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By AndyPanda-14-zzz

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Lo que toca el alma, no se olvida. More

Prólogo
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Final (1)
Final (2)

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By AndyPanda-14-zzz

Es hoy, es hoy...

Balderik

24 de Mayo (Londres)

Todo mundo se estaba dando prisa para tener todo preparado antes de las ocho. Por ahora mi esposa, mis hijos y yo estábamos tranquilos en el comedor con un pastel de chocolate en frente de Jezabel, solo nosotros cantándole las mañanitas antes de que toda la familia se reúna para la gran fiesta.

— Ahora dale la mordida — Dice Araziel con diversión, pero con una mirada maliciosa.

— No, porque no quiero arruinar mi cabello, ya lo tengo arreglado para esta noche — Dice al meter el dedo en pastel y saborear el chocolate — Mi favorito — Sonríe en cuando me mira — Gracias, papá.

— Sí, sí, ya vimos que eres la consentida — Dice Denzell con fastidio — ¿Ya puedo ir a bañarme, mamá?

— Enano y cochino, vaya hermano me toco.

— Uno muy guapo y cool — Le guiña un ojo antes de irse corriendo en cuanto su madre le da el permiso de retirarse. Jezabel suelta un bufido al tiempo que niega con la cabeza.

— El hermano guapo sería yo — Dice Araziel — Y también cool — Sonríe y Jezabel le unta chocolate en la mejilla con el dedo.

— Para que no digas bobadas.

— Mejor medícate los ojos porque está claro que no ves bien — Se limpia el chocolate — Comeré una rebanada y me iré, tengo que ducharme también y prepararme para tu cumpleaños.

— Y despierta a mis primos, tenemos que ir a ver mi regalo — Dice Jezabel mientras que Julieta sirve las rebanadas de pastel. Atraigo a mi esposa y le beso la mejilla antes de guiñarle un ojo.

Estoy feliz aquí. Como dijo mi padre alguna vez La gente feliz no le teme a la muerte, porque no hay nada más que quieran de la vida que lo que tienen ahora mismo.

«Y yo estoy feliz con mi familia»

Aunque el tiempo ahora es también mi enemigo, pasa tan rápido, recuerdo como si fuera ayer cuando vi a mi pequeña dar sus primeros pasos, a decir su primera palabra, a reír sobre mis brazos, a llamarme cuando tenía pesadillas. Ahora ya es toda una señorita. Pronto también será cumpleaños de Araziel, aunque sé que él estará cerca, aún no estoy seguro de que Brigid esté preparada para verlo irse de la casa cuando quiera hacerlo, algo me dice que será muy pronto.

Al terminar, enseguida bajan los demás para desayunar. Jezabel se fue a terminar de preparar antes de poder irse con sus primos a escoger sus regalos, mientras que todos los demás ya estaban en la mesa riendo ante las anécdotas familiares.

Vittoria y Ekaterina pasan corriendo y solo escucho como gritan el nombre de mi hijo pequeño, seguramente él ya debe de estar bien escondido en su habitación.

— Amore — Se acerca Brigid — Flavio no tardará en llegar junto con Emily y tu padre — Asiento.

— Lo sé, Nerón me envió un mensaje de que ya está aquí, pero fue a recoger el regalo de Jezabel.

— Emily también, seguramente por eso vienen juntos ¿no?

— Tranquilízate, todo saldrá como lo planeamos, todos estarán ahí a tiempo — Acaricio sus mejillas con ternura logrando que se relaje un poco — Ve a prepararte, ya he mandado a Thomas por el pastel y las decoraciones faltantes, también envíe a D'angelo a que organice la zona de juegos.

— No me hables de esa mujer, creí que seguía en Italia.

— Ya sabes que necesitamos gente que custodie el lugar, con ella en Italia no creo que sea de mucha ayuda — Su mirada cambia — ¿Desconfías de mi?

— No confió en ella.

— ¿Me crees capaz de seguirle el rollo?

— No, pero la veo como alguien que no acepta un no como respuesta.

— ¿Y crees que me quedaría de brazos cruzados? — Suelta un suspiro — ¿Brigid?

— No.

— Entonces no te molestes por ella — Beso su frente — No hagas gestos, solo vas a envejecer más rápido — Me golpea el brazo.

— Te recuerdo que eres mayor que yo.

— Vaya, me veo más joven que tú, amor.

— Te odio — Suelto la carcajada y la tomo del brazo antes de que se vaya — Suéltame.

— Me amas — Rozo mi nariz con la de ella — Te escucho.

— Te detesto — La pego a la pared provocando que suelte un jadeo — Balderik, está nuestra familia en el comedor — Me reprende en un susurro — Suéltame.

— No lo haré hasta que lo digas — Suelta un bufido. Alzó su pierna queriendo tener más acceso a rozar mi erección contra su pelvis, que sienta lo duro que me pone al verla tetándome — Brigid... — Digo en tono de advertencia.

Las risas de las mellizas se escuchan cerca al igual que sus pasos.

— Ahí vienen tus sobrinas, no querrás traumarlas de por vida — Me encojo de hombros.

— No me interesa.

— Balderik...

— Brigid... — Paso mi lengua por la comisura de sus labios, su cuerpo tiembla y meto mis dedos por la tela de su pantalón de licra. Mi respiración empieza agitarse cuando siento lo húmeda que está.

— Está bien, tu el blanco y yo el rosa — Brigid trata de alejarme al escuchar a las mellizas más cerca.

— No te soltare hasta que lo digas — Rozo mi nariz con la de ella una y otra vez — Dilo.

— Te amo, Balderik — Sonrió satisfecho y la beso al tiempo que bajo su pierna y llevo mis manos a su cintura.

— ¿Tía Brigid? — Rompo el beso y ambos volteamos a ver a las mellizas que nos miran con asco — Sí es asqueroso ver a nuestros papás hacer eso, también lo es al verlos a ustedes — Dice Ekaterina y Vittoria solo asiente estando de acuerdo.

— Mi casa, mis reglas — Digo con simpleza. Le doy un beso rápido a Brigid antes de irme — Y eso no es nada — Le digo a las niñas.

— ¡Balderik! — Sonrió divertido yéndome rápidamente antes de que me lance algo.

Avanzó por el pasillo y veo a uno de mis hombres abrir la puerta principal y enseguida veo a Flavio, Nerón y a Emily entrar a la casa con bolsas y cajas de regalo. «Hoy será un gran día» pienso al soltar un largo suspiro cuando dejan todo a un lado. Nerón sonríe y no tarda en venir a mi para saludar.

— ¿Y la cumpleañera? — Pregunta Flavio.

— ¡Aquí! — Jezabel baja corriendo las escaleras — Ya estoy preparada para mis últimas clases de baile, quiero estar fenomenal hoy.

— Mi niña — Se acerca Emily a felicitarla, la abraza y besa con cariño antes de que Nerón se acerque a felicitarla.

Me cruzo de brazos viendo la escena. Mi hija está bastante feliz y eso a mi me hace sentir en paz, nada puede salir mal hoy.

Briana

Me apresura a dejar todo de manera impecable, todo tiene que estar en perfecto orden para cuando llegue mi padre esta noche y vea que además de inteligente, también soy pulcra con mi entorno.

Suelto un suspiro en cuanto me siento en el sofá para admirar la única fotografía que tengo de cuando era niña, mi nana la saco en ese tiempo, me hubiese gustado una en donde estuviera con mis padres.

— ¡Briana! — Me levantó con rapidez dejando la fotografía en la mesa de centro para ir corriendo hasta donde esta mi maestro.

— Maestro — Digo al entrar al lugar donde estaré pronto con mi papá para aprender de él aún más cosas, estoy bastante emocionada por eso.

— ¿Sí sabes que hoy se va a probar la dosis que preparaste? — Asiento emocionada — ¿Crees estar preparada para inyectarlo en ellos? — Señala a la pareja que está atada de las muñecas con las cadenas que colgaban del techo.

Trago grueso queriendo disimular mi incomodidad. Jamás le había hecho daño a alguien, ni tampoco sentía que aquello fuera lo correcto, pero ¿mi padre estaba de acuerdo con esto? ¿No era mejor poner aprueba las cosas con los animales? Se supone que ese es el método más favorable antes de sacar un producto a la venta ¿no es así?

— Yo...

— Tu padre llegará esta noche y esta claro que debes de estar más que preparada, no querrás decepcionarlo ¿oh si? — Me mira con una ceja enarcada.

— Por supuesto que no.

— Bien, entonces ve mentalizándote que serás tú quien inyecte la primera dosis en esa mujer — Señala a la chica que seguramente debe de estar inconsciente, ya que no se mueve.

Doy un pequeño salto al ver al chico removerse con brusquedad, suelta un jadeo he intenta zafarse de las cadenas.

— Por favor, por favor... — Dice agitado — Déjenos ir, por favor.

Mi maestro agarra un pañuelo y va directo a donde el chico, se lo coloca en la nariz y enseguida deja de luchar para quedar igual que la chica que tiene a lado.

— Son chicos, sí, pero no son buenos, los atraparon robando pan en el mercado — Bajo la mirada pensando en que probablemente lo habían hecho por hambre, no se veía que fueran personas con dinero, su ropa no olía bien y estaba muy sucia — Hay que hacer justicia para todos aquellos a los que les robaron ¿no crees?

Aprieto los labios sin dejar de ver sus movimientos. No quería contestar a eso y al parecer lo nota como para no insistir y simplemente continuar acomodando y limpiando la zona para tenerlo listo para cuando llegue mi padre.

— Nos vemos en la noche — Es lo único que digo antes de irme.

Tengo que irme mentalizando para lo que vine, de lo contrario, solo voy hacer que mi padre se decepcione al ver la duda en mi rostro.

Voy a mi habitación a la espera del mensaje de papá, prometió avisarme cuando la capitana pusiera en marcha el de sacarlo de la cárcel. Ya es momento de que vuelva a casa conmigo, después buscaremos juntos a mi mamá.

«Ya necesito a mi familia junta»

Jezabel

— Es aquí — Dice Massimo en cuanto estaciona el auto frente a la casa — Tenemos que darnos prisa, en cuanto Araziel se de cuenta que no estamos...

— Le dije que me llevarían a escoger mis regalos — Lo corto — No te preocupes por mi hermano.

Me bajo del auto y me encamino hasta la puerta, pero antes de siquiera tocar, esta se abre dejándome ver a un chico alto y castaño, me mira de pies a cabeza con una ceja enarcada con completa confusión, pero en cuanto mira detrás de mi, sus hombros se relajan.

— Kay, Massimo — Los saluda antes de mirarme de nuevo — ¿Quién es ella?

— Soy Jezabel Ricci — Alzó el mentón — ¿Viniste tu solo o llegaste con la persona que me interesa hablar? — Frunce el ceño.

— Por muy hija que seas de Balderik Ricci, no tienes derecho...

— Sí, sí, como sea, mi padre no será tu mayor problema sino respondes mi pregunta — Me cruzo de brazos.

— Tranquila Jezabel — Dice Massimo — Está claro que aquí viven más de dos personas, este lugar fue acondicionado por mi madre antes de que vinieran aquí para tu fiesta.

— ¿Es ella la del cumpleaños? — Me señala el chico del cual aún no sé el nombre, pero ya me estaba fastidiando. Vuelve a mirarme, pero esta vez con curiosidad — ¿Y tu hermano donde está?

— ¿Y la tuya donde está? — Enarcó una ceja en cuanto lo veo sonreír con diversión. No sé si este sea Alexei, pero encaja perfecto en la descripción que me dieron mis primos acerca del hermano de Milenka.

— ¿Para que la quieres?

— ¿Y tú? — Lo miro retadora — Dudo mucho que lo quieras para una revancha en el ring ¿oh sí?

— Ya basta — Se acerca Kay — ¿Donde están los demás, Alex?

— Adentro — Se hace a un lado sin dejar de mirarme con diversión. Kay me toma del brazo para adentrarnos al lugar que es bastante amplio, es perfecto para varias personas.

Avanzamos por la sala hasta cruzar el pasillo y llegar al comedor que es aún más grande, los que estaban ahí se dan la vuelta para vernos llegar.

— Milenka — Habla Kay y enseguida una chica rubia sea da la vuelta para mirarnos interrogante — Ven, por favor — Dice antes de salir del comedor y avanzar al fondo del pasillo que es bastante oscuro y solitario — Solo te dejaré que le hagas unas cuantas preguntas y ya nos vamos.

— Solo necesito quince minutos — Me encojo de hombros.

— No seas imprudente, por favor — Me señala en advertencia haciendo que blanquee los ojos. Él y mi hermano siempre queriendo ponerme límites como sino supieran ya que aquello no sirve de nada conmigo — Jezabel...

— ¿Qué sucede, Kay? — Ambos volteamos a ver a la chica.

La inspeccionó a detalle para luego cruzarme de brazos. «Es bonita»

— Necesito hablar contigo — Me adelanto provocando que ella me mire y Kay suelte un suspiro al tiempo que niega con la cabeza — Solo serán quince minutos.

— Está bien.

— Las dejó — Me dedica una última mirada de advertencia antes de marcharse.

— ¿Qué pasa? — Me mira curiosa.

— Sabes quien soy ¿versad? — Me recargó en la pared — Mis padres son... muy conocidos.

— ¿Cómo no voy a saber del jefe de la Cosa Nostra y la Vor de los Vory v Zakone? — Me mira divertida — Además de que entreno con Kay y Massimo y recientemente conocí a tu hermano.

— Araziel — Asiente — ¿Cómo se conocieron?

— En el entrenamiento que se hizo en el jardín de tu tía, bueno, de la Koroleva.

— ¿Peleaste contra él?

— No, mi hermano fue quien peleó contra él.

— ¿Y? — Enarca una ceja.

— ¿Viniste aquí solo para interrogarme sobre tu hermano?

— ¿No harías eso por tu hermano? — Sonríe divertida en cuanto recarga su hombro en la pared.

— Mi hermano está grande como para elegir con quien sale y con quien no, no soy su mamá.

— Eso lo dices porque no es tu hermano de sangre — Sonrió — ¿Él castaño y tú rubia? — Enarcó una ceja — ¿Él ojos miel y tú azules? Por favor, está claro que él o tú es adoptado — Suelta un gran suspiro en cuanto se le borra la sonrisa — Araziel es mi hermano de sangre y mi madre y yo estamos de acuerdo en querer conocer a la chica que le está gustando — Su mirada cambia a una recelosa.

— ¿Cómo dices?

— ¿Te gusta, mi hermano? ¿Qué intenciones tienes con él? ¿ya te pusiste a pensar en que él es parte de la Cosa Nostra y tú de la Bratva? Son opuestos diferentes.

— Apenas y conozco a tu hermano — Se endereza — No voy a negar que es agradable y divertido, pero no lo conozco lo suficiente y tampoco pienso que sea... mi tipo — Hace una mueca — Así que, no tengo ninguna intención hacía él, simplemente agradezco que me hiciera olvidar el mundo solo por una noche y ya está, no hay nada más, si eso es todo, me voy — Se da la vuelta y enseguida la tomo del brazo — ¡Oye!

— Eres una de esas— Me mira confundida — Aquellas que no saben admitir lo que realmente sienten, son valientes a la hora de pelear, pero cobardes en cuanto a sus sentimientos. No eres buena para mi hermano, así que aléjate de él — Se zafa de mi agarre con brusquedad.

— Supe que cumples quince años, demasiado pequeña como para decirme lo que tengo o no que hacer — Sonrió con burla.

— ¿Demasiado pequeña? ¿Por cuantos años me ganas? ¿Uno? ¿Quizás dos?

— No importa si eres menor hasta de meses, igual sigues siendo menor que yo.

— ¿Quieres arreglarlo en el ring? — La encaró antes de que retome su camino — Podré ser pequeña, pero no una cobarde.

— Una tonta al querer enfrentarte con alguien mayor que tú, no inicies una pelea que no podrás ganar.

— No inició algo que no puedo ganar, conozco muy bien mis batallas y te aseguro que son más mis victorias que perdidas. Si sabes de mi padre, entonces debes de saber lo peligroso que es y como es que llego hasta donde está — Traga saliva, pero aún mantiene la mirada y su postura recta — Así que entérate que el apellido de mi padre no lo tengo de adorno, así como tampoco el de mi madre — Le guiño un ojo antes de avanzar, pero me detengo al tercer paso y volteo a verla — Y solo estas aquí por mi, porque quería conocerte primero y darle la sorpresa a mi hermano, pero ya me he arrepentido.

— Pensé que la del cumpleaños eres tú.

— ¿Y? Tampoco es que le esté dando algo muy extravagante — Frunce el ceño ofendida — ¿Te agrada mi hermano? Bien ¿no es tu tipo? Excelente, pero tampoco quiero que lo ilusiones con algo que no le puedes dar.

— Jezabel — Habla Massimo detrás de mi, pero aún mantengo mi mirada sobre ella — Tenemos que irnos.

— Y tampoco subestimes a alguien que es menor que tú, ahí ya estás cometiendo un error, esa es la primera regla.

— ¿Ahora me darás clases?

— Sería divertido — Sonrió — Pero tengo mejores cosas que hacer — Digo antes de irme hacia donde Massimo he ignoro la mirada reprobatoria de Kay.

— Oye — Los tres volteamos a verla — Jezabel ¿cierto? — Asiento. Sonríe — Me agradas.

— Vaya, eso sí que es una sorpresa — Murmura Massimo.

— A mi no me sorprende — Dice Kay antes de retomar nuestro camino — ¿Qué tanto le dijiste? Se sintió la tensión hasta donde estábamos.

— ¿Por qué era tan importante? — Pregunta Massimo antes de llegar a la entrada en donde sigue ahí el tal Alex — Listo, amigo — Chocan puños, pero enseguida su mirada vuelve a recaer sobre mi — Los veremos más tarde ¿está bien?

— Por supuesto que si — Me mira divertido a lo cual solo pongo los ojos en blanco. Es mucho más irritante que la hermana — Estaremos ahí muy puntuales, lo prometo.

— Bien — Salimos.

— ¡Ey! ¿Qué va a querer de regalo, señorita Ricci? — Volteo a verlo.

— Que no vayas — Sonrió — Eso realmente sería fantástico — Se ríe.

— Tengo algo mejor en mente.

— Créeme, Alex, no hay nada mejor que eso, te lo aseguro.

— ¿Qué acaso no tenias novia, Alexei? — Pregunta Kay a la defensiva.

— Terminamos en aquella fiesta — Se encoge de hombros — Dicen por ahí que siempre llega algo mejor — Me mira — Y probablemente estén en lo cierto.

— Es menor que tú, idiota — Dice Massimo — Mi madre y su madre te matan primero antes de que algo suceda.

— Mejor dicho, mi madre y sus padres.

— Ustedes están insinuando las cosas — Se encoge de hombros fingiendo inocencia — Yo solo dije que cosas mejores venían, no especifiqué nada.

— Vámonos de aquí — Digo al tomar a mis primos de los brazos — Vamos por mis regalos y volvemos a casa, no quiero que se nos haga tarde.

— ¡Nos vemos más tarde!

Suelto un suspiro al estar dentro del auto. ¿Qué fue lo que acaba de pasar?

— Mantente alejada de él — Dice Kay — Olvida todo lo que acaba de ocurrir y céntrate en tu fiesta de cumpleaños — Enciende el motor.

— ¿Qué acaba de pasar?

— Nada — Contesta Massimo desde atrás.

— Exacto, nada — Hago una mueca al tiempo que me encojo de hombros.

— Bien, sino pasó nada, entonces no pasó nada.

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