio no duró mucho, las puertas se abrieron dejando pasar a un jóven delgado pero con una sonrisa amplia.

— Buenas tardes a todos, ¿Se sienten cómodos? — sin recibir respuesta prosiguió— me llamo Andy, seré su coordinador y será un placer trabajar con ustedes.

Seguidamente contó con el dedo a los que estaban, cinco en total.

— En la siguiente sala estarán esperando a su supervisora, Danna Noether, quien les dará unas cuantas instrucciones acerca de lo que deberán hacer, pero antes formen una fila y al salir dicen su nombre… por cierto, no sería conveniente que los demás voluntarios se enteren de su situación, así que les aconsejo no hablarlo con cualquiera— terminó con una sonrisa.

El grupo hizo una fila y como indicó uno por uno fueron diciendo solo su nombre.

“Alex, Kail, Joseph, Melissa y Jane”

Todos caminaban detrás de Andy, mientras Melissa se acercó sutilmente a Jane.

— Así que el mismo motivo.

Jane se mantuvo callada, no tenía humor para contar los motivos de su estadía en ese lugar.

— Está bien —dijo al no obtener ninguna respuesta.

Entraron a la otra sala, el lugar era más grande que el anterior, además que había muchos jóvenes hablando entre sí, los cinco supusieron que ellos eran los voluntarios. Se escuchaban risas y murmullos de todas partes, ninguno con distintivo, solo ropa "cómoda".

No se podían quedar parados en la entrada, y como ninguno de ellos se conocía se separaron caminando por lados contrarios.

Jane no tenía ganas de nada, así que se fue a un rincón y cruzó sus brazos apoyándose contra la pared, simplemente esperando.
Enseguida llegó esa mujer que la estaba acosando desde que llegó.

— Hola de nuevo.

— ¿Me estás siguiendo? —habló con desinterés.

— No, pero no me molesta tu compañía —dijo divertida.

No pasaron de esas palabras cuando las puertas se abrieron de par en par, dejando entrar a una mujer, adulta por lo visto, Jane pudo apostar que tenía treinta años aproximadamente, tal vez más, tal vez menos. Llevaba un traje con una falda apegada a sus muslos, unos tacones negros que hacían eco por todo el lugar con cada paso que daba. Su cabello llegaba hasta ños hombros, sus labios pintados de un rojo, cada detalle que veía le avisaba que con esa mujer no se jugaba, esa debía ser la supervisora.
Atrás de ella tres muchachos, sumando a Andy, el coordinador.

— Buenos días —levantó la voz para que todos en la sala la escuchen, y funcionó, absolutamente todos se giraron a verla, en total silencio.

Y como si ya lo supieran, los jóvenes se acercaron formando una media luna hacia ella.

— Mi nombre es Danna, soy la vicepresidenta de esta institución y por el por el momento, la encargada de todo, así que cualquier asunto de suma importancia, conmigo.

La mujer empezó a caminar por los lados.

—En esta sala hay voluntarios que tal vez tengan un poco de tiempo libre y quieren invertirlo en ayudar a la gente que lo necesita, y no solo a personas, sino que a nuestra ciudad, y agradezco su presencia —fue entonces que cambió su tono de voz a una mas severa— en cambio, hay personas que están por otras razones, sea como sea, también ayudarán.

No era difícil deducir que hablaba del grupo de cinco personas, entre ellas Jane, quien pudo haber gritado en frente de todos que tenía problemas más importantes que trabajar gratis para gente que no hizo nada por ella, pero mantuvo la mirada desinteresada.

— Lo que harán a continuación será divertido —siguió hablando— darán un paseo por todo el edificio para que lo conozcan, el día de mañana será el verdadero trabajo, se les asignará un grupo y cada día habrá una actividad diferente, deben de tener un credencial con su nombre y... les deseo suerte—concluyó con un tono más amigable y luego se fue dejando a los tres coordinadores a cargo.

Uno de ellos se subió en una silla levantando la voz para todos.

— Formen tres grupos, cada uno irá con un coordinador.

Andy fue el primero en buscar a su respectivo grupo de cinco personas.

— Desde ahora ustedes serán el grupo "F", trabajarán juntos en todas las actividades que se les asignen.

Los primeros dos grupos, con más de cinco integrantes, salieron y con una diferencia de un par de minutos, el grupo, ahora llamado "F", salió también a dar un recorrido por el edificio.

— ¿Qué hiciste? —volvió a insistir esa chica hermosa, pero entrometida.

Andy ya se encontraba explicando varias cosas acerca del funcionamiento de la empresa, sin embargo, Jane no prestaba ni la más mínima atención.

Giró la vista hacia Melissa, preguntándole con la sola mirada porqué tanta insistencia en hablarle.

Sin más remedio se quedó mirándola unos segundos, se dio cuenta que sus rasgos eran finos, piel clara y un poco de maquillaje.

— ¿Enserio quieres saberlo?

— Por supuesto —sonrió.

— ¿No crees que es algo íntimo?

— Si quieres puedo decirte lo que yo hice —Jane lo pensó, pero Melissa ya había comenzado a hablar— no es tan grave el exceso de velocidad.
Lo dijo con tanta naturalidad y sin avergonzarse que llamó la atención de Jane, algo tenía esa chica que era interesante.

— La curiosidad me mata… —dijo— ¿Cuánto tiempo te dieron?

Jane no lo iba a decir así de fácil.

— Debieron darte un instructivo —Melissa asintió con la cabeza— entonces sabrás que tendremos una reunión al finalizar esto, tal vez ahí lo diga.

— Podría esperar… soy muy paciente.

No se habló más del tema, más bien prestaron atención a su coordinador, quien hablaba acerca del funcionamiento de la institución, de los donativos y proyectos en los que invertían o tenían previsto invertir.

Señaló que a diferencia de las otras instituciones que simplemente se limitan a proveer víveres a familias necesitadas, HopeEdge se encargaba de la adquisición de terrenos para nuevas obras que beneficiarían a muchas familias, construcciones destinadas a ser refugios o albergues, además de la restauración de lugares naturales, como parques, lagos, etc.

Y todo eso se lo debían a los voluntarios que con una innovadora ideología aumentaban en número, y no solo eso, se realizaban grandes eventos con el objeto de recaudar fondos de empresarios que compartan su visión, y los fondos no solo salían de dichos eventos, sino que la fundación HopeEdge también incursionaba en el campo de la comida, ropa, maquillaje y otros, contando así con una cadena de restaurantes muy prestigiosa en la ciudad.

Andy habló acerca de que tenían la misión de expandirse a otros países, buscando por ahora empresarios extranjeros para que ese sueño se haga realidad.

Siguieron su recorrido hasta el estacionamiento donde les indicaron que si alguno tenía coche podría dejarlo ahí sin ningún problema.

Luego de ese pequeño recorrido, Andy los invitó a pasar la reunión en el mismo lugar, piso 3 oficina 5. Estando todos ahí cada uno tomó un asiento y lo posiciono formando un circulo, donde todos quedaron en silencio.

— Me da mucho gusto que estén presentes aquí, como ya saben, me llamo Andy, soy su coordinador y quisiera que ahora todos se presenten con su nombre, lo que hicieron y cuánto tiempo estarán con nosotros.
Uno de los hombres intervino en las palabras del coordinador.

— Me parece inútil y estúpido que todos digamos cuanto tiempo y porqué me metieron aquí.

Con una sonrisa que no parecía borrarse o alterarse de ninguna manera, Andy respondió amablemente.

— Desde ahora somos un grupo, un equipo y entre nosotros no debe haber secretos, así que me pareció buena idea decir lo que mencioné.

— Me llamo Kail —habló el mayor de todos, demostrando que a él no le afectaba en nada decir esa información— me dieron cinco meses aquí por altercado en público.

“inspirado” por el hombre, el tipo se puso de pie y habló.

— Soy Joseph, cuatro meses por consumo de bebidas alcohólicas en público.

— Me llamo Alex— continuó el menor de todos, sonriente como si estuviera en un campamento con amigos y demás— me dieron tres meses por no pagar un par de multas.

La siguiente fue Melissa, quien se levantó lentamente y se dispuso a hablar.

— Mi nombre es Melissa, es un placer conocerlos, me dieron cuatro meses aquí— Jane estuvo mirándola todo el tiempo, captando su atención— no es tan grave el exceso de velocidad, pero tuve un problema con el oficial que me detuvo— terminó por decir.

A vista de que faltaba Jane y claramente no tenía intención de hablar de nada, Andy tuvo que intervenir.

— Parece que nos falta una integrante más —se dirigió a Jane— ¿podrías decirnos tu nombre?

La chica rodó los ojos, estaba harta de ese lugar, no pasó ni el día completo ahí, pero ya lo odiaba.

— Jane —todos la miraron esperando mas información, sin remedio tuvo que decirlo— seis meses, conducción en estado de ebriedad, daños materiales, violencia contra un oficial de policía y resistirse al arresto.

Joseph enseguida soltó una risa asombrado, todos lo miraron, era increíble que con esos delitos menores no estuviera ya en la cárcel, Melisa por su parte quedó sorprendida como es que Jane no le tomaba importancia todo lo que dijo, el interés en ella había crecido aun más, ahora ya estaba decidida a conocerla.

Jane se volvió a sentar notando que ninguno despegaba la vista de ella, adivinando en que estarían pensando, en alejarse de ella tal vez, nadie quiere a un delincuente como amigo, pero de todos modos no le importaba en absoluto lo que pensaran de ella, y si decidieran mantenerse alejados mucho mejor, solo cumpliría su estadía en ese lugar y luego volvería a la meta que se propuso cuando decidió dejar su antigua vida.

Sin mas que añadir, Andy les dio unas pequeñas instrucciones para el día siguiente y los dejó ir, todos se retiraron apresurados, como si tuvieran cosas mas importantes que hacer, pero la verdad era que a nadie le importaba eso.

— Ahora ya lo sé —Jane saltó al escuchar esas palabras por detrás y muy cerca de su oído.

Era Melissa que se echó a reír por la reacción de la otra chica, ahora notablemente molesta, con la mano en el oído y sus mejillas de un tono rojizo, algo encantador.

— Lo siento —Jane no respondió, simplemente soltó un suspiro y volvió a su camino— ¿A dónde vas?

Esa chica no se iba a dar por vencida, y Jane estaba demasiado cansada como para seguir fingiendo que no le importaba en absoluto, pues Melissa era linda, no sabia aún si era agradable, pero era bastante linda, no todos los días conoces a una chica que en casi todo el día se la pasa molestándote y guiñando un ojo llamando tu atención.

— A mi casa, necesito descansar —los pasos de Jane eran largos y rápidos, Melissa era un poco mas lenta por lo que tuvo que apresurar su paso para estar al lado de ella.

— ¿Te acompaño? —preguntó un tanto agitada— ¿o te molesta la compañía?

De repente Jane dejó de caminar rápido y lo pensó por unos segundos en los que Melissa estaba atenta a la respuesta que le daría, tal vez un rechazo rotundo, o tal vez acepte la compañía, todo podía suceder, no la conocía bien, pero la atraía como un imán.

— No —sonrió con calma— un poco de compañía no está nada mal.

— Genial —respondió con una amplia sonrisa.
Ahora iban caminando a la par, sin prisa, y sin tanta charla, solo disfrutando de la caminata.

— Así que… seis meses —comentó Melissa.

— ¿Qué puedo decir?, me siento como una verdadera criminal —bromeó provocando una pequeña risa.

— ¿Y me puedes contar como fue que pasó?

Tal vez se había prometido hace poco nunca contarle a nadie de como fue que paró en ese lugar, pero Melissa ni siquiera tuvo que insistir para que le contara todo lo sucedido con lujo de detalles y no solo eso, sino escuchar una que otra broma de parte de la chica que no solo no molestaban a Jane, sino que le provocaban risa.

Se la estaba pasando bien, la charla era entretenida, y hubiesen quedado mas tiempo charlando de no ser porque ya habían llegado al destino de Jane, el condominio en donde vivía, Melissa no comentó nada, era un lugar común, no era un palacio, y tampoco un lugar de mala muerte, tan solo un departamento decente en el segundo piso, a donde Jane llegó acompañada de Melissa.

— Bueno, creo que aquí nos despedimos —Melissa retrocedió un par de pasos.

— ¿Te iras sola? —abrió su puerta— ya es tarde.

— A diferencia de ti, yo si tengo la capacidad de llamar a un taxi —bromeó nuevamente causando la risa sarcástica de Jane, que luego se volvió genuina.

Y se quedaron así, Jane no tenia ganas de entrar a su departamento y las piernas de Melissa no se movían de donde estaban.

Los segundos pasaban y ninguna se movía un centímetro, Jane buscaba las palabras adecuadas para decir algo, y Melissa pensaba en el posible rechazo que tendría si se acercaba más de lo debido.

Seguían mirándose mientras existía un silencio entre ellas, ni un solo sonido en ese lugar, tanto que se podía escuchar el ruido de la calle, de autos pasando cada cierto tiempo, de algunas personas, mujeres al parecer que hacían ruido con sus tacones que resonaban y hacían un pequeño eco, lo suficiente para que el sonido llegue hasta donde estaban las dos chicas sin el valor de decir o hacer algo.

Sin embargo, vida solo hay una, oportunidades muchas, pero jamás las mismas, asi que Jane tomó aire al mismo tiempo que Melissa decidía acercarse.

— ¿No quisieras pa… —no pudo terminar la oración porque Melissa ya se encontraba a centímetros de la chica, observando sus ojos y Jane sin ser capaz de alejarse.

— Dijiste que no te molestaba mi compañía— agregó a poca distancia de su boca, tanto que Jane podía sentir el cálido aliento que despachaba al respirar.

— N-no me molesta —respondió entrecortadamente.

No esperó más, Melissa unió sus labios en un corto beso que duró menos de cinco segundos, todo para que luego de separarse, ambas sintieran la enorme necesidad de otro y otro y otro beso, uno mas largo que el anterior.

Nuevamente ninguna tuvo nada que decir, el silencio volvió, con la diferencia que ahora lo que se escuchaba era el torpe sonido de sus pasos tropezándose por doquier junto a un suave sonido de prendas de ropa cayendo en el suelo o quedándose encima de la silla u otro lugar. Los jadeos eran constantes, uno que otro gemido salir de su boca provocaba un cosquilleo en el oído, y los besos, sus besos eran suaves y a la vez rudos, lentos pero necesitados, la noche fue demasiado corta como para poder disfrutar cada rincón de su cuerpo… aunque eso se podía arreglar.

Continua a leggere

Ti piacerà anche

2.6K 114 18
Cache +bughead au El hilo rojo del destino, eliminó toda distancia de cuatro chicos afortunados, jughead jones, Betty cooper, María José Garzón, y Da...
128K 9.5K 28
Hazel, una chica que es famosa en la escuela por agarrar a patadas a todos y ser muy extrovertida y Noah, la chica mas popular de toda la escuela, a...
1M 52.9K 37
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
1.9M 135K 90
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...