𝕮𝖗𝖚𝖘𝖍 εїз KTH⁴

By blossxm_s

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❝Por mas que intente despertar, mis sentimientos no cambiaran. (No puedo controlar mi corazón) El solo sigue... More

Prologo: latidos
La niña que convencio a una bestia
El rostro de la verdad
Antidoto de ti
Domesticar
Una Nueva Rutina
Reminiscencia de una deidad y una montaña
Leyes de piedra y ceniza: mi primer viaje.
El otro lado de mi soledad
Su Suelo Es Mi Tumba
Los Tintes Del Trauma
Te Recuerdo Sonriendo En Tu Siesta
El Album Del Pasado
Viajar A Mi
El Fantasma De La Opera
Coronas y Espinas
Segundas Opiniones
Porque El Me Ama
Los Colores De Su Alma
Abuela, Madre e Hija
La Ultima Gran Dinastía
Bicho de Amor
Ojo por Ojo
El Camino a Busan
La Nueva Reina
Culpa Y Lastima
Promesa
Lady Kim Hanam
Llamado de emergencia
Realización
Tres de Copas
Bendicion o Maldicion
El Otro Lado
Imparable
Barrera
Estallido Emocional
Mal Entendido
Listos o No
Un Lugar Hermoso
Superheroe
Revelación
Tigre Adiestrado
Mascaras
Efecto Sorpresa
Parecer
Latidos: manzana
Latidos: niño interior
Felices Juntos

Save Me

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By blossxm_s

— ¿La señorita Yan está enojada?

Taehyung giró su cabeza hacia un lado cuando escuchó el murmuro de uno de los hombres que se recostaba en las gradas de la cancha. A esta hora del día comenzaban los entrenamientos en grupos de enfoque. Había terminado una sesión extenuante de boxeo con la docena de chicos escarbados que le habían asignado.

Pero, aunque era hora de un pequeño receso el bastante pequeño grupo de Iseul seguía repartiendo golpes como unos desquiciados.

Entre esos, ella, de baja estatura, pero con unos guantes de boxeo que no precian pesar nada en sus muñecas delgadas. Tenía el cabello con destellos morados recogidos en una coleta alta y el top de manga larga que usaba se le pegaba en los músculos y en la curva de sus senos sin ningún disimulo. Parte de su vientre quedaba a la vista y una sudadera color oliva se ceñía en sus caderas, de corte amplio hasta sus zapatos.

— Debe estar en sus días... — otro hombre le respondió con un encogimiento de hombros. — o tal vez le hace falta lo que ya sabe-

No termino la frase porque Taehyung lo tomó del talón que estaba a su alcance y lo halo por las gradas hasta tirarlo en la arena alrededor de la cancha.

— Yah, Taehyung-ah... ¿hace cuánto estabas ahí?

— Lo suficiente. — Taehyung respondió seco agachándose hasta tomarlo del cuello de su abrigo. — ofrécele disculpas a su alteza.

— ¿En serio vas a hacer un espectáculo esto? No dije nada malo. ¡ella ni siquiera lo escucho!

— Yo sí.

— ¡¿Acaso no es verdad?! ¡Tú eres un maldito tigre de cuatro metros, pero no sabes nada de las mujeres! Apuesto que ella se viste así para llamar la atención, porque tú no eres lo suficientemente bueno y debe estar emocionada de escuchar que unos hombres de verdad quieran irse con ella a un lugar más privado lejos de una bestia asquerosa como-

Taehyung enterró la cabeza de aquel joven de cabellos verdes en la arena sin esfuerzo haciendo temblar la tierra.

Él había agotado toda la paciencia que le quedaba de día, aunque apenas era la mañana. El clima era frío, muchos árboles sin una sola hoja prediciendo el invierno. Sin embargo, él estaba tan caliente que incluso la mano que tenía en el cuello del dragón quemó en su piel. El dragón en el suelo se alejó de su atacante, era obvio que no iba a transformarse, además de ser una pelea injusta estaba en contra las reglas de la base.

Jungkook que corría en la pista de atletismo con su grupo se acercó a calmar la escena. Pista: solo le echo leña al fuego.

Empezó una batalla de puños y patadas que incluso trasladó a las dos bestias de dientes filosos y pezuñas al centro de la pista. Todos los demás grupos que entrenaban alrededor dejaron de hacerlo para ver el espectáculo.

— ¡Yah! ¡Ustedes dos! — Namjoon llegó a donde polvo y gruñidos salían como un remolino. — ¡pelear está prohibido aquí! Jungkook, deja de mirar como un tonto y llama a Luhan.

— Es Taehyung hyung...

— ¿Eh? ¿Por qué está peleando? — Raeki llego corriendo desde la parte trasera de la pista al escuchar el ruido.

— No lo sé, solo se que estábamos corriendo como rutina y empezó a enterrar la cabeza de ese dragón en el suelo como si le diera de comer a las lombrices.

— ¡Jungkook! Llama a Luhan y a Yan.

— ¿Por qué me van a llamar? — Iseul estaba ahí frente a ellos tan tranquila que la única prueba de que ha estado practicando boxeo desde el amanecer era como su pecho subía y bajaba. — es una pelea de adolescentes...

— Oh, no me vas a creer quien está ahí. — Jungkook estaba entretenido.

— ¿Quien?

Era usual que los adolescentes se retaran a un duelo, aunque era prohibido a veces algunos árboles alrededor eran testigos de las peleas.

No pudo responder porque el suelo bajo ellos tembló de tal manera que tuvieron que sostenerse entre ellos buscando equilibrio. Iseul alzó su cabeza al cielo, Luhan había bajado como una bala en su forma dragón. Tomó a uno de la pelea con su mandíbula llena de dientes.

Fue ahí que el otro participante de la pelea quedó expuesto. Era Taehyung, en sus dos pies con su cabello rizado cayendo en su rostro sudado y pegándose a sus facciones de completo enojo. Es como si viera al mismísimo Junmyeon frente a él. Aunque Luhan había vuelto a su forma humana y alejaba a su camarada de la pista casi destruida, Taehyung lo siguió a paso firme con manos en puños.

— ¿Acaso nos estás siguiendo? — Luhan le pregunto con voz más fuerte.

— Quiero que se disculpe y se largue de aquí o lo voy a matar.

Hubo un silencio denso entre todos quienes se habían acercado a admirar el espectáculo. Incluso desde las ventanas de la escuela se acumulaban personas sorprendidas.

Nunca nadie había jurado matar a alguien del mismo bando con tanta seguridad.

— Woah. Que denso. — Dojin que había bajado las gradas corriendo para ver el espectáculo no dejaba de sorprenderse.

— ¿Podemos todos saber que hizo para que jures matarlo a sangre fría a plena luz del día? — Namjoon quien era el más diplomático ahora tomaba su lado, como apoyo o para juzgarlo. — las peleas están prohibidas y mucho más está prohibido matar a alguien del mismo equipo.

Taehyung no dijo nada, solo vio a donde Iseul se abrazaba a sí misma sin una expresión en su rostro de jade.

— No lo puedo decir frente a todos, no voy a repetir sus asquerosas palabras. Solo sé que debo matarlo si no es expulsado. Incluso si lo es no creo que pueda vivir por mu-

— ¿Solo porque dije que su noviecita es una perra que necesita de una buena cogida? ¡pues entonces lo voy a gritar a todos ahora! — el peli verde que parecía pasar a una mejor vida regreso al conocimiento para gritar sin un par de dientes. — ¡Yan Iseul es una zorra muerde almohadas, buena para nada que desaparece Justo cuando se le necesita! Solo es una cara bonita de la revolución, nada que-

No pudo hablar nada más porque Taehyung hizo el amague de tomarlo entre sus garras hasta dejarlo irreconocible. Namjoon como estaba a su lado lo ancló al suelo como un saco de papa que se retorcía bajo su peso y el peso de la gravedad.

Sentía la mirada de todos en mí, unas con pesar y otras claramente con enojo.

— Si Taehyung no lo mata, lo voy a matar yo. — Nanhee que permanecía calmada siempre dijo a su lado.

— Y yo. — apoyo Raeki jugando con la base de su espada.

— El... va a ser expulsado, ¿está bien? No va a regresar a casa y mucho menos aquí. No puedes matarlo, aunque quieras, su familia va a cobrar venganza y el resentimiento de un dragón es tan grande como ellos mismos. — Luhan le había dado un buen golpe al pelo verde y se agachó a calmar a Taehyung.

Pero el hombre tigre seguía retorciéndose con ojos inyectados de sangre. Hasta ahora una herida en su estómago empezaba a sangrar y hacer un charco de líquido rojo en el pasto.

— Yo me encargo de Taehyung, llévense a los demás de aquí. No ha pasado nada. — Iseul dejo salir una risa nerviosa mientras atravesaba la pista de atletismo. — el estará bien, Hanam. No tienes que seguirme.

— No te sigo. Voy a matar a ese imbécil.

Iseul quiso reír, pero no lo hizo, solo le pidió a Hoseok que se dispersara la multitud hasta que la puerta a la enfermería quedara libre.

Namjoon seguía sentado encima de la espalda de Taehyung, como un cazador cuando logra atrapar a una presa pesada. Con un gesto de mis dedos se levantó y Taehyung dejo de luchar contra las sogas invisibles que lo mantenían en el suelo. Se levantó con orgullo, sus hombros cuadrados y su cabeza en alto hasta que vio la mirada que le daba Iseul.

Pensó en cuánto desearía que sus ojos fueran una cárcel de la que no puede volver a salir, aunque le dieran libertad.

— Vamos a la enfermería. — es lo que dijo Iseul y lo que bastó para que el la siguiera sin rechistar.

El camino fue incómodo, tan incomodo como una pareja de ex casados cuando comparten un hijo y deben fingir que se llevan bien.

— No te preocupes por ese imbécil, voy a lidiar con el yo mismo. — Luhan nos seguía a una distancia prudente.

— No me preocupo por el en lo absoluto, ¿Yoongi lo sabrá?

— Tengo que darle un reporte...

Iseul lo vio de reojo mientras subían las escaleras amplía.

— ¿Podrías simplemente omitir todo hasta la pelea? Por el bien de las relaciones entre el océano y su reino.

Si, ella sabía que Taehyung es capaz de matar por ella y soportar una venganza que dure mil años sin un gramo de arrepentimiento. Sin embargo, Junghyun tiene una forma bastante diplomática de vengarse.

Y una montaña llena de dragones quedaría en polvo si él lo ordenara.

— Lo tendré en cuenta, su alteza. Sin embargo, si empieza a preguntar por detalles tendré que darlos.

Iseul asintió una vez despachándolo al llegar al final del pasillo en el segundo piso. El solo estaba a cargo temporalmente y el dragón jefe era quien siempre tenía la última palabra.

Iseul abrió la puerta de su consultorio privado, el olor a antiséptico llenándolo todo y el blanco de sus paredes atrapando la luz que entraba de una ventana pequeña. Ella señaló la camilla y Taehyung se sentó, sus pies colgaban pocos centímetros del suelo. El la vio lavarse las manos, colocarse los guantes de látex blancos y llevar cosas a la mesa de noche al lado de la camilla. Su corazón latía con más fuerza en su pecho que cuando estaba peleando, entonces ella señaló que se recostará con una pequeña sonrisa y pensó seriamente en que necesitaría otro corazón.

"Uno no es suficiente" pensó Taehyung en cuanto quería tener dos para dárselos a la adorable doctora que ahora levantaba su sudadera.

— ¿Sabías que tenía una navaja escondida?

— Si. — el respondió con un hilo de voz, nada como el tigre que vociferó a los cuatro vientos matar a su adversario.

Ella sin decirle más nada empezó a limpiar la herida y prepararla para una sutura. Era demasiado profunda para solo vendarla y a la vez no era tan grave para hacer una cirugía. La piel del hombre tigre era bastante gruesa tanto como su orgullo.

Ella hizo su trabajo en silencio, solo el leve sonido de personas caminando en el pasillo del segundo piso o risas que atravesaban la pequeña ventana. Taehyung apartó su mirada cuando creyó que sufriría una herida en el corazón al tenerla tan cerca después de tantos días llenos de formalismos. Ella ejercía su profesión con la misma delicadeza con la que le hablaba a los demás, seguramente que por eso todos estaban sorprendidos de que algunos días ella no hablara o contestara con frases cortas. Él sabía por qué y por eso no la presionaba.

— Tendrás que tener cuidado con la cicatrización, tomar medicamentos y bañarte con cuidado. — ella recitó las palabras más memorizadas en su vida mientras se quitaba los guantes. — evita correr por tres días, come verduras y nada de ir a cazar hasta que deje de sangrar.

— ¿No hay caza? ¿Qué comerá su alteza entonces?

— Taehyung, los supermercados volvieron a abrir y la comida no escasea. Es hora de que dejes los animales del bosque en paz.

Taehyung se sentó en el borde de la camilla mientras ella se agachaba en su escritorio en busca de las medicinas que le daría.

— Voy a dejar de hacerlo...

— ¿Hacer qué? — ella preguntó rozando la exasperación.

— Lo que su alteza quiere que deje de hacer.

— Voy a empezar a creer que olvidaste mi nombre. Empecemos por dejar de llamarme su alteza o majestad, yo no tengo palacios a mi nombre ni montañas de seguidores en esta vida. Soy Yan Iseul.

— ¿Acaso le molesta?

Una bolsa cayó en la madera del escritorio instaurando más tensión en la sala.

— Creí que la etapa de empezar peleas a mi nombre había terminado.

— El solo estaba manchando su buen nombre con insultos y mentiras. ¿Eso es algo que debo dejar pasar? — el solo recuerdo le revolvía las tripas a un Taehyung que casi pierde las suyas por una navaja. — nadie tiene derecho de decir todo eso y salir de mi vista vivo.

— Sabias que tenía una navaja.

— Puede tener una bomba nuclear o una piedra... no hay diferencia para mí.

— Hablamos de esto cuando recién llegaste a este lado, no sabes quién es el. De que es capaz de hacer por un simple comentario absurdo...

— No fue un comentario absurdo. El hablo mierda sobre ti y seguramente pensó cosas peores, yo seguí tu consejo de pedir que se disculpara. Él no lo hizo entonces tenía que seguir mis formas.

— ¿Y tus formas era matarlo? A sangre fría, a plena luz del día y frente a todos sus otros colegas.

Había una llama de enojo que se incendiaba en Iseul y por consecuente hacía que Taehyung se sintiera más agitado. Ella no estaría defendiéndolo, ¿o sí?

— Perdóneme por mi imprudencia y por rechazar la domesticación... pero que hablen así de usted solo hace hervir mi sangre. Como si le echaran fuego a mi piel hasta dejarla en cenizas e incluso así yo pelearía por su bien nombre. No soy un niño, no soy un inadaptado, soy un hombre y una bestia que solo se rige por lo que está bien y lo que está mal.

— Sabes que me importa un completo rábano lo que tiene el por decir de mí, sabías que tenía una navaja y aun así te lanzaste sin pensarlo dos veces. Eso es lo que está mal de todo esto.

— ¿Tu lo sabias?

Su pregunta hizo que Iseul diera un paso más cerca de un Taehyung que ahora miraba sus manos entrelazadas en su regazo. Nudillos blancos de la fuerza en que ejercía, como si fuera a romperse las muñecas el mismo.

— Si, el me lo dijo una vez cuando rechacé ir a una cita después de la guardia. No sé qué pensaba en ese momento, pero seguro el alcohol y la droga le atrofiaron el cerebro. — hizo un gesto de restarle importancia al tema. — no es la primera vez y no será la última así que te advierto que pienses un poco antes de buscar una pelea. Todos aquí quieren tener una excusa para acusarte de algo y si algo malo-

— ¿Y le dijo que soy su novio?

Taehyung ahora veía el collar que colgaba sobre el hueco entre sus clavículas. El ojo de tigre le devolvía la mirada.

— ¿Qué otra cosa le diría? ¿Que en vez de un novio tengo un hombre que ni siquiera es capaz de verme a los ojos o decirme algo más que un miserable estas bien? Taehyung, no quería traer el tema de esta forma... pero ahora que un imbécil te hizo decir más de dos palabras entonces lo voy a hacer. ¿Qué es lo que te pasa? Quiero la verdad.

— Yo también quiero la verdad.

— Lo que viste ese día en el laberinto no es la verdad.

— Si tanto le molesta que haya reaccionado de esta forma entonces no puedo hacer mucho por usted, Yan Iseul o su alteza. Lo que me pide no lo puedo cumplir, aunque yo haría cualquier cosa por usted.

— ¡¿Que se supone que haga con esa respuesta?! ¿Te digo que no lo hagas? Ahí afuera hay muchos que pueden tener una opinión diferente de mí, ¡¿Vas a ganarte el odio de todos ellos?! ¡¿Vas a dejar que te atraviesen con sus piedras y cuchillos?! ¿Por qué no piensas una vez en como esto me hace sentir? — su voz era veneno, cada palabra pronunciada con tanto enojo que incluso la punta de su dedo temblaba cuando la puso en el pecho contrario. — tú crees que eres más listo que todos ellos, pero te lo voy a decir una sola vez, Taehyung. No intentes demasiado en sacarme de mis casillas o juro que-

— ¿Qué? ¿Vas a alejarte de mí? ¿Más de lo que yo nos he alejado? Creo que fui muy claro cuando decidí alejarme de todos ustedes... de ti.

— ¿Es por qué sientes pena por mí?

— Nunca sentiría pena por usted, su alteza, porque nunca los problemas por los que pasó y por los que pasara son por su culpa. — el alejo el dedo que seguía en su pecho y se atrevió a verla a los ojos. — es mi culpa. Porque soy demasiado insistente y ambicioso, desde que era un sucio tigre en las calles de su reino nunca la dejé ir. ¿Fue por eso que no se deshizo de mi en el pasado? Incluso en esta vida me he anclado a usted como un maldito virus que-

— Cállate.

— No, no voy a callar lo que todos saben. Tal vez lo haya olvidado y voy a rezar para que ningún recuerdo así la atormente nunca más, pero yo... yo lo vi todo, su alteza. Cada que cierro mis ojos lo veo claramente. Esos recuerdos... incluso si son un trozo incompleto de la verdad... el solo saber que si sucedieron ha estado clavado en mi corazón sin posibilidad de sanarlo. ¡¿Por Que me pides que me quedé sin hacer nada de nuevo?! ¡Ya te he probado y le he probado a todos que no pueden volver a humillarte frente a mis ojos!

— Eres un tonto si crees que no recuerdo.

Los ojos de Taehyung empezaron a lagrimear por primera vez desde que regresó de ese horrible laberinto de recuerdos horribles.

— Iseul...

— Todo lo que dijiste solo me hace querer morir aún más. ¡¿En serio te crees dueño de mis recuerdos?! ¡¿Crees que sabes todo se mí?! Yo estuve ahí, recibí lo que merecía, los escupitajos de esos hombres, sus manos en mi cuerpo y sus espadas atravesando mis huesos hasta hacerlos polvo. — Taehyung en ese momento creyó que Iseul le daría una bofetada, pero solo le dio un leve golpe en su pecho con su puño cerrado. Incluso aunque a él no le dolió nada hizo vibrar la camilla y se cayeron cosas de la mesa de noche. — ¿Crees que yo querría que estuvieras afuera de esa jaula ese día? Solo te quería lejos de mis problemas, en el bosque cazando algo o recolectando las flores de temporada. ¡No sé qué tengo que hacer para que me entiendas que nunca quise esto para ti! ¡¿Por qué insistes en quedarte ahí viéndolo todo?!

— Su alteza... yo... yo, es mi culpa. Todo eso sucedió porque soy una bestia del infierno. La muerte de sus padres, la caída de su reino, el odio de todos a los que usted tanto amo, fue porque me mantuvo cerca suyo a pesar de las advertencias. No sé qué mierda se me pasaba por la cabeza cuando me quedé ahí como un maldito gato de casa.

— ¿Y eso que tiene que ver conmigo? ¡¿Quién soy yo para juzgar lo que eres?! ¡¿Acaso soy un dios supremo?! ¡¿Es eso lo que quieres?! ¡¿Vas a hacer lo que te digo si te castigo y te encierro en una celda con una estaca entre tus cejas?!

A este punto Taehyung no sabía que decir, nada en su cerebro parecía capaz de calmar la furia que salía de Iseul. Nunca antes la había visto así, ni siquiera contra los injustos o los abusadores, ella no perdía la paciencia a no ser que algo muy malo hubiera pasado.

Su terapeuta se lo había dicho una vez, el enojo que él tenía siempre como una llama sin extinguirse era respuesta a un trauma. En su caso, la muerte se sus padres y la desaparición de Hanam. Pero ¿el enojo de Iseul era respuesta a un trauma?

— ¡¿Acaso no es por mí que el demonio en Junmyeon regresó?! ¿Vas a negarme eso también? Ya lo sé todo, Iseul. Aunque intentes convencerlos a todos que no es por mi culpa... yo sé muy bien mi naturaleza. La he sabido desde que tratabas a Seokjin. — Taehyung también empezó a alzar su voz, pero aún tenía cierta reverencia hacia la mujer frente a él. — soy un demonio y uno bastante malo, aunque hayas querido que tuviera una vida humana y una actitud civilizada no lo podrías lograr al final. Solo traigo desgracia a todo quien me tiene cerca, su pueblo, su castillo, su familia... todo se destruyó en ese entonces porque me tenía cerca de usted. Tenía que eliminarme, desde que me viste en Quelpart, solo así nada de esto hubiera sucedido.

Iseul no lo podía creer, sus oídos tampoco y su reacción fue de pura incredulidad en sus ojos de ciervo.

— Taehyung, cuando dije que lo que vieron no fue toda la verdad fue en serio. Tal vez la Yan Iseul de su primera vida tenía buenas intenciones, pero era ingenua y el mal y el bien solo están a un paso del otro. Yo hice cosas malas, he matado personas inocentes, he incendiado pueblos enteros, he dejado niños sin padres, mujeres sin hijos y he masacrado cada cosa hermosa que se ha atravesado por mis ojos. Este castigo, está maldición es mía. ¡Este maldito infierno es lo que yo misma cree así que deja de decir que es tu culpa! — a este punto su voz salía lastimada de tanto gritar y las lágrimas se estancaban en el borde de sus ojos. — tal vez en tus recuerdos soy la víctima de esta historia, pero en la de los demás y en la mía, en todos los que vivieron en ese entonces yo soy la única villana. Es por eso que te insisto en dejar de defenderme tan desmesuradamente, porque cuando los demás lo sepan vas a quedar solo y yo no voy a ser capaz de estar ahí para ti.

— Su alteza, no mienta solo para hacerme sentir mejor. Usted nunca sería capaz de hacer eso-

— Lo soy, soy capaz de eso y más por ti. ¿Dónde está tu collar?

Iseul lo tomo del cuello y el cómo un muñeco sin alma aceptó el escrutinio.

— Es una joya muy valiosa para usted, no es para que algo tan sucio y maldito como yo lo use. — Taehyung no había dejado de llorar todo el rato.

Como el cachorro de un tigre sucio y solo en el callejón de un reino extraño. Iseul entonces dio un paso atrás, como si alguien le hubiera enterrado un puñal. Taehyung intento ofrecerle su mano, olvidando por un momento cuan maldito y sucio era sobre las ropas de una reina.

Ella solo la alejo con un golpe.

— ¿Por Que me haces esto? ¡¿No es suficiente dejándome en tu puerta todas las noches?! ¡Te he dado espacio, dejó que me ignores y me llames señora como si fueras un extraño! ¡¿Que más tengo que soportar cuando solo quiero estar cerca de ti?! ¡Se que me he equivocado, sé que he hecho mal pero no tenía que rechazarme de esta forma! Si me lo dijeras lo entendería, Tae, no tenías que quitarte ese anillo.

— Pe-pero está en un cajón de mi mesa de noche... no lo he botado... planeaba entregárselo.

— ¡Yo no lo quiero! ¡Te lo di a ti porque es la única forma que puedo tenerte cerca! ¡En tu primera vida nunca siquiera lo hubieras alejado de ti! ¿Como te sentirías si me quitara el que me diste ahora mismo?

Taehyung entendió ahí que hizo algo muy malo a los sentimientos de Iseul. Aún enojada y sonrojada en mejillas del enojo, sus ojos eran un pozo de una tristeza más densa que la niebla.

Ese anillo era la única forma física de saber si el aceptaba su amor, tanto si alguno de los dos se aleja o muere. Esa joya nunca perdería el valor sentimental de una mujer que guardó la única joya de su primera vida para dársela a un hombre sin una sola fortuna. Porque lo ama y espera que él lo acepte por los años siguientes.

— ¡Dejen de pelear! No me gusta verlos gritarse... — una pequeña figura había entrado al consultorio, sus manos pequeñas en las orejas abajo de su cabello rubio rizado. — unnie, deja de hacer llorar a Taehyung oppa. Seguramente él se va a portar mejor.

— Kyle, ¿Qué haces aquí?

Antes de que Iseul direccionara su enojo a la pequeña, Taehyung la cargo entre sus brazos ignorando la tensión en su vientre bajo.

— No estábamos peleando, pequeña. Discúlpanos por asustarte... no va a suceder de nuevo. Te lo prometo. — le dio un beso bastante grande en su cabeza y con su mano libre le hizo cosquillas mientras le daba una media vuelta.

— Te hice una pregunta, Kyle.

Taehyung la miro con una súplica, "tu enojo es conmigo" le susurro, pero ella lo ignoro. La pequeña entonces abrazo a Taehyung del cuello buscando apoyo y se encogió en su lugar.

— Vine a decirles que Baerin unnie regreso con Yoongi oppa. Los esperan en casa.

El camino a casa fue bastante incómodo, incluso peor que el camino de ida a la enfermería. Iseul decidió ir adelante por dos metros de un Taehyung que seguía cargando a la menor en su cadera.

— Oppa, ¿pasa algo muy malo con Isie unnie? — la rubia le susurró al oído llena de miedo.

— No te preocupes pequeña, es mi culpa por no pensar mejor mis palabras. Ella solo está enojada conmigo... no tienes la culpa.

— Pero yo te preste mi habitación. ¿Acaso estaba interrumpiendo todo este tiempo?

Taehyung hizo una mueca en forma de sonrisa mientras dejaba un beso en el nacimiento de su cabello. Al final, fue su idea intercambiar habitaciones con Kyle.

No la usaba mucho, la mayoría del tiempo dormía en su forma de tigre en el patio.

— Me hiciste un favor, pero no es por eso que ella está enojada. Ya verás que pronto se le pasara.

— ¿Y oppa dejara de llorar?

— Es porque amo mucho a Isie, me entristece verla enojada. Porque sé que después va a sentirse muy mal por gritarme e insultarme. — a Taehyung no le importaría si ella lo maldice tres mil veces, pero la última vez que se enojó con Taehyung ella desapareció un par de días y regresó con lágrimas inundando su habitación. — cuando ames a alguien con toda la fuerza de tu corazón y alma vas a entender a lo que me refiero, nunca deberías hacer enojar a esa persona al punto que pierda la razón. Isie solo se preocupa por mí, por ti, por todos y su bienestar. Por eso tiene mucho estrés y se enoja con facilidad.

Kyle asintió, pero supo que no era toda la verdad, pues nunca esperaría encontrar una respuesta imparcial de alguien que ha amado a Yan Iseul desde hace tres mil años atrás.

Al llegar a casa Iseul giro su cabeza por primera vez desde que dejaron la escuela y su rostro ya estaba más sereno. Sin rastro del enrojecimiento en sus mejillas o lágrimas en sus pupilas ónix. Sus hombros al final se habían desecho de la tensión y su espalda dejó de estar tensa, incluso practicó una sonrisa o dos delante del reflejo de la ventana.

— Kyle, Baja de los brazos de Taehyung.

— Pero Taehyung oppa está muy cálido. ¿Acaso unnie no siente frío? — un puchero adorno el rostro de la menor.

— Él está herido. — esa fue suficiente razón para que al extender los brazos la menor bajara al suelo y tomara su mano. — llévanos a donde Baerin unnie está.

Todos estaban rodeando la nombrada que se paseaba por la sala contándoles a todos sus últimas hazañas. Yoongi en un sillón la veía con una sonrisa de dientes pequeños, su cabello había crecido hasta llegar debajo de sus orejas y sus ojos anfibios permanecían serenos. Baerin en cambio pudo detectar enseguida quienes volvían a visitarla, su cabello volvía al castaño oscuro pero sus ojos habían aclarado aún más, del marrón claro a un ámbar como la miel de abeja. La flor en su frente ya no era un capullo, era una flor de loto tan pequeña y delicada como la voz que llegó a un breve descanso para darle un abrazo a Iseul.

Tal vez para los demás pasó desapercibida la forma en que Iseul se apoyó entre sus brazos, pero Taehyung noto en seguida que probablemente duraría más de lo esperado.

— Bienvenida, unnie. — Iseul susurro en el abrazo estrujándola de vuelta. — ¿cómo estuvo su viaje?

— Corto y emocionante.

— Te extrañe...

— Y yo los extrañé a los dos mucho más. — Baerin fue la primera en alejarse tomándola de las mejillas con mirada inquisitiva.

Algo encontró porque giro a ver a Taehyung a los ojos, una severa línea entre sus cejas.

— ¿Sucedió algo?

— Ah... solo tuve una pequeña pelea con alguien sin importancia. — Taehyung respondió y aceptó el abrazo de Baerin. — bienvenida Baerin noona.

— Luego me vas a contar lo que paso.

Baerin bajo la mirada a donde estaba su herida y volvió su vista a Iseul. Esta última solo sonrió con labios sellados agachando su cabeza.

Los hizo sentarse uno al lado del otro en el único sillón libre mientras contaba lo que había hecho en los últimos días. Se había aislado en el templo de aquella diosa de la montaña en el norte y Yoongi se había encargado de ahuyentar cualquier disturbio que rodeara la montaña. Ambos se habían comprometido a entrenar sus cuerpos y almas para atravesar los duelos que interpondría en su relación con cada una de sus vidas pasadas.

— Entonces... unnie... ¿puede volver a ver? — Dojin pregunto más tímida de lo que usualmente era.

— No. Mis córneas siguen sin funcionar. — lo dijo de una forma tan simple que algunos no evitaron sentirse mal. — pero eso no significa que no haya ganado algo mejor, ahora soy capaz de ver cosas más allá de lo físico.

— ¿Fantasmas? — Hoseok estaba aterrorizado.

— No, hablo de las almas... reconozco su reflejo en la luz, la textura y por lo tanto puedo ver facciones de las personas que las poseen. También veo los seres vivos, plantas y océano, algunos sin vida como las rocas y las escaleras. Por lo general aparecen como un borrón negro pero una vez que me concentro puedo reconocerlos.

— ¿No le duele la cabeza ver tantas formas y colores sin forma? — Luhan estaba a un lado de la habitación y si no hablaba pasaba bastante desapercibido.

Ella dio un suspiro y sonrió con toda su dentadura.

— No. Es bastante reconfortante verlo todo sin detalle, pero a la vez más profundo se lo que ustedes pueden ver.

— ¿De qué color es mi alma? Apuesto que debe ser muy brillante como un faro.

— Jungkook, es de color moho. — Yoongi bromeo con el menor y después de un movimiento de manos le pidió a su novia que se sentara. — debemos descansar del viaje y prepararnos para mañana. No molesten.

— Y yo que creía que algo iba a cambiar en Yoongi hyung...

Después fue nuestro turno de contarles cosas a la pareja recién establecida. Sin muchos detalles y de la voz de Hanam le resumimos los pocos meses sin su presencia.

Cuando lo más reciente llegó a colación, aquel laberinto de recuerdos, Baerin no cambio su expresión de curiosidad. Ella luego nos contó que algo parecido había pasado en su visita a aquel templo escondido entre montañas desoladas. La única diferencia que Yoongi pudo discernir es que aquellos recuerdos que ellos tuvieron si estaban completos o al menos en su mayoría, y tenían un lugar lineal en la historia.

No fueron recuerdos buenos, pero tampoco tuvieron un espectáculo de recuerdos horribles como los demás.

— Yan, ¿Crees que podríamos hablar en privado? — Yoongi se acercó a Iseul que no dejaba de cuchichear con Baerin y las demás.

— Si vienes a ofrecer lingotes de oro o un dragón de carga no. No es necesario ningún tipo de premio por solo aconsejarte a lo que sabía que iba a funcionar.

— Yah, no me gusta deberle nada... mucho menos... a personas como tú.

El alzó las cejas e Iseul solo hizo lo mismo en sorpresa. ¿Qué tanto sabe Yoongi? ¿Acaso Baerin le había dicho algo o fueron sus propios recuerdos? Cuando se disponía a seguirlo a la biblioteca todos se dispersaron a seguir con sus cosas cuando alguien tocó a la puerta.

— Te buscan, Iseul. — Namjoon que tenía siempre una comunicación privada con los guardias de la casa le señaló la puerta con sus ojos. — pasaron los circuitos de seguridad sin ser advertidos.

— ¿Por qué sabes que me buscan entonces?

— ¿Habría razón para que alguno de aquí fuera buscado por alguien de afuera? — esta vez fue Jimin quien susurró.

Iseul chasqueó la lengua y bajo los escalones que había subido. Todos tenían razón.

Giro su cabeza levemente donde Taehyung ahora recogía la taza de té y demás tazas que usaron para la conversación con los recién llegados. Sus manos hacían temblar la vajilla y sus ojos estaban lejos de la mesa, más cerca a la puerta.

— Taehyung, acompáñame. — aunque fue una orden su voz era suave y el dejó lo que había recogido en la mesa y corrió a la puerta con ella.

Iseul no pudo evitar la pequeña sonrisa que prendía del borde de sus labios. Era tan fácil hacer feliz a Taehyung.

¿Por qué es más difícil para ella ser feliz con lo que tiene?

Al abrir la puerta Taehyung fue quien dio dos pasos adelante frente a un hombre de unos cuarenta años vestido en traje. Iseul solo permaneció en el umbral de la puerta, inclinando su cabeza a un lado para poder ver parte de su rostro.

— ¿Está es la vivienda de Yan Iseul? — el pregunto con un coreano perfeccionado.

Era extranjero. Occidental y con ojos verdes.

— Eso depende.

— ¿Es usted su guardia?

— Su novio. — Taehyung podría tener inseguridades, pero esas solo las sabía Iseul. Los demás no verían nada más que un hombre de casi dos metros de brazos cruzados y ojos como una bestia sin domar. — ¿qué mensaje quiere que le dé?

— Pero la señorita Yan está detrás de usted...

— Sí, bueno... de lo que diga depende si es importante para dejarla escuchar o si quiero quedarme con su cráneo para jugar baseball.

Iseul disimulo la risa con una tos bastante fingida.

— Vengo en representación de la fundación de la cual la señorita Iseul es fiel proveedora. Hay organizado un evento de moda y subasta esta noche, debido a lo confidencial del evento y de su propia vivienda he tardado en entregar la carta. Puede dársela por favor.

El hombre no le temía lo que lo hizo aún más sospechoso. Taehyung no necesito girar un poco su cabeza para saber que Iseul había asentido con su cabeza.

El hombre le hizo firmar un cuaderno de confirmación y como cualquier otro mensajero montó en su auto negro lejos de la vivienda. Iseul creyó que Taehyung abriría el sobre por si hay algún veneno en polvo o explosivo, pero solo lo devolvió a su dueña sin una sola palabra. El seguía feliz, aunque un poco desconfiado, sabía que Iseul había dependido de él un poco más para lidiar con cosas que en otro momento ella lidiaría sola.

Ella le agradeció y ambos entraron a la casa. Iseul leyó la carta lo suficientemente alto para que el entendiera.

— Voy a ir al evento con las chicas, seguramente será divertido y muchas de ellas necesitan distraerse. — pensó en alto y miró al más alto evaluando su expresión. — ¿alguna otra sugerencia?

— No, es una buena idea su- Iseul.

— Va a haber un tiroteo en ese lugar. Si no lo hubiera no pensara ir, pero... por si alguno de los demás pregunta solo vamos a ver ropa de colección y gastar dinero en pro de los niños sin hogar.

— ¿Como sabes que sucederá un tiroteo? — Taehyung ahora fruncía su ceño.

— Porque soy Yan Iseul. Esas cosas las se.

— Entonces deben ir armadas.

— ¿Te encargaras de eso? Por favor. Hablaremos cuando llegue.

No necesitó rogar, Taehyung estaba seguro que el tiroteo iba a ser frustrado. Iseul y las demás no eran unas doncellas indefensas, incluso más que los hombres del grupo, procedían con cuidado en cada misión. Su margen de fracaso no llegaba ni al uno por ciento.

Eso ya hablaba de la confianza que todos le tenían. Pasar desapercibidas sería sencillo por su fama y porque sin los hombres, los retadores pensarían que quedan indefensas.

Iseul pensó en llegar al campamento donde Junmyeon y los demás estaban, tal vez ellos sabrían más de lo que sucedería. Además, tenía que darle una noticia que seguramente sería motivo de celebración para todo el fuerte. Como acostumbraba en las tardes mientras se ponía el sol, salió a caminar por el patio trasero, Kyle a veces la acompañaba, pero ya había sido devuelta a su casa. A esta hora, seguro todas sus amigas estaban en una habitación vistiéndose y arreglándose, pero ella no se permitía permanecer mucho tiempo en el mismo lugar.

Desde que aquellos recuerdos fueron compartidos y desde que Hanam escuchó la verdad de sus intenciones, ellas habían permanecido más lejos de su propio alcance. No porque odiaran a Yan Iseul.

Es porque sería irrespetuoso con la Yan Iseul de la primera vida, hablarle tan casual de cosas que la realeza no debe escuchar. Al final de todo... era la princesa imperial, unas incluso sospechaban que gobernó y usó una corona más grande que muchas mujeres de la época imperial en Juseon.

Había tanta incomodidad en las palabras y miradas que se daban.

Yan Iseul de esta vida palmeaba más con detalle la soledad, luego de haber probado la compañía y complicidad que traen sus amigas. De aquellos primeros días después que casi se suicida, como se reunían a contar historias, a maquillarse, pintarse las uñas, entrenar lejos de casa y hablar de romances en novelas de amor. Esas salidas a la ciudad a tomar el tren y luchar espalda a espalda para luego reír hasta llorar muy tarde.

— Seul-ah! — un coro de voces le hizo detener sus pasos.

Giro levemente la cabeza y seis figuras hacían sombras en el último resplandor del sol. Sus sonrisas enmarcando cada uno de sus rostros, las chicas corrieron a abrazarla tan fuerte que sus piernas casi ceden y caen al suelo.

— ¿Por qué tan sola? ¿Acaso Taehyung-ah volvió a molestarte?

Iseul sonrió al verlas a todas, sentir sus brazos rodearle y sus labios en sus mejillas sonrojadas.

— Él nunca me molestaría tanto.

— ¿Y ese sonrojo? — Dojin la tomo de la mejilla entre sus dedos. — te estuvimos esperando todo el rato para ir a vestirnos. Necesitamos que te pruebes las opciones.

— Pero yo ya tengo un vestido para la ocasión...

— No vas a ir con uno de esos vestidos de abuela... tienes que ir sexy. Ese es el dress code.

Iseul miró a Gyeol confundida. Claramente ese no era el mensaje, pero al final todas soltaron una risa de complicidad arrastrándola hasta el segundo piso de la vivienda.

Justo ahí en la habitación de Nanhee todas se vistieron y probaron trozos de tela que muy seguramente no cubrirían mitad de las armas que podían llevar. Iseul se decidió por un short de gamuza, justo debajo del muslo y que en sus caderas era adornado de cadenas de plata con grabados de mariposas que tintineaban al mínimo movimiento de sus caderas.

Un top del mismo color arriba de una camisa de malla fina, mangas largas y cuello alto. En realidad, no iba a poder cubrir casi nada.

Cuando se acercó al espejo casi no se reconoce a sí misma, su maquillaje ahumado y labios rojos cereza eran bastante tentadores. Casi se sentía como una de esas mujeres que salen en revistas luciendo lencería. Alguien se agacho a su lado y se dio que era Hanam que le hacía entrar en unas botas altas hasta por debajo de la rodilla en cuero negro.

— ¿Son cómodas? — preguntó la menor que tenía su cabello durazno en rizos y un vestido más pequeño del que alguna vez le vio usar.

— Gracias.

Iseul asintió una vez caminando, luego ella misma se peinó el cabello en una coleta alta dejando su nuca atractiva a la vista.

— Tal parece que tinturarse el cabello fue un ritual de amistad que me perdí. — Baerin usaría una falda y top de millones de won. — aunque debo admitir mi cabello no soportaría otra tintura.

— Claro que puede, todo está en el color que decidas.

— A Yoonie le gusta el castaño oscuro.

— ¿Y por qué el castaño oscuro? — Gyeol preguntó burlona terminando su maquillaje.

— Es mi color natural... cuando pierdes la vista es muy difícil saber cómo luces todo el rato, entonces recordarme con cabello castaño es más fácil. También me gustan mucho las texturas.

Empezó a pasar sus dedos por las joyas que adornaban su cuello desnudo.

— Pues siendo honesta, te ves muy hermosa y sexy. Tanto que hombres y mujeres no dejarán de verte todo el rato para pedirte una cita. — Dojin le dio un abrazo por atrás con afecto.

El dresscode no era sexy, pero todas decidieron que sería mucho más fácil llamar la atención de esta forma. Muchos de los asistentes eran profesionales de la moda, hombres ricos y jóvenes que aman la moda. Tendrían a todos los presentes al pendiente de las cosas que brillan y no si estaban planeando arruinar el evento.

Iseul se vio por última vez en el espejo de cuerpo entero en la esquina de la habitación. Vestir todo de negro era nuevo para ella y mostrar los muslos y demás partes de su cuerpo que en un pasado nunca verían la luz del sol era un poco aterrador.

Se vio a los ojos, un negro más profundo que las ropas y sus dientes de conejo salieron a la vista cuando sonrió a medias.

Afuera de la casa había un auto preparado y otros dos que permanecían estacionados. En ellos los demás se recostaban mientras también se preparaban para ir a otro lugar de la ciudad a frustrar un secuestro que relacionaba a Junmyeon con una familia millonaria.

— Woah...

Alguien empezó a toser y otro más dejó salir todo el aire de sus pulmones hasta que se quedó rojo bajo las farolas.

— ¿Qué tal? ¿Creen que podamos capturar a unos cuantos fans con estos trajes? — Raeki preguntó inocente, incluso si la lentejuela en su vestido atrapaba todos los reflectores.

Iseul se rio en silencio jugando con el mango de su daga.

Taehyung aprovecho el alboroto de comentarios para acercarse a donde Iseul aun reía, casi como una sombra que no quiere ser descubierta. Aclaró su garganta para que ella lo viera por fin. En un traje completamente negro, camisa medió desabotonada y unos ojos profundos en cada trozo de piel que se podía ver en la mujer a su lado.

— Te... queda muy bien, Isie. — realmente sus palabras salían aún peor que cuando recién aprendió a hablar. — aunque ¿No crees que vas a sentir mucho frío ahí afuera? Hoy será la primera nevada.

— En realidad no siento frío con balas en los pechos.

Era verdad que había podido engañar a los ignorantes con pechos más grandes por las municiones que escondía.

— Sí, supongo.

— Tu también te ves muy bien. — Iseul sintió un poco de pena por la conversación que había muerto.

El solo asintió antes de entrar a la casa rápidamente a buscar algo.

Cuando salió, Iseul no pudo negar la risita que salió entre sus labios de cereza al ver un abrigo de corte fino hasta las rodillas entre sus manos. Taehyung se lo ofreció aún después de pensar cientos de veces que excusa le daría.

— ¿Luis Vuitton? Creí que lo había perdido la semana pasada.

— Lo encontré por ti...

— Ah, gracias.

Taehyung espero que ella lo tomara, pero Iseul volvió a fijar su atención en los demás.

— Incluso si no tiene frío ahora... podría tenerlo... incluso aunque necesite limpiar la sangre o usarlo como venda y-

— Taehyung, deja de tartamudear, nadie quiere ir oliendo a orín de gato luciendo así. — Nanhee le dio un codazo al costado riendo.

— Noona, ¿no escucha eso? — Taehyung dijo entre dientes.

— ¿Qué cosa?

— Las ratas del bosque. Vienen por usted.

Taehyung hizo batir sus pestañas tres veces como diciendo que se largará y le dejará terminar su discurso de por qué tendría que llevar un abrigo que obviamente olía a él mismo. Al final Iseul se negó a llevarlo esta noche, le prometió que lo reconsideraría en otra ocasión.

No es como si ella no supiera que su ropa desaparecía y aparecía con un olor que ella no podría reconocer, pero otros depredadores sí.

El camino al teatro donde se haría el evento fue bastante tranquilo, sabían que estarían en una alfombra roja y alguna que otra transmisión en vivo así que bromearon un poco acerca de las cosas que podrían decir. Baerin todo el rato estuvo mirando desde su ventana incluso más sorprendida que la primera vez que vino al sur, seguro porque cuando se fue era una ciudad casi destruida.

Ahora las cosas fluían a un desarrollo incluso mayor que antes. La guerra y conflictos habían sido trasladados a campos inhabitados y áreas muy lejos de cualquier civilización como Suwon e incluso el océano.

Al llegar la primera en bajar fue Gyeol, bromearon con que era la visual del grupo todo el rato. Una a una bajo del auto lujoso, flashes de cámara y preguntas de periodistas lleno el panorama en frente a una alfombra color rojo sangre. Iseul sintió la presión bajar hasta el fondo de su estómago y recordó que su última aparición pública había sido ya casi un mes atrás. Ahora todas tenían un grupo de fans bastante fuerte y por su rara aparición en cámaras, aprovechaban para preguntar cualquier cosa que pudieran.

Desde cual skin care usaban hasta si era verdad que Seokjin había desaparecido.

Preguntas incómodas aquí y allá que cada una supo sortear con un poco de humor y misterio. Luego hubo una extensa sesión de fotos grupales e individuales, en realidad las ropas no eran tan aleatorias. Habían sido escogidas como parte de la colección que recaudaba fondos para las mujeres cabeza de hogar, viudas de la guerra. Así que también estaban promocionando la marca.

— ¿Estas bien? — Iseul susurro en el oído de Baerin cuando alguien más las entrevistaba.

— Los flashes son un poco molestos. — la castaña respondió haciendo una leve mueca y luego sonrió con toda su dentadura como antes. — pero ¿estos eventos siempre fueron igual de extravagantes? Es mi primera vez siendo la protagonista de una película occidental.

— Espero nunca nos acostumbremos, unnie.

Algunas realmente lo disfrutaban, sobre todo Dojin que aprovechaba cualquier micrófono para dar cualquier opinión impopular y Nanhee para promocionar la panadería de su mejor amiga. Al entrar al final era un teatro bastante amplio de tres plantas, un escenario ya decorado con luces y mesas donde grupos de personas tomaban champagne o reían.

— Acompáñenme, sus asientos están en el segundo piso como sugirieron. — la mujer de traje nos susurró señalándoles las escaleras de caracol.

Era una aliada más en este lugar, por eso les daba los mejores asientos de la planta alta donde tenían vista de todo el teatro.

— Avísanos una segunda vez que íbamos a hablar mierda por dos horas. — Dojin se quejó tomando la botella de la mesa y abriéndola con rapidez. — ¿creen que logremos quitarles popularidad a esos grupos de kpop?

— Tendríamos que tener posiciones para triunfar. Solo tenemos una visual. — Nanhee que era la que más sabia de entretenimiento respondió.

— Yo soy la maknae adorable.

— Ah, ¿sí? ¿Te atreves a regresar y hacer aegyo con esa ropa? — Raeki bromeo tomando de su copa.

— Dojin hace un buen aegyo... yo la vi.

Sin duda Baerin todavía recordaba su festejo de cumpleaños donde Dojin canto la canción más cringe del mundo. Iseul solo rio y el ambiente era bastante ligero para cuando anunciaron el inicio del evento. Fue ahí cuando las risas quedaron en segundo plano y cada una se centró en cuál sería el objetivo de aquellos asaltantes.

— ¿Como te diste cuenta que en realidad esto es una fachada para un tiroteo? — Hanam le pregunto a un lado después de escuchar al presentador hablar de lo importante que era el evento. — a mi parecer todo parece bastante normal...

— Yo no apoyo ninguna Fundación de niños, yo tengo mi propia Fundación. No necesito otro intermediario.

— Pero en la carta dice que te invitan por tus aportes.

Baerin giro a verla a los ojos confundidos.

— Por eso vinimos, ¿no es mejor venir y ver que es lo que pasará? Fue una trampa muy floja. — Iseul alzó la barbilla con un gesto de superioridad y el brillo en los ojos era sombrío en la oscuridad del teatro. — no dudó que alguien nos ha congregado aquí para que veamos algo interesante o para matarnos.

— De ambas formas, la comida se ve muy buena. —Gyeol murmuro.

El presentador en ese momento empezó a anunciar las cosas que iban a subastarse en el evento, al comienzo serían artilugios y luego se convertirían en verdaderas joyas. Ropa, muebles, pinturas e incluso equinos de alto valor comercial y, sobre todo, moral. Algo no sonaba bien en todo eso, primero si se habían inventado el nombre de una fundación como habían recolectado tantas cosas de valor.

Segundo, no solo habían invitado a expertos en subastas y chaebols de la alta clase coreana. También había activistas y demás defensores de derecho que habían sido importantes durante la era degenerativa. ¿Como podrían ellos pagar algo de eso?

Lo tercero lo señaló Gyeol con su ojo inquisitivo.

— Las personas que han apostado a los mayores premios están sentados en una forma de pentágono. — ella se inclinó al barandal del balcón y disimuladamente marcó la figura con su índice. — todos son muy similares en el color de sus ropas. ¿Acaso son de un mismo grupo político?

— No me había fijado lo poco homogéneos que se ven.

— ¿Por qué se emocionan tanto con una pintura del Río Han? Capaz todos tienen apartamentos con vista al río. Algo huele mal aquí. — Nanhee frunció el ceño.

Iseul suspiro y se atrevió a ver por encima de las cabezas. Había algo extraño en cada vez que proponían algún artefacto, había una pequeña celebración inusual. Entonces centró su atención a la única niña que había visto en el evento, hija de un general que estaba a su lado viendo el evento con interés.

— ¿Que hace una niña en una subasta? — ella expresó su descontento con las demás.

— No es la única, vi un par de niños ricos en la parte de atrás. — Dojin murmuró con la boca llena de bizcocho. — no es extraño si hablamos de una fundación para niños, pero queda la duda si en sus invitaciones obligaban a los menores a venir.

— Sus padres deben ser demasiado confianzudos para traerlos a un evento inventado por quien sabe que demente. — Baerin se quejó.

— Tal vez ellos son el anzuelo que necesitamos. — Raeki se encogió de hombros y se levantó del asiento dando una leve vuelta. — voy a revisar en el baño con Nanhee unnie, Hanam debería ir a la cocina y Baerin a la salida de emergencia.

— Yo me quedo cuidando a la niñita rica. — Dojin se auto proclamo su función. — avísenme si encuentran cualquier arma de gran valor.

— Yo iré con Gyeol al primer piso, tal vez podamos ver detrás de las cortinas.

Después de que todo quedó acordado cada una se fue sigilosamente a sus lugares. Baerin, aunque no estaba familiarizada con el lugar era muy buena descubriendo cosas detrás de paredes y objetos, sin duda nos avisaría si algo más allá de nuestra vista estaba pasando. Nuestras armas tenían silenciadores, entonces mientras bajaba las escaleras de la mano de Gyeol, Iseul fingió agacharse a acomodar sus botas, pero sacó un arma del cuero y la escondió en la cinturilla de sus shorts.

El teatro tenía tan poca seguridad y tan poca iluminación que era muy fácil escabullirse. Si eran vistas, saludaban a cualquier desconocido y ofrecían quedarse en sus mesas para charlar.

Eso fue lo que hizo Dojin en la mesa de la menor.

— Ya encontré tres hombres en la cocina con munición. — Hanam habló por el radio que estaba atado a los oídos de todas. — están inmovilizados y la carga será llevada debajo de nuestra mesa.

— Asegúrate de no ser vista.

— Igual. Me encontré cinco, pusieron algo de resistencia. — Nanhee se escuchó del otro lado.

— ¿Estas bien? — la voz de Baerin hacía eco así que suponía debí estar en un lugar cerrado.

— Si, si, por nada del mundo arruino mi maquillaje por unos idiotas. — ella rio y todas lo hicieron inconscientemente. — cuando Seokjin regresé no le cuentes que dije eso, por favor.

Había cierta nostalgia en su tono cada vez que hablaba de él, pero también una añoranza de que estaría pronto de vuelta.

Gyeol se separó de Iseul del lado izquierdo, Iseul tomando el derecho y el más cercano al depósito. Tenían conocimiento que había un subterráneo en el teatro así que suponían de allí vendrían los hombres.

Que mal estaban.

Cuando Iseul se acercó a la cortina para hacerla a un lado, había poco espacio donde podía caminar. El espectro de vista era solo una minúscula parte del backstage más cercano al escenario.

Montones y montones de cosas para subastar descansaban mientras los mismos hombres de siempre eran felicitados por adquirir sus preciados artilugios. Iseul giro la cabeza a un lado y al sentir una pistola acariciar sus cabellos de la nuca, lanzó al atacante de una patada y sacó su propia arma. Asesinándolo sin que el presentador emocionado se diera cuenta. Ella lo arrastró más cerca de donde las cosas se amontonaban y lo oculto detrás de un contenedor.

— Chicas... esto es una locura. — Baerin volvió a hablar a la radio esta vez más frenética como si estuviera corriendo por un túnel. — ¿han sabido de la desaparición de algunos niños los últimos meses?

— Es un caso que está investigando Namjoon en extra confidenciales, ¿por qué preguntas? — Gyeol pregunto.

— Hay unos niños aquí atrás, en camiones los están subiendo. Cada camión tiene un letrero y no reconozco los nombres... pues es algo inanimado.

— ¿Escuchas algo? ¿Como sabes que son niños? — Dojin al parecer se había metido debajo de la mesa para casi gritarle.

— No hay almas más jóvenes que la de unos niños, además de apellidos extraños no escuchó otra cosa. Al parecer los tienen amordazados.

— ¿Mencionan a Ga Hanbyeol?

La pregunta de Iseul quedó marcada con la voz del presentador que felicitaba a tal hombre por adquirir un traje de diseñador por siete mil wons.

— Sí, no sé qué está pasando... sé que debería ir por esos niños, pero también sé que es una trampa para nosotras. — la respuesta de Baerin fue lo último que escucharon antes de que un ruido agudo casi les perforara los oídos.

— No están subastando cosas. — la voz aterrorizada de Hanam eclipsaba el sonido de balas cayendo al suelo en donde estaba. — están subastando niños.

Finalmente, Iseul llegó al final de ese backstage cuando la puerta se abrió y solo una mujer atada se revolcaba como gusano. ¿Acaso era ella la última en subastar? Era errónea la idea de que llegarían del subterráneo, esas personas vestidas de todo negro bajaron del cielo de cristal, con arnés y en silencio. Sus armas no tenían silenciador y mucho menos pensaban en secuestrar con sutileza como sospechaban todas.

Ellos iban a acabar con cualquier cosa que significara la derrota de la comunidad del diamante.

— ¡Maldito Junmyeon y su partida de enfermos! — fue lo último que dijo Dojin antes de levantarse de su asiento apuntando a una línea de personas que aterrizaban sobre las mesas.

Iseul corrió hasta el escenario, donde ya descansaba muerto el presentador de evento.

— ¡Todos al piso y debajo de las mesas!

Eso fue lo que gritó antes de saltar en una sola pieza hasta el público. Había una gruesa columna al costado izquierdo de donde Gyeol lanzaba disparos de gran alcance, Iseul por su parte tomó de la mano a los participantes de la mesa más cercana a ella y los arrinconó al borde del escenario donde eran protegidos por madera gruesa de roble.

Cuando alzó la vista después de asegurarse que todos permanecían a salvo vio una figura vestida de negro prenderse de las cortinas y apuntar a los atacantes que también usaban ropas negras con pasamontañas. Justo en ese momento quedaría para la historia como si ella volara por encima del mal.

— ¿Baerin? ¿Estás ahí? — Nanhee intentaba contactarla hace tiempo sin mucho éxito.

— No voy a dejar que se lleven los niños, así tenga que gastar toda la munición en estos imbéciles.

El volumen con la que hablaba daba a entender que los de afuera aún no sabían lo que pasaba afuera.

— Está bien, permanece ahí hasta que las chicas de refuerzo lleguen. — Raeki pareció recordar que el grupo de operaciones especiales de Dojin se habían infiltrado como meseras. — seguramente hay una falta de comunicación entre ellos, no contaban con que desarmáramos todas las estaciones en el teatro tan rápido.

— Los de adentro parecen bastante confundidos llamando a alguien.

Iseul se asomó en la plataforma y en efecto el grupo, aunque era números parecía aún a la espera de alguna señal para empezar el fuego cruzado. ¿Quién sería la cabecilla de esta horripilante trampa? Las chicas no tuvieron que pensar mucho antes de que el fuego empezara a arremeterlas, sobre todo, a las mesas sur orientales donde permanecían los activistas.

Hanam se ubicó más cerca de lugar con una Nanhee que saltó desde el balcón cayendo sobre adornos florales y demás arreglos.

— Raeki unnie, ¿por qué no has llegado? — Iseul preguntó teniendo una pelea más cuerpo a cuerpo con aquellos que intentaban montarse al escenario. — hay muchos hombres sin armas, pero son mortales, necesito tu paciencia.

— Les voy a llevar una sorpresa. Esperen unos minutos.

Algo tuvo que haber encontrado.

En efecto una parte de los asaltantes esperaban encontrar las armas y dentro del teatro que ya habían sido allanadas. Así que intentaban llegar al backstage a través del escenario donde seguramente había más municiones.

La lucha continuó por quince minutos más, gritos de sorpresa, miedo y golpes hasta con sillas de lado a lado. Aunque las chicas eran pocas en número su fuerza y coordinación no las hacían perder terreno con facilidad. La estrategia de Dojin en los planes era acorralarles en la parte occidental del teatro donde no había ventanas y muchas habitaciones que podían servir como cárcel temporal en caso de que se rindieran voluntariamente.

Si no era el caso, iban a ser asesinados sin una segunda oportunidad.

Todos los presentes veían con asombro la forma en que estas mujeres en tacones con muchos centímetros y atuendos atrevidos le habían robado al enemigo más hombres de los que se esperaría. Con sus manos llenas de joyas, uñas arregladas sobre el rifle y muñecas delgadas que partían una que otra nariz de un solo golpe. Ni hablar del brillo que cada una desprendía en su individualidad, diferentes estilos de pelea, acercamientos y expresiones relajadas bajo la capa de maquillaje y brillos.

Iseul había logrado agrupar a todas las mesas del oriente detrás de las vigas, con mesas y sillas había construido un tipo de trínchela donde se apiñaban los presentes.

— No están atacando a estos chaebols del centro... incluso ellos les han gritado un par de veces que los saquen pronto. — Dojin, que ya recargaba su pistola y enterraba el tacón en uno de las orejas del enemigo, recalcó. — ¿creen que tomándolos como rehenes den un paso atrás? Hay un par de heridos que no van a sobrevivir si no reciben atención pronto.

— No podemos hacer eso sin pruebas. Si el caso termina en nuestra contra tendrían una prueba más. — Nanhee rechazo la idea.

— ¿Y cuál es nuestro problema con esas personas si son inocentes? Baerin vio con sus ojos que son unos traficantes de niños.

Hanam hablaba tan rápido y con tanta adrenalina que luego de decirlo se escuchó que se chocó la frente con su mano.

Incluso empezó a disculparse.

— Está bien, está bien, aunque mis ojos no sirven sin duda logro entender tu punto. —Baerin dijo riéndose. — aun así es verdad que no hay pruebas y una ciega no es testigo confiable.

Se escuchaban forcejeos así que supuse que ya habían empezado a luchar con la parte más externa de teatro y del plan.

Cuando Gyeol empezó a hablar de una forma de presión, se abrieron las puertas dobles del teatro y el viento afuera hizo revolver los papeles y flores regadas del teatro. Ahí entro en su traje de lentejuelas y con una metralleta más grande que su propio brazo, Raeki. Tenía a alguien como rehén y al menos una docena de hombres esposados de manos y pies. Ella los guiaba como la abeja reina, su sonrisa inusual de mejilla a mejilla.

— ¿Van a seguir tendiendo la trampa o van a colaborar con la justicia? — fue lo primero que dijo con un dialecto de Busan difícil de dejar pasar. — ya no es divertido jugar al gato y el ratón, mucho menos con abusadores de niños.

Hubo un silencio tenso en el lugar, todas sabían que si Raeki hablaba de eso es porque tenía pruebas. Desenmascaró al hombre que tenía casi asfixiado con una cuerda y todos vieron al antiguo consejero de gobierno, aquel que esperaba ganar algo de Taehyung hace un mes.

— Suelten las armas. — dijo seco.

Lo que nadie esperaba es que uno de aquel grupo de asaltantes apuntara su rifle a la cabeza del hombre y la sangre saliera volando a todas direcciones. Manchando el rostro de la peli azul.

Hubo revuelo entre ellos mismos, incluso Iseul se quedó estática viendo todo. Raeki en cambio sabía que lo que pasaría y se hizo camino entre los asaltantes con facilidad, matando a quien se interponía en medio. Mientras Dojin gritó otra cosa cuando unos hombres entraron por las ventanas y corriendo a donde cuidaba de los niños.

Todo pasó en cuestión de segundos y aquellos que tenían arma empezaron a disparar irracionalmente.

Nanhee y Gyeol se encargaron de esos dementes mientras Hanam logró llevar más personas a esas habitaciones al otro lado que una vez iban a servir como cárcel temporal. No había forma de hacer que se rindieran antes de una tragedia así que todo el plan debía cambiar como prioridad de los presentes y los niños. Iseul por su parte auxilio a Dojin en el trabajo de correr por los pasillos con niños asustados y asaltantes armados a los pies.

Algunos niños estaban muy asustados para correr y Dojin casi que los arrastraba hasta uno de las escaleras de emergencia que daba con el sótano y la salida trasera del teatro.

Iseul perdió un momento el rumbo con un par de asaltantes que, aunque humanos, peleaban casi a su nivel haciéndola perder el tiempo. Incluso amenazaron con un par de tiros, pero todos erraron a la ágil Iseul. Cuando pudo acercarse al grupo se encontró con una imagen bastante sorprendente y a la vez admirable.

Baerin había logrado entrar al estrecho tramo de escaleras y uno a uno a los asaltantes le dio una paliza. No necesito de sus dos ojos sanos para apuntar a la cabeza de cada uno, de espalda a los niños que se taparon el rostro. Los alejo de grupo y uno a uno fue lanzado al sótano ahora abandonado.

— ¿Están bien? — Dojin le pregunto a los menores mirando sus rostros con cuidado. — subiremos a la azotea hasta que la situación aquí abajo mejore un poco.

— ¿M-mi padre estará bien? — La Niña hija de general pregunto.

— Claro que estará bien, hierba mala nunca muere.

Iseul le dio un codazo a Dojin y esta última regresó al campo de batalla donde sin duda le gustaba más que cuidar de civiles niños.

Los niños entonces siguieron los escalones que lideraba Iseul mientras Baerin cuidaba sus espaldas. No hablaron de tráfico y de niños secuestrados frente a los menores, pero por la tensión en Baerin, Iseul pudo saber que la situación no era buena. Independientemente de lo que pasara hoy había algo muy mal en todo esto.

Al llegar a la azotea los niños fueron guiados a una parte con techo mientras Iseul los contaba, preguntándoles sus nombres y los de sus padres en el celular. Muchos tenían preguntas sobre ella, sobre las demás y sobre todo su relación con el gran héroe que figuraba en las noticias: Kim Taehyung. Ella fue paciente y respondió unas con humor mientras dos pisos más abajo podían estar masacrando a sus seres queridos.

Hubo un ruido extraño proveniente de la escalera, Baerin estaba muy segura que la cerró con seguro.

— ¿Quién está... — Iseul no pudo terminar la pregunta porque, aunque Baerin estaba de frente a ella, había estirado su brazo hacia atrás y había derribado a tres hombres en la oscuridad.

A una distancia incluso mayor y de espaldas, había podido apuntar en la frente de cada uno sin error o vacilar.

— Nadie va a acercarse a estos niños. — ella volvió a recargar su pistola con calma y sonrió a los pequeños.

Los demás empezaron a aplaudir y preguntarle de la flor en su frente. Ella era mucho mejor que Iseul distrayendo niños, pero eso no quitaba de la memoria el momento en que ella se convertía más en una máquina y menos una mujer. Todos tienen un punto de quiebre, algo en lo que nunca van a ceder y algo que tentaba a mostrar su propia naturaleza.

En Baerin obviamente eran los niños. Eran su vida y su tesoro, incluso sin conocerlos. En el norte o en el sur, obedientes o rebeldes, ricos o pobres... para Baerin los niños eran su talón de Aquiles.

La escama inversa del dragón.

— ¿Tienes una soga? — Iseul le pregunto a la mayor.

— Si vas ahí abajo va a ser muy peligroso.

— Creo saber cómo detener todo... pero bajar por las escaleras no es una opción.

Revisaron toda la azotea hasta encontrar un cable que era bastante grueso y resistente. Iseul entonces lo amarró a una de las columnas de la azotea y con una seña de maños a los niños saltó en caída libre sin una pizca de miedo. Sus botas rechinaron en la pared de azulejos y el cable lastimó sus manos, pero ella siguió bajando hasta entrar por una de las ventanas laterales del primer piso.

Ya se había llamado a emergencias y había un cordón de seguridad que constantemente se comunicaba con Dojin.

Iseul al lograr llegar a una de las ventanas más cercanas entro de un salto y corrió intentando recordar los planos del lugar. Entro a la habitación de comandos y con la linterna de su celular busco el circuito de electricidad. Apago todas las luces antes de que varias mariposas volaran por los pasillos adyacentes en la oscuridad, cada una con una luz parecida a las luciérnagas de un bosque encantado.

Gyeol no se hizo esperar con una esfera de luz que cuidadosamente la escondió detrás de su trinchera para los demás.

— ¿Que mierda es eso? — murmuró casi sin aire.

Aunque los esfuerzos de Iseul en que nadie notará su notable destreza desarmando hombres sin duda que no fue un éxito completo. Además de que Gyeol podía ver en la oscuridad, los acompañantes de su trinchera vieron como las mariposas cortaban en piel como balas y uno a uno de sus oponentes dejaba caer las armas como si se tratara de una tortura mental.

Por su parte Iseul no movía un solo centímetro de su cuerpo, solo dos esferas verdes esmeralda en donde debían estar sus iris.

Cuando por fin se rindieron y las luces volvieron a encenderse no había rastro de ninguna mariposa o cualquier otra persona que antes no estuviera. Iseul terminó en el segundo piso apoyada en un balcón y hablando por teléfono con un policía desde afuera.

El resto fue un protocolo bastante regular, el cual las chicas no quisieron involucrarse por mucho.

— Justo cuando iba a la cocina encontré a aquel imbécil discutiendo con otros infiltrados del lugar. Al parecer iban a robarse los niños que subastaban para hacerse el héroe... eso es lo que creí hasta que en realidad lo atrapé y encontré en sus bolsillos cartas con Junmyeon. Al parecer iba a negociar a los menores a cambio de un favor. — Raeki tomo un largo trago de agua, aunque distaba de querer tranquilizarse. — estoy por creer que ya se aburrió de jugar a la guerra y ahora juega a ser sacerdote de un culto diabólico que sacrifica niños en favor de un ente maligno.

— El sacrificio de niños no es algo nuevo... lo que es extraño es la cantidad y el cinismo de hacerlo como si fuera una maldita subasta.

— Querían inculparnos, o al menos a Iseul, si Raeki no hubiera encontrado esas pistas nos juzgarían como traficantes. — Dojin dijo molesta.

— ¿Que pruebas tendrían además de que vestimos de negro? — preguntó Baerin.

Iseul pareció pensarlo un poco más antes de entender más el sentido de todo esto.

— Cada una estaba en una situación estratégica, el creía que descubriríamos el comercio de menores y los reuniríamos en un solo lugar. Luego los robarían y no habría forma de explicarnos sin pruebas. — ella se sentó en una de las sillas que aún permanecían de pie en el teatro. — igual es un plan tonto, no dudo que Junmyeon es un imbécil pero sus planes tienen algo de probabilidad de salir bien. El de este sorete le salió bastante mal.

— ¿Entonces fue el consejero? No parece muy inteligente... quería matar a sus oponentes, a nosotras y robarse los niños en una misma noche. — Nanhee dio un suspiro.

— Si algo de eso es verdad, aún no explica como lo asesinaron sin piedad las mismas personas de su ejército.

— Junmyeon no solo devolverá el favor a gente importante, chaebols y demás solo quieren ganar algo de protagonismo ahora que la guerra está por terminar. — Hanam reflexionó arreglando su labial. — si lo que encontró Raeki es verdad y no un invento de cualquier culto, entonces cualquiera que lleve esos niños hasta el recibirá su cuarto de fama.

— ¿Para qué necesitara a los niños? Es demasiado cruel preguntarles a ellos esas cosas... coordinaré con Danny y demás de mi equipo para interrogatorios a los más grandes, pero aun así dudo que ellos sepan a donde iban o en que terminarían.

Nanhee ya había terminado como una investigadora de gran prestigio, no el suficiente para aparecer en una novela policiaca pero lo suficiente para poder manejar su propia línea de investigación independiente.

— Tal vez le iban a dar de alimento a un demonio de gran tamaño. Desde la antigüedad se ha valorizado el alma pura de los niños. — Gyeol hablo por primera vez después de todo eso. — estamos de acuerdo que Junmyeon no es el demonio de gran prestigio que creíamos, es solamente el cuerpo o el títere que este maneja. Aunque por ser un títere no debe ser infravalorado... sí es posible darle muerte hasta cierto punto. Tal vez ese gran demonio se dio cuenta que el cuerpo de Junmyeon podría fallarle algún día y considera tener otro de respaldo.

— ¿No es algo que debía pensar desde antes de poseerlo? A este punto va a alargar un final que no le convendrá.

— Aún no sabemos su objetivo en la tierra. Podría ser cualquier cosa. — Baerin defendió. — tal vez sospecha que habrá alguien o algo que acabe con Junmyeon más pronto de lo que imagino...

— Dal Guseul.

La conclusión de Raeki dejo a todos fríos y la sonrisa tensa de Iseul no cambio incluso cuando subieron al auto a seguir hablando de cosas menos trágicas.

Los niños estarían en el hospital por un tiempo antes de que sus padres pudieran verlos y la seguridad en la ciudad iba a incrementarse.

— Si crees que Guseul tiene el potencial de matarlo... ¿eso no significa que ella también está siendo manipulada por ese demonio grande? — Hanam no pudo morderse la lengua al preguntar.

— No, Gyeol unnie y yo hemos estado revisando en registros antiguos, incluso libros prohibidos del budismo y no hay nada que hable de ella. Tal vez una vez existió miles de años una mujer que también usaba máscara y era violenta... pero fue una venganza, un caso aislado. — Nanhee le explico con paciencia. — no era un ente que puede reencarnar o apoderarse de otros cuerpos. Ese demonio grande como lo llamas solo controla aquellos que nacieron de su propio caos, como si fueran extensiones de su cuerpo real, así que el espectro de demonios menores a su cargo es variado y muy peligroso.

— ¿Necesitaremos la ayuda de los dioses entonces? — había un toque de burla en el tono de Dojin. — si es que siguen existiendo o una vez lo hicieron.

— Sobrevivimos a una trampa y frustramos un tiroteo que iba a terminar muy mal... a mi parecer ellos siempre han estado en nosotras. — Baerin le respondió.

— ¿Tu qué piensas, unnie?

Iseul miro a Hanam a su lado y luego a la ventanilla sonriendo con más honestidad.

— En que solo quiero llegar a casa y disculparme con Taehyung.

Una horda de risitas y burlas llenaron el auto hasta que se detuvo en frente de la vivienda.

Al mentir tanto la línea entre la verdad y la mentira se pone cada día más borrosa, o al menos eso es lo que le sucedía a Iseul mientras caminaba los pasos hasta la puerta de su casa. Hubo algunos saludos y algunos comentarios de lado a lado, pero ella nunca pudo descifrar ninguno con éxito. Una vista breve a la sala de estar y el comienzo de las escaleras dio la idea que Taehyung no estaba en casa, así que simplemente se dio media vuelta sin sacarse las botas.

Atravesó la casa por el lateral, las pocas luces de la casa y el patio iluminaban un pasto que a esta hora permanecía húmedo por el rocío.

— ¡Quelpart! ¡Baja ahora! No me vas a querer hacer subir. — la voz gruesa de Taehyung se profundizaba en el espeso bosque, por encima de los grillos. — has estado todo el rato corriendo de lado a lado. Cuando empiece a nevar no vas a poder bajar de ahí hasta la primavera.

Iseul sonrió primero en su corazón antes de sentirlo en sus labios tensos.

— ¡Yah!

Se escuchó un golpe seco y varios maullidos acercarse a donde ella estaba. Al parecer Taehyung seguía retando al canino entre dientes, pero este se agarraba de cualquier tronco del árbol cercano.

— ¿Como se supone que le explique esto a Iseul? — el mayor salió al patio, iluminado por la luna.

— ¿Explicar qué?

Taehyung salto de la sorpresa y el minino aprovecho para salir corriendo a entrar a la casa.

Su rostro estaba levemente sonrojado y sudado. Vestía las mismas ropas antes de irse, con unos botones sueltos y el pantalón clásico enmarcando sus piernas al caminar, sin embargo, su peinado había pasado a una mejor vida. Ahora rizos y cabellos lisos lo hacían ver más joven.

— Lamentó asustarte. No te vi adentro y vine a ver qué tal. — Iseul se acercó segura hasta quedar a un metro de distancia.

— No me asustaste... ¿está todo bien? ¿Estás herida?

— Un poco en mis manos. No sé si decir que fue un éxito o simplemente nos involucramos en algo aún más incierto.

El eliminó la distancia y tomó sus manos para verlas con cuidado bajo el reflector de una de las farolas.

— ¿Más incierto? — el hizo una mueca de decepción. — cada vez que pienses que has llegado a descifrar algo recuerda que ellos ya están tres pasos adelante.

— Lo acabó de entender.

Taehyung permaneció más tiempo del que se esperaría con las manos de Iseul entre las suyas.

Se miraron ambos a los ojos y la vulnerabilidad, la intimidad, el anhelo entre ellos dos era palpable incluso bajo una farola que ya necesitaba un cambio de bombilla.

Iseul fue la primera en acortar la distancia y darle un abrazo a Taehyung. Sus brazos alrededor de su cuello mientras la punta de sus botas se enterraba en la arena húmeda. No estaba llorando, pero el noto en su respiración que por dentro si lo estaba, su corazón hipaba con cada respiración y con lo fuerte que sus manos se aferraban a su cuerpo. Incluso podría jurar sus nudillos estaban blancos de la fuerza.

— Lo siento... lo siento tanto, mi ego es absurdo. Pensé que estábamos peleando, pero parece que te hice gaslighting, Dojin me contó de eso y lo lamento tanto. Por hacerte llorar y hacerte recordar tantas cosas que no mereces... No es tu culpa querer saber más y querer protegerme en esta vida. No es tu culpa que yo haya terminado asi — su voz era entre cortada, pero él la tomó entre sus brazos alzándola del suelo, librando tensión. — cuánto quisiera hacerte entender eso, tal vez no quieras que yo tome la culpa así que digamos que fue el destino quien me hizo eso. No quiero que peleemos, ni perdamos el tiempo en guerras frías... porque soy muy pesimista en mi interior, me cuesta creer todo lo bueno que me ha sucedido en esta vida. Me cuesta creer en lo bendecida que he sido de poder amarte en esta vida. La única vez que creo que todo va a estar bien es cuando estamos juntos y si no estamos juntos voy a volver a caer en algo horrible.

— Shh, está bien Isie, te perdono. Si te hace sentir en paz... te perdono y prometo reflexionar en mis acciones en el futuro. — había una sonrisa en el rostro de Taehyung que tenía voz propia.

Estuvieron así unos instantes hasta que Iseul dejo ir un poco a Taehyung y noto que casi lo estrangula con sus brazos.

— No te sientas mal porque esta vez fui yo quien se disculpó... la mayoría de veces que discutimos es porque oculto muchas cosas.

— Su alteza puede esconder las cosas que quiera, no debería entrometerme.

— ¿Eh? ¿De dónde salió eso?

— De que, aunque yo intente saberlo, incluso si me lo dices, no voy a entender en su totalidad. La razón por la que decidí alejarme de ti y de los demás fue porque yo sentí que no debía estar aquí, no merecía todo esto. Hay un lugar para bestias del infierno como yo... y no es una linda casa en medio del campo en brazos de la mujer que amo. — ella empezó a negar rápidamente, pero él no aflojó y agarre y asintió haciendo que sus narices frías rozaran. — nuestro maestro me dijo una vez que el mundo debe tener un equilibrio entre el bien y el mal. Ver mis recuerdos, verte a ti sufrir tanto en tu primera vida por protegerme... no entendía por qué. Aun no entiendo si vale la pena arriesgar ese equilibrio por mí.

— El equilibrio del mundo me importa una mierda. Ahora solo me importas tú, ¿es eso tan difícil de digerir?

— Suenas como una princesa malcriada de cinco años.

Taehyung se rio en el cuello de la menor enviando cosquillas en todo su cuerpo.

— No te burles de mis sentimientos...

— No es eso, cariño. Solo lamento no poder decirte cuánto te amaba antes, que hayas tenido que esperar por mi tanto tiempo... que me hayas visto en mis peores. — ella agachó la mirada a sus pechos juntos por debajo de la ropa. — tú eres tan buena, tan magnificente, con una corona en tu cabeza o con un traje tan sexy que puede hacer a todos los pecadores volverse santos. Estoy tan feliz de coincidir contigo en esta vida, que soy humano, que te soy más útil que un gato de casa y que puedo tenerte, así como no me atrevía a siquiera pensar.

— En las leyes del reino ya te sentenciarían a la guillotina por raptar a la princesa imperial a esta hora. Incluso te arrancarían la lengua por decir todo eso sin decoro.

— Que suerte que el imperialismo fue abolido.

No era nada gracioso, pero ambos rieron en medio de un beso que sabía a champagne y golosinas de limón.

— Te amo. De verdad. Aunque mañana esté oscuro, aunque no estemos así de cerca otra vez... quiero que estés seguro de cuánto te amo. — Iseul tomó su rostro entre sus manos y este solo clavó sus ojos felinos en los de ella. — nunca lo dudes, aunque mis palabras te hieran y mi pasado te persiga. Volvería a intentar reencarnar otras siete mil veces si coincido, aunque sea unos segundos de vida contigo.

Taehyung no se dio cuenta que lloraba hasta que ella empezó a arrullarlo, secando sus lágrimas que caían como un caudal.

— ¿Como puedes hacer tan feliz a una bestia maldita como yo?

— Tu eres mucho más que eso. ¿Acaso insinúas que soy corrupta o tengo un problema de moral?

— No, no... No me atrevería. Entiendo por mi conciencia que lo único correcto que he hecho en mi vida pasada y en esta es defenderte con mi vida. — el la dejó un rato en el suelo.

— Pero sabes que llegara un momento donde te pediré que no lo hagas, hay cosas que son indefendibles ...

Si el escucho su susurro paso desapercibido en ese instante cuando copos de nieve empezaron a caer del cielo más oscuro en años. Era la primera nevada de este ciclo como Taehyung advirtió.

Taehyung saco su chaqueta y la puso sobre los hombros de Iseul, rodeándola como un burrito.

— No lo hagas. — el volvió a besarla con incluso más fervor que antes. — por favor. Por favor.

— Tae...

Hubo una descarga de energía que llevó a ambos a tropezar en el suelo antes de besarse hasta casi arrancarse los labios. Taehyung volvió a tomar de los muslos a Iseul mientras la nieve ahora caía más fuerte, derritiéndose en la piel de sus manos que acariciaban y rostros rojos llenos de efusividad.

El la recostó sobre la pared más cercana del patio. Ahí donde las farolas y la luna no eran testigos de cómo separaban la ropa de la piel como si fuera un estorbo.

Ahí donde los gemidos ahogados estaban acompañados de lágrimas y muchas súplicas de ambos lados.

<< por favor, perdóname cuando todo pase.>> le susurraba Iseul en su boca.

<< por favor no me pides que te odie, no te vayas mañana... no lo prefieras a él>> suplicaba Taehyung en inferioridad de condiciones

Tal vez iba a parar más allá, pero cuando el aire falto y las manos empezaron a temblar del frío decidieron mirarse como si se desnudaran el alma a arañazos.

Quelpart se asomó al patio y los encontró a ambos así.

Sabiendo que sería la última vez que se amarían con una pasión capaz de derretir la nieve y el egoísmo.

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