El valor de no prometer lo qu...

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Amelia tiene una enfermedad terminal que no le permitirá quedarse por mucho tiempo así que ha tomado la decis... Mere

Epígrafe
La metáfora no tan metáfora
Un día no tan perfecto
La pelea por la busqueda
Hasta las piedras tiene corazón
El falso cariño
Respuestas inconclusas
No es hora de despedirse
La ilusión del primer vestido
El recuerdo
La carta
Un regalo especial
El árbol
¿Qué hiciste?
El rumbo del destino
Eres tú
Las fotos
Pelota tira a oponente y regresa
Choque por error
Saber quien eres
Nuestro día
Mamá
¿Dónde estás?
Cretino
De regreso al hospital
No te vayas sin luchar
La despedida
Epílogo

El trébol

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Amelia

Despierto con el sonido de las máquinas del hospital que muestran que algo grave me ocurrió para estar aquí, pero en ningún momento abro los ojos ya que en mi mente aparece el recuerdo de Emilio acostado conmigo en el pasto bajo la lluvia la cual me hace sonreír levemente pero después recuerdo que no podía respirar y como Esteban buscaba mi medicina, algo preocupada suelto un quejido al no tener las suficientes fuerzas para sentarme pero siento unas manos y escucho la voz de mi padre lo que me hace abrir los ojos

– Lia no te muevas mucho, debes estar acostada - coloca su mano en mi frente asegurándose de que no tenga calentura – voy a llamar al doctor – gira su cabeza hacia un costado – Esteban quédate aquí por favor – deja un beso en mi frente y sale de la habitación, yo giro un poco mi cabeza y ahí está mi mejor amigo con un rostro preocupado acercándose a mi.

– ¿Cómo te sientes? – toma mi mano.

– Siento como la vez en la que nos caímos de la gradas solo que sin fracturas – mi comentario lo hace reír pero aun tiene su rostro preocupado.

– Me asuste mucho, esta vez fue muy diferente a las demás, en serio creí que te perdería – sus ojos empiezan a soltar pequeñas lágrimas – se que debí cuidarte más y tener tus pastillas listas, es mi deber cuidarte y estar alerta – se culpa pero yo niego con la cabeza.

– No es tu responsabilidad tenerlas, yo debía tenerlas en el cajón porque son mis pastillas – enfatizó al decir "mis".

– Aun así Lia, yo tengo tus pastillas de repuesto y me las olvide – comienza a peinar mi cabello y antes de que diga algo entra mi padre en compañía del doctor.

– Te dije que no quería verte en mucho tiempo Amelia – bromea el doctor viendo mi expediente a lo que yo rió un poco.

– Solo quería venir a visitarlo – bromeo y él rueda los ojos con diversión.

– Esperemos que no me visites constantemente – hago un puchero, él ríe mientras cierra el expediente y me ayuda a sentarme para se ver mis pupilas dilatadas, mis pulmones y mi ritmo cardiaco – al parecer estas muy bien a pesar de tu desmayo – escucho su voz con inseguridad pero claro que logra convencer a mi padre y a Esteban ya que sonríen pero se que el doctor debe decirme algo más ya que usa su típica excusa para hablar conmigo a solas – debo revisarla por última vez para verificar del todo esta bien, para ello deben salir de la habitación – les dice, ellos asienten emocionados y salen pero no sin antes escuchar a mi padre decir que llamara a mi madre para decirle que estoy bien. Al ver que salían de la habitación regresó a ver al doctor.

– Eres un pésimo mentiroso – lo acusó, él se encoge de hombros – y me sorprende que te hayan creído – me cruzo de brazos.

– Sabes que era necesaria esa mentira – se ríe por un momento pero al sentarse frente a mi me da una mirada triste – ya sabes de quiero hablar verdad? – estira su mano y desordena un poco mi cabello.

– Sí – asiento con la cabeza y lo miro esperando a que me diga.

– Amelia sabes lo peligroso que es que te expongas al frío, lo hemos hablado muchas veces, hace años casi te perdemos por la vez que escapaste del hospital y esta vez al menos te cambiaste de ropa evitando enfermarte no tan gravemente pero eso no quitó que tus pulmones se obstruyeran y el aire no ingresara a ellos – toma mi mano para frotarla suavemente, eso lo hace cada vez que tiene malas noticias, se que no me gustaran – esta vez estas grave porque el tratamiento no funciona, debes tomar medidas más adecuadas, si te expones va a haber un punto en el que tu corazón junto con tus pulmones dejen de funcionar y pase lo que tu yo sabemos aunque sabemos que ese momento se avecina en seis meses.

– Lo se pero ya estoy harta de tomar medicina, estoy harta de no poder nadar, estoy harta de haber renunciado a todo lo que amaba – las lágrimas caen pero las limpió rápidamente.

– Debes entender Amelia que si te expones más no vas a tener los seis meses de vida que aproximamos sino que este va a menorar a tres meses y viste la forma en la que tu padre y Esteban sonrieron al saber que estabas bien, los vas a destrozar al decirles que solo te restas tres meses a su lado – acaricia por última vez mi mano para ahora si ya levantarse y darme un beso en la frente ya que con el tiempo que pase aquí el me cuidaba y se convirtió en parte importante de mi vida – solo piensa en si lo que sea que hagas vale la pena – se acomoda su bata de doctor – ahora pon una carita feliz y en realidad espero no verte como paciente aquí otra vez, si quieres visitarme hazlo pero no de esta manera – me hace reir.

– Lo tomaré en cuenta – me río y él niega con la cabeza.

Cuando sale de la habitación pienso en que durante dos años no he hecho más que ir a consultas, someterme a tratamientos, tener recaídas que poco a poco acaban conmigo aunque no parezca, debo pensarlo ya que para mi seria facil irme en tres meses pero pienso en los demás y se cuanto le doleria a las personas que me quieren enterarse que de seis meses de vida paso a tres meses, ver al mi padre entrar a la habitación me hacen preguntarme en realidad si vale la pena.

– Acabo de llamar a tu madre, dice que si tiene tiempo vendrá a verte – hace una mueca al decir lo último y yo solo le doy una pequeña sonrisa mostrando que estoy bien – pero mira el lado bueno, el doctor dice que estas bien – sonrie.

– Eso me alegra mucho – sonrió pero me doy cuenta de que no está Esteban y mi rostro parece decirlo todo.

– Esteban se fue a comprar comida – dice a lo que yo asiento con la cabeza y se acerca a mí para darme besos por todo mi rostro – me asusté mucho cuando me llamaron del hospital.

– Lo siento mucho – me disculpo ya que se que de seguro me va a regañar por haber estado bajo la lluvia.

– No es tu culpa, tener uno de esos ataques es normal – al escuchar eso lo miro confundida, creí que el doctor le había dicho lo de la lluvia – el doctor dice que es por el cambio de estación que tal vez se mezcló lo de tu enfermedad con tus alergias – explica, yo solo asiento agradeciendo que el doctor no le haya dicho lo que en verdad ocurrió.

– Y cuando me puedo ir? – miró con una mueca a los cables conectados que tengo conectados al brazo izquierdo.

– Hoy mismo, tu salida es a las 1:30 p.m, así que solo faltan – mira su reloj – una hora, si quieres llamo a la enfermera para que te retire los cables y te puedas cambiar – sugiere.

– Si por favor – pido y él asiente y sale de la habitación.

Con cuidado me levanto de la cama y me acerco a donde esta mi ropa para buscar mi celular, al tomarlo veo llamadas perdidas de mi hermana pero ninguna de mi madre y eso me decepciona un poco ya que desde que nos enteramos que estaba enferma ella se alejó más de lo que ya estábamos y me trata con indiferencia como si no sintiera lo duro que es su rechazo, a pesar de ser siempre comparada con mi hermana tenemos una buena relación solo que algunas veces peleamos y explotamos pero a pesar de todas las peleas siempre esta para mi y me cuida cuando me quedo en casa de nuestra madre.

En lo que llega mi padre le marcó a mi hermana ya que sus llamadas deben ser porque se enteró de lo que ocurrió ayer, espero a que responda pero no lo hace así que la llamó por última vez solo que esta vez me responde su novio.

– Hola Lia – me saluda – Amanda te estaba llamando para saber como estabas, nos preocupamos mucho por ti – en su voz se escucha preocupación.

– Si Tommy solo tuve un ataque por lo del cambio de estación, pero estoy bien – uso un tono de falsa seguridad pero se que él no me va a creer ya que me conoce desde que era una bebé y sabe cómo cambia mi voz cuando estoy nerviosa, con miedo, cuando miento.

– ¿Qué pasó realmente? – pregunta con un tono que siempre me hace decir la verdad.

– Te lo voy a contar pero no le digas a mi hermana – pido.

– Espera – escuchó la voz de mi hermana al fondo preguntando quién llama y él le dice que soy yo, escucho una pelea pequeña por quitarle el celular hasta que se que ella ganó porque escucho su voz.

– ¿Cómo estás pequeña? – pregunta ella.

– Bien, solo fue un ataque por el cambio de estación – digo la misma mentira, a diferencia de Tommy, ella no sabe identificar cuando digo la verdad o no porque pues no pasó toda su vida conmigo así que es difícil que identifique mis distintos tipos de voz.

– Me alegro mucho pequeña, más tarde voy a pasar por la casa a verte – me informa.

– Está bien, solo avisame a la hora que llegues – le pido.

– Está bien, debo colgar pequeña pero ten cuidado y Tommy te manda saludos, te veo en la tarde – se despide.

Se que es extraño que el novio de mi hermana me conozca más que ella misma pero cuando éramos pequeñas a pesar de ser una familia unida nuestros padres peleaban constantemente, mi madre solía llevarse a mi hermana de la casa mientras que mi padre me llevaba a mi, pero un dia tuvieron una fuerte pelea y no vi a mi madre ni a Amanda por cinco años, siempre que le preguntaba a mi padre sobre ella pero el decia que estaba ocupada y en el tiempo que no las veia me sentia muy sola hasta que un dia un amigo de mi padre llegó de visita junto con su hijo de la edad de mi hermana, ellos nos contaron que el me conocía desde que era bebé y pues a pesar de la diferencia de edad nos llevamos muy bien y me trataba como su hermana pequeña.

Me conoce tan bien que solía enojarme con él ya que no le podía ocultar nada sin que él de alguna manera supiera lo que era sin que se lo dijera, estaba por recordar la vez en la que se enteró de que estaba enferma pero justo entra la enfermera y con cuidado me quita los cables.

Cuando se va la enferma comienzo a cambiarme con mucho cuidado de no tocar mi brazo izquierdo y al estar lista como niña pequeña me quedo en el sillón de la habitación sentada esperando a que venga a verme mi padre, en lo que lo espero me quedó viendo esta habitación ya que siempre que estoy en el hospital es en esta misma habitación donde siempre me ponen, aun recuerdo que en el sillón donde estoy sentada solían dormir alternándose mi padre, Esteban y Tommy o cuando solía vomitar por las medicina ellos se levantaban frotando mi espalda mandandome una corriente cálida a mi cuerpo como una señal de que estaban conmigo mientra decían una y otra vez que todo estaría bien.

Se que no debería recordar esas cosas porque me afecta pero no puedo evitarlo, aca sufrí tanto por todos los tratamientos que probé y nunca funcionaron, aca llore hasta no poder respirar por perder la fe con tantos tratamientos inútiles.

Estaba en trance al tener tantos recuerdos rondando por mi cabeza pero mi padre logra sacarme de aquello, lo regreso a ver con lágrimas en los ojos y se que quiere hablar pero niego con la cabeza queriendo salir lo más rápido posible de ahí.

En el auto veo a Esteban comiendo muy alegremente así que trato de igual manera sonreír pero puedo ver como por el retrovisor mi padre y él hacen una señal con la cabeza dado por entendido que es mejor esperar a que pase lo que sea que me haya ocurrido y después si lo quiero hablar escucharme o solo esperar que esté todo bien aunque no les quiera comentar lo ocurrido, camino a cada recuerdo que hoy iba a salir con Emilio así que algo avergonzada y con miedo le escribo un "hola secuestrador", estoy indecisa si enviar o no ese mensaje pero al enviarlo apago mi celular sin querer saber si me responderá o si me dejara en visto, esta acción no pasa desapercibida por Esteban ya que me mira muy confundido pero niego con la cabeza.

Al llegar a casa subo sin decir nada y me encierro en mi cuarto, puedo escuchar a Esteban detrás de mi puerta pidiéndome entrar pero solo digo que quiero estar sola y él comprende ya que esto ocurre siempre que vuelvo del hospital. Me sentía exhausta de todo lo que pasó hasta que mi celular comienza a vibrar, creí que era Esteban y estaba a punto de insultarlo pero al leer un "hola caperucita" mi cuerpo se enfrió por un momento, tengo suerte de que nadie esté conmigo porque exactamente estoy saltando encima de mi cama muy emocionada pero calmate Amelia es un simple saludo, me siento en mi cama y estaba por responder su mensaje pero él escribe primero.

– Sigue en pie lo del helado o te da miedo que te secuestre otra vez? – ruedo los ojos ante ese mensaje.

– Sabes donde vivo así que es mejor estar de buenas con el enemigo – me paro de la cama y empiezo a buscar mi vestido de flores cuando recibo otro mensaje.

– Lo tomaré como un nos vemos fuera de tu casa a las 3:20 p.m – responde él a lo que yo me río por el mensaje y veo que solo faltan treinta minutos asi que voy a bañarme lo mas rapido posible.

Soy un desastre completo ya que no puedo con los nervios, hace rato mientras me estaba bañando me equivoqué y estaba usando jabón para lavar mi cabello y shampoo para lavar mi cuerpo, me veo por última vez en el espejo y salgo caminando a paso apresurado por las gradas para ir a la cocina donde no veo a nadie así que supongo que salieron o algo por el estilo pero claro fue un grave error pensar eso ya que cuando entro a la sala ahí están todo reunidos y al verme se ven sorprendidos.

– Hola – saludo muy nerviosa queriendo morirme por no haber verificado bien ese detalle.

– Te bañaste y aun no veo la diferencia – me molesta Esteban.

– Cállate – lo miró con los ojos entrecerrados – amm... voy a salir – miro a mi padre esperando su desaprobación pero solo sonríe contento.

– ¿Con quién vas a salir? – pregunta Amanda cruzando sus piernas al igual que sus brazos.

– Con una amiga de seguro – responde mi padre contento pero al ver mi cara nerviosa y como juego con mis dedos cambia su mirada a una seria la cual provoca una risa a Esteban pero deja de hacerlo cuando mi padre lo regresa a ver al igual que a mi.

– ¿Vas a salir con un chico? – pregunta Tommy con una ceja enarcada y con un tono enojado – ¿Como se llama?¿Lo conocemos?¿Estudia en tu colegio?¿Sabe que se usar un arma? – me aborda con preguntas que me hacen reir y a todas niego con la cabeza – ¿No sabes su nombre? – me mira confundido.

– Lo se pero no te voy a decir – me acerco a tomar las llaves de la gaveta y al estar ahí veo el auto de Emilio fuera de la casa – me voy – me despido con la mano de todo y salgo trotando para que no vean con quien salgo, al llegar al auto Emilio me ve muy feliz – arranca el auto – lo apresuro mientras me pongo el cinturón de seguridad.

– ¿Por qué? – pregunta confundido encendiendo el auto.

– No preguntes – el acelera el auto y nos vamos de ahí a tiempo ya que justo vi como la puerta se abría mostrando a mi padre y a Tommy enojados, solo espero que no le hagan preguntas a Esteban ya que él al sentirse presionado habla demás y no quiero que les cuente nada.

– ¿Ya me vas a decir porque acabamos de huir? – habla tras pasar tres cuadras lejos de mi casa – ¿te escapaste? – me regresa a ver sin poder creerlo.

– ¡No! – le grito pero me calmo al instante – solo que... mi padre es algo estricto ante la idea de salir con un chico así que pues no quería causar un problema – lo miro nerviosa.

– Lo sé – me dice lo que me hace regresar a verlo sorprendida ya que dice conocerme pero no creí que también conocía a mi padre.

– No cabe duda que eres un acosador y secuestrador – saco mi celular para conectarlo a la radio de su auto.

– No lo soy – lo regreso a ver sin creer en absoluto lo que dijo – tal vez un poco pero hay una buena razón por la que lo conozco – se excusa.

– ¿Cúal es? – le pregunto mientras pongo una de mis canciones favoritas.

– ¿Te gusta la música antigua? – alza el volumen de su radio para ver si en realidad se está reproduciendo música de ABBA.

– Si, es la mejor del mundo – disfruto de la canción ya que mi padre es amante de estas canciones y al escucharlas tantas veces también creció un gusto en mí por estas.

– Eres la única chica que he conocido que le gusta este tipo de música – dice haciéndome sentir especial pero ruedo los ojos al escuchar lo siguiente que dice – eres como una señora mayor en el cuerpo de una joven pequeña – bromea.

– Muchas gracias – lo digo de manera sarcástica – pero al menos valoro la buena música.

– Yo no digo que no pero es divertido burlarse de tu altura – me guiña un ojo pero yo hago un puchero.

– Nunca respondiste a mi pregunta – le hago acuerdo.

– Muy pronto lo sabrás – se hace el misterioso y me río mientras lo observo pero frunzo mi ceño al ver un hematoma en su pómulo.

– ¿Qué te pasó? – toco el hematoma con cuidado pero eso no quita que se estremezca ante el tacto.

– Tuve una pequeña pelea – su cara se torna con algo de molestia como si recordara lo que ocurrió, me gustaría preguntar con quien y porque pero se que tal vez es algo privado y no le gusta hablar de eso asi que quito esas pregunta de mi mente.

– Se que no quieres hablar y me conformo con saber que estas bien – mis palabras hacen que me regrese a ver, le doy una sonrisa comprensible para darle por entendido que estamos bien.

Ahí queda la conversación ya que veo como llegamos a la heladería y bajó apresurada como niña pequeña aunque me regreso al ver que no está detrás de mí Emilio así que me toca regresar para tomarlo de la mano y apresurar su paso ya que en esta heladería se que no dura mucho mi sabor de helado favorito y en verdad espero probarlo después de mucho tiempo. Cuando entramos veo como están exhibidos los distintos sabores de helados, regreso a ver muy feliz a Emilio y tiró de su mano para que veamos cuántos sabores hay, pasamos y pasamos distintos sabores de helado pero no hay el sabor que yo quiero así que regresó a verlo algo triste pero me sorprende ver que él toma mi mano para acercarme a donde una chica saca del congelador dos botes con helado, estoy muy extrañada ya que no comprendo nada pero Emilio paga los helado y me saca de la heladería. El no me dice nada ya que a toda prisa me lleva a un parque frente a la heladería, parece que busca algo con la mirada y al parecer eran unas bancas ya que al verlas sonríe y me lleva para sentarme ahí, aun estoy confundida pero él pone los helados en medio de nosotros y empieza a hablar.

– Sabía que a esta hora tu helado favorito ya estaba terminado – nadie sabe mi helado favorito excepto las personas que me conocen bien y saben que mi frase favorita sobre este es "soy tan fiel que toda mi vida he escogido el mismo sabor de helado" así que lo veo muy improbable que de verdad sepa pero dejo que continúe – pero compre un bote de tu helado favorito.

– No creo que sepas cual es pero te dejare intentarlo – me cruzo de brazos mientras él acerca a mi el bote, lo miró con los ojos entrecerrados pero terminó por tomar el bote y esperar a que me mire para que vea mi reaccion al ver que no es – estás listo para perder? – lo desafío.

– Adelante – me hace una señal para que abra el bote y me quedo fría al saber que si mi sabor de helado favorito – por tu cara se que le atine al sabor – despego mi mirada del helado para poder verlo y en verdad está disfrutando de esta situación – me subestimaste Amy – niega con la cabeza.

– Sabes muchas cosas de mí – frunzo el ceño – pero no voy a decir nada ya que de seguro me quitas mi helado – abrazo el bote protectoramente.

– Te pareces mucho a un monito bebé que protege su comida – me compara.

– No me molestes y mejor hablame de ti porque al parecer sabes todo sobre mi – tomo la cuchara que está pegada en la tapa del helado.

– ¿Qué quieres que te diga? – me pregunta robando un poco de mi helado a lo que hago una mueca mostrando mi desaprobación ante eso.

– Mmm – meto una cucharada de helado a mi boca y hago una seña de que espere hasta que me acabe el helado dentro de mi boca – ¿Tienes hermanos?

– Tengo una hermana – le da una bocanada a su helado.

– ¿Solo eso? No me vas a decir como se llama? – lo miro seria.

– No preguntaste su nombre – se defiende haciéndome rodar los ojos.

– Entonces ¿Cómo se llama? – dejo de comer mi helado para verlo atentamente.

– Se llama Valeria – responde con tono dulce.

– Ah.. – respondo sin saber que decir ya que ayer que respondió una llamada creí que hablaba de su hermano pero creo que solo fue una confusión de mi parte, para dejar aun lado ese tema se me ocurre una idea para continuar con la conversación - mmm siguiente pregunta - me acomodo en el asiento - ¿Cuando cumples años? - saco mi celular para desbloquearlo y entrar al calendario lista para anotar su fecha de cumpleaños.

– El 01 de diciembre – anotó la fecha y la pongo en recordatorio como "cumpleaños del secuestrador/acosador" para que todo ese día me lo recuerde mi celular – ¿Qué haces? – pregunta al ver como suelto una risita al poner el recordatorio.

– Mi memoria al igual que la tuya falla así que si llegara a olvidar el día de tu cumpleaños, mi celular – se lo muestro – me lo recordara.

– Esperaré un obsequio ese día – cierra su bote de helado.

– Tal vez te lo dé – sonrió haciendo lo mismo ya que estoy llena, siento como mi celular vibra y veo que es mi padre recordandome que hoy por primera vez voy a asistir a un compromiso anual donde todos sus socios y amigos llevan a sus hijos para aprender sobre el negocio familiar, al principio no quería llevarme pero terminó por aceptar – debes regresarme a mi casa antes de las 7:30 p.m – le aviso.

– Desde cuando los secuestradores regresan a sus víctimas a las horas que piden? – yo lo miro con una ceja levantada y él asiente mientras toma el bote de helado de mi brazo para guardarlo en una funda y así tomar mi mano para hacer que me levante del asiento – antes de regresar debemos hacer una última cosa – comienza a caminar.

– ¿Qué vamos a hacer? – pregunto aun sin moverme de donde me dejó parada pero al ver como se aleja miro a todos lados y apresuró el paso hasta llegar a su lado y tomar su mano suelta – vamos a hacer algo ilegal? – pregunto.

– Tal vez – responde muy confiado a lo que yo lo miro con los ojos abiertos – no vamos a hacer nada que te meta en problemas – me asegura para que me calme.

– Eso espero porque nunca he estado en una celda y no pienso estarlo jamás – agito su mano de arriba a abajo.

– No es tan malo como crees – me asegura haciendo que pare frente a su auto y lo mire esperando una explicación – ¿Qué? No sabía que apostar en peleas clandestinas era ilegal – se encoge de hombros inocentemente.

– Por algo se las llaman clandestinas – digo como si fuera lo más obvio – y dime como es? – pregunto muy ilusionada ya que he escuchado a mis compañeras hablar de peleas y carreras clandestinas pero nunca he podido ir a ninguna, mi padre siempre me ha contado que de joven solía ir pero como sabe que son peligrosas no se me tiene permitido ir.

– ¿Qué es que? – me pregunta muy despistado sobre el tema del que hablamos pero al verlo con una mirada de no hablas enserio comprende todo – Ah... pues como te digo son clandestinas? - responde sin saber que decir realmente.

– Vaya manera de describirlas – asiento con los ojos cerrados intentando no golpearlo.

– Es que no se que decirte, pueden ser peligrosas si vas sola o sin una persona que conozca sobre estas – abre la puerta del copiloto para que entre, cierra la puerta cuando entro y espero ansiosa a que entre al auto para que sigamos hablando de esto, entre mi pienso en si tal vez podría llevarme a una si se lo pido pero no creo que me lleve ya que sería muy molesto llevar a alguien como yo a la que debes de cuidar porque no conozco nada sobre eso.

– Debe ser emocionante – sonrió imaginando cómo se debe sentir la adrenalina al ver a los autos corriendo a tal punto de escuchar al motor.

– Se lo que estás pensando – mira mi rostro ilusionado – pero ir allí es muy común y me gusta lo extravagante – al escuchar ya de por sí que no me va a llevar me siento algo triste pero al escuchar el resto lucho por no gritar de la emocion – asi que vamos a hacer demasiadas cosas estos tres meses de otoño, cada semana vamos a tener una aventura distinta y así vamos a completar doce aventuras – finaliza.

– Esa idea me gusta – trato de ocultar mi tristeza – al finalizar los tres meses te voy a dar un regalo por esos tres meses de diversión - pienso en un forma de como hacer que el día de partir llegue sea menos doloroso para él.

– No debes darme nada – niega con la cabeza – pero no me voy a negar – retira su mirada de mi para buscar ahora canciones de su tipo ya que algo que descubrí sobre él es que no puede conducir sin música.

Todo el camino me la paso pegada a la ventana pensando en que voy a hacer daño a otra persona que puedo ver en su rostro está roto, por su forma de ser se que lo han lastimado de una manera incomprensible como para que ahora llegue yo a hacerlo también, sé que solo vamos dos días conociéndonos pero sentir una coneccion al instante de esas que solo se dan una vez en la vida, es como electricidad y sientes que van en una misma sintonía, la última vez que sentí algo así no fue tan fuerte como esta vez, ahora al fin comprendo de lo que todas las películas y libros hablan de cuando encuentras al indicado y si puedo decir que es cuestión de tiempo de esperar al indicado aunque no me quede mucho tiempo con él pero sin importar toda la mierda de vida que llevo aprovechar al máximo con él.

– ¿Qué tanto piensas en esa cabecita? – llama mi atención al mismo tiempo en el que estaciona su auto.

– En qué tal vez podrías secuestrarme de verdad – retiro el cinturon de seguridad y lo regresó a ver pero todo se vuelve negro ya que me tapa los ojos con una banda – ahora si esto parece secuestro – comentó intentando encontrarlo con mis manos pero se que en imposible ya que escucho como cierra la puerta del auto, no tarda unos segundos en abrir la puerta a mi lado y ayudarme a bajar del auto solo que me resvalo pero logra atraparme.

– Tienes unos pies muy torpes – lo escucho burlarse de mí.

– Ya lo sé, no hace falta que me lo recuerdes – me paro firme aunque no pueda ver nada y él me ayude a caminar – sabes si me dejaras ver tal vez no te daría tanto trabajo – intentó convencerlo.

– Buen intento, pero ya mismo llegamos – me ayuda a subir unos escalones y diablos se podría decir que si me estoy asustando un poco pero siempre se debe mostrar confianza y no temor.

Aproximadamente he subido unos quince escalones y me siento exhausta pero esta se quita cuando Emilio quita la venda de mis ojos dejándome ver algo parecido a una cabaña, no entiendo muy bien a qué vinimos acá asi qie empiezo a caminar para ver las distintas cosas que hay pero algo que no me queda muy claro es que si esto es una cabaña porque subimos escalones, el me hace una seña con la cabeza para que me acerque a una ventana grande al frente de nosotros, al ver por ella me doy cuenta de que es una casa del árbol, siempre quise una pero mi madre nunca lo autorizó ya que decía ser una pérdida del tiempo pero ahora estar en una se siente increíble.

– Me encanta – me acerco a él y lo abrazo pero siento como se estremece un poco casi como si estuviera incomodo asi que me separo de él - lo siento, no sabia que no te gustaban los abrazos - doy un paso asi atras y fijo mi atención en cualquier cosa que no sea él.

– No es eso – dice rápidamente – solo que no me han dado un abrazo en años, solo mi hermana - escuchó su voz triste y antes de preguntar el porqué, él continúa hablando - me he alejado de las personas durante varios años y no dejo que nadie forme parte de mi vida porque las personas tarde o temprano se van y perder a alguien más en mi vida es algo que no toleraría - me da una mirada triste - y creeme que un abrazo para mi no es algo como para el resto - se gana mi atención y se que me arrepentiré por lo que voy a hacer.

– Te prometo que no me iré – lo miro pidiéndole permiso para abrazarlo y él asiente con la cabeza - me quedaré contigo hasta el final – le doy un abrazo muy cálido y oculto mi rostro ya que se que estoy prometiendo algo imposible pero verlo tan destrozado también me destroza a mí y sé que al menos tener una rayo de esperanza y felicidad ayuda más de lo que alguien puede creer.

– Gracias por estar aquí – acaricia mi cabello y deja un beso en este.

No nos separamos del abrazo durante unos cuantos minutos y esto provoca que lágrimas se formen en mis ojos, se que prometi estar en una burbuja lejos de negatividad pero tener en mente esto cambia las cosas, solo espero lograr hacerlo feliz estos meses, se que no podre cambiarlo pero al menos lograré hacerlo feliz.

– No llores Amy – limpia una lágrima que cae por mi mejilla.

– No estoy llorando – me río – entró muy fuerte el viento a mis ojos y me hizo lagrimear - intento excusarme.

– Si claro – dice de forma burlona a lo que yo lo golpeo para que se calle - que agresiva eres – me empuja.

– Oye, no me trates así – lo empujo pero a diferencia de mí él ni se mueve porque mi fuerza es minúscula - ¿porque eres tan pesado? –intenté empujarlo una vez más pero no puedo.

– Es músculo Amy, compara mis músculos con los tuyos – arremanga su camiseta para ver perfectamente su brazo musculoso y ponerlo a lado del mío – haz fuerza – dice, yo le hago caso y el hace lo mismo, claramente se ve así sea sin hacer fuerza quien es mas musculoso por lo que bufo.

– Deja de presumir que eres más fuerte que yo - retiro mi brazo y caminó hacia donde están distintos libros y sillones, me pregunto cómo es que no se ha caído ya que esto es mucho peso y hay una gran probabilidad de que en cualquier comento se caiga todo y con suerte tal vez nosotros con ellos.

– No te enojes – toma mi mano llamando mi atención - mejor, ves el cajón de allá – señala cinco cajones en fila.

– Hay cinco cajones – los señalo uno por uno.

– El del medio – me tomó de los hombros y me acerca a este - dentro hay una sorpresa para ti – levanto la cabeza algo dudosa y el alza sus manos dándome a entender que no es ningún truco.

– Pobre de ti que sea un ratón o algo por el estilo - lo amenazó.

– No es nada eso – suspira – solo abrelo y si es algo malo me metes a una bañera con hielo – se que no bromeaba con eso así que asiento con la cabeza, me giro para abrir el cajón con rapidez y con los ojos cerrados ya que no pienso ver que es hasta que se escuche algún sonido.

Abro los ojos y veo una cajita abierta con una pulsera dentro pero sin ningún dije, la tomó con mucho cuidado y la veo detalladamente, me la pongo y estaba por agradecerle por el regalo pero el me entrega otra fundita de tela.

– ¿Recuerdas que te dije que íbamos a tener doce aventuras? – me pregunta tomando mi muñeca para ver la pulsera y yo solo asiento –en cada una te voy a dar un dije y así vas a completar la pulsera - me sonríe, nunca nadie había hecho algo asi por mi y en verdad me gusta.

– Gracias – me paró de puntillas para alcanzar su mejilla y la beso.

No veo su reacción ya que me voy a sentar a un sillón no muy lejos de él para abrir y descubrir cuál será el primer dije, cuando lo tomo en mi mano veo que es un trébol de cuatro hoja pero no solo esta eso sino que también lleva una frase adjunta que dice:

Encontré que el trébol representa esperanza y eso es lo que significas para mi, me creía un caso perdido pero contigo vi la luz de la esperanza, creeme cuando te digo que cada cosa contigo es una nueva aventura y en realidad sueño con la linda sonrisa que de seguro tienes ahora

Efectivamente tenía una sonrisa en mi rostro, nunca me hubiera imaginado que el chico frío al que en casi todos lados le tienen miedo podría ser así de dulce, se que solo debes de conocerlo y entrar a su corazón ya que en fondo está el verdadero Emilio.

Me levanto de mi asiento y me acerco a el que está en el mismo lugar donde lo deje.

– Me gusta este significado – suspiro – confío en la esperanza – tomo su mano - tu eres mi rayo de esperanza al final del túnel - lo miro a los ojos pero esos ojos hacen que mis mejillas se calientan así que desvié mi mirada.

– Te ves como un tomate - se burla de mí - pero eso no quita que eres linda - me sonrojo mas al escuchar eso, tapo mi rostro con mis manos sin poder creer lo roja que debo estar.

– Mejor vámonos - camino delante de él para que no me mire.

Al ver que la puerta está abierta prácticamente bajó volando para ver si la brisa ayuda a estabilizar en color de mis mejillas, siento que funciona y segun la camara de mi celular ya tengo mi color normal así que camino rápido para llegar al auto ya que Emilio bajó detrás de mi y pues fue al auto para esperarme.

– ¿Ya estás mejor tomatito? - bromea mientras me subo al carro, acaso cree que es divertido verme así porque para mi es terrible.

– Si - suelto un bufido.

– Ya no estes enojada - se gira a los asientos traseros para tomar el resto del helado que sobre - ten - se gira y me lo da - come mientras llegamos a tu casa.

– Pareciera que me quieres engordar - abro la tapa con rapidez y le doy un bocado al helado que ahora más que helado parece sopa pero no me importa ya que de todas maneras es delicioso.

– Eso es mentira - toma con su dedo un poco de mi helado para manchar mis mejillas de ambos lados - ahora pareces una guerrera - suelta carcajadas.

– Ja ja y ahora tu - tomo helado con la cuchara y la pongo en la punta de su nariz - pareces un payaso - le saco la lengua de forma muy infantil.

– No me molesta siempre y cuando seas parte de mi show o prefieres ser el público? - enciende el auto.

– Me gusta ser espectadora - dejo de mirarlo para volver a comer mi helado, él arranca el auto y vamos de vuelta a mi casa.

En el camino vamos escuchando música de la radio ya que nuestros celulares se quedaron sin batería, realmente me encanto pasar un dia con el y quiero que ya sea la próxima semana para saber qué aventura me espera, en menos de lo que pensé ya estábamos parqueados afuera de mi casa mientras yo me debatía en si entrar o no.

– Gracias por salir conmigo - me agradece.

– Gracias a ti por soportarme y por el regalo - muevo mi muñeca mostrando la pulsera - ¿Qué vas a hacer en la noche? - pregunto no queriendo irme.

– Debo ir a una reunión con mi padre y créeme que esas reuniones son las más aburridas del mundo - hace como si se durmiera mostrándome que en realidad si son aburridas pero tal vez solo lo toma así porque no es su típico ambiente - ¿Y tu? ¿Acaso vas a extrañarme toda la noche? - levanta sus dos cejas de forma coqueta.

– Voy a salir con alguien - miento y su cara no tiene precio, de estar feliz pasó a su típica cara de chico frío y sin sentimientos, quiero reirme pero quiero saber el resto de su reacción.

– ¿Con quién? - veo como aprieta su puños y como su mandíbula se marca de lo enojado que está.

– Con un hombre que amo, es alto, algo mayor para mi - empiezo a describir a mi padre y cada palabra que pronunció lo hace enojar más.

– ¿Cómo se llama? - se que está conteniendo sus ganas de golpear a alguien así que es mejor terminar con eso rápido.

– Dante - al decir el nombre el me mira con una cara de incredulidad y puedo decir que su enojo se fue por la cañería.

– Es tu padre - afirma y yo asiento con la cabeza.

– Nunca me dejaste terminar - doy una sonrisa de falsa ingenuidad, él me mira algo enojado pero se le pasa cuando le guiño un ojo.

– Estaba a punto de bajar y golpear ese basurero - señala uno no muy lejos de aquí.

– Debemos controlar tu ira - beso su mejilla sin que se de cuenta de que lo iba a hacer - pero tal vez otro día lo hagamos - bajo del auto y entro a toda velocidad a mi casa.

Cierro mis ojos tratando de ocultar unas ganas inmensas de gritar, aun no escucho que el auto se va así que corro a las ventanas de la sala, con cuidado asomo mi cabeza y veo ahí a Emilio con una sonrisa en su rostro, no puedo creer que él se sienta igual que yo cuando él toma mi mano o acaricia mi cabello.

– ¿Qué estás viendo Lia? - pregunta mi padre detrás de mí haciéndome saltar y dejar de mirar por la ventana.

– Nada - contestó muy nerviosa, se que es capaz de salir y espantar a Emilio.

– Mmm - empieza a analizar mi rostro y se da por vencido - mejor anda a cambiarte que salimos en una hora - me avisa.

– Me voy - corro pero me tropiezo con mis pies y caigo, no toco el suelo ya que mi padre alcanza a atraparme - gracias - me pongo recta y beso su mejilla para ahora subir caminando rápido.

– ¡Límpiate esa cara Lia!¡No estás en un campo de concentración! - lo escucho gritar desde abajo, me maldigo mentalemente ya que había olvidado que aun estaba manchada la cara.

Mientras me arreglo no puedo dejar de sonreír ante cada recuerdo, tampoco puedo dejar de mirar la pulsera junto con el dije, voy uno de doce, se que al estar más próximo al doce significa que la aventura se acaba y junto con ella mi vida. Unos toques en mi puerta llamaron mi atención y claro es mi padre.

– Te ves hermosa Lia - se acerca y me hace girar - no estoy seguro de querer llevarte - usa su tono de padre celoso.

– Esta es la única vez que asistiré -le recuerdo ganándome una asentimiento de su parte.

– Lo sé, espero que no te aburras aunque Danilo me aviso que Esteban también iba a ir así que si te aburres me avisas y te puedes ir con él - mi padre me conoce tan bien que sabe que probablemente haga eso si en realidad esa fiesta llega a tal punto de querer hacerme dormir.

– Gracias padre - lo abrazo - quiero hacer algo - murmuró en su oído, él se separa del abrazo y me mira enarcando una ceja no tan confiado.

– Nunca tuve fiesta de quince y no vas a poder bailar conmigo el dia de mi graduación así que bailemos ahora - me alejo para buscar música lenta casi como vals.

– Cuidado y me pisas - me advierte, tengo buena coordinación para bailar cualquier ritmo excepto ese, se podría decir que en verdad apesto.

– Tranquilo, no voy a pisar tus zapatos - tomó su mano y comenzamos a bailar.

– Voy a extrañar tus locuras Camila - me llama de esa manera haciéndome rodar los ojos.

– Nunca entendí porque me decias asi - me hace dar una vuelta y sonrió orgullosa por no caerme y por no pisarlo.

– Las veces que estuve contigo, de pequeña eras muy indecisa, siempre decías no quiero y luego luego estabas pidiendo y en ese entonces a las personas así como tu se las llamaba Camila así que he ahí el origen de tu apodo - me hace dar otra vuelta muy feliz de saber que no he tropezado ni una vez.

– Creí que era porque así me querían llamar antes de ponerme mi nombre - me encojo de hombros y dejamos de bailar ya que solo era una música muy corta.

– No, en realidad tu nombre tiene una gran historia - se sienta en mi cama - recuerdo que el dia que tu madre te trajo al mundo me llamaron mientras yo estaba leyendo el periodico y justo lei ahi el nombre de una jugadora de futbol llamada Amelia asi que corri al hospital, ni bien llegue te llame Amelia asi que te quedaste con ese nombre - me mira con una sonrisa, se que mi padre siempre trata de ser fuerte para mi y no demuestra que está triste aunque muchas veces lo he escuchado llorar pero no me queda nada más que hacerlo sonreir.

– Creí que era por alguna empresaria famosa - me encojo de hombros haciéndolo reír.

– No Adhara - me molesta con mi segundo nombre a lo que yo frunzo el ceño - no entiendo porque no te gusta tu segundo nombre - se levanta de mi cama para caminar de salida.

– Porque mi madre me lo puso - para en seco y regresa a verme triste - se que no debería molestarme pero lo hace - me acerco a mi armario para tomar un bolso de mano pequeño que combina con mi vestido verde esmeralda.

– Aunque no lo demuestre si te quiere y creeme que tu segundo nombre tiene el significado más hermoso del mundo, algun dia lo entenderas - no comprendo lo ultimo pero él calla y salimos de mi habitación para ahora si ir al evento.

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