Únete a mi...

Por AndyPanda-14-zzz

386 31 10

Lo que toca el alma, no se olvida. Mais

Prólogo
(1)
(2)
(3)
(4)
(5)
(6)
(7)
(8)
(9)
(10)
(11)
(12)
(13)
(14)
(15)
(16)
(17)
(18)
(19)
(21)
(22)
(23)
(24)
(25)
(26)
(27)
(28)
(29)
(30)
(31)
(32)
(33)
(34)
(35)
(36)
(37)
Final (1)
Final (2)

(20)

7 0 0
Por AndyPanda-14-zzz

Aventura de cuatro

Brigid

— Hoy viajaremos por Italia mis amores — Me le acerco a mis tres hijos que estaban tumbados en el sofá con completa derrota después de su entrenamiento. Los tres se quejaron al mismo tiempo ya que al parecer sus tíos los habían agotado lo suficiente como para no querer mover ni un músculo — Hay que aprovechar este maravilloso lugar, nos espera Salerno, Ravello, Positano — Empiezo a enumerar los lugares más hermosos que he conocido estando aquí con Balderik, mucho antes de que mis hijos vinieran al mundo a decir lo contrario.

— Ya fuimos a Positano — Se queja Jezabel.

— Sí, pero por trabajo de su padre, ni siquiera salieron.

— Porque dijiste que era peligroso — Dice Denzell estando de cabeza en el sofá, según él, necesita que la sangre le empiece a circular en las piernas.

— Levántense, vamos aprovechar la semana como familia.

— Tenemos que entrenar mamá — Dice Araziel.

— Ya sé, nuestras salidas no van afectar su entrenamiento, así que andando, quien no se levante no le va a tocar ningún churro con chocolate — Los tres se levantan haciéndome reír.

Mientras Balderik hacía su trabajo con Gian y Hela, aproveche mis días de descanso para estar con mis hijos. Hace meses que no habíamos salido los cuatro, así que tome la oportunidad de llevarlos a dar un paseo por la costa de Amalfi. Pasamos por Salerno y Ravello tal y como prometí que haríamos.

Balderik estaría fuera de casa estos días, así que nosotros también lo haríamos. Yo misma me encargué de los entrenamientos para que no perdieran sus clases como planeamos. Desayunábamos, comíamos y cenábamos juntos como familia, aunque el único que hacía falta en este pequeño viaje, había sido Balderik, aunque nos acompañaba con las comidas estando por videollamada.

Los días pasaron en donde disfrutamos de las vistas tan hermosas hasta llegar a Positano. Mis hijos disfrutaron del viaje hasta que llegamos a Capri. Me encanto ver las miradas soñadoras de mis hijos, esto era justo lo que quería conseguir para nosotros, últimamente han estado entrenando y haciendo sus tareas para la escuela, no han tenido tiempo de disfrutar de la vida, así que opté por darles lo que antes había sido mi mundo. Les mostré la libertad, lo que era andar por las calles sin preocuparse de lo demás, simplemente disfrutar del momento, de la familia.

Llegamos al mirador para disfrutar de la puesta de sol. Jezabel estaba encantada con todo que sacó fotografías de todo nuestro viaje y la mayoría se las envío a su padre, empiezo a creer que mi hija lo extraña mucho más de lo que yo lo hago.

— Definitivamente Italia ha superado mis expectativas — Dice mi hija con una sonrisa de oreja a oreja antes de avanzar y dar una vuelta con lo brazos extendidos. Su vestido verde se ensanchó alrededor de sus muslos y el sol poniente hizo que su piel brillara de manera... fascinante.

Sonreí antes de abrazar a mi hijo Araziel que estaba igual de contento que su hermana. Los cuatro estábamos en paz que deseé poder quedarnos aquí para siempre, encerrarnos en una caja de cristal reforzada en donde Desmond o cualquier enemigo no pudiera llegar a nosotros para romper el hechizo.

Denzell se abrió paso entre los turistas para contemplar el hermoso resplandor del sol poniente sobre la isla.

Solté un suspiro nostálgico cuando pensé en que mañana tendríamos que volver a casa para poder tomar el Jet que nos llevaría de vuelta a Londres para continuar con nuestra rutina de siempre.

— ¡Mira mamá! — Dice Denzell con emoción. Me acerco junto con Araziel para quedarme viendo la hermosa vista, pero al bajar la mirada y ver las miradas de adoración y las sonrisas de mis hijos fue mucho más hermoso que cualquier vista. No había nada que se le comparará.

Mi mayor sueño fue ser mamá desde que me enteré de Stella, y fue un dolor en el pecho cuando no pude protegerla y traerla al mundo, aún sigue doliendo porque muy seguido me preguntaba como hubieran sido nuestras vidas con ella a nuestro lado.

¿Hubiera sido igual a mi? ¿Cómo se habría escuchado su risa? ¿Su voz? ¿A que edad hubieran sido sus primeros pasos? ¿Su primera palabra hubiera sido Mamá?

Nunca lo sabremos.

Aunque me alegra tener a mis hijos, Araziel, Jezabel y Denzell, los tres milagros que no creí que tendría porque creí que estaba demasiado rota como para soportar otro embarazo.

— Hay que llamar a papá y que venga, necesitamos quedarnos aquí — Suelto la carcajada al escuchar a Denzell — ¿Qué? Es una buena idea.

— Volveremos aquí, Denzell — Asegura Araziel — Ya sé dónde quiero pasar mi cumpleaños — Sonrió antes de besarle la mejilla y mi corazón salta de emoción al ver que pasan los segundos con rapidez y mi hijo no se ha limpiado el labial que deje marcado en su mejilla.

Nos quedamos un rato más hasta que decidimos tomar el barco que nos llevaría devuelta.

Balderik se pone en contacto diciendo que ya estaba en casa y estaría pronto en Positano para recogernos personalmente y llevarnos de vuelta a casa.

Estos días han sido bastante buenos a pesar de que pasaron tan rápido, pero valió la pena cada segundo que pasamos juntos, aunque hubiera sido mucho mejor si hubiésemos estado los cinco juntos.

Me recosté en la cama de la habitación del barco y Denzell se recostó a mi lado, estos días ha sido mi compañero de habitación. Mis amaneceres con Denzell fueron realmente motivadores, despertar con sus piernas o un brazo sobre mi, incluso ver cómo murmuraba palabras que no entendí en absoluto, pero que me parecieron la cosa más adorable. Las noches eran mucho más divertidas, hablábamos sin parar o veíamos películas de acción antes de quedarnos profundamente dormidos, abrazados uno al otro, aquello hizo que no extrañara demasiado a Balderik, no cuando tenía a la versión pequeña de él junto a mi.

Ambos reposamos en la cama, veíamos rápidos y furiosos 5 mientras el barco llegaba a su destino, estábamos a pocas horas de reunirnos con Balderik.

— ¿A que hora nos vamos a ir mañana?

— En la noche, tengo que ir a ver a tu tía primero antes de poder irnos a Londres.

— ¿También llamaras a mi tía Tangie? — Suelto un largo suspiro. Desde el cumpleaños de Jezabel no he sabido nada más sobre mi hermana, la única que seguramente tiene noticias debe de ser Emily, además de que pronto sería el cumpleaños de mi sobrina.

— ¿Ya la extrañas?

— Un poco — Se encoge de hombros — He estado hablando con Helena por FaceTime, desde el teléfono de mi hermano — Aclara — Dice que su maestra está organizando un recital de ballet, pero aún no se han puesto a practicar.

— ¿Un recital? — Asiente.

— El cascanueces, dijo que su maestra se ha inspirado en la película del príncipe cascanueces — Hace una mueca al tiempo que frunce el ceño — Lo investigue por internet, ¿podemos conseguir la película y verla?

— ¿No quieres ir al recital para verla?

— Para verla tengo que entenderla, no quiero aburrirme y quedarme dormido — Sonrió divertida.

— ¿Te cuento algo?

— Te escuchó.

— Cuando Araziel era pequeño, lo llevamos a un recital de ballet, tu tía Tangie siempre quiso ir a uno personalmente y la lleve, tenemos un cascanueces de recuerdo — Voltea a verme impresionado como si le hubiera dado una revelación.

— ¿Es el cascanueces que tienes en la estantería de tu sala de arte? — Asiento sonriente.

— Ese mismo, veo que nada se te escapa — Sonríe.

— Ya dije que soy muy observador — Me río y lo abrazo antes de continuar contándole cómo fue que su padre terminó bailando conmigo y Araziel en el vestíbulo del lugar.

Dos horas más tarde ya nos encontrábamos junto a Balderik que estaba escuchando con atención las aventuras que tuvimos en nuestro pequeño viaje. Yo estaba esforzándome por mantener los ojos abiertos, estaba demasiado exhausta, pero no podía quedarme dormida en el viaje de vuelta a la casa de Nerón.

— Comimos mucha pasta — Presume Denzell — Debiste de haber venido, te lo has perdido todo, papá — Balderik Sonríe divertido percibiendo que Denzell no ha estado nada conforme con su ausencia, por lo cual se iba a los puntos que sabía que harían que Balderik se arrepintiera de tener trabajo que hacer.

— Prometo no perderme el siguiente viaje.

— Está vez que sea en Londres.

— En donde sea, no importa el lugar mientras esté con ustedes en la siguiente aventura.

No soporte la pesadez de mis párpados, ni siquiera supe en que momento me quede dormida. Lo único que sé, es que los brazos de Balderik fueron los que me despertaron, solo un poco. Inspeccione el lugar y lo único que pude visualizar fueron las escaleras, porque después de eso volví a recostarme sobre su pecho para continuar durmiendo. No tengo fuerza para nada, simplemente quería acurrucarme en sus brazos por las siguientes horas.

Al despertar, sonreí al ver los brazos fuertes y bronceados de mi esposo, rodeándome de manera protectora, aún estando dormido estaba en alerta.

¿A que hora llegamos anoche? ¿En que momento me quede dormida? ¿Que hora es?

Alzó la mirada y mis ojos se abren como platos al ver que es mediodía. Me levantó de golpe al recordar que mis hijos no han desayunado y seguramente andaban hambrientos.

Balderik gruñe en protesta detrás de mi. Ni siquiera supe en que momento me quite mi ropa de ayer, estaba solo con mi tanga de hilo. ¡Dios mío!

— Brigid... — Se queja y su voz ronca sale tan sexy, como si eso fuese de lo más natural en él, bueno, sí lo es para él y su enorme ego, pero para mi no, sigo pensando que este hombre fue esculpido por Hércules o por el mismo diablo de la lujuria — Vuelve a la cama, Brigid.

Volteo a verlo, su brazo derecho estaba extendido en mi lado de la cama, aún estaba con los ojos cerrados y con su brazo izquierdo sobre su abdomen que solo revelaba los cuatro cuadritos principales, el resto estaba cubierto por la sábana grisácea de la cama.

— ¿Qué no has visto el reloj? — Digo mientras me pongo los pantalones — Ya es medio día, Balderik.

Veo cómo abre un solo ojo para mirar el reloj. Suelta un suspiro y vuelve a cerrarlo, tan despreocupado, como sino tuviéramos cosas que hacer.

— Ya vi.

— ¿Y? — Pongo mis manos en las caderas, tomando aquella postura de mamá regañona — ¿No vas a levantarte?

— Solo ven a la cama, Brigid, no pienso repetirlo otra vez — Lo miro indignada y a la vez con sorpresa.

— Tengo hijos que esperan que los alimente.

— Siguen dormidos.

— ¿Y tú cómo sabes?

— Porque me levante primero que tú y toda la casa está en completo silencio, así que ven aquí o voy por ti.

— Tengo que ir a ver a Hela, quedamos en...

— Se ha ido a Rusia desde las ocho de la mañana.

— ¿Y tú cómo...

— Porque me avisó ayer antes de que fuera por ustedes a Positano — Abre los ojos — Lamenta no haberse quedado para su reunión de esta tarde, pero tiene deberes como Koroleva en Rusia. Ahora ¿qué más quieres saber?

Abro y cierro la boca queriendo pensar en algo más que decir, pero no había nada más que agregar, hasta que...

— ¿Y el desayuno?

— Prepare pancake, sino quieren ahí hay cereal, además de que Nerón ya le dijo a Anastasia que atendiera a sus nietos en lo que sea que ellos pidieran, además, ¿no crees que Araziel y Jezabel ya están lo suficientemente grandes? Pueden prepararse algo y darle un poco a Denzell.

— ¿Y qué hay...

— Brigid — Dice con seriedad — Ven aquí a dormirte una hora más conmigo o de lo contrario estaré de malhumor y llegando a Londres te azotare tan fuerte y tus quejas de dolor a la hora de querer sentarte serán un cántico para mis oídos — Lo fulmino con la mirada — Decide, tienes tres segundos.

Me quito los pantalones fingiendo que lo hago a regañadientes, cuando en el fondo estaba que brincaba de la felicidad por quedarme en cama con mi esposo. Había pasado tantos días alejada de él, que veía muy necesario este momento, supongo que él también ya lo estaba necesitando cuando él no me tenía a su lado para dormir en la cama de huéspedes qué hay en casa de Hela, ni tampoco a ninguno de sus hijos que pudiera alivianar aquel vacío.

Vuelvo a la cama en donde Balderik no tarda ni un segundo en atraer mi cuerpo al suyo. Suelta un suspiro aliviado antes de besar mis hombros y mi cuello.

— Te eche de menos — Susurra cerca de mi odio logrando que mi piel se erice ante el suave contacto de su aliento en mi piel.

Me giro y paso mis brazos por su cuello y espalda, sonrió mientras rozó mi nariz con la suya.

— También te extrañe — Lo beso. Suave, lento, me tomo mi tiempo para hacerle saber lo mucho que me hizo falta. Aunque por mucho que yo quisiera tomarme mi tiempo, él no lo quería de esa manera. El beso subió de tono, fue más exigente, más duro, queriendo reclamar cada parte de mi, exigiéndome que le muestre el mismo ímpetu.

Así que lo hago. Me subo a horcajadas de él sin romper el beso. Lo hago más fuerte, más violento ante las mordidas en la comisura de sus labios mientras que él me sostiene de la cintura de manera posesiva.

Sonrió divertida atreviéndome a romper el beso sin importarle que suelte un gruñido en manera de protesta.

— Creí que querías dormir una hora más.

— Es imposible cuando ya me has espantado el sueño, ahora tengo algo de hambre.

— Podemos bajar a... — Lleva mi cuerpo a la cama con brusquedad y esta vez es él quien está sobre mi.

— Tú vas a ser mi desayuno, no tengo hambre de otra cosa que no seas tú — Sonrió de manera perversa mientras me hace a un lado la tanga para encontrarse con la humedad que empezó a crecer desde que sentí su erección debajo de mi — Y veo que ya está más que preparado.

— ¿Y qué esperas? ¿Una invitación? — Sonríe divertido.

— ¿La necesito?

— Ya sabes la respuesta — La sonrisa burlona que me dedico Balderik, hizo que mi sangre palpitara.

Eche la cabeza hacia atrás soltando un gemido al tiempo que llevaba mis manos a su cuero cabelludo al sentir las primeras lamidas sobre mi clítoris.

— Shhh, amore — Chupa y lame — Apenas estamos empezando y te aseguro que esto va ir para largo.

Me estremecí al sentir la siguiente lamida sobre mi hinchado capullo.

Lamía, chupaba, lamía.

Arquee la espalda dejando escapar jadeos de mi boca sin importarme nada más. Me sentía como cuando empezábamos a tener nuestros primeros encuentros sexuales, aunque la única diferencia es que ahora mismo no teníamos porque ocultarnos de su familia. Ya es demasiado tarde como para que Nerón o Hela se oponga a una relación cuando ya los dos estábamos casados y con tres hijos que probablemente despertarían por el ruido.

Mis gemidos y jadeos fueron reemplazados por gritos cuando Balderik abrió más mis muslos para devorarme como tanto me gusta. Me estaba follando con los dedos, una y otra vez al tiempo que su lengua y su pulgar se alternaban para adorar mi clítoris. Más duro y más intenso que la última vez que tuvimos sexo.

— Amore, sigues siendo el mejor platillo de mi mesa — Dijo antes de volver a succionarme el alma. Quería beberse hasta la última gota de mi néctar y yo también quería que lo hiciera.

Alzó la mirada, pero yo no pude ni siquiera devolverle la mirada cuando mi cerebro estaba más concentrado en lo que se arremolinaba en mi vientre.

Sus dedos entraban y salían sin parar, aumentaba su velocidad de vez en cuando hasta que... un grito agudo resonó por toda la habitación, mis músculos se tensaron y cada rincón de mi cuerpo vibró ante el orgasmo que tuve sobre la boca de mi esposo, quien gustoso estaba recibiendo cada gota sin rechistar.

Balderik se tomó su tiempo saboreando cada gota, pasando su lengua por cada rincón para beberse lo último que solté.

Solté un gemido suave antes de relajarme completamente sobre la cama, disfrutando de los besos que empezó a repartir por mi vientre hasta mis costillas y llegar a mis senos que amaso con hambre antes de llevarse uno de mis pezones a la boca y empezar a comer como si fuese un bebé hambriento.

Solté un jadeo cuando sentí su glande rozar mi entrada, instintivamente moví las caderas queriendo que entrara solo un poco. Balderik sonrió divertido ante mi desesperación por tenerlo dentro.

— Tranquila amore, tenemos todo el tiempo del mundo. Apenas estamos empezando el día.

— Es mediodía — Digo en protesta — Deberíamos estar haciendo maletas — Suelta un gruñido y muerde mi pezon en forma de castigo.

— Como decía... tenemos todo el tiempo del mundo, amore, no por algo soy el jefe de la Cosa Nostra — Me besa despacio, chupa y lame antes de morder suavemente mi piel hasta llegar a mi cuello — Siempre hay tiempo para todo.

— Balderik...

— Voy hacer que te relajes y dejes de estresarte, cariño — Siento su mano deslizarse entre nuestros cuerpos antes de sujetar con firmeza su polla y acomodarse entre mis piernas.

Trago grueso. Con aquel simple gesto ya había hecho que mi mente se despejara lo suficiente como para ansiar el momento en que lo tuviera completamente dentro de mi.

— Aunque pensándolo bien — Entierro mis uñas en sus brazos y rápidamente mis piernas abrazan su cintura para prohibirle que se alejara. Balderik suelta una carcajada, aunque no veo qué es lo gracioso.

— Termina lo que empezaste — Me besa aunque aquella sonrisa no se le desaparece del rostro — Ahora — Digo demandante.

Aunque me gustan los juegos previos con él, ahora mismo no tenía ganas para un juego.

— Como mandes — Suelto un gemido fuerte en cuanto siento como se desliza dentro de mi de manera brusca, pero demasiado placentera como para sentir el enorme charco de la humedad entre mis piernas — Joder, amore, estás bastante caliente y apretadita.

— Bon appetit, amore.

Continuar a ler

Também vai Gostar

993K 44.3K 53
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...
122K 8K 51
Frozen Mix 4 Seconds Of Frozen Three Harmony Principales tres grupos famosos de cantantes. Se aman o se odian? El grupo enemigo de Frozen mix...Thr...
602K 40.8K 56
(Segundo libro de Choose me) Ya disponible en Wattpad, si les gusta no olviden dar estrellita y comentar. ― ¿Esto se acabó?― Pregunté, al borde de q...