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By AndyPanda-14-zzz

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Lo que toca el alma, no se olvida. More

Prólogo
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Final (1)
Final (2)

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By AndyPanda-14-zzz

Malas noticias

Desmond

— No puedes hacer esto — Dice Ekaterina tratando de zafarse de las cadenas que están pegadas al techo.

La Ekaterina que encontré al llegar no era la misma que estaba viendo ahora. Estaba temblando y buscando desesperadamente con la mirada una salida.

Ya era momento de deshacerme de ella, mi hijo ya no necesitaría de ella y Briana ya no será débil por juntarse con ella, está mujer que solo ha sensibilizado a mi hija Briana, tanto para que mi propia hija me rogara para que la dejara ser libre, me hizo prometerlo y lo estaba cumpliendo, había dicho que lo haría a mi manera y... lo estoy haciendo.

— Te dije que te mantuvieras alejada de Briana, no hiciste caso y ahora pagarás las consecuencias de eso — Digo mientras preparo la jeringa que contenía la dosis que había creado mi hija.

— Tú eres quien va a pagar las consecuencias, Desmond — Sonrió de lado — Estoy segura de que tu muerte será digna de alguien como tú.

— Pero primero las damas, señora Petrova.

Y haría que sufriera lo suficiente por haberse entrometido en lo que no le debería de haber importado. Mañana escondería a la mocosa en las jaulas que tenía preparadas, luego me iba a deshacer de ella, pero por ahora solo iba a ser Ekaterina.

No le había dado ni un minuto para despedirse de su hija, la mocosa ahora mismo estaba llorando en la habitación, estaba sola. Ekaterina estaba sufriendo desde ya, pero eso no es suficiente, aquello nunca es suficiente para mi.

— Y tu hija se reunirá contigo después — Se agita con fuerza y las lágrimas le empapan el rostro enrojecido — Nada me quitará la satisfacción que tendré ahora mismo, Ekaterina, y por mucho que quieras ver mi descenso, no podrás, porque ahora mismo la que tendrá el descenso, vas a ser tú.

Pasó un algodón por su brazo y ella se retuerce queriendo evitar lo inevitable. Pongo los ojos en blanco cuando empieza a maldecirme, así que entierro la aguja sin ningún tipo de piedad, sin importarme que se haga daño en el proceso.

Ella suelta un jadeo de dolor cuando la dosis entra por completo en su sistema.

— Y ten en cuenta que tu pequeña niña, va a pasar por lo mismo que estás sintiendo ahora mismo — Sonrió cuando su mirada temerosa se encuentra con la mía — Nos vemos en el infierno, querida — Digo antes de que su cuerpo empiece a agitarse con violencia, las cadenas hacen tanto ruido que la suelto y su cuerpo cae al suelo. Espuma sale por su boca y sus ojos se vuelven completamente blancos.

Me quedo ahí, parado, observando como su cuerpo sufre. Aquello es tan placentero, tan fascinante que mis ojos no se pierden ningún detalle. Pronto los siguientes en pasar por esto sería Balderik y los engendros que procreó con mi mujer. Si todo sale como planeo, Brigid saldrá ilesa y no pasará por lo mismo, eso solo si tiene suerte.

Agarro la siguiente dosis, estoy seguro de que esto no lo va a poder soportar, su cuerpo ya era mucho más débil cómo para soportar algo más letal.

— Que desperdició — Digo en cuanto me inclinó para inyectarlo. El cuerpo de Ekaterina se sentía como una piedra, aún estaba teniendo convulsiones, pero su cuerpo ya había optado por ponerse rígido.

Hasta aquí llegó Ekaterina Petrova. «Una menos»

— Quémalo — Le digo a la capitana — Pero deja algo de ella para que sepan cómo fue que falleció.

«Será una gran noticia para Brigid»

Pienso y sonrió en cuanto una imagen de ella llorando me satisface aún más y estaba ansioso por tenerla frente a mi.

Por ahora, mi suerte sería que Briana se mantenga alejada de aquí porque las jaulas estarían cerca y donde estaría la hija de Ekaterina.

Me acerco a la cuna y sostengo a mi hijo. Está bastante despierto y empieza a removerse entre mis brazos, lo vuelvo a dejar en la cuna y aún así eso no evita que empiece a llorar.

«Otro problema que tendré que resolver»

Brigid

La primera semana de Octubre pasó demasiado rápido. Se sintió de esa manera desde que Balderik y Araziel salían con mucha más frecuencia, estaban buscando un lugar solo para Araziel, aquel que ya estaba empezando a instruirse para ser el jefe de la Cosa Nostra algún día.

Lo que más me dolía era que Araziel quería quedarse aquí, en Sicilia.

Habíamos vuelto solo para estar con nuestro hijo un tiempo más. Araziel parecía no estar preocupado o por lo menos no se veía un poco triste de que ya no estaría viéndonos la mayor parte del tiempo, al menos no a mi. Yo ya lo estaba echando de menos a pesar de que lo había visto hace menos de una hora.

— Mamá — Se acerca Denzell con el teléfono de la casa en la mano — Te habla Jez.

— Gracias, cariño — Agarro el teléfono y Denzell se sienta junto a mi para ver la televisión — Mi niña ¿como va todo?

— Ya mejor, mamá — Suelta un largo suspiro — ¿Sabes cuando regresa Araziel? Mi abuela quiere que comamos un poco de la tarta de manzana que quiere preparar, dice que es una receta que vio en internet y lo quiere hacer, pero solo si está Araziel — Hago una mueca.

Emily al parecer se estaba refugiando mucho en la cocina, según la psicóloga quería mantener la mente ocupada de Emily con algo que ella quisiera hacer y es siempre hornear postres. Lo cual salió un poco mal en los primeros días, pero después de que al fin logro hacer un pastel con cubierta de azúcar glaseada, siguió probando más recetas que sacaba de internet, supongo que por eso Araziel se tomaba más horas en el entrenamiento.

— Está buscando un departamento, hija, dudo que vaya a Londres por las siguientes dos semanas.

Suelta un bufido, ella tampoco estaba muy contenta de que su hermano se fuera a vivir solo.

— Lo llamaré después, quizás si le digo lo de la tarta de manzana quiera cambiar de opinión y venir aquí conmigo — Sonrió divertida — Le diré a la abuela que prepare churros y chocolate.

— Ya tiene un postre nuevo que dice que es su favorito, espero adivines quien fue la persona que se lo inculcó.

— ¿Las barandillas de fruta y bombones bañados en chocolate blanco? Milenka — Suelto la carcajada — En el cumpleaños de Araziel pude ver que preparo aquello y se lo dio a probar a mi hermano, resulta que ya es su favorito, que sospechoso — Bufa — Mi hermano ya está enamorado, eso es lo qué pasa, por eso no me sorprende que busque un lugar allá en Sicilia y menos que quiera estar solo, es obvio que quiere estar con ella — Hago una mueca. «Lo mismo pensé» — ¿Puedes creerlo, mamá? Nos está cambiando por una chica de la Bratva y ni siquiera sabe si ella está igual de enamorada o no.

— Cuando te enamores, lo entenderás — Suelta un gruñido como si aquello no fuera de su agrado — ¿Acaso es tan malo? ¿Tu padre y yo cometimos algún error?

— No, pero mi papá es... mi papá — Suspira — Está claro que encontrar a un chico que supere a mi padre, es imposible, no hay ninguno que ame más de lo que mi padre te ama a ti y a nosotros — Hago una mueca sabiendo a que se refiere — No quiero que alguien me decepcione, he visto que los chicos son bastante idiotas — Sonrió divertida.

— Los chicos siempre han sido así, pero solo uno hará que te encante su idiotez.

— Agg, como sea, no entraré en esa zona, aún.

— Tu padre estaría contento por eso, quizás armaría una pequeña fiesta — Se ríe.

— Tal vez.

Me quedo un momento más hablando con Jezabel, hasta que se despide diciendo que Emily la necesitaba en la cocina. Después de eso me fui a la cocina a preparar algo de comer, seguramente Balderik y Araziel llegarían hambrientos.

— Ahora seré yo quien te ayude, mami — La calidez en mi corazón se siente tan bien con la última palabra que pronuncia Denzell — ¿Quieres que lave la lechuga?

— ¿Ya sabes cómo? — Asiente — Bien, ayúdame entonces — Le dejó las cosas en el mostrador para que él solito lo haga, mientras que yo me encargo de hacer la pasta.

Más tarde ya estábamos sentados en la mesa. Araziel ya había encontrado un lugar donde quedarse y no me sorprende que sea cerca del lugar donde vive su tía Hela, bastante cerca donde vive Milenka.

— Algunos de mis hombres estarán a tu disposición — Habla Balderik — Ya sabes cómo proceder, pero igual estaré viniendo para ayudarte y a enseñarte.

— Gracias, papá.

Ambos hablan de cómo va a ser de ahora en adelante, escucho con atención asimilando ahora que mi hijo ya es mayor de edad y estará empezando a aprender a independizarse y Balderik estará ahí para apoyarlo en caso de que lo necesite.

— También estaré ahí si me necesitas — Le hago saber provocando que sonría, haciendo que mi corazón se sienta cálido por aquel gesto — Lo sabes ¿no?

— Lo sé desde siempre, mamá — Sonrió.

Más tarde ya me encontraba en la habitación de Denzell, ambos conversando antes de que se fuera a la cama para dormir.

— ¿Mañana volvemos a Londres?

— Tal vez — Peinó su cabello para luego llenarle la cara de besos hasta hacerlo reír.

Me acuesto junto a él y lo abrazo con fuerza hasta que se queja, me rio antes de empezar a contarle la historia de cómo fue que me enteré de que estaba embarazada de él y como fue que llevamos acabo ese embarazo.

— ¿Estabas muy feliz?

— Estoy muy feliz de tenerte conmigo — Beso su frente — Mi bebé — Se queja — No me contradigas, para mi siempre serás mi bebé — Bufa y aún así me abraza.

Le encanta que le diga que es mi bebé, a mi no me engaña.

— Mamá.

— Mmm.

— ¿No estás molesta de que Jez esté con mi abuela? — Pregunta tímidamente — Yo aún sigo molesto por lo que dijo — Suelto un suspiro. Tarde o temprano tenia que suceder esta conversación.

— No te molestes con ella, sabes que era su dolor hablando — Acaricio su cabello — Yo me habría enfadado demasiado si me entero que uno de mis hijos muere, pero... no sé cómo habría reaccionado si Jez o Araziel hubiera asesinado al otro solo por proteger a su hijo — Trago grueso.

— Tienes razón — Suspira — Ahora estoy arrepentido, mami — Beso su frente.

— Volveremos a Londres y prometo que iremos a ver a tu abuela.

— Mami.

— Mmm.

— Te amo y... sabes que siempre me tendrás a mi ¿verdad? — Sonrió.

— Lo sé, vita mia.

Me quedo un momento más hasta que se queda completamente dormido. La puerta se abre de pronto dejándome ver a mi esposo con el torso desnudo. Sonríe cuando nos ve, le hago una seña para que no haga ruido y cuidadosamente me aparto. Arropo a mi hijo y dejo un último beso sobre su mejilla antes de darle acceso a Balderik de darle un beso de buenas noches.

Ambos salimos de la habitación para ir a la nuestra.

— Araziel tiene excelentes gustos, el departamento tiene una hermosa vista — Suelto un gran suspiro mientras me cambio — ¿Estas molesta? Podría hablar con Araziel para aplazar su independencia, podría ser a los veinte — Sonrió.

— No, está bien, nuestro hijo está creciendo y tarde o temprano iba a llegar el momento para que empiece a independizarse — Hago una mueca — El tiempo es lo único que no se puede evitar.

— Entiendo como te sientes — Me abraza por detrás y comienza a besar mi hombro desnudo — Yo aún sigo asimilando que Araziel dejó de decir Dada a los siete — Lo miro por el espejo sonriendo con diversión.

— No quiero ni imaginar cómo es que será cuando Jezabel empiece por el mismo proceso — Suelta un bufido.

— Ni me lo recuerdes — Volteo a verlo — ¿Y si hacemos otro bebé? — Suelto la carcajada cuando lo llevó conmigo a la cama. Esta noche era calurosa y no quería tener ninguna prenda encima.

— De ninguna manera, suficiente tenemos con los tres hijos que tenemos — Lo atraigo hacia mi para besarle la cara. Hoy me sentía demasiado sensible, seguramente el periodo no va a tardar en llegarme — Además, dudo que quieras desvelarte de nuevo.

— ¿De que hablas, cara mia? Si me he desvelado para complacerte y eso ha sido desde antes de tener hijos — Le golpeó el pecho haciéndolo reír — Es la verdad.

— Desde antes ya tenías planeado tener lazos conmigo ¿verdad?

— ¿Qué si quería un vínculo irrevocable contigo? Sí y terminé consiguiendo tres — Sonríe airoso — Quería hacer todo tipo de mierdas para que supieras que eres mía — Pongo los ojos en blanco — Como tatuarte mi nombre en tu piel.

— Y el que terminó tatuándose fuiste tú — Digo divertida antes de pasar mis dedos por el tatuaje de su brazo — Y fue más que un nombre.

— Tú también te encargaste de marcarme ¿verdad? — Me le subo encima — Ya no creo tener la fuerza para poder vivir sin ti — Paso mis dedos por sus hombros.

— Sí que puedes — Niega con la cabeza mientras que sus ojos miran mis labios entre abiertos — Tienes tres bastones de los cuales sostenerte.

— Pero tú eres quien navega el barco en esta familia.

— ¿Me estas dando el timón?

— Siempre lo tuviste — Muevo mis caderas sobre la de él haciéndolo jadear sobre mis labios — Y estas haciendo un excelente uso — Sonrió divertida — Ven aquí — Me besa antes de tumbarme en la cama y estar encima de mi, me hace reír cuando empieza a hacerme cosquillas.

— ¡Balderik! Que los chicos ya están dormidos — Me besa el cuello y siento sus dientes atrapar el lóbulo de mi oreja.

— Ya estoy extrañando Paris — Lo abrazo y arqueo un poco el cuello dándole más acceso a mi piel.

Me llena de besos y lamidas que me calientan por completo, siento mi entrepierna empapada por la excitación. Suelto un jadeo cuando sus dientes muerden mi clavícula.

Amasa mis pechos antes de llevarse un pezon a la boca, enviando corrientes por todo mi cuerpo que hacen que mi corazón lata con demasiada rapidez.

Las primeras veces recuerdo que mi corazón se estremecía completamente por Balderik Ricci, ahora parecía que estaba completamente enloquecido y con el pasar de los años... era imposible que mi corazón se estremeciera y latiera frenéticamente por otro hombre, ni siquiera podía visualizar aquello cuando estoy más que encantada y satisfecha con el hombre que ahora mismo estaba besando mi vientre, poco a poco bajando hasta el lugar donde ansiaba tenerlo.

— Lo único que deseo es acabar el año... — Murmura sobre mi piel, su aliento cálido me provoca mil sensaciones que hacen mi piel erizarse — ... y que estés tú conmigo.

Para el mundo él es el villano y no lo voy a discutir, sin embargo, el mundo está lleno de peligros en donde yo experimente algunos de ellos, aún así, me levante y continúe adelante porque nadie más me salvaría. Mi héroe me lo habían arrebatado de la peor manera y comprendí que nadie más podría salvarme... hasta que Balderik apareció en mi vida.

Siendo una excepción y yo no me había dado cuenta de eso al principio.

Al principio quería morirme, ir con mi padre y con la bebé que me habían quitado hasta que Balderik y Hela llegaron a mi vida.

Hela para demostrarme que yo misma podía ser mi propia heroína.

Balderik para hacerme ver que lo oscuro es igual de hermoso, que había paz estando en el infierno correcto. Había jugado con fuego y me quemé, ahora mismo estaba disfrutando de arder en su infierno.

«No todos somos fugaces, algunos ardemos para siempre»

Balderik llegó a mi vida a poner en duda las cosas, a cambiar la realidad y se las arreglo para revolucionar mi mundo en un segundo.

«Yo también quiero terminar el año estando junto a él, como cada año»

Suelto un gemido y mi espalda se arquea ante el contacto de su lengua en mi entrada.

Yo ya no buscaba estar con alguien, pero Balderik llegó para quedarse.

Alzó el rostro de mi esposo y acercó sus labios a los míos para besarlo con ganas, saboreando mi propio sabor en sus labios.

Balderik recarga sus manos a cada lado de mi rostro y ambos nos sobresaltamos cuando la televisión se enciende. Ambos volteamos de golpe y busco el motivo de cómo es que se encendió.

Los dos nos reímos cuando el control se encontraba debajo de su mano derecha.

— Joder — Se endereza y está a poco de apagar el televisor, pero una imagen en la pantalla me hace detenerlo.

— Espera, espera — Me enderezo mientras la reportera habla, pero mi mirada se concentra en el nombre.

El cuerpo de la señora Ekaterina Petrova ha sido encontrada cerca del Thames Path y del Río Támesis.

Balderik me sostiene cuando siento mi mundo desboronarse.

Ekaterina...

Los recuerdos de ella y yo juntas vienen a mi mente. La visión se me nubla al recordar lo empeñada que estaba por protegerme cuando nos enteramos de que yo estaba embarazada, lo triste que se puso cuando se enteró lo que el padre de Desmond me había hecho a mi y a mi bebé.

— No, no puede ser... — Me levantó.

— Brigid... — Balderik viene detrás de mí deteniéndome cuando saco las maletas — Amore — Las lágrimas se desbordan y enseguida me atrae a su pecho — Ey.

— Llegue tarde, Balderik — Rompo en llanto entre sus brazos — No logré encontrarla a tiempo, yo... ella...

— Shhh — Aprieta mi cuerpo contra el suyo evitando que los pedazos se quiebren completamente — No es tu culpa, amore mio.

— Es Desmond — Me separó un poco de él — Tengo que encontrar a sus hijos, ellos y Briana me necesitan y yo...

— Ey — Me toma del rostro obligándome a que lo mire a los ojos. Aquellos ojos verdes que están mucho más oscuros que antes — Te ayudaré a encontrarlos, cara mia — Besa la punta de mi nariz.

— Necesitamos volver a Londres — Asiente.

— Le diré a Nerón que esté a cargo de Araziel — Me abraza.

— Quiero estar ahí, en su funeral.

— Estaremos ahí, amore — Besa mi coronilla — Ven aquí, llora, cara mia.

Y lo hago. Balderik me lleva a la cama en donde me refugia entre sus brazos, permitiéndome llorar lo suficiente, dejándome sacar el dolor que siento.

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