Tengan a la mano Lover- Taylor Swift
*****
Can we always be this close?
-Alice, necesito ayuda...- Carlos llegó corriendo a la sala del complejo.
-¿Qué pasa?
-Uhm, estaba probando el auto para la próxima carrera... y se detuvo.
-¿Cómo que se detuvo?- dejé mi computadora de lado y fui a su encuentro.
-Sí, creo que se descompuso.
-Aún no inicia mi temporada con ustedes, Carlos, no puedo tocar sus autos.
-Alicia, no hay nadie mejor que tú para que arregle ese desastre... y técnicamente eres dueña de los monoplazas, entonces...
-¿Por qué lo estabas probando? Se supone que harían eso hasta mañana!
-¿Puedes ir a verlo? Por favor.
-¿Dónde está?
-En la curva 3.
-¿Vienes conmigo?
-Uhm, de hecho, tengo una cita con Isa, tengo que correr...
Rodé los ojos.
-Bien, pero vas a tener que probarlo otra vez cuando regreses para ver que todo esté en orden.
(...)
Comiencen a escuchar la canción aquí :)
Un monoplaza estaba estacionado en la vuelta 3, sí. Pero no era el de Carlos, sino el de Charles. Él estaba sentado en la parte de enfrente, esperando por mí.
Frené a mitad de la pista cuando sus ojos se encontraron con los míos.
-Voy a matar a Carlos.
-Puedes hacerlo cuando termine de decirte lo que he querido desde hace meses.
-Nos hemos dicho muchas cosas, Charlie.
Mi corazón late con fuerza en mi pecho, porque sé lo que es esto. Aquí es cuando me lo cuenta todo.
Oh, va a contarme todo. ¿Realmente estoy lista para escucharlo?
-No! Desde Brasil que estamos haciendo esto, posponiendo una conversación que los dos sabemos que tenemos que tener. Hemos sido interrumpidos por muchas personas, pero no aquí. Basta ya de eso.
Se subió a uno de los neumáticos haciendo equilibrio para no caerse.
-¿Qué estás haciendo?
-Sé que dijiste que no te conozco. Que las veces que me contaste todas esas cosas sobre ti no me importaron porque mi comportamiento el día de esa carrera así lo hizo parecer. Pero te lo dije, estuve mal, me desquité contigo por todas las veces que Ferrari jugó conmigo.
-Bájate del auto, Charles, te vas a lastimar, me estás poniendo nerviosa. Prometo escucharte, pero bájate ya.
-Es para darle dramatismo, mi amor, dame un segundo...
Me crucé de brazos como si eso pudiera prepararme para lo que estoy a punto de escuchar.
-Tú no tuviste la culpa de nada, me disculpo, así como me he estado disculpando estos últimos meses, y seguiré haciéndolo hasta que me creas, porque sé que dijiste que me perdonas, pero esta conversación no está de más. Sé que no te gustan este tipo de pláticas, Alice, pero tenemos que hablar de esto. Te equivocas, sí te conozco. Lo sabes, y sé que no lo admites ni para ti misma porque temes lo que me confesaste hace tiempo: le tienes miedo a los sentimientos reales, porque temes que la otra persona se vaya y te deje con el corazón roto, pero yo no voy a hacerlo, te doy mi palabra.
-Charles...- lo apunté.
-Yo no te interrumpí cuando dijiste tu parte.- advirtió con una sonrisa.- Sé que no puedes dormir si no escuchas esos sonidos raros en la noche...
-El ASMR no es raro.
Sonrió.
-Sé que usas el sarcasmo como mecanismo de defensa, y que dices amar la adrenalina pero realmente te aterra cuando estamos manejando en las carreras. Sé que te preocupas por nosotros cada que nos subimos a los autos que tú misma arreglas, lo sé por la forma que nos abrazas cada vez que terminamos el recorrido. Son abrazos de felicidad, pero también de alivio, abrazos de "al menos esta vez regresó con bien", porque temes que te dejemos también, porque sé que piensas en Jules...
Lo miré directamente a los ojos. ¿Ellos se dan cuenta de eso?
-Sé que te gusta armar los carros, diseñar las estrategias y ser operadora porque te gusta tener control de las cosas, sé que tomas fotos de todo porque te arrepientes de no tener tantas fotografías con tu mamá, y que finges que mi inglés es bueno cuando realmente es la peor pronunciación que has escuchado en tu vida.
Sonreí.
Lo de mi mamá lo he pensado toda mi vida, pero jamás lo había admitido en voz alta, ni siquiera para mí. ¿Cómo se había dado cuenta?
-Sé que te has obligado a seguir enojada conmigo más tiempo del que tú misma quisiste justamente porque tienes miedo de que lo nuestro puede llegar a ser algo real. Sé que lo de Max, si bien fue provocado por lo de su papá, te lastimó mucho más de lo que admites. Sé que ves a Carlos como el hermano mayor que siempre quisiste, y a Lando como alguien a quién proteger, así como sé que sigues enamorada de mí y nunca dejaste de estarlo.
Esa frase final me sacó del transe en el que su discurso me puso. Había estado hipnotizada escuchando sus palabras, todas ciertas, reales, acertadas sobre mí. Cosas que no pensé que recordaría, y cosas que jamás le dije, cosas que sabe porque me observa.
Sé que sé que sigues enamorada de mí.
Claro que lo estoy, siempre lo he estado y probablemente siempre lo esté.
Esa frase retumba en mi cabeza. Creo que después de lo que pasó me obsesioné tanto con la idea de vengarme de él, de detestarlo, que dejé mis verdaderos sentimientos a un lado, ignorándolos cada vez que amenazaban con salir. Pero siempre lo supe. Estaba consciente de ello cuando nos besamos en Australia, y cuando nos acostamos hace no mucho en Brasil. Dios, estaba consciente de ellos al verlo servirse cereales para desayunar en los hoteles en los que nos hospedábamos por las carreras.
-Y no me refiero solo a cuando regresaste a Italia, me refiero a cuando éramos niños. Yo podía darme cuenta también. Podía darme cuenta porque era mutuo.
Finalmente se bajó del vehículo, y caminó hacia mí, hasta quedar a poca distancia. No me di cuenta del estrés y la ansiedad que me había causado verlo ahí arriba hasta que sus pies tocaron el piso.
-Mi amor, sé que piensas que amar a una persona y estar enamorada de ella son dos cosas distintas. No lo pensé demasiado la primera vez que me lo dijiste, pero no tengo problema con eso porque significas ambas para mí. Lleno las dos casillas al lado de tu nombre...
De pronto mi corazón se sintió mil veces más grande que mi pecho, rebosante de felicidad, porque la mayoría de las personas a las que les había contado eso se habían burlado de mí, diciendo que era la misma cosa. Pero él jamás lo hizo, me escuchó con atención y detenimiento cuando se lo conté por primera vez. Y ahora está aquí, frente a mí, diciendo que soy ambos para él.
-...Lo supe desde que llegaste, porque al verte solo podía recordar que fuiste mi primer beso, la primera persona que me gustó en mi vida. Han pasado 13 años desde ese momento, pero siempre te tuve presente. Inclusive antes de saber lo que significaba, lo sabía, Alice, eras tú. Y te digo esto hoy, aquí; también estoy enamorado de ti, y creo que lo estaré siempre. Porque jamás me había sentido de esta forma respecto a nadie en mi vida. Porque a pesar de que mis carreras fueran horribles, para mí era una victoria escuchar tu voz en la radio diciéndome que siempre habría más. Escuchar tus bromas sarcásticas o compartir hamburguesas a mitad de la noche en cuartos de hotel, escucharte hablar de Taylor Swift o verte tan concentrada tomando fotos de cualquier cosa. Me hacías detener el auto en el medio de la nada para fotografiar a un árbol que te pareció bonito, Alice, ¿crees que haría eso por alguien más?
Suspiré. Porque sé que aún no termina y ya son las palabras más bonitas que alguien me ha dicho. Me emocioné de inmediato. Después de todo lo que pasó, después de tantos años, vivencias y una fachada de mejores amigos, Charles Leclerc está enamorado de mí.
Y yo de él.
Y es mutuo.
Y... no me siento incómoda al escuchar sus palabras como en otras ocasiones. ¿Por qué?
-Y... eres mi mejor amiga, Ace. Haberte perdido por esos 3 meses fue un suplicio y jamás, jamás quiero pasar por eso de nuevo. Y sé que piensas que quiero a Ferrari más que a nada, más que a todo, pero no es así, hay alguien, una persona que amo mucho, mucho más que al equipo. Esa eres tú. Y me gusta estar contigo, me gusta dormir contigo porque jamás había dormido mejor en mi vida que cuando compartimos la noche juntos. Extraño tenerte conmigo, que descargues canciones en mi playlist sin que me dé cuenta, o prestarte mis chamarras porque nunca puedes admitir que tienes frío, descubrir nuevos restaurantes cada semana, abrir tus botellas de agua o los post- it que dejabas en mi locker, lo extraño todo, Ace.
-Charlie...- acaricié su mejilla con el dorso de mi mano.
Sonrió.
-Es la primera vez que me dices así en meses...
-No, técnicamente te lo dije también en Brasil.
-Lo sé, solo quería que lo dijeras...- rió.- Y lamento mucho todo lo que pasó, todo lo que dije. Pero dios, estaría dispuesto a renunciar a Ferrari si eso es lo que se necesita para que vuelvas a confiar en mí...
¿Cómo dijo? ¿Tanto así?
-...Y te lo dije; eres la única chica a la que me interesa ver vestida de rojo, en pijama en una habitación de hotel a las 3 de la mañana, usando una de mis chamarras en una noche fría o una camiseta con mi nombre en tu espalda, porque mi número 16 es tuyo también, mon amour, yo soy tuyo, lo sabes, siempre lo has sabido.
Agh, es demasiado hermoso. ¿Cómo alguien podría no amar a Charles Leclerc?
Nunca fui una persona sentimental, pero escucharlo decir todas esas cosas me hizo querer abrazarlo y jamás dejarlo ir. Quedarnos aquí por siempre, juntos.
Y ese es un pensamiento que jamás se me había cruzado por la mente en mis 24 años de vida, hasta ahora.
Quería contestarle, responderle, pero todo parecía demasiado. Fue mucha información que procesar en menos de 60 segundos. No sé porqué, pero me pareció todo más sencillo si me sentaba, como si mis pensamientos se comprimieran junto con mi persona.
Y lo hice.
Me senté en el asfalto, a mitad de nada. Charles me imitó.
-¿Realmente tú y Carlos se dan cuenta de eso cuando los abrazo?
Soltó una risita.
-Sí, cada vez.
Súper, tengo que cambiar la forma en la que abrazo.
-Para tu información, la peor pronunciación de inglés que he escuchado, es de Carlos cuando está ebrio.
Rió.
-Anotado.
-¿Puedo decir algo yo?.
-Por favor.
Siento que ese miedo, esa vergüenza que solía sentir al hablar de estos temas desapareció por completo, porque con Charles todo es diferente. Me hace sentir cómoda con mis sentimientos, que puedo contarle todo sin que me juzgue o los minimice.
-Me has gustado desde el día que te conocí cuando éramos niños. Siempre fuiste muy lindo y respetuoso conmigo, y me gustó darme cuenta de que seguías comportándote de la misma forma aun años después. Me cuidaste, me protegiste y me quisiste durante mi estadía en Ferrari, y creo que lo seguías haciendo aun cuando me fui a Red Bull.
Lo miré con detenimiento, y no encuentro más que sinceridad en su mirada.
Terrible error. Sus ojos me sonríen. ¿Cómo alguien podría seguir molesto al ver esos ojos? Dirigí mi vista hacia el atardecer frente a nosotros, debo tener mis ideas en claro.
-¿Qué? Oh sí, se me olvidó agregar que odias el contacto visual, pero eso todo mundo lo sabe. Ya trabajaremos en eso luego.
No dije nada, repasando mis pensamientos, y todo lo que había dicho. Jugué con una piedrita suelta del asfalto.
-Tienes razón... todo lo que dijiste es cierto. Temo cada que la carrera inicia, veo a Carlos como un hermano mayor, detesté a Max porque he estado en el lugar de Checo, y jamás me permití tener sentimientos reales hacia nadie porque así era menos doloroso cuando se iban.
-Pero yo no voy a irme.
-Tú no sabes eso...- dije susurrando, con la mirada clavada en la piedrita suelta del asfalto.- Tú, entre todas las personas sabes que no podemos decir eso con seguridad.
No respondió, porque sabe a lo que me refiero. Sabe que no estoy hablando a terminar o dejarnos de hablar.
No respondió porque estamos pensando en la misma persona.
Ambos estamos pensando en Jules.
-Pero te equivocas en algo... sí confío en ti, Charlie. Lo que dijiste me lastimó mucho en su momento, pero he alargado el realmente platicar contigo al respecto porque me era más fácil ignorarte, e ignorar mis sentimientos que tener que enfrentarlos. Supuse que, al seguir enojada contigo, simplemente desaparecerían.
-¿Cómo va eso?
Nuevamente, no me había dado cuenta de en qué momento había comenzado a dibujar sobre mi mano pero me había dado cuenta de que me relaja y me hace sentir todavía más en confianza con él.
Reí.
-Mal.
Se relamió los labios. Tiene un brillo especial en sus ojos.
-El día que fuiste a verme al hospital y hablaste conmigo, me sentí mil veces mejor. Dejar de hablar contigo a diario fue horrible, te extrañaba todos los días, y saber que estábamos así por culpa mía no me hacía sentir mejor, pero ese día quería decirte todo esto, solo que fuimos interrumpidos, y habíamos sido interrumpidos por todo tipo de personas. Por eso escogí un lugar en el que eso no sería posible, y le pedí ayuda a la persona que ha estado en esto con nosotros desde el día uno, inclusive antes de que nos diéramos cuenta.
-¿Sabías que Carlos sabe el momento exacto en el que comenzamos a tener sentimientos por el otro?
Soltó una de sus risitas adorables.
-No me sorprendería. Durante meses me miraba raro cada vez que un chico se te acercaba. Tiene sentido que nos observara diferente.
Me permití mirarlo. Charles Leclerc tiene los ojos más hermosos que he visto. Sentí que podría mirarlos por siempre sin aburrirme, como si no necesitara más que ver sus ojos, perderme en su mirada toda una vida.
-Así que yo fui tu primer beso, me lo pregunté desde que pasó.- sonreí con satisfacción viendo el sol caer frente a nosotros.
-¿Eso es lo que vas a responder?.- sonrió.
-Siempre había tenido la duda, es todo. Espera, ¿chocaste por eso? ¿El pequeño Charlie estaba tan emocionado por su primer beso que chocó contra el muro de contención?
Asintió timidamente.
-Y no tienes que responder nada ahora, podemos tomarnos un tiempo si quieres que...
Un recuerdo me asaltó, mi corazón latió con fuerza y me emocioné al contemplar la posibilidad de que fuera cierto.
-¿Me dejas hacer algo?
Me miró con duda en su semblante.
-Lo que quieras.- dijo finalmente.
Me apresuré a desabrochar su traje de piloto, teniendo en mente lo que Carlos me había dicho en Brasil.
-¿Qué haces? Estamos en el medio del complejo.- dijo mirando alrededor.
Bajé la cremallera de su pecho, y ahí fue cuando lo vi. Enganchado a la altura del logo de Ferrari, por dentro, justo en su corazón, tal como Carlos me había dicho, está el dije que le regalé hace meses. Aquél que pensé que había desechado cuando nos peleamos.
Echó la cabeza hacia atrás, derrotado.
-Así que es cierto, lo sigues usando.
-Voy a matar a Carlos.- dijo en un suspiro.
Sonreí.
-¿Quieres explicarme?
-Es vergonzoso, preferiría no hacerlo.- dijo mirando a sus zapatos.
-Dime, Charles.
Me sonrió antes de tomarme de las manos, moviéndose de su lugar para quedar justo frente a mí.
-Me diste un dije de la suerte hace tiempo. Se convirtió en mi accesorio favorito para llevar a todos lados, pero como sabes, se enredó en el reloj que me robaron. Afortunadamente pude recuperar el dije, y decidí usarlo más discreto esta vez; ponerlo en mi uniforme en cada práctica, cada qualy y cada carrera para sentirte cerca.
Charlie es una persona muy dulce, la más dulce que conozco. No tiene problema en mostrarse sentimental y vulnerable cuando tiene que hacerlo, y esa es una de las cosas que más me gustan de él. Por eso no lo pensé cuando puse mis labios sobre los suyos.
Correspondió el beso de inmediato, sé que, al igual que yo, ha estado esperando ese momento desde hace mucho tiempo. Enredó sus dedos en mi cabello, posicionó su mano disponible en mi espalda baja, atrayéndome más hacia él, si es que eso es posible.
Su mano en mi cuello, acercándome a él, hasta que sus anillos se enredaron en la cadena de mi collar, obligándolo a sacarlo por completo de entre los pliegues de mi ropa.
-Volviste a usarlo.- dijo viendo el dije de monoplaza que me había regalado en mi cumpleaños caer sobre mi pecho.
-Creí que ya era momento.
Me besó como si eso pudiera compensar los últimos meses sin ningún tipo de contacto. Sus labios seguían siendo suaves y cariñosos. Sus manos en mi cabello, en mi cintura, atrayéndome más hacia él.
Se siente igual que la primera vez que lo había besado, su tacto seguía teniendo el mismo efecto en mí aún después de tanto tiempo, solo que esta vez, ambos sabemos que no será la única.
-Bueno, mira eso, el dije sí es de la suerte.- soltó una vez que nos separamos, pero aun así, no suelta mi cintura.- ¿Esto significa que....?
-Okay, voy a decirte algo que jamás le había dicho a nadie, ¿sí?
-¿Te refieres a además de "te amo", "estoy enamorada de ti" y "Charles, ¿puedes dormir conmigo?" Porque parece que estoy rompiendo todos tus récords.
-Cállate, Charles.- lo empujé amistosamente y me preparé para lo que estoy a punto de decir.- Quiero... quiero estar contigo. Estar contigo de verdad, usar tus playeras al quedarme a dormir en tu departamento, y despertar siempre a tu lado, prometo ya no irme.
Creo que jamás lo había visto sonreír tanto.
-Yo también, mon amour. Desde siempre.- regresó sus labios a los míos.
Entrelazo mis manos detrás de su nuca, acercándome más a él... quedando prácticamente encima.
-Te extrañé.- me animé a decir con mi cabeza en su pecho, sus brazos rodeándome, sus manos jugando y acomodando mi cabello.
-No vas a volver a extrañarme nunca, mon amour, porque no tengo planeado dejarte ir.
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-Andrómeda🏎
Finalmente podemos decir WAR IS OVER.
Sé que todas deseábamos esto, entonces espero que les haya gustado💜
Siempre les avisaba cuando venía drama, entonces me veo en la necesidad de decirles que se preparen para los capítulos más cursis, tiernos y empalagosos que se puedan imaginar, no puedo creer que la misma persona que escribo tanto drama y tantos smuts en los One Shots, esté escribiendo capítulo taaaan dulces, pero me están encantando, ojalá a ustedes también 😭
¿Qué les pareció el capítulo? Quiero leerlo todo✨
Recuerden votar y gracias por leer❤️